Emprende hostigamiento en lugar de proteger
Fuente: La Jornada de Guerrero
CITLAL GILES SANCHEZ
El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan criticó la falta de atención de las autoridades estatales para proteger a los defensores de las garantías individuales. Denunció que el hostigamiento y las amenazas contra organizaciones son acciones revanchistas por denunciar las violaciones que se cometen en Guerrero.
En un artículo publicado en la página de Internet del Centro de Comunicación Social (Cencos) a unas horas de la conferencia de organizaciones nacionales e internacionales para denunciar amenazas y hostigamiento a los defensores de derechos humanos, Tlachinollan lamentó que en la medida en que se defienden los derechos de la gente más desprotegida, la respuesta de las autoridades se vuelve más hostil, desatiende las peticiones, ignora, descalifica y criminaliza el trabajo de las agrupaciones.
Se agrega que el trabajo de los defensores, a pesar del respaldo de la ONU, es una actividad de alto riesgo, pues el ambiente de inseguridad, la narcoviolencia y la militarización “son indicadores de un retorno a la época más oscura y siniestra: la guerra sucia”.
Tlachinollan señala que es lejano que las autoridades asuman su responsabilidad de garantizar la protección de los defensores y defensoras de derechos humanos, porque hace falta voluntad política para desmantelar “el tinglado de intereses políticos y económicos oscuros”.
Fuente: La Jornada de Guerrero
CITLAL GILES SANCHEZ
El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan criticó la falta de atención de las autoridades estatales para proteger a los defensores de las garantías individuales. Denunció que el hostigamiento y las amenazas contra organizaciones son acciones revanchistas por denunciar las violaciones que se cometen en Guerrero.
En un artículo publicado en la página de Internet del Centro de Comunicación Social (Cencos) a unas horas de la conferencia de organizaciones nacionales e internacionales para denunciar amenazas y hostigamiento a los defensores de derechos humanos, Tlachinollan lamentó que en la medida en que se defienden los derechos de la gente más desprotegida, la respuesta de las autoridades se vuelve más hostil, desatiende las peticiones, ignora, descalifica y criminaliza el trabajo de las agrupaciones.
Se agrega que el trabajo de los defensores, a pesar del respaldo de la ONU, es una actividad de alto riesgo, pues el ambiente de inseguridad, la narcoviolencia y la militarización “son indicadores de un retorno a la época más oscura y siniestra: la guerra sucia”.
Tlachinollan señala que es lejano que las autoridades asuman su responsabilidad de garantizar la protección de los defensores y defensoras de derechos humanos, porque hace falta voluntad política para desmantelar “el tinglado de intereses políticos y económicos oscuros”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario