martes, 4 de marzo de 2008

AGENDA SEMANAL DE LOS CIRCULOS DE ESTUDIO


AGENDA SEMANAL DE LOS CÍRCULOS DE ESTUDIO


· Miércoles 5 de Marzo:

Círculo de Estudios del José Martí
Presentación del Dr. José Valenzuela, con el taller de "Organización para el cambio".
La cita es a las 19 hrs. en el Teatro del Centro Cultural "José Martí" (Dr. Mora #1, Col. Centro, saliendo del Metro Hidalgo).

Círculo de Estudios "La restauración de la República"
Conferencia "La reforma judicial, un retroceso en Derechos Humanos", con la participación del Lic. Eduardo Miranda Ezquivel, presidente de la Unión de Juristas de México y defensor de Flavio Sosa.
La cita a las 19 hrs. en el Campo Xóchitl (ex módulo de RTP, sobre la calle de Corregidora esquina con calle Campo Xochitl, Colonia Miguel Hidalgo frente a Plaza Cuicuilco, Delegación Tlalpan, a solo tres calles de la tienda Elecktra (Estación de Metrobús Corregidora).
Correo: circulo.restauracion@yahoo.com.mx

· Jueves, 6 de Marzo:

Círculo de Estudios Central
Conferencia de Carmen Aristegui
La cita es a las 19 hrs. en el Club de Periodistas (Filomeno Mata # 8, Col. Centro, cerca del Metro Allende)

Círculo de Estudios Coapa
Conferencia "El Engaño de la Reforma Judicial" que impartirá el Mtro. Bernardo Bátiz.
La Cita es a las 19:00 hrs. en el Auditorio "José Ma. Morelos y Pavón", canal de Miramontes y Prolongación de División del Norte. Subdelegación de Tlalpan, Villa Coapa (Resistro Civil) junto a la Glorieta de Vaqueritos. Correo:circiulocoapa@gmail.com

· Viernes, 7 de Marzo:

Círculo de Estudios de la UNAM
Dialogos Universitarios en Defensa del Petróleo con el Ing. Francisco Garaicochea, Premio Nacional de Ingeniería Petrolera, Coordinador del grupo PEMEX-Constitución del 17.
La cita es a las 12:00 hrs. en La Muela, frente al mural de la Facultad de Medicina, en CU.

Círculo de Estudios Centro Histórico
Programa doble, de las 7 a las 8 de la noche, la primera sesión del Taller "Los orígenes del PAN" que presentará el Doctor Pablo Moctezuma Barragán, y a las 8 de la noche Andrea Fernández (locutora de Radio Educación) continuará con el Taller de Expresión, lectura, escritura.
La cita es en Tacuba 53 a media cuadra del metro Allende, a las 19:00 horas.
Escribe a: brujularte@yahoo.com.mx


El domingo 9 de Marzo se llevará a cabo un acto de resistencia civil pacífica en La fuente de Petroleos, la cita es a las 11 hrs.




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Redes Universitarias

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FROYLAN EN LA CARPA DEL ZÓCALO

DESOBEDIENCIA CIVIL

En estos dias he escuchado que algunas personas comienzan a hablar de Desobediencia Civil, pero al parecer tienen un concepto equivocado del término. Subo de nuevo todos los escritos que están en este blog sobre el tema y sobre los conceptos de Resistencia Civil Pacífica, para que se lean de nuevo y no se cometan errores al querer poner en práctica estas herramientas que tenemos para protestar en contra del gobierno usurpador. Tenemos que recordar que la Resistencia es Civil y es Pacífica, PACÍFICA y que la Desobediencia Civil tiene sus reglas y que para nosotros también debe de ser pacífica.

Emilio Alvarado Pérez
Universidad Complutense de Madrid

I. DEFINICION DE DESOBEDIENCIA CIVIL.

A pesar de la pluralidad de análisis existentes sobre la desobediencia civil y de las diferentes valoraciones que ésta suscita, es posible dar la siguiente definición mínima de este fenómeno político: entendemos por desobediencia civil un tipo especial de negación de ciertos contenidos de la legalidad, que alcanza su máxima expresión en sociedades democráticas, por parte de ciudadanos o de grupos de ciudadanos, siendo tal legalidad, en principio, merecedora de la más estricta obediencia.
Esta definición exige una serie de aclaraciones. En primer lugar, hemos afirmado que la desobediencia civil es un tipo especial de negación de ciertos contenidos de la legalidad por parte de algún ciudadano o de grupos de ciudadanos. Con ello queremos decir que si bien todo acto de desobediencia civil es un acto de desobediencia a la ley, no todo acto de desobediencia a la ley es un acto de desobediencia civil (R. Dworkin, 1977: 324-327). Así, la desobediencia civil se caracteriza por cumplir las siguientes condiciones:

1) En general, es ejercida por personas conscientes y comprometidas con la sociedad -es lo que Hannah Arendt denomina minorías cualitativamente importantes-, lo cual les lleva a ser tan activas como críticas respecto a ciertas decisiones políticas que se han transformado en ley. La actividad desplegada por aquellos que ejercen la desobediencia civil es tan intensa y de tal naturaleza que desborda los cauces tradicionales de formación y ejecución de la voluntad política. Los ciudadanos que practican la desobediencia civil son capaces de imaginar un orden social mejor y en su construcción la desobediencia civil se convierte en un procedimiento útil y necesario.

2) Se entiende que el comportamiento de estos ciudadanos no está movido por el egoísmo sino por el deseo de universalizar propuestas que objetivamente mejorarán la vida en sociedad. Esta condición no niega que en ocasiones puedan coincidir intereses personales o corporativos con intereses de carácter general. Simplemente, pone de manifiesto que sería imposible consolidar un movimiento de desobediencia civil que únicamente se limitase a defender conveniencias particulares.

3) Consecuentemente, los ciudadanos que la practican se sienten orgullosos. Para ellos, la desobediencia civil es un deber cívico más, es una exigencia que procede de ciertas convicciones a las que es posible atribuir un valor objetivo y constructivo.

4) Por ello, es fácil adivinar que el ejercicio de la desobediencia civil ha de ser público, a lo cual contribuye también la pretensión de quienes la practican de convencer al resto de los ciudadanos de la justicia de sus demandas.

5) Su ejercicio no vulnerará aquellos derechos que pertenecen al mismo bloque legal o sobre los que se sostiene aquello que se demanda. En cambio, su práctica podrá negar derechos de genealogía no democrática o que pretendan perpetuar privilegios injustificables. Entre las muchas consecuencias que se deducen de esta propiedad se encuentra la de que la desobediencia civil se ejercerá siempre de manera pacífica. Por ello, la desobediencia civil se encuentra en las antípodas de las prácticas ligadas a aquellas filosofías irracionales que ven en la violencia la manifestación más pura de lo vital.

6) Con ella no se pretende transformar enteramente el orden político ni socavar sus cimientos, sino promover la modificación de aquellos aspectos de la legislación que entorpecen el desarrollo de grupos sociales marginados o lesionados o, en su caso, de toda la sociedad.
Esta media docena de características nos permite distinguir la desobediencia civil de otras formas conflictivas de relación con la legalidad. Así, la desobediencia civil no es el medio con el que pretender obtener exclusivamente privilegios individuales o corporativos, ni constituye una manifestación de desobediencia criminal -ciertas prácticas ligadas a reivindicaciones del sindicalismo profesional o un simple acto delictivo no serían bases sobre las que sustentar la desobediencia civil, puesto que violan la primera característica antes señalada-. Tampoco es equiparable a la conspiración -se incumpliría el cuarto rasgo-, ni al terrorismo -incumplimiento de la quinta característica-. Y, finalmente, no es la forma edulcorada de referirnos a la revolución -ello conculcaría la sexta propiedad de la desobediencia civil-.
En segundo lugar, hemos afirmado en nuestra definición que la desobediencia civil alcanza su máxima expresión en situaciones democráticas. Ello no implica negar que puedan darse casos de desobediencia civil en situaciones no democráticas. Es más, los desobedientes civiles clásicos han combatido injusticias y diversas formas de discriminación en situaciones pre-democráticas -Henry David Thoreau, Tolstoi, Ghandi o Martin Luther King-. Simplemente, lo que esta precisión viene a subrayar es que la desobediencia civil se muestra de manera más genuina en una sociedad democrática. Así, la desobediencia civil sería la forma más responsable de incumplir una ley en democracia y su existencia sería una prueba del grado de tolerancia y de salud de una democracia avanzada (J. Habermas, 1984: 49-90) y dinámica. Esta distinción entre formas de negación de la ley según se produzcan o no en un marco democrático nos permite trazar una útil diferenciación conceptual entre la desobediencia civil y otros actos semejantes acontecidos en contextos históricos muy diferentes del actual, tales como el desacato moral a la ley positiva -expresado en el drama ateniense del siglo V, en el Critón o el Deber del Ciudadano, en ciertos pasajes de Herodoto y Tucídides, en algunas obras de los sofistas y en el Panfleto de la Constitución Ateniense-, el derecho de resistencia, pasivo o activo -defendido por Ockham, Marsilio de Padua, Bartolo, Salutati, Althusius, Suárez, Locke, etc...- o la versión secularizada de éste: el derecho a la revolución.
Y en tercer y último lugar, hemos afirmado que los ciudadanos que participan en actos de desobediencia civil deberían observar en principio una estricta obediencia a la ley elaborada mediante procedimientos escrupulosamente democráticos. Esta regla, elemental para la estabilidad democrática, puede ser transgredida lealmente si se dan las seis características antes mencionadas. En el fondo, la desobediencia civil es un acto de lealtad para con una democracia dinámica con pretensiones integradoras que busca romper los mecanismos oligopólicos de fabricación de consensos, y la disputa entre sus partidarios sobre si ha de ser pasiva -incumplimiento de la parte preceptiva de la ley y aceptación de la pena que acarrea tal acto- o activa -incumplimiento de las partes preceptiva y punitiva de la ley- da buena prueba de ello. A continuación, expondremos en qué ocasiones resultaría justificada la transgresión de la ley elaborada con arreglo a procedimientos democráticos.
http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/D/desobediencia_civil.htm

II. JUSTIFICACION DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL EN UN MARCO PROCEDIMENTALMENTE DEMOCRATICO.

Resulta relativamente fácil justificar la desobediencia civil en una situación de deterioro democrático. Es evidente que no le debemos obediencia a un orden político en el que el gobierno vulnera los principios sobre los que se sostiene el Estado de Derecho -fundamento inexcusable del Estado democrático-, en el que no funcionan los frenos y contrapesos que limitan la absolutización del poder, en el que la ley es elaborada fraudulentamente convirtiéndose en arma de guerra o en el que los adversarios políticos son despojados de sus derechos y son perseguidos por el poder. Pero: )es posible justificar la desobediencia a la ley cuando ésta ha sido realizada cumpliendo escrupulosamente con los procedimientos democráticos o cuando nada amenaza a la democracia?. O, planteado en otros términos: )hay argumentos convincentes que permiten a una minoría oponerse a algunas de las decisiones democráticas de la mayoría sin que podamos imputarle a dicha minoría un proceder antidemocrático?.
Existen diferentes formas de justificar la desobediencia civil. Algunas de ellas, al depender enteramente de convicciones personales de orden religioso, ético o moral no serán analizadas en el espacio de esta voz. En cambio, reflexionaremos sobre aquellos argumentos aprobatorios que, al no pertenecer completamente a los dominios del fuero interno de cada individuo, tienen un mayor contenido intersubjetivo.

1) La crisis del mandato representativo liberal. Para los teóricos que lo imaginaron, el mandato representativo fue siempre una ficción que resultó compatible con el sufragio censitario. Para la ideología liberal primitiva había una absoluta equivalencia entre la nación y las clases dominantes, de modo que los representantes de estas clases bien podían afirmar que representaban a toda la nación. Aquellos que participaban en el proceso de toma de decisiones detentaban la categoría de ciudadanos políticos. En cambio, el resto de los individuos, el cuarto estado, era políticamente irrelevante y debía mantenerse al margen del proceso de toma de decisiones. En suma, las grandes masas de la sociedad no formaban parte de la nación en sentido político y sus anónimos integrantes eran ciudadanos exclusivamente en un sentido civil. Sólo puede hablarse genuinamente de democracia cuando el liberalismo comienza a ser permeado de manera forzada por algunos principios democráticos. En este proceso de luchas y de transformaciones sociales la ciudadanía política comienza a universalizarse y a ensanchar sus dominios, hasta el punto de transformarse en algo objetivamente superior: en ciudadanía social. Los ideales de la ciudadanía social, algunos de los cuales son recogidos ya por el constitucionalismo de entreguerras, se muestran a veces incompatibles con la creciente burocratización de los principales instrumentos de participación política, esto es, partidos y sindicatos, y con el hecho de que éstos se hayan convertido en auténticos órganos del Estado. En la actualidad, la ficción decimonónica de la representación política ya no es compatible ni con la universalización de la ciudadanía social, ni con el hecho de que las únicas realidades que gozan de auténtica y directa representación política sean las maquinarias sindicales, partidistas y burocráticas del Estado. En suma, no parece muy consecuente seguir manteniendo ni teórica ni prácticamente un principio de representación política decimonónico en una realidad tan diferente de la original y, a la par, tan dinámica (G. Leibholz, 1980: 210-227). Un posible camino para evitar esta permanencia sería el de promover la democratización de la representación. Para ello, debiera suprimirse el monopolio representativo-decisor que ostentan los partidos políticos. Este empeño podría lograrse si se arbitraran nuevas formas de participación ciudadana -nuevos mecanismos de control sobre representantes y administradores, prácticas de democracia directa, mayor protagonismo político de los movimientos sociales y de las organizaciones no gubernamentales, etc...- y si se entendiera que la desobediencia civil podría contribuir a ello e, incluso, si se admitiera a ésta como un mecanismo más de formación de las decisiones políticas, como ya lo son la iniciativa popular o la institución del referéndum. Quizá, de este modo se impediría que las diversas burocracias de los aparatos de Estado se consolidaran definitivamente como élites que definen en régimen de cuasi monopolio los contenidos de la autoridad, de la legitimidad y de la legalidad.

2) La creciente tecnificación de la política, que parece haber restaurado el viejo y totalitario ideal platónico de la legitimación de la autoridad por el conocimiento. Además de por Platón, la tecnocracia fue considerada el modo ideal de gobierno por numerosos representantes de la Ilustración - Le Mercier de la Riviére, Saint-Simon, etc...-. Posteriormente, durante el paso del siglo XIX al XX y relacionado con el auge del pesimismo y del paulatino abandono de la idea de progreso por el pensamiento occidental, el gobierno tecnocrático empezó a dejar de ser un arquetipo. La tecnocracia adquirió rápidamente connotaciones muy negativas y peligrosas, tanto por su arrollador empuje como tendencia histórica como por su negación radical de la democracia. A pesar de algunas importantes excepciones -Max Weber-, los pensadores de tendencia conservadora tendieron a imputarle a la democracia los peligros asociados a la burocratización y a la tecnocracia con lo que, en el fondo, reforzaron las tendencias burocratizadoras que parecían imponerse por doquier. En la actualidad, como si fuesen un residuo de ese pasado ilustrado y optimista, ensalzamos instituciones de carácter tecnocrático a las que se les concede el privilegio de dictar decisiones políticas inapelables de apariencia jurídico-profesional: nos referimos a los tribunales o consejos constitucionales (C. Schmitt, 1982:146). La existencia de jurisdicciones constitucionales pone de relieve dos características de la política contemporánea: a) que la soberanía, entendida como capacidad última de decisión, no reside en el pueblo sino en los tribunales constitucionales, con lo cual queda roto uno de los dogmas de la democracia y, b) que la política está cambiando de carácter al sufrir una creciente contaminación jurídica que encierra numerosos peligros (K. Loewenstein, 1986: 321-326), entre los que destaca la opacidad en la que suelen actuar las jurisdicciones constitucionales. Dado este orden de cosas, sólo hay una alternativa: o se abandona la forma tradicional de justificar el parlamentarismo o se legitima la desobediencia civil. El primer camino es el que nos marca H. Kelsen. Para este autor, el parlamentarismo no puede justificarse apelando al principio de la soberanía popular. En el parlamentarismo el pueblo es ficticiamente soberano puesto que la representación parlamentaria es también imaginaria. Por lo tanto, según su opinión, sólo cabría una justificación técnica del parlamento y, por lo tanto, de la democracia. En el fondo, siendo realistas, todo se reduciría a afirmar que, a pesar de sus carencias, no hay un sistema más democrático de formación de la voluntad política que el parlamentario, lo cual implicaría aceptar de buen grado las limitaciones que éste impone al ejercicio popular de la soberanía. El segundo camino, en cambio, nos permite salvar el principio de la soberanía del pueblo legitimando la desobediencia civil. El ejercicio de la desobediencia civil podría dificultar el progreso de la tecnocracia al quebrar el régimen de monopolio en el que actúan los tribunales constitucionales. De este modo, se produciría una saludable pugna sobre quién ha de ejercer el poder soberano que quizá hiciera un poco más verosímil el axioma democrático de la soberanía popular.

3) La existencia de fundamentos metajurídicos sobre los que se sustenta toda Constitución. Las constituciones de raíces liberal y democrática son la máxima expresión jurídica de un determinado modo de entender al hombre y su relación con la sociedad -Trendelenburg, Jellinek y Heller-. Es muy probable que dos de las nociones más importantes sobre las que reposa el orden democrático-liberal sean el carácter sagrado de la dignidad del hombre y la idea de que la condición de humanidad es un proceso abierto que exige el continuo desarrollo de las potencialidades humanas. A su vez, estas ideas legitimadoras estarían ligadas indisolublemente a una actitud: la de desconfiar sistemáticamente del poder aunque éste sea democrático. Por ello, no es extraño encontrar constitucionalizada la desobediencia a la ley en el ordenamiento constitucional liberal y democrático: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789; el art. 35 de la Constitución francesa de 1793; el artículo 21 de la Constitución francesa de 1946; las constituciones de algunos Länder alemanes como Berlín, Bremen y Hesse y, finalmente, el artículo 20.4 de la Ley Fundamental de Bonn. De todo esto se deduce que los contenidos cada vez más amplios de la dignidad humana han de estar más allá del arbitrio del legislador democrático -tesis de Jellinek sobre la autolimitación del Estado-. Por lo tanto, puede ser desobedecido todo acto legislativo que limite o viole lo que entendemos por dignidad y desarrollo humanos puesto que atentaría contra los principios legitimadores del orden social al que pertenecemos. Esta sería la razón por la cual autores genuinamente liberales y demócratas como J. Rawls, R. Dworkin o H. Arendt, aprueban de un modo u otro la desobediencia civil.

4) La justificación por el contenido de lo legislado. Aceptando que fuese posible sostener una perspectiva puramente procedimental de la democracia -pretensión que no es más que un desiderátum puesto que en las definiciones procedimentales siempre está presente el problema del deber ser-, la desobediencia civil estaría legitimada cuando las mayorías de hoy tomaran decisiones lesivas e irreversibles para las mayorías del mañana o para las generaciones venideras -Norman Cousins, 1966: 83-84-. Por ello, la defensa del medio ambiente, la promoción de nuevas reglas económicas internacionales o el pacifismo son terrenos tan propicios para el ejercicio de la desobediencia civil.

5) La justificación a fortiori o por los resultados. Desde una perspectiva histórica, los que han practicado la desobediencia civil han perseguido ideales que, extraños a su tiempo, han sido aceptados posteriormente como civilizados y de los cuales, afortunadamente, sólo unos pocos quisieran hoy prescindir. Esto quiere decir que la ilegalidad ha sido en numerosos casos la fuente de una legalidad que estimamos de manera especial. Algunas de estas luchas se han entablado contra la esclavitud en los EEUU de Norteamérica; por la defensa de los derechos civiles y del sufragio universal; contra la guerra del Vietnam, el uso de la energía nuclear, los ensayos nucleares, el despliegue de euromisiles en la RFA o la especulación inmobiliaria; por el reconocimiento de la objeción de conciencia, de la insumisión o por un reparto más equilibrado de la renta mundial; por el reconocimiento y la protección efectiva de los derechos de las minorías y de los sectores más desvalidos de la población o, simplemente, por el ensayo de otras formas más plenas de convivencia humana. En un plano estrictamente histórico, los que han practicado la desobediencia civil han sido unos adelantados a su tiempo y han puesto en práctica el noble adagio de Thomas Paine que dice "Quienes aspiran a cosechar los beneficios de la libertad deben soportar como hombres las fatigas de defenderla".

6) El robustecimiento de la democracia y la defensa de la Constitución. La desobediencia civil, como instrumento no convencional de participación en la formación de la voluntad política en democracia (J. Habermas, 1984: 49-90), se caracteriza porque actúa a la vez como válvula de seguridad del sistema político y como cauce mediante el cual se manifiestan importantes sectores de la opinión pública (J. Habermas, 1984: 49-90). De este modo, la desobediencia civil contribuye a actualizar de manera ágil los contenidos del régimen político democrático haciéndolo más estable -por ejemplo, mediante el proceso de mutación constitucional apuntado por G. Jellinek- y perfeccionándolo -R. Dworkin-. Por ello, no resulta exagerado sostener que si se estima que la Constitución es un proceso y que la democracia es perfectible, la desobediencia civil pueda ser un buen instrumento de defensa de las constituciones democráticas (J. A. Estévez Araujo, 1994: 139-141). La consolidación de la democracia en occidente exige que exista congruencia entre la creciente diferenciación social ligada a la ampliación de la ciudadanía y los métodos de formación y ejecución de la voluntad política. El mantenimiento artificial de estrechos cauces de participación propios de circunstancias ya pasadas separa a la ciudadanía de la esfera político-institucional, con lo que puede quedar seriamente dañada la legitimidad del orden democrático. La progresiva complejidad de la sociedad civil y la ampliación de las relaciones que ésta mantiene con las instituciones estatales son una propiedad singular de las sociedades occidentales. Resulta fácil transcribir las anteriores ideas con la terminología empleada por aquellos autores que han admitido este hecho y que, a la vez, han pretendido elaborar un pensamiento emancipador, aun cuando éstos no pertenezcan a la tradición liberal-democrática. Este sería el caso de Gramsci. Para este autor, el poder de los que gobiernan depende del grado de hegemonía político-cultural que sean capaces de lograr sobre el resto de la sociedad civil. Los verdaderos conflictos políticos, por lo tanto, acontecen en el terreno de la sociedad civil y, en términos militares, se conducen con arreglo a las tácticas de la guerra de posiciones. De este modo, introducida en el pensamiento gramsciano, el ejercicio de la desobediencia civil así como su fundamentación adquieren el carácter de tácticas merced a las cuales resulta posible competir por la constitución de una nueva hegemonía político-cultural que, a la larga, podría contribuir a la extinción del Estado. El hecho de que en Gramsci la desobediencia civil se constituya en procedimiento al servicio de la revolución, no resta un ápice al valor interpretativo de sus categorías para una mejor comprensión de la desobediencia civil en el marco de una sociedad cada vez más amplia y articulada (N. Bobbio, 1977).

III CONSIDERACIONES FINALES.

La aceptación o no de la desobediencia civil como un procedimiento más de formación de la voluntad política está íntimamente ligada a la concepción que se tenga sobre la democracia, sobre la participación política, sobre el valor de la ley y sobre el cambio político. Aquellos que sostienen una definición supuestamente procedimental o elitista de la democracia, suelen afirmar que los mecanismos mínimos de participación política -en elecciones periódicas y en algún que otro referéndum-, a la vez que deben conformar la legalidad en régimen de monopolio -tanto sustancial como materialmente-, son los más eficaces para preservar la estabilidad del sistema político frente a la excesiva presión de los cambios y de las nuevas demandas sociales. En el fondo de estas consideraciones late una perspectiva neoconservadora y autoritaria de la política que reduce la democracia a estrechos procedimientos, que sustituye al pueblo como soberano supremo por instancias escasamente democráticas que interpretan lo político de manera inapelable, y que afirma que las nuevas formas de participación ciudadana en los asuntos públicos no son más que amenazas que comprometen gravemente la estabilidad o la gobernabilidad -por ejemplo, S. P. Huntington y las doctrinas de la Trilateral-, aunque, respecto de esto último, jamás nadie haya proporcionado evidencia alguna de que el ejercicio de la desobediencia civil haya contribuido al debilitamiento de ninguna democracia. Por el contrario, estos mismos autores son mucho más "comprensivos" cuando analizan las violaciones de la legalidad en las que incurren los gobiernos democráticos. En estos casos, la quiebra del imperio de la ley sería legítima porque perseguiría un fin supuestamente virtuoso en nombre de la Razón o de la Seguridad del Estado.
La existencia de la desobediencia civil así como su hipotética justificación ponen de manifiesto que incluso en democracia sigue abierto uno de los problemas políticos más viejos: el de la legitimación del poder. Ello indicaría que en las democracias actuales no se habría alcanzado la equivalencia entre la legitimidad y la legalidad o, según Carl Schmitt, entre la legalidad -propia del Estado legislativo parlamentario- y el derecho -propia del Estado de Derecho- (C. Schmitt, 1971: 7-15 y 21-46).

IV. BIBLIOGRAFIA

Arendt, H., Crisis de la República, págs. 67-108, Madrid, Taurus, 1973. Bobbio, N., Gramsci y la Concepción de la Sociedad Civil, Barcelona, Avance, 1977. Carvajal A. Patricio, "Derecho de resistencia, derecho a la revolución, desobediencia civil: una perspectiva histórica de interpretación. La formación del derecho público y de la ciencia política en la temprana Edad Moderna", págs. 63-101, Revista de Estudios Políticos, n1 76, Abril-Junio 1992. Cotarelo, R., Resistencia y desobediencia civil, Madrid, Eudema, 1987. Cousins, N., "A Matter of Life", págs. 83 y 84, Rutgers Law Review, Vol. 21, otoño de 1966. Dworkin, R., Los derechos en serio, págs. 324-327, Barcelona, Planeta-Agostini, 1993. Estévez Araujo, J. A., La Constitución como proceso y la desobediencia civil, Madrid, Trotta, 1994. Habermas, J., Ensayos políticos, págs. 49-90, Barcelona, Península, 1988. Jellinek, G., Teoría General del Estado, Buenos Aires, Albatros, 1970. Reforma y mutación de la Constitución, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1991. Kelsen, H., Teoría general del Estado, págs. 408-418, 461- 464 y 470-475, México, Editora Nacional. Esencia y valor de la democracia, Barcelona, Guadarrama, 1977. Leibholz, G., "Representación e Identidad", en F. Neumann y K. Lenk (eds.), Teoría y Sociología Crítica de los Partidos Políticos, Barcelona, Anagrama, 1980. Loewenstein, K., Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1986. Macpherson, C. B., La teoría política del individualismo posesivo: de Hobbes a Locke, Barcelona, Fontanella, 1970. Malem Seña, J. F., Concepto y justificación de la desobediencia civil, Barcelona, Ariel, 1990. Rawls, J., Teoría de la justicia, México, FCE, 1979. Schmitt, C., Legalidad y legitimidad, Madrid, Aguilar, 1971. Teoría de la Constitución, Madrid, Alianza, 1982. Singer, P., Democracia y desobediencia, Barcelona, Ariel, 1986. Thoreau, H. D., Walden and other writings, págs. 85-104, EEUU, Bantam Books, 1989. Tunick, M., "The Moral Obligation to Obey Law", presentado en el Encuentro Anual de la Asociación Americana de Ciencia Política, 31 de Agosto-3 de Septiembre de 1995.

El odio de la derecha al patriotismo

Del Sendero del Peje me traigo este escrito de Pomponio

Preámbulo


A manera de preámbulo, apuntare que la mañana del 13 de septiembre de 1847 amaneció lluviosa. Al pie del cerro del chapulin, entre los ahuehuetes, aproximadamente 300 hombres del batallón Fijo de San Blas calentaban su desayuno. Este consistía en unos totopos, desafortunadamente engusanados, que habían recibido de la intendencia del ejército durante su paso por la ciudad de México. El batallón había marchado varias horas, durante la noche, desde la zona de la villa, donde se le había acantonado previamente. A pesar del cobijo de los ahuehuetes, el frío del altiplano (al que no estaban acostumbrados por ser gente de tierra caliente), el suelo rocoso y la lluvia pertinaz no les había dado buen reposo durante las pocas horas que habían dormido.


A todos estos contratiempos se añadían continuos sobresaltos. Durante toda la noche se vieron columnas de dispersos, heridos, desertores, y perdidos que vagaban por el frente del batallón. El “¿Quién vive?” se oyó continuamente durante la noche. Y las noticias que traían estos fugitivos no eran halagadoras.


Aparentemente en la zona de Contreras o Padierna había habido un enfrentamiento. Y este había sido adverso para los mexicanos. Había barrancas que estaban llenitas, decían estos fugitivos, de muertos (y que por ese nombre se les conocería después). El enemigo les pisaba los talones, anunciaban esta gente. Traen artillería poderosísima, fusiles modernos, y parque en abundancia. En cualquier momento, advertían, se presentaran ante el cerro.


Aunque los del San Blas hubieran querido, hubiera sido inútil integrar a sus filas a estos hombres. Estaban derrotados, desmoralizados, y sin armas ni municiones. Hubieran sido mas estorbo que ayuda.


“¡Déjenlos ir!” ordenó el coronel don Santiago Xicotencatl, que comandaba el batallón. Confiaba completamente en sus hombres. Ellos, y los restos de la brigada ligera, habían cubierto la retirada del resto del ejército en Cerro Gordo. Ambos cuerpos se habían retirado en buen orden, dando la cara al enemigo, y forzándolo a seguirlos solo a distancia. El precio en sangre había sido considerable. El San Blas solo tenía la mitad de los hombres con que debería de contar. La brigada ligera, que expulsó repetidamente al enemigo del convento de Churubusco, ya no existía: todos sus hombres o habían caído o estaban heridos.


Los oficiales y jefes recorrían los vivaques inspeccionando las armas de las que disponían. Estas consistían en rifles tipo “Brown Bess”, o “de piedrita”, que Iturbide había comprado 30 años antes a Inglaterra. Las tropas de Wellington las habían sido usadas contra las legiones de Napoleón el grande. Luego fueron el pan nuestro de cada día de la infantería mexicana en las guerras intestinas, asonadas, expediciones a Tejas, y otras peripecias que siguieron a la independencia.


Pero había algo que preocupaba especialmente a los jefes: la lluvia haría mas ineficaz a esos viejos fusiles “de piedrita”. Además, ya muchos estaban tosiendo: la intemperie, el mal descanso, y el mal comer empezaba a hacer estragos. Tampoco recibirían mucha ayuda de don Nicolás Bravo que defendía la cima del cerro. Este solo tenía por tropa gente de leva y unos chamacos imberbes. No había contacto en sus flancos con ningún otro cuerpo mexicano. Y la artillería del fuerte, consistente en viejos cañones españoles que había traído consigo Calleja, apenas si llegaba a las líneas del San Blas.


La orden que había recibido Xicotencatl del general presidente –Santa Anna—era terminante y no admitía otra interpretación: “sosténganse al pie del cerro sin dar un paso atrás y no permita el paso al enemigo”. Así pues, el San Blas se disponía a entrar en batalla en condiciones francamente desventajosas. El único punto a su favor era que era un cuerpo veterano, con lideres experimentados, que no se había quebrado jamás. Hasta aquí este preámbulo.


La Derecha Mexicana y el Patriotismo


El patriotismo generalmente se define como amor por la patria. La derecha en México denosta el patriotismo llamándolo tan solo patrioterismo o sea, falso, sin sinceridad. Y hasta aduce que el patriotismo –todo, sin calificativo—es caduco. Por lo general la derecha no presenta argumentos para sustentar sus acusaciones o esa tesis. La reacción de la derecha mexicana es visceral y rabiosa. Es la unica derecha en el mundo que no hace un fetiche del patriotismo, bien sincero o falso. Tanto Hitler, Mussolini, Franco, y Reagan se las daban de patriotas. ¿Por qué la derecha mexicana aborrece el patriotismo?


Algo le pasó a la derecha mexicana en la primera mitad del siglo XIX que la hizo fundamentalmente antipatriotica. Don Lucas Alaman, un caballero, según admite el mismo Guillermo Prieto, era el genio diabólico de Santa Anna. Su eminencia gris. Mientras vivió Alaman, el cojo se lograba sostenerse en la silla. Y el patriotismo de Alaman era pragmático, que ya es algo. Reconocía a los EEUU como un peligro y buscaba el oponerse a los estadounidenses armando alianzas en Europa. Pero a raíz de la muerte de Alaman el patriotismo de la derecha mexicana degenero rápidamente, especialmente cuando se dio el beso del diablo con el clero y los magnates.


Y es que hay que recordar los nombres de los generales mexicanos que se enfrentaron al invasor en la primera mitad del siglo XIX: Adrian Woll (que retomó San Antonio en 1842), Lombardini (que estuvo al mando de las tropas de leva que rompieron la línea de Taylor en la Angostura), Ampudia (que la cagó en Palo Alto y en Monterrey) y hasta el mismo Santa Anna (que la cagó de todas todas).


Ciertamente Lombardini se portó bizarro en La Angostura. Y fue en La Angostura que un obús gringo mató un caballo que el cojo montaba (nos hubieran hecho el favor completo, ¿que culpa tenia el cuaco?). Estas gentes, por lo general conservadores, muchas veces pretorianos y arbitrarios, fueron los que acaudillaron a los mexicanos en esas epopeyas. A veces daban muestra de valor –estos criollos o gachupines no eran coyónes—pero desgraciadamente eran torpes en cuestiones militares. El mismo Santa Anna admitía que sus generales no valían más que unos sargentos.


Sin embargo, había algunos entre estos criollos que mostraron patriotismo sin tacha. El general Mier y Terán, criollo, ex realista, y lugarteniente de Santa Anna en la defensa de Tampico contra la expedición española de 1828, fue comisionado por el congreso para inspeccionar las defensas de Tejas. Mier y Terán recorrió los presidios olvidados de esa provincia expuesta. Vio con sus ojos como los “empresarios” –asi se hacían llamar—como Travis, Houston, y Austin introducían miles de colonos norteamericanos sin siquiera pedir permiso. Incluso metían a sus esclavos negros, a pesar de que México había abolido la esclavitud. (Forzaban a los negros a firmar contratos laborales de 99 años para taparle el ojo al macho.)


Mier y Terán presentó un reporte alarmante ante el congreso. Sobra decir que si hoy la cámara de diputados es una bola de inútiles tampoco servia de mucho en la década de los 1830’s. Nada del famélico presupuesto se usó para reforzar a los presidios olvidados de Tejas. Siguió el baile de los golpes y contragolpes, el “quitate tu, que me toca enriquecerme” de entonces. Tan deprimido quedó Mier y Terán al ver que sus esfuerzos para defender Tejas eran inútiles que se suicido. Desgraciadamente era de los pocos generales mexicanos con algo de habilidad militar.


En los años que siguieron a la hecatombe de 1847 apareció una nueva camada de generales conservadores: Miguel de Miramon, Leonardo Márquez, Zuloaga, Mejia, y otros. A estos el pueblo los conocía como “los mochos” por ser incondicionales de Santa Anna, el cual estaba mocho de una pata.


Al caer el último gobierno de Santa Anna estos mochos quisieron aferrarse al poder. Para oponerlos, el partido liberal formó batallones de guardias nacionales, generalmente gentes de leva y muy mal armada. Así pues, los mochos tenían de su parte lo que quedaba del “viejo ejercito”, bastante mejor equipado y disciplinado que las tropas liberales. Al mando de los ejércitos liberales estaba don Santos Degollado, un ex seminarista y soldado improvisado como la mayoría de nuestros generales del siglo XIX.


Desafortunadamente, a don Santos le “quitaban una pluma al gallo” a cada rato. Miramón era más hábil que don Santos y había egresado del colegio militar. Los liberales tenían, sin embargo, dos ventajas. Primero, no se quebraban. Después de cada derrota don Santos juntaba a sus tropas dispersas, las armaba como se pudiera, y volvía a la lid, así, desplumado y todo. Segundo, en las llanuras del norte se habían forjado cuerpos acostumbrados a pelear tanto con apaches como con gringos. Estas tropas, capitaneados por jefes como Zaragoza y Escobedo, eran conocidos como “los chinacos” y heredaron las tradiciones de audacia inaudita de la caballería mexicana. A la larga, después de tres años de lucha fraticida (1857-1860) don Santos triunfó.


Miramón nunca había tenido empacho en desplumar a los dos grupos con dinero en el país, los empresarios (agiotistas, hacendados, comerciantes, mineros, etc.) y la iglesia, con tal de armar sus ejércitos. Presidente a los treinta años, confiaba en su espada y en el “viejo ejercito” y no tenía empacho en fundir la plata de las iglesias o interceptar un cargamento que venia de las minas si así podía alimentar a su tropa. Cuando este “viejo ejercito” fue finalmente deshecho frente a las murallas de Veracruz, Miramon y sus generales ya no estuvieron en posición de dictarles órdenes a los señores del dinero o a la iglesia. De ahí en adelante este binomio seria el que dictaría la agenda de la derecha mexicana.


Así pues, el antipatriotismo de la derecha mexicana es entendible. El capital, recordaran, no tiene patria. Solo busca donde se puede reproducir. Y pocos son los señores del dinero en México que realmente son mexicanos. Por lo general son criollos que desprecian a la masa morena del pueblo de México o bien son extranjeros. Y por lo que toca a la iglesia, pues su reino no es de este mundo, dicen. Recuerden que cada cura jura obediencia a un príncipe extranjero: el papa. Esperar patriotismo de gente así es inútil.


Sin embargo, hay excepciones a esa regla. El patriotismo de los kaibatsu japoneses –consorcios industriales como Mitsubishi, Toyota, etc.—es indudable. Resentidos por la postración que sufrió su país a raíz de la derrota de 1945, los kaibatsu decidieron convertir a su país en potencia otra vez. Y no dudaron en invertir en traer expertos –Deming, Juran, etc.—para que les enseñaran técnicas avanzadas de control de calidad, etc. Hay que entender la óptica de estos kaibatsu en 1945, en medio de un Japón arruinado.


Si hubieran querido, estos kaibatsu bien podrían haberse dedicado a importar bienes del extranjero, sin desarrollar su propia industria, igual que lo hicieron los señores del dinero en México a raíz de la introducción del TLC. Y Japón estaría hoy igual que jodido que México. Todo lo contrario, los kaibatsu prefirieron invertir en su país y reconstruir las ruinas de su industria sabiendo que solo así volverían a hacer grande y prospero al Japón. Pero, como apunte, estos kaibatsu se consideraban, primero que nada, japoneses, amaban a su patria. Nuestros señores del dinero rara vez son mexicanos y poco aman a México.


Y por otra parte, un ejemplo de patriotismo a toda prueba fue dado por la iglesia española durante la invasión francesa de 1808. En cada iglesia los curas arengaron al pueblo español para defender la patria. Cierto, los curas españoles lo hacían por razones obscurantistas: consideraban subversivas las ideas de la revolución francesa. Pero hay que comparar el comportamiento de la iglesia española en ese entonces con el de la iglesia mexicana durante 1847. El arzobispo mexicano, después de recibir a los enviados secretos del invasor, no tuvo empacho en ordenar a sus curas que predicaran que “si los gringos nos quitan medio México es porque asi Diosito lo quiere”.


La derecha mexicana, entonces, a raiz de la muerte de Alaman y su derrota en la guerra de los tres años adoptó como suya las banderas de los señores del dinero y de la iglesia. Degeneraron (si es que alguna vez tuvieron algo de valía) en simples gatos de los magnates y de los curas (y aun lo son). Derrotados por Juárez, la derecha “mexicana” no tuvo empacho en irse a postrar enfrente de un habsburgo sifilítico en Miramar y ofrecerle la corona de México. Unos cuantos años después Miramon y Mejia no servían sino para ser comparsas de ese príncipe extranjero en el camino al cerro de las campanas.


Epilogo


Fue para el mediodía del dia 13 que las primeras avanzadas del enemigo se presentaron ante el San Blas. Eran batallones de voltigeurs o infantería ligera de la división de Pillow los que se acercaban en dirección al castillo y buscaban establecer el número y posiciones de los mexicanos.


El San Blas, cuerpo veterano, guardo su disciplina de fuego. Sus soldados se parapetaron entre los ahuehuetes tratando de ocultar lo corto de sus números. Xicotencatl mandó varios correos al general presidente haciéndole saber de la situación. Nicolás Bravo, en el castillo, también hizo lo mismo. La mayoría de su gente de leva ya había desertado y solo tenia unos cuantos artilleros y a los chamacos para defender el punto. Sin embargo, Santa Anna no hizo nada para reforzar las defensas.


No pudiendo establecer a ciencia cierta el número y posiciones de los mexicanos, Pillow ordenó a su infantería avanzar. Xicotencatl esperó hasta tenerlos a tiro, los fusiles de piedrita no tenían mucho alcance. A una distancia apropiada Xicotencatl ordenó a sus hombres descubrirse y empezar a disparar. La artillería del castillo abrió fuego. Muchas de las granadas cayeron entre las filas del San Blas pero buena parte cayó de lleno entre las gruesas columnas de la división de Pillow. El primer embate del enemigo fue parado en seco. Cayeron filas enteras de estos. Pillow ordenó el alto.


Volvieron otra vez a entrar en acción los voltigeurs. Estos tenían carabinas modernas y de largo alcance, mucho mejor que los fusiles de piedrita mexicanos. Por lo corto de sus números, las líneas del San Blas estaban muy extendidas y había huecos sin cubrir.


El tiroteo se generalizo. El enemigo estaba en todas partes. Estaban rodeados. La suerte del San Blas estaba decidida. Y si caía el castillo caía la ciudad. Xicotencatl iba a asegurarse, sin embargo, de llevarse a cuantos enemigos pudiera por delante. A toda costa tenia que evitar que su gente se quebrara. Los matarían, si, pero no se quebrarían. Tal vez ya venían refuerzos en camino al castillo. Xicotencatl no tenia manera de saber esto a ciencia cierta. Su deber era resistir hasta el fin.


Cayó el soldado viejo que portaba la bandera del San Blas. Percatándose de esto, Xicotencatl la levantó otra vez. Los voltigeurs de inmediato centraron sus miras sobre el jefe mexicano. Este ondeaba su bandera animando a sus hombres. Xicotencatl cayó herido. Se volvió a levantar y recogió su bandera. Lo volvieron a herir, esta vez de muerte. Un par de subalternos lo levantaron y lo llevaron a la retaguardia, donde murió envuelto en la bandera del San Blas. Del resto de este cuerpo solo unos cuantos heridos sobrevivieron.


Un par de semanas después de la caída de la ciudad de México se vieron varios carruajes lujosos dirigirse en dirección a un restaurante en las inmediaciones del cerro del chapulin. Al pasar por un punto al pie del cerro los viajeros, todos señores elegantemente vestidos, se tuvieron que tapar las narices con finos pañuelos de seda. Y es que entre los ahuehuetes se encontraban los cadáveres insepultos y engusanados de los soldados del San Blas.


Hasta el lugar de la tertulia no llegaban los vapores de los muertos del San Blas. El lugar era un restaurante elegante y lujoso, a la altura de los invitados. Los comensales disfrutaron de vinos importados y excelentes platillos. El invitado de honor era el general Winfield Scott, comandante de las tropas de ocupación norteamericanas. Los invitados eran miembros del clero y clases pudientes de México.


Entre brindis y brindis en honor al general extranjero, finalmente se le hizo una oferta: ¿por qué no se quedaba Mr. Scott en México, con sus tropas, y se hace presidente o gobernador colonial? Había si, un gobierno en Querétaro –Santa Anna ya había huido—pero ese no seria mayor problema. Después de todo frente a Scott estaba la flor y nata de la aristocracia y la clase política mexicana. Estaban acostumbrados a quitar y poner gobiernos, no seria problema derrocar al de Querétaro. ¡Finalmente tendría la turbulenta republica paz y orden! Y si para lograrlo se entregaba a todo el país a los yanquis, pues sea.


Scott, buen político, no les dijo ni si ni no. La verdad es que Polk, el presidente norteamericano de origen sureño, había considerado la anexión. Sin embargo, a Polk el incorporar a varios millones de mexicanos –indígenas y por lo tanto inferiores según la visión racista de los estadounidenses—no lo entusiasmaba.


Y mientras esta oferta generosa y entusiasta era presentada, a tan solo una corta distancia, los zopilotes se engordaban con los restos de los soldados del San Blas y los chamacos de Bravo. Se me podría acusar de maniqueísmo si desgraciadamente no fuera todo esto que relato histórico (ver “México Mutilado”). Francamente, da asco relatar este banquete pero sirva este ejemplo para ilustrar la herencia de traición de la derecha mexicana.


Así pues, el patriotismo mexicano, el verdadero, el inspirado por el amor a la patria, es un legado de gloria, de sangre, de honor. El mexicano es patriota por terco, por no quebrarse, por no darle el gusto al adversario. Así lo hicieron los soldados de Xicotencatl y así de tercos fueron los soldados de Santos Degollado. Y si México existe es porque siempre ha habido un patilludo terco y rebelde montado en un cerro mentandole la madre al virrey o tirano del momento. En suma, si el mexicano no fuera patriota no seria mexicano, seria derechista.





Publicado por Pomponio


http://senderodelpeje.blogspot.com/2008/03/el-odio-de-la-derecha-al-patriotismo.html

Entrevista a Rubén Ortiz, fundador de Los Folkloristas

Mario Casasús
El Clarín de Chile



México, DF.- Rubén Ortiz (Mixcoac, 1933), arquitecto y destacado músico de Latinoamérica, nos recibe en una zona colindante al barrio de La Condesa; cerca de allí, en 1966 fundó el grupo Los Folkloristas. En su departamento comienza por abrir su archivo íntimo: cartas inéditas de puño y letra de Víctor Jara, el epistolario desde el exilio de Ángel e Isabel Parra, y de nuestros amigos Daniel Viglietti y Jorge Coulon de Inti Illimani.

A Rubén Ortiz le debemos la invitación de Víctor Jara a México (1971), en Internet y otros despistados creen que la Zamba al Che es de autoría de Víctor Jara, cuando en realidad la letra y música son de Rubén, así como la serie de fotos de Víctor Jara en Teotihuacan –desde un ángulo de perfil, frente a Quetzalcóatl- es creación durante la gira organizada por el director de Los Folkloristas, Rubén me enseña cuadro a cuadro el histórico negativo Kodak.

El audio de la entrevista exclusiva de El Clarín.cl supera los 70 minutos, sin contar el resto de la conversación en un restaurante uruguayo de La Condesa (DF) Rubén habla por primera vez a un periódico de su amistad con Víctor Jara, de cómo consiguió el Palacio de Bellas Artes de México para el grupo Quilapayún, de su entrañable camaradería con Daniel Viglietti y la peña que dio origen al legendario grupo Los Folkloristas, por ahí se menciona a los escritores Paco Ignacio Taibo I, Juan Rulfo y José Revueltas; a la prisión de Lecumberri –donde Los Folkloristas hicieron un recital para los presos políticos- y el emblemático año 68 en México, su gira en 1971 a la Universidad de Concepción –bastión del MIR- en tiempos de la Unidad Popular y tantos recuerdos hasta el concierto en la Sala Nezahualcóyotl de la orquesta sinfónica de la UNAM el día 12 de noviembre de 2006 por los primeros 40 años de Los Folkloristas.

MC.- ¿Cómo un arquitecto se involucra en la fundación de un grupo folklórico?

RO.- Siempre quise ser músico y en la casa me decían que era mejor estudiar arquitectura, ingeniería o leyes, porque los músicos son muy borrachos, entré al Instituto Politécnico Nacional (IPN) sin saber a ciencia cierta qué quería estudiar, afortunadamente elegí arquitectura porque es una disciplina vinculada con las artes. Las estaciones de radio en México transmitían música en vivo, y la XEW –tan reaccionaria como tú quieras- era fabulosa, imagina que allí debutó el compositor de música infantil Cri –Cri incluso tenían una sinfónica dirigida por Julián Carrillo. Al final de mis estudios, mi papá me regaló una guitarra, yo había postulado a una beca de estudios arquitectónicos en Francia. Me llevé mi guitarra y mi traje de charro. Ya radicado en París me voy a cantar a las cavas y viñedos de la región, una ocasión –1965- escuché cantar -en vivo- en una cava francesa a Isabel Parra.

MC.- ¿Gracias a Isabel Parra fue tu acercamiento al folklore sudamericano? ¿Allá conociste a Violeta Parra?

RO.- A Violeta Parra la conocí muchos años después, Los Folkloristas cantamos su repertorio en Europa. Pero en un principio por su hija Isabel me interesó la música sudamericana, alternábamos con grupos paraguayos y venezolanos; también en Francia conocí a mi futura esposa María Elena Torres, ella fue a estudiar filosofía a la Sorbonne , yo termino mis estudios en el Instituto de Urbanismo de París y regreso a México –después de año y medio- me encuentro casualmente con María Elena y me dice que entró al coro de filosofía y letras, la acompañé a la UNAM, la directora del coro -Milla Domínguez- nos invitó a la peña del “Chez el negro” yo le pregunté ¿qué es Chez el negro ? Un lugar que dirige el músico Salvador “El Negro” Ojeda, fuimos a la peña, donde “El Negro” participaba haciendo cosas muy serias de música regional veracruzana y rumba, al final venía la hora de los aficionados, entonces un amigo –Alejandro Ávila- dice: aquí hay un cuate que acaba de llegar de París y allá le decíamos el mariachi; canté los sones de Jalisco, entonces El Negro Ojeda preguntó: -¿qué otros aficionados hay? Salió un amigo –René Villanueva- que tocaba quena y nos entusiasmamos mucho. Tiempo después apareció en la peña el periodista -de TV- Jorge Saldaña y se interesó en lo que nosotros hacíamos, Jorge Saldaña era músico, compuso el corrido de Juan sin tierra que también grabó Víctor Jara; Saldaña nos invitó a un programa de TV, en casi una hora al aire tocamos sólo música latinoamericana.

MC.- ¿Ya tenían un nombre artístico? o ¿seguían de aficionados?

RO.- Todavía no, un día nos habla Paco Ignacio Taibo



MC.- ¿El viejo editor cultural del periódico El Universal de México?
RO.- Exacto, él dirigía un Ateneo español –obvio que no era de los franquistas- dijo que nos quería invitar a tocar al Ateneo español y que imprimiría los afiches, por lo tanto necesitaba saber el nombre del grupo, fue una noche que discutimos más de una hora por el maldito nombre, hasta que la mamá de Gerardo Tamez dice, yo quiero que reflexionen esto: hay un grupo italiano que se llama ‘I musicisti’, que significa ‘Los músicos’ y ¿nosotros qué hacemos? ‘folklore’, dijo la mamá de Gerardo, propongo que nos llamemos ‘Los Folkloristas’.

MC.- Cuéntenos de su composición de la Zamba del Che y su amistad con Víctor Jara…

RO.- René Villanueva tenía una novia bailarina –Rosa Bracho-, era el año 1967, yo seguía los pasos del Che Guevara por los periódicos, hasta que por fin muere y se me ocurre hacer una zamba.



MC.- ¿Por qué zamba y no chacarera, tucumana, cueca o un corrido? RO.- Porque el Che era argentino y las chacareras tienen un aire alegre, mi composición transmitía la tristeza de una zamba argentina, a pesar de no ser una zamba clásica, pues le falta una repetición. Un día tocamos y el ex embajador de Bolivia, Mario Guzmán estaba de espectador en nuestro concierto, se acercó y me comentó que quería darme unos datos clandestinos de la muerte del Che, ‘él murió en el pueblo de La Higuera, la gente ha empezado a llevar ofrendas florales alrededor de la escuela donde lo asesinaron y le nombran San Ernesto de la Higuera’, así incluí esa estrofa a la Zamba del Che . La esposa de René –la bailarina que te comenté hace un ratito- Rosa Bracho me dijo, yo voy a actuar en Santiago de Chile, grábame la Zamba, la volví a estrenar con Los Folkloristas previo al movimiento estudiantil de 1968, ella se fue con la grabación a Chile y al poco tiempo recibí una carta de Víctor Jara (Rubén busca en su archivo la carta inédita y me regala un facsimilar) pues su esposa Joan Turner entonces era una reconocida bailarina inglesa que vivía en Santiago y Víctor un gran artista de las tablas musicales y dramaturgas.



MC.- ¿En qué momento Los Folkloristas conocieron personalmente a Víctor Jara?

RO.- En 1971, volamos de México a Ecuador y de allí a Chile, para hacer una extensión a Argentina, al llegar a Santiago le hablamos por teléfono a Víctor Jara, nos encontrábamos en el Hotel Carrera, Víctor fue muy distante, descubrí que no le gustaba exhibirse en el tipo de Hotel tan lujoso –a unos metros de La Moneda- así que nos encargó con los músicos de Inti Illimani para que nos llevaran a cantar a una población y después a la Peña de los Parra. Al día siguiente partimos a Concepción, allá tocamos, dialogamos con universitarios, nacionales y extranjeros –en su mayoría argentinos- vimos los murales del mexicano González Camarena. De regreso a Santiago acompañamos a Inti Illimani en un programa de la televisión pública. El mismo año –1971- organicé la gira de Víctor Jara en México, lo llevamos a la Casa del Lago de Chapultepec y al Auditorio de la Facultad de Medicina (UNAM) obvio a la peña de Los Folkloristas –donde ya habían cantado Mercedes Sosa y recitado Atahualpa Yupanqui- cada sábado hacíamos un concierto importante, a nuestra peña asistían con frecuencia los escritores Juan Rulfo y José Revueltas; era la época del Boom latinoamericano, ahora ya no se vive esto porque la televisión hizo superficiales a los capitalinos. Considero un mérito extraordinario que los Inti Illimani pasaron en su gira mexicana por Puebla y al Festival Cervantino en Guanajuato, yo lo atribuyo a la resistencia cultural, al ánimo de querer hacer algo en México y a la gran inteligencia de Jorge Coulon, como desde hace 40 años, Víctor Jara nos dijo en su primera carta (fechada el 23 de septiembre de 1970) que al escuchar a Los Folkloristas le evocaba a Inti Illimani.



MC.- ¿Qué pasó en 1968 con la peña de Los Folkloristas?
RO.- Cuando los militares tomaron la Ciudad Universitaria (UNAM) a René Villanueva sí lo detuvieron, a un cuñado mío lo encarcelaron, el día de la represión en Tlatelolco -2 de octubre de 1968- teníamos un ensayo y no llegaban ni René, ni mi cuñado –salieron en libertad al poco tiempo-. Los Folkloristas ya habíamos ido a tocar a Cuba antes del 68, invitados por Casa de las Américas, cosa que nos añadió el calificativo de “rojillos”, nos tomaron fotografías, estábamos registrados por Gobernación, además por nuestra osadía de irle a cantar a los presos políticos de Lecumberri, fuimos al penal bajo la protección del Obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo. Las autoridades cerraron la peña de “El Negro” Ojeda, aludieron el ruido y la venta de alcohol; la peña de Los Folkloristas duró muchos años, aquí cantó Víctor Jara (1971) hasta reivindicó mi autoría de la Zamba del Che (su voz en DF está grabada en un LP y ahora reeditado en CD por la Fundación Víctor Jara) desde entonces ya se pensaba que la letra era de Neruda o de Daniel Viglietti. Al año siguiente Inti Illimani tocó en nuestra peña –antes del golpe de 1973- recuerdo que de México viajaron a Cuba, en DF el ‘Inti’ fue una sensación, cantaron con una dulzura, la ternura es otro elemento de la lucha en el canto de Inti Illimani.

MC.- En el libro de Mario Benedetti, Desalambrando (Seix Barral, 2007) el poeta le pregunta a Daniel Viglietti sobre su paso por México en 1974, en la página 114 responde: “Comparto un concierto con Los Folkloristas y va creciendo mi amistad con Rubén Ortiz, a la que se suman otros de los fundadores, como René Villanueva y Salvador “El Negro” Ojeda”…

RO.- A Daniel Viglietti lo conocí por unos discos que circulaban en México (Canciones del hombre nuevo; 1968 y Canto libre; 1969), cuando fuimos a Argentina en 1971, Viglietti tenía un concierto en Buenos Aires, fue el gran descubrimiento en mi vida, me cuesta trabajo establecer diferencias en el afecto, entre Jorge Coulon y Daniel Viglietti, los dos son entrañables amigos, los dos con unas inteligencias privilegiadas y con una ‘pinche’ visión aguda de los problemas, los caracteriza su generosidad, siempre son esplendidos en el trato. Cuando Viglietti salió de prisión en Uruguay se fue a Francia, aquí lo contactamos para que participara en las Jornadas por el Exilio Latinoamericano en Xalapa (Veracruz) aceptó venir a México y se presentó con Óscar Chávez y Los Folkloristas, pero antes de irnos a provincia, había problemas para hospedar a todos los invitados en DF, así que se quedó en nuestro departamento –Viglietti estaba casado con una editora francesa Annie Morvan, madre de su hija Trilce- tempranito fuimos a Xalapa, cantamos en el Teatro del Estado, intercalamos Los Folkloristas & Viglietti, cosa rara, pues Daniel siempre ha tocado solo con su guitarra, alguna vez lo escuché con una flautista y un percusionista –que era esposo de mi hija- salió muy bien el concierto en Veracruz. En el camino hablamos de Stravinsky, de Beethoven, del pasaje de los cornos latinoamericanos, Viglietti es hijo de dos grandes concertistas, su padre Cédar Viglietti guitarrista y su madre Lyda Indart era una extraordinaria pianista, lo veo cada que viaja a nuestro país –su actual esposa es la psicoanalista mexicana Lourdes Villafaña- a Daniel Viglietti le debo tanto, por ejemplo me presentó al caricaturista chileno José Palomo en París y al musicólogo uruguayo Coriún Aharonián, los tres hemos discutido tanto sobre quién es el mejor músico de México y no podemos ponernos de acuerdo entre Silvestre Revueltas y Carlos Chávez (risas).

MC.- Finalmente, 40 años de Los Folkloristas en 2006, 40 años de Inti Illimani en 2007, 40 años del Encuentro de la Canción de Protesta con Silvio y Pablo Milanés en 2007, 40 años del primer disco de Chico Buarque y del tropicalismo de Caetano Veloso y Gilberto Gil, en los 4 puntos del continente nació la Nueva Canción Latinoamericana… RO.- Todo se hacía desde el afecto, la creación musical y el compromiso político de Izquierda; los discos viajaban con los amigos y los recitales eran por la solidaridad y difusión de lo que otros hacían de Ecuador a Chile, de Cuba a la Argentina, y de Brasil a Bolivia. Nosotros descubrimos que el folklore es un elemento de lucha social, que está ligado a las tradiciones e intereses populares. Tú ahora buscas en radio FM o AM y no encontrarás una interpretación folklórica, la disociación actual la producen los medios de comunicación y las disqueras trasnacionales. En el trabajo de Los Folkloristas se puede contar la fundación del sello discográfico “Pueblo” –en 1973 hicimos dos recitales en el Palacio de Bellas Artes, ahí salió la plata para Discos Pueblo- que apoya a los nuevos compositores independientes como Fernando Delgadillo, casi todo su trabajo -hasta Variaciones de la canción informal y Matutina (2006)- están producidos por Discos Pueblo , como en su momento nosotros reeditamos a Daniel Viglietti cantando temas del brasilero Chico Buarque con el grupo habanero del ICAIC (Trópicos; Discos Pueblo, 1978).



http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=10592&Itemid=62

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64047

La exclusividad de la nación en materia petrolera

José Antonio Almazán González

La exclusividad de la nación en materia petrolera

1. Imposibilitados para reformar el párrafo sexto del artículo 27 constitucional en materia de petróleo, Felipe Calderón y sus aliados del PRI pretenden llevar a cabo la privatización del petróleo como lo intentó el presidente Manuel Ávila Camacho en febrero de 1941, mediante una contrarreforma a la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo.

Esta argucia también fue utilizada por Carlos Salinas de Gortari, quien para adecuar la legislación mexicana a los compromisos pactados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte promovió una contrarreforma a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, y con esto abrió las puertas a la participación del capital privado en la industria eléctrica nacionalizada. Ahora Calderón, contando con el aval de un sector del PRI, pretende entregar la riqueza petrolera a las grandes trasnacionales en estricto cumplimiento de los compromisos pactados en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), firmada por Vicente Fox con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos en marzo de 2005, y ratificados por Calderón en la tercera cumbre de agosto de 2007.

En ambos casos (1941 y 1992) se vulneró el principio de exclusividad nacional en materia energética, inscrito en los principios fundamentales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

2. El tema de la exclusividad nacional en materia energética constituye un aspecto fundamental en la larga lucha del pueblo de México para defender y desarrollar su soberanía en el contexto del proyecto de nación establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 5 de febrero de 1917. El concepto de exclusividad nacional no fue establecido en el texto original del artículo 27 constitucional, aun cuando implícitamente está contenido en las ideas originales y la discusión que en torno a los conceptos constitucionales –de propiedad originaria de la nación sobre las tierras y aguas de su territorio nacional; el dominio directo de todos sus recursos naturales, entre ellos el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, y el carácter inalienable e imprescriptible de este dominio de la nación– desarrolló el Congreso Constituyente de 1917.

Las razones de la inclusión de estos conceptos constitucionales se pueden leer en el diario de los debates de 1917 y básicamente tienen que ver con la apropiación por parte de la nación de los derechos que tenía la corona española. Así, desde la guerra de Independencia, pasando por la Reforma, hasta llegar a la Revolución Mexicana, la lucha emancipadora por un México soberano e independiente se centra fundamentalmente en asignar al pueblo y a la nación los derechos que sobre el territorio tenía la corona española.

3. En estos principios constitucionales se apoyó el presidente Lázaro Cárdenas para elevar a rango constitucional la nacionalización del petróleo, mediante una reforma adición al párrafo sexto del artículo 27, que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de noviembre de 1940. Impotente para revertir la reforma constitucional, al nuevo presidente Ávila Camacho no le quedó otro recurso que promover, en menos de tres meses, una contrarreforma a la ley secundaria en materia petrolera, derogando la expedida por el general Cárdenas, para restaurar el régimen de concesiones mediante la figura de contratos, amplios y flexibles, argumento, “para el mejor estímulo de la iniciativa privada, en cuyas energías vitales –lo tenemos dicho– ciframos principalmente nuestra seguridad en la expansión económica del país.”

Por si fuera poco, en su exposición de motivos expresó que “las modificaciones intentan abrir nuevas oportunidades a la inversión del capital privado en la industria petrolera bajo formas de empresa que, por constituir entidades de economía mixta, es decir, organismos semioficiales controlados por el gobierno, impriman a la participación privada un sentido preponderante de utilidad social”. De manera tal que en los artículos 6, fracción III y 10 fracción III se estableció que “la nación llevará a cabo la exploración y explotación del petróleo” mediante contratos con particulares o “sociedades de ‘economía mixta’, en las que el gobierno federal representará la mayoría de capital social, y de las cuales podrán formar parte socios extranjeros”. Cualquier parecido con lo que hoy pretende Calderón y un sector del PRI que ha abjurado de sus principios nacionalistas es mera coincidencia.

4. Hoy, simulando estar en contra de la privatización del petróleo, que el pueblo de México rechaza y que la razón constitucional imposibilita, se pretenden legalizar los inconstitucionales contratos de servicios múltiples y/o de riesgo; y con falsos argumentos que no soportan la prueba de los hechos, al afirmar que Pemex no cuenta con los recursos de capital ni la tecnología de punta, los vendepatrias intentan entregar el petróleo que pertenece en exclusividad a la nación al gran capital internacional. ¿Lo vamos a permitir?

http://www.jornada.unam.mx/2008/03/04/index.php?section=opinion&article=017a1pol

Pemex-Oceanografía, expediente secreto. La intervención de Calderón, Mouriño y Nava

En 2004 Amado Yáñez Osuna, accionista principal de la naviera Oceanografía, cabildeó con el entonces secretario de Energía, Felipe Calderón Hinojosa, y con sus colaboradores Juan Camilo Mouriño Terrazo y César Nava, millonarios contratos petroleros, según revela un expediente que Pemex entregó a una comisión especial de legisladores

Ana Lilia Pérez Contralinea 1a quincena marzo 2008

Documentos remitidos en 2004 por directivos de Oceanografía a Juan Camilo Mouriño Terrazo, actual secretario de Gobernación y entonces asesor del secretario de Energía, Felipe Calderón, revelan reuniones privadas y envío de escritos –relacionados con el arrendamiento de un barco grúa en Pemex Exploración y Producción (PEP)– entre ejecutivos de la empresa y funcionarios del gobierno federal.

Tras declarar desierta la licitación para el alquiler de la embarcación, la filial de Petróleos Mexicanos (Pemex) adjudicó directamente el contrato 418235843 a la naviera. El asunto no es menor: con dicho convenio, como única garantía, Oceanografía obtuvo un sospechoso crédito del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).

De acuerdo con la información, los directivos de la empresa cobraron el préstamo por más de 60 millones de pesos mediante cuatro facturas supuestamente apócrifas, presentadas por Amado Yáñez Osuna, el accionista principal.

Yáñez y Juan Camilo Mouriño mantienen una relación de amistad, que se inició hace muchos años en Campeche, cuando Leonardo Olavarrieta, amigo de Juan Camilo desde la infancia y actual director general adjunto de Oceanografía, los presentó. Él ha sido el responsable de estrechar aún más ese vínculo desde que su amigo arribó a Los Pinos, junto con el presidente Felipe Calderón.


El vínculo de Mouriño con Amado Yáñez

En el expediente entregado por Pemex a una comisión de legisladores de la Cámara de Diputados y del que Contralínea posee copia, figura, junto con actas de licitaciones públicas y oficios firmados por directivos de Oceanografía, un oficio remitido desde Ciudad del Carmen (sede de la naviera) por el director general adjunto de Oceanografía, Leonardo Olavarrieta, a Juan Camilo Mouriño en la Secretaría de Energía (Sener), el 5 de marzo de 2004, enviado vía fax a los números telefónicos de la oficina del secretario (015550006087 y 015550006096).

El documento cita: “Anexo acta de fallo de la licitación 18575035-025-03 (que) fue declarada desierta y en este momento se encuentra en inconformidad por la compañía Construcciones Integrales del Carmen, SA de CV. Saludos”.

La licitación referida, emitida en 2003 por la Subdirección de la Coordinación de Servicios Marinos de PEP para la “rehabilitación y mantenimiento de plataformas marinas con apoyo de una embarcación con posicionamiento dinámico”, se declaró desierta el 6 de febrero de 2004 porque ninguna de las propuestas era viable. En ese proceso licitatorio participaron la misma Oceanografía, Construcciones Integrales del Carmen (CICSA), Representaciones y Distribuciones Evya y Servicios Marítimos de Campeche (SMC).

Las actas del fallo de la licitación fueron enviadas por Olavarrieta a Mouriño junto con los oficios de PEP (fechados el 27 de enero de 2004), en los que la paraestatal petrolera notifica a Oceanografía por qué su propuesta fue desechada. Enterado Mouriño del caso, semanas después PEP le otorgó el contrato a la naviera en forma directa.

Hacia julio de 2004, PEP nuevamente concursó la licitación 18575108-030-04. Participaron otra vez Oceanografía, CICSA, SMC, Cotemar, Condux, Naviera Armamex, Instalaciones Electromecánicas Civiles y Eléctricas, Berry Contracting, Construcciones y Trituraciones, Constructora y Arrendadora México, Constructora Subacuática Diavaz y Consultoría y Servicios Petroleros. Una vez más, la licitación se declaró desierta.

Tras el fallo, Condux se inconformó ante la Secretaría de la Función Pública, que determinó vicios en la licitación, como la cuantifición errónea de las propuestas económicas para declararla desierta, en contravención a la ley. Cuando el concurso aún estaba bajo indagatoria, el 16 de octubre de 2004 funcionarios de la paraestatal iniciaron el proceso de adjudicación directa DOCSM-095-04.

El 13 de mayo de 2005 el subdirector de PEP, Héctor Leyva Torres; el gerente de Mantenimiento Integral, José Guadalupe de la Garza Saldívar, y el gerente de Administración y Finanzas, Flaviano Rodríguez Marcial, formalizaron el contrato 418235843 con Oceanografía, por 676 millones de pesos y 27 millones de dólares, para el arrendamiento del barco Caballo de Trabajo. La vigencia se pactó del 15 de mayo de 2005 al 31 de diciembre de 2007.

Reuniones con Calderón

El trato de los directivos de Oceanografía con altos funcionarios no se restringió al coordinador de asesores del secretario de Energía en el gobierno de Vicente Fox. En 2005, la Comisión que investigaba el supuesto tráfico de influencias de los hijos de Marta Sahagún solicitó a Pemex la documentación relacionada con la naviera.

Entre los expedientes proporcionados se incluyó una carpeta con correspondencia interna remitida el 16 de diciembre de 2003 por Amado Yáñez Osuna a Luis Ramírez Corzo –cuando éste dirigía PEP–, a su oficina del piso 41 de la torre ejecutiva, en Marina Nacional. El legajo incluye una carátula con el logo de la compañía y el texto: “Oceanografía-Pemex 2003-2004”. En éste se relatan las afectaciones a la empresa por la rescisión de contratos.

En un apartado que explica las “consecuencias para Oceanografía”, Yáñez Osuna le comenta a Ramírez Corzo de una reunión que habría sostenido con Felipe Calderón, por mediación de César Nava, días antes. En dicha reunión, cita el documento textualmente:

“Con fecha 4 de marzo (de 2003) se llevó acabo el acta de formalización de contratos en la sala de juntas de la Gerencia de Logística SCSM (Subdirección de la Coordinación de Servicios Marinos), mediante la cual nos comunicaron oficialmente que nuestra empresa estaba impedida para firmar los contratos, en virtud de encontrarnos en los supuestos de la fracción III del artículo 50 de la Ley de Adquisiciones Arrendamientos y Servicios.

“Se consultó con usted (Luis Ramírez Corzo) que opinión o consejo, si se denunciaba a la Secretaría de Energía y Minas las consecuencias que teníamos por la inconformidad del IMR (Índice de Percepción de Mejora Regulatoria) y derivado de esto las dos rescisiones para no encontrarnos en el artículo 50. Se solicitó una cita con el secretario de Energía, a través del lic. César Nava, la cual fue concedida las dos primeras semanas del mes de diciembre (de 2003).

“Solamente se comentó con el sr. secretario los problemas que se tenían con IMR en la cual se tenía interés del lic. Bracho (Rafael Bracho Ransom, subdirector de Administración y Finanzas de PEP) de favorecer a la empresa Diavaz, nunca se mencionó a usted, como se está rumorando a través de los contratistas y personal de PEP; al contrario, siempre se le guardó un gran respeto a su personal. Del árbol caído quieren seguir haciendo daño a nuestra empresa, en la cual se hicieron muchas inversiones para ustedes con barcos de bandera mexicana que actualmente están inactivos…”.

En otros oficios, los directivos de la naviera Oceanografía insisten en que la paraestatal no proceda a la cancelación de los contratos para que no se le inhabilite. Argumentan que “la rescisión del contrato no es obligatoria para ninguna de las dos partes, sino potestativa”, solicitan “que Pemex reconsidere su postura y permita la concertación entre ambas partes”.


Créditos sospechosos de Bancomext

A unos meses de que PEP le adjudicara el contrato para el arrendamiento del barco grúa, Oceanografía lo ofreció como garantía a la banca de desarrollo para que lo financiara, como ya lo había hecho con otros contratos de Pemex, como el 4124258280 que le otorgó la misma subsidiaria para la “procura y construcción del gasoducto” de la plataforma enlace litoral al complejo Pol A (Fortuna 61).

Así, al mismo tiempo en que Oceanografía utilizaba a familiares del presidente Fox como gestores en Pemex y tenía línea directa con Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño y César Nava en la Secretaría de Energía, la banca de desarrollo le autorizó un millonario crédito para financiar la operación de los contratos de Pemex; préstamo del cual, meses después, obtendrían recursos mediante el uso de supuestas facturas apócrifas.
Dirigido desde entonces por Héctor Reyes Retana, entre el 1 de enero de 2004 y el 31 de agosto de 2005, Bancomext autorizó créditos de primer piso a 15 empresas por un monto de 414 millones 900 mil pesos, y 56 millones 100 mil dólares, “para impulsar su crecimiento en los mercados globales”. A Oceanografía le tocaron 30 millones 306 mil 389 pesos y 25 millones 600 mil dólares, es decir, casi 25 por ciento de los préstamos del gobierno federal a través de la banca de desarrollo.

El trámite inició el 28 de julio de 2004 en la oficina de Bancomext en Mérida, Yucatán, sede de la representación sur-sureste, a cargo de Griselda Chiang Sam García, quien aparece también como ejecutivo de cuenta de la naviera.

Once días después, el Comité Interno –integrado por Héctor Reyes Retana, Carlos Elías Rincón, Sergio Fade Kuri, Abel Jacinto Intriago, Salvador Rojas Aburto, Pablo Segura Garduño, Julio César Méndez Rubio y Alfredo Gutiérrez Carrillo– aprobó el crédito 2872 por 10 millones de dólares, con la cesión de derechos de cobro con notificación y direccionamiento de pago de los contratos de Pemex a favor de Bancomext como garantía.

Las condiciones para disponer de los recursos fueron: presentar la factura de venta por servicio prestado a Pemex con el sello de recibido de la paraestatal; aforo del 90 por ciento; la cobertura mínima de 1.1 a 1.0 sobre la cesión de los derechos de cobro, con notificación y direccionamiento de pago.

Pese a los incumplimientos de Oceanografía en sus contratos con Pemex, el 20 de julio de 2005 el Comité Ejecutivo del Consejo Directivo de Bancomext autorizó una ampliación al crédito en cuenta corriente por otros 20 millones de dólares –según acuerdo CIC/157/05–, con lo que el monto se incrementó a 30 millones de dólares. También se eximió a la compañía de su obligación de capitalizar 102 millones 73 mil pesos, según las cláusulas tipificadas en la autorización inicial.

El acuerdo se hizo durante una sesión ordinaria del Comité Ejecutivo del banco, en la que participaron Alonso Pascual García Tamés, subsecretario de Hacienda y Crédito Público; Felipe Alberto Izaguirre Navarro, director general de Banca de Desarrollo; Francisco Javier Cárdenas Rioseco, director de Intermediarios Financieros de Fomento del Banco de México; Fernando Ramón Marty Ordóñez, coordinador de asesores del secretario de Energía; Alondo de Gortari Rabiela, encargado de la Dirección de Promoción Económica y Cooperación Internacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y Héctor Reyes Retana.

Con el nuevo tope crediticio, el 10 de junio de 2005 Oceanografía emitió las facturas 14899, por 13 millones 957 mil 435 pesos, y 14898, por 1 millón 282 mil 51.28 dólares. Sin embargo, fue hasta el 30 de junio que la Oficina del Abogado General (OAG) de Pemex autorizó que la contratista trasladara a Bancomext sus derechos de cobro de este contrato. Es decir, aunque uno de los argumentos de PEP para adjudicar el contrato a la naviera fue su “solvencia económica”, en el expediente crediticio la compañía argumenta su necesidad de financiamiento.

El mismo día en que la OAG le autorizara trasladar sus derechos de cobro, la naviera emitió las facturas 14907 por 24 millones 792 mil 77.13 pesos y la 14908 por 2 millones 292 mil 331.20 dólares; ambas, correspondientes al contrato 418235843. Posteriormente, presentó las cuatro facturas a Bancomext para la disposición de recursos. Los documentos tenían un supuesto sello de recibido en la ventanilla única de Ciudad del Carmen de PEP Región Marina Suroeste, el mismo día de su expedición.

El 1 de julio de 2005, Oceanografía formalizó vía notarial la cesión de derechos de cobro a favor de Bancomext. Cuatro días después –mediante cuatro oficios dirigidos a Alfredo Arruti Bustos, director Ejecutivo de Banca Empresarial Sur-Sureste– Amado Yáñez Osuna solicitó a Bancomext los siguientes recursos:

19 millones 390 mil 333.59 pesos, amparado en la factura 14907, por 21 millones 544 mil 815.11 pesos; 10 millones 916 mil 055.74 pesos a cuenta de la factura 14899, por 12 millones 128 mil 950.83 pesos; 1 millón 114 mil 96.96 dólares al amparo de la factura 14898, y 1 millón 793 mil 292.48 dólares al amparo de la factura 14908. El dinero debía abonarse a la cuenta de la naviera en BBVA Bancomer en Ciudad del Carmen. En esa misma fecha, Eloísa Valverde Díaz, de finanzas, autorizó el dinero que fue depositado al día siguiente.
En agosto de 2005, cuando el Órgano Interno de Control en Bancomext descubrió las irregularidades en la factura 15172 expedida por Oceanografía y presentada al banco para la disposición de 22 millones 900 mil dólares, a cuenta del contrato 4124258280, número SAP PEP-O-IE-504/05 (Fortuna 61), los auditores encontraron que las cuatro facturas que cobró Oceanografía a cuenta de ese contrato eran supuestamente apócrifas, revela el expediente de auditoría cuya copia obra en poder de Contralínea.

El 22 de agosto los auditores Raúl Muñuzuri Becerra y María Teresa Gómez Soberanes remitieron al subdirector de PEP, Héctor Leyva, el oficio GAB-178/05 para certificar la autenticidad de las cuatro facturas. El 19 de septiembre, en el oficio SCSM-GAF-795-60-2005, Leyva confirmó que la paraestatal nunca recibió dichas facturas: “No existe evidencia alguna en los sistemas de registro documental y contable de Pemex Exploración y Producción (de) que hayan sido recibidas en las ventanillas únicas, tanto en Ciudad del Carmen como de Dos Bocas, Tabasco, consecuentemente no instruidas para su pago por esta coordinación de Servicios Marinos”.

Agrega: “Para mayor abundamiento sobre el caso, durante el mes de junio del presente año solamente en el día 13 se recibieron ocho facturas con cargo al referido contrato, las cuales fueron por importes mucho menores a las cuatro facturas citadas”.

Al respecto, en el oficio OIC-AAI-225/05, fechado el 20 de septiembre de 2005, la auditora Inés Domínguez Ortiz notificó a Bancomext el supuesto delito de la compañía. Alertó al director General Adjunto de Promoción de Negocios, Sergio Forte Gómez: “Se observa que Bancomext otorgó recursos a Oceanografía con facturas por servicios prestados a Pemex Exploración y Producción que no son reconocidas por el organismo, mismas que representan la garantía y fuente de pago del crédito”.

En otros oficios remitidos al titular del Área de Responsabilidades, Cuauhtémoc Flores Migueles, la auditora indicó: de la revisión de auditoría al crédito de Oceanografía se desprenden “hechos que pueden resultar de responsabilidad penal en agravio de Bancomext, por lo que se debe instar al área jurídica de la entidad a que actúe conforme a derecho”. Inexplicablemente el asunto no trascendió.


Encubrimiento de Bancomext

Para omitir su responsabilidad en el supuesto fraude de la naviera descubierto por el OIC, Alfredo Arruti Bustos y Griselda Chiang Sam García argumentaron que, aunque conocían del uso de documentos apócrifos, optaron por no proceder contra Oceanografía para asegurarse de que pagara los 23 millones de dólares que obtuvo de su línea de crédito con una factura también apócrifa.

Justificaron que 80 días después de utilizar las cuatro facturas apócrifas del contrato 418235843, Amado Yáñez reintegró el dinero a Bancomext; por ello: “Se consideró por el momento no cuestionar a la empresa sobre esa situación, con el fin de evitar una confrontación que pudiera afectar los pagos mencionados con el saldo vigente”, cita uno de los oficios expuestos al comité del banco el 27 de septiembre de 2005.

Aunque los funcionarios de Pemex fueron notificados del uso de sellos apócrifos de la paraestatal en cuatro facturas a cuenta del arrendamiento del barco Caballo de Trabajo, desde los primeros meses en que entrara en vigor su arrendamiento éste no fue rescindido. Incluso, en octubre pasado fue contratado con montos adicionales para los trabajos de emergencia en la Sonda de Campeche durante el incendio del pozo Kab 101.

Contralínea solicitó a Bancomext, a través de su área de prensa, el monto total pagado por Oceanografía derivado de los préstamos que se le autorizó en el gobierno de Vicente Fox. La información fue negada y los funcionarios involucrados en este caso rechazaron ser entrevistados. El área de prensa aseguró que después de descubiertos los créditos sospechosos por el OIC, Bancomext dio por terminada toda relación con Oceanografía; sin embargo, aún aparece en el directorio de Pymex (pequeñas y medianas empresas exportadoras) que promueve la banca de desarrollo en su portal de internet que operan con sus apoyos.

Se solicitó entrevista con el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, para hablar de su relación con la contratista de Pemex, pero tampoco hubo respuesta.

También se solicitó, sin éxito, una entrevista con Amado Yáñez Osuna, accionista mayoritario de Oceanografía.

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TLC, el nuevo neocolonialismo

Hedelberto López Blanch
Rebelión



Los Tratado de Libere Comercio (TLC) han sido diseñados por las naciones desarrolladas con el objetivo explícito de controlar económica, financiera y hasta políticamente a los países menos desarrollados que en una lid de paridad, no pueden competir con compañías foráneas que poseen tecnologías modernas y abundante capital. Es la versión del colonialismo moderno.

Bajo es esquema, ya resultaría innecesario lanzar agresiones o invasiones armadas contra otros países para dominarlos, pues por medio del control económico y financiero las compañías transnacionales, apoyadas por sus Estados originarios, poseerán fuerza y poder hasta para imponer presidentes afines, bajo la amenaza de imponer sanciones y desestabilizar completamente a un gobierno.

El premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, quien entre 1997 y 2000 fue economista jefe del Banco Mundial, ha alertado en varias ocasiones los riesgos que entrañan los TLC, al aumentar las desigualdades sociales y agudizar la pobreza en los núcleos rurales.

En una reciente ponencia expuesta en un seminario realizado en Lima, bajo el título “Perspectiva de la economía internacional 2008: Desafíos para América Latina y el Perú” explicó que se debe prestar mucha consideración en aprovechar las nuevas aportaciones, pero también los nuevos riesgos que surgen con los TLC Puso como ejemplo el Tratado firmado en 1994 entre México, Estados Unidos. y Canadá (TLCAN) y señaló que después de suscribirse los salarios en la nación azteca son más bajos, la pobreza rural aumentó y la desigualdad creció. Según Stiglitz, eso se debe a que tras la firma del acuerdo «se destruyeron empleos más rápido que los que se crearon (...) y los pobres mexicanos, que eran los agricultores maizeros, no pudieron competir con los maizeros estadounidenses», quienes reciben altas subvenciones estatales. El premio Nobel considera que «un TLC no es un TLC. Es solo un nombre y en Washington existe la costumbre de poner el nombre contrario a las cosas

En otro foro realizado en Ecuador, Stiglitz fue más explícito al considerar que el modelo económico genera más pobres y que sus consecuencias en el ámbito social no han sido analizados por los organismos responsables del equilibrio comercial mundial como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Adujo que la globalización ha sido diseñada para promover mayores ganancias del sistema financiero y para que haya una mayor transferencia de dinero desde los países en desarrollo a los industrializados. Los TLC según el destacado economista, aumentan la desigualdad y es una herramienta utilizada por Estados Unidos para 'dividir a los países subdesarrollados, destruir el multilateralismo e imponer sus industrias', como ocurre en el caso de las patentes medicinales. Estados Unidos al fracasar con su intención de imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en toda la región, se lanzo a crear acuerdos bilaterales con gobiernos afines y bajo su égida económica.

De esa forma, Washington utiliza los TLC y los acuerdos sobre inversiones bilaterales y regionales para lograr concesiones que no es capaz de conseguir en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde los países en desarrollo pueden unirse y negociar unas reglas más favorables.

Estados Unidos denomina este enfoque “liberalización competitiva” y la Unión Europea también está utilizando las bases de los acuerdos bilaterales como los peldaños hacia futuros convenios multilaterales.

En enero de 2008, la Organización No Gubernamental británica Orfam publicó un informe sobre el efecto de los TLC en los países del Sur donde puntualizó que el avance inexorable de estos tratados sobre comercio e inversiones, negociados en gran medida a puerta cerrada, amenaza con socavar la promesa de que el comercio y la globalización servirían como motores para reducir la pobreza.

Según Orfam, en un mundo cada vez más globalizado, estos acuerdos buscan beneficiar a los exportadores y a las empresas de los países ricos a expensas de agricultores y trabajadores pobres, con graves consecuencias para el medio ambiente y el desarrollo, y privan a los países en desarrollo de su capacidad de dirigir la economía nacional y proteger a sus ciudadanos más pobres.

Y resulta que al sobrepasar las disposiciones negociadas a nivel multilateral, los convenios bilaterales como están diseñados, imponen reglas de mayor alcance y difícil marcha atrás que desmantelan de manera sistemática las políticas nacionales de promoción del desarrollo.

Orfam destaca en su informe titulado, Nuestro futuro por la borda, que Estados Unidos y la Unión Europea están imponiendo reglas sobre propiedad intelectual que reducen el acceso de las personas pobres a las medicinas, aumentan los precios de las semillas y de otros insumos agrícolas poniéndolos fuera del alcance de los pequeños productores, y dificultan el acceso de las empresas de los países en desarrollo a las nuevas tecnologías.

En sentido general, los TLC firmados por Estados Unidos con México, Centroamérica, República Dominicana, Perú, Chile, y Panamá han establecido que una vez rubricados, más de la mitad de las exportaciones agrícolas norteamericanas a esas naciones, disfrutan de cero arancel, como carnes de res y de cerdo, pollo, algodón, trigo, soja, arroz y frutas. Después se van sumando otros como maíz, granos.

El resultado a la vuelta de unos pocos años, como ya ha ocurrido en México con el TLCAN, será la quiebra total de los pequeños y medianos agricultores que no podrán competir con productores norteamericanos debido a las altas tecnologías que utilizan y las millonarias subvenciones que reciben del Estado.

Asimismo, como promedio el 80% de las exportaciones estadounidenses de productos industriales y consumo quedan con arancel cero inmediatamente después de la entrada en vigencia de los acuerdos y el 85% queda libre de impuestos en cinco años.

Como resultado, las industrias nacionales irán desapareciendo paulatinamente y sus poblaciones se dedicarán a vender en las tiendas las mercancías recibidas desde el exterior.

Los TLC establecen que los países firmantes otorgarán acceso a mercados en todos los servicios, como telecomunicaciones, mensajería rápida, servicios de computación, turismo, energía, transporte, construcción e ingeniería, servicios financieros, entretenimientos, seguros y otros.

Además, prevén protecciones y trato no discriminatorio para productos digitales como software, música, texto y vídeos, a la par que fortalecen las patentes estadounidenses, las marcas y los secretos comerciales.

Esa cláusula reafirma del “derecho” de las transnacionales a adueñarse de hasta los más ínfimos sectores servicios en esos países pues como es lógico, sería imposible que algunas de sus empresas pudieran competir con Microsoft, Bechtel, Halliburton, Exxon, Tyco y otros miles de monopolios establecidos en Washington.

Para que no existan dudas de que el resultado final sería dirigir no solo la economía sino hasta a los gobiernos, los documentos establecen marcos legales seguro y predecible para inversores norteamericanos pues tras la entrada de sus capitales en esas naciones no podrán ser cancelados por leyes posteriores. Si eso llegara a ocurrir, los gobiernos deberán abonar sumas millonarias para resarcir las pérdidas ocasionadas.

Se produce así un progresivo desmantelamiento de la gobernabilidad económica, transfiriendo poder de los gobiernos a las empresas multinacionales y privando a los países en desarrollo de las herramientas que necesitan para desarrollar sus economías y lograr una posición favorable en los mercados mundiales.

Los TLC, en conclusiones, son la nueva estrategia de dominación neocolonial en este mundo globalizado.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64078

Con Calderón han emigrado 625 mil mexicanos

México SA
Carlos Fernández-Vega

cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

■ Con Calderón han emigrado 625 mil mexicanos

■ ¿Quién será rescatado?


A lo largo de 2007 casi 24 mil millones de dólares ingresaron a la economía nacional, producto de las remesas enviadas por la creciente paisanada que emigra para ganarse la vida en el vecino del norte. Con el monto registrado el año pasado, en los últimos siete años los mexicanos que laboran en Estados Unidos “inyectaron” casi 100 mil millones de dólares a la actividad económica de su país de origen, la misma que los expulsó.

El monto acumulado por demás es sobresaliente (equivale a los ingresos petroleros, internos y externos, obtenidos en 2007), que en mucho ha permitido a las familias receptoras sobrellevar el impacto de una economía, la mexicana, que en el discurso es una maravilla, pero que en los hechos parece más una tragedia.

Sin embargo, el creciente flujo de dólares por el concepto referido reporta una “atonía” producto del “atorón” (Fox dixit) económico estadunidense. Ese es el factor real, y no –como presumen algunos en el gobierno– producto del “menor ritmo” de emigración que se observa, según dicen, desde que la “continuidad” se sentó en Los Pinos.

Por el contrario, alrededor de 625 mil mexicanos han emigrado al extranjero, fundamentalmente hacia Estados Unidos, desde que el calderonismo entró en “acción”, o lo que es lo mismo casi un mexicano por cada minuto transcurrido del gobierno de la “continuidad”. En los últimos siete años alrededor de 3.8 millones de mexicanos fueron expulsados por razones económicas, es decir, más de 8 por ciento de la población económicamente activa. Esa sí es una cifra histórica real.

Para 2008, la estimación en torno al monto de remesas que la paisanada enviará a sus respectivas familias no es alentador (no se les vaya ocurrir privatizar este segmento, porque “ya no es costeable para el país”, como dicen en el caso del petróleo). Se pronostica un descenso que en el peor de los casos podría ser de 30 por ciento con respecto a 2007, pero aún si ello se materializa el flujo se mantendrá como la segunda fuente de divisas para el país.

México no será la excepción en lo que se refiere a la “atonía” en el monto de remesas por la debilidad económica estadunidense. Centroamérica, una región que en 2007 captó 12 mil 160 millones de dólares por el concepto referido, también reportará un descenso. De ese monto, casi 85 por ciento se concentra en Guatemala, El Salvador y Honduras. Nicaragua, Costa Rica y Panamá se reparten el 15 por ciento restante.

Para el caso mexicano, las remesas representan cerca de 3 por ciento del producto interno bruto, pero a las naciones centroamericanas significa mucho más. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dichos envíos significan 27 por ciento del PIB hondureño e igual proporción del salvadoreño; 17 por ciento del nicaragüense y 12 por ciento del guatemalteco.

Del valor total de sus exportaciones, las remesas representan casi la mitad de las nicaragüenses, cerca de 60 por ciento de las guatemaltecas, 75 por ciento de las hondureñas y prácticamente la totalidad de las salvadoreñas. Así, una caída en los envíos de dólares, producto de la “atonía” económica estadunidense, tendría un severo impacto en esas economías centroamericanas. La dependencia de Costa Rica y Panamá no es significativa en este renglón.

El Salvador encabeza la lista de países centroamericanos en términos de remesas per cápita, llegando a un millón de adultos (en promedio 12 envíos al año de 300 dólares). En Honduras, el mercado de remesas de mayor crecimiento en América Central, la inyección de dólares por el concepto referido beneficia a alrededor de 950 mil adultos (en promedio 225 dólares, 12 veces al año).

En Guatemala, alrededor de un millón 400 mil adultos reciben remesas de sus familiares en Estados Unidos (en promedio 240 dólares, 12 veces al año) y unos 500 mil en Nicaragua (en promedio 205 dólares, 10 veces al año). Las remesas a Costa Rica y Panamá representan flujos menos caudalosos pero benefician a grandes cantidades de personas: 300 mil en Costa Rica (en promedio 250 dólares, ocho veces al año), y alrededor de 100 mil en Panamá (en promedio 320 dólares, 10 veces al año).

A juicio del BID, el verdadero impacto de las remesas se mide por el número de familias que se benefician con estas transferencias. En América Central unos 4 millones de familias reciben remesas regularmente de parte de sus integrantes que viven y trabajan en el extranjero, fundamentalmente en Estados Unidos. Aproximadamente 75 por ciento de estas remesas se usan para cubrir gastos esenciales como vivienda, ropa, comida, medicina electricidad y agua. “Las remesas representan el mayor programa de alivio de pobreza en América Central”.

En Centroamérica, cerca de 3 mil millones de dólares en remesas se destinan a fines distintos al consumo inmediato, pero el potencial del desarrollo económico de estos fondos se ve severamente restringido porque más de 90 por ciento de las transferencias se realizan fuera del sistema financiero formal.

Con la recurrencia de los “atorones” económicos en Estados Unidos, muchos centroamericanos han “diversificado” su objetivo geográfico. Así, muchos emigran a Europa y Canadá en busca de empleo. “Hace cuatro años, los centroamericanos que dejaban sus países se mudaban casi exclusivamente a Estados Unidos”. En cambio, casi la totalidad de los emigrantes mexicanos tiene la mira puesta en el vecino del norte.

Las rebanadas del pastel

¿Cuál de los estados de la República será “rescatado” con el “Programa de Apoyo a la Economía, 10 medidas temporales para impulsar la actividad económica, la inversión y el empleo en México”? Obligadamente tendrá que ser una de las entidades de la Federación, porque lo anunciado ayer por el inquilino de Los Pinos, cuando mucho, sólo alcanza para eso, no para el país en conjunto. Si ésa es la “imaginación y firmeza” (Calderón dixit) gubernamentales para enfrentar la ola recesiva estadunidense, ¿de qué tamaño es su ofuscación y fragilidad?

http://www.jornada.unam.mx/2008/03/04/index.php?section=opinion&article=024o1eco