Un sacerdote populista podría ganar los comicios presidenciales de abril próximo en Paraguay y convertirse en el nuevo aliado de Hugo Chávez. El surgimiento de Fernando Lugo, ex sacerdote que militó en el movimiento católico conocido como Teología de
Llegué a Yaguarón para rodar un documental sobre el autoritarismo en América Latina. Este pueblo, ubicado al sur de Asunción, vive en el letargo y parece estar congelado desde el siglo 18. He concentrado mi atención en José Gaspar Rodríguez de Francia, figura fascinante que gobernó Paraguay con puño de acero durante la primera mitad del siglo 19 y es parcialmente responsable de la tradición despótica de esta nación sudamericana.
Me sorprendió encontrar gente, desde campesinos hasta maestros de escuela, que expresaban admiración por un hombre que edificó su régimen sobre la noción de que Paraguay debía ser autárquico y que ordenó a los paraguayos tocarse el ala del sombrero cuando se cruzaran con él.
Un “Doctor Francia” en versión moderna parece estar en ciernes. La coalición Concertación Nacional piensa que Lugo podría ser la respuesta a la corrupción política del Partido Colorado, que ha gobernado este país durante más de seis décadas. Como antídoto contra un sistema que ha empujado a mucha gente a vivir del contrabando, incluido el de drogas, los partidarios del ex sacerdote proponen una combinación de políticas socialistas y nacionalistas representadas en un fogoso agitador que, como su mentor Hugo Chávez, promete “justicia social”.
La tragedia de Paraguay es que su diagnóstico es acertado… pero su remedio es una receta para el desastre. Sí, este país lleva mucho tiempo asfixiado por el peso del Partido Colorado, del cual Alfredo Stroessner, el dictador que detentó el poder hasta 1989, fue un epítome.
Y es cierto que el sistema democrático ha hecho casi nada por ganar prestigio ante los paraguayos de a pie.
Aparte de las exportaciones de algodón, soya y carne, se han abierto escasas oportunidades de negocio legales bajo la apretada camarilla de políticos, soldados y empresarios que deciden todo.
Pocas cosas son más elocuentes de la farsa de la política paraguaya, que el hecho de que el actual presidente, Nicanor Duarte, esté interesado en conversar con Lino Oviedo, general golpista que salió hace poco de cárcel, a fin de persuadirlo de entrar a la contienda presidencial para frenar a Lugo.
Se trata del típico contexto en el que suele florecer el populismo en América Latina. Muchos paraguayos ven en Lugo una especie de redentor, una figura espiritual capaz de elevarse por encima de las instituciones desacreditadas para corregir las cosas.
Los simpatizantes del ex sacerdote ignoran que las políticas populistas, basadas en la concentración del poder en manos del presidente, la estatización de las empresas y el debilitamiento de los lazos comerciales con el mundo exterior, son responsables de la condición que padecen hoy.
Por ejemplo, muchos paraguayos culpan de su pobreza a las políticas de libre comercio del Mercosur. No se dan cuenta de que ese acuerdo regional es un monumento a los obstáculos burocráticos contra el libre flujo de personas, bienes y servicios. Puedo dar fe de ello tras un largo recorrido por Argentina, Uruguay y Paraguay con un equipo de TV de múltiples nacionalidades. Roberto, un cultivador de yerba mate que vive cerca de Yaguarón, es contundente: “Necesitamos otro Stroessner para frenar a Lugo”. Es uno de los que cae en la trampa de pensar que la alternativa al populismo izquierdista es el autoritarismo de derecha. “Hizo algunas cosas desagradables para algunos”, reconoce, “pero había orden”.
Y vaya que Stroessner hizo cosas nefastas. Para conocerlas, basta una rápida visita a “
Es obvio que no reinaba el orden en Paraguay. La mejor prueba de ello es que dos décadas después de que Stroessner fuera expulsado del poder, la nación se encuentra debatiendo si opta por un matón militar o un populista antediluviano, dos extremos que garantizan inestabilidad por un buen tiempo.
P. A la gente le interesa saber si es tan antiamericano como se percibe a través de sus declaraciones.
R. Viví en Estados Unidos, tengo dos títulos académicos de
P. Entonces, ¿por qué se opone al tratado de comercio que firmará Estados Unidos con Ecuador?
R. Porque destruirá nuestro sector agricultor.
P. ¿Cuáles son los aspectos negativos de ese tratado de libre comercio?
R. Cuando se está comerciando con un país que tiene enormes subsidios para su sector agrícola, como lo hace Estados Unidos, el impacto de este tratado de libre comercio sería peligroso para nuestros productores del campo.
P. Pero, seguramente, el impacto en general podría ser positivo.
R. Se equivoca. Incluso en el caso de México hay una gran cantidad de problemas (debido al TLC). El tratado implica altos riesgos para los pequeños agricultores, es muy peligroso.
P. ¿Tiene una relación cercana con el presidente de Venezuela?
R. Es un buen amigo mío.
P. ¿Admira a Hugo Chávez? ¿Cree que ha realizado un buen trabajo?
R. Sí, creo que es una persona muy honesta, claramente un líder, un presidente muy democrático.
P. Está convocando a una Asamblea de Constituyentes, tal como lo hizo Chávez. ¿Por qué?
R. No contamos con una democracia representativa verdadera porque nuestros legisladores no se preocupan por nosotros. Esto se debe a que no tenemos los medios para forzarlos a hacer lo que el pueblo quiere que hagan.
P. Se dice que una Asamblea de Constituyentes fortalecerá al Poder Ejecutivo.
R. En nuestro país, el Poder Ejecutivo es muy débil... El Ejecutivo necesita más poder para ser capaz de liderar a esta nación.
P. ¿Por qué ha dicho que en 2009 no renovará el permiso de ocupación con el que cuenta Estados Unidos para mantener su base de Manta?
R. Usted me pregunta por qué no. Yo le pregunto a usted, ¿por qué sí?
P. Porque la base es empleada para monitorear actividades del narcotráfico.
R. Ecuador no produce drogas, y hemos tenido mucho éxito en nuestra lucha contra ellas. ¿Por qué habríamos de tener una base militar extranjera en nuestro país?
P. Usted ha mencionado que no pagará o que desea reestructurar la deuda externa de su país. ¿Cuál es su planteamiento?
R. Pagaremos la deuda externa siempre y cuando la situación de nuestro país nos lo permita. Si no contamos con suficiente capital como para pagar nuestro seguro social, nuestros salarios y otras necesidades, y al mismo tiempo pagar la deuda externa, nuestras prioridades éticas y técnicas son muy claras. Antes que nada, intentaremos cubrir las necesidades nacionales, después la deuda externa.
P. ¿No le parece que debe generar inversión extranjera para crear empleos?
R. En este momento, Ecuador no cuenta con financiamiento extranjero. Sin embargo, sí tenemos suficientes recursos nacionales y públicos como para comenzar a dar préstamos para impulsar el crecimiento y la creación de empleos.
P. ¿No sería más inteligente atraer capital extranjero en lugar de consumir los recursos públicos?
R. No estamos rechazando la inversión extranjera. Si quiere llegar, es bienvenida, pero contamos con nuestros propios recursos.
P. Entonces, ¿no va a permitir que compañías extranjeras entren a su país y financien las refinerías? ¿Se les permitirá ser propietarias de las mismas?
R. Son bienvenidas. Sin embargo, en primera instancia, vamos a contar con nuestros propios recursos.
P. ¿Existe una ley al respecto? ¿Permitirán que compañías extranjeras sean propietarias de las refinerías? ¿Tiene en mente un plan de nacionalización?
R. Preferimos que los negocios relacionados con recursos no renovables sean propiedad del Estado o de empresas públicas.
P. Usted apoyó la expropiación de los campos petroleros de “Occidental”, ¿por qué?
R. Porque incumplieron los términos de su contrato 52 veces. No respetaron las leyes de Ecuador, creen que todavía somos una colonia.
P. ¿Cuáles son sus prioridades?
R. Hacer las reformas constitucionales que nos permitan tener una democracia verdadera.
P. ¿Es cierto que tomó medidas contra la prensa y arrestó a un editor en mayo pasado?
R. Ustedes tienen periodistas muy poco educados en nuestro país.
P. ¿A qué llama usted un periodista con poca educación?
R. A aquellos que creen que para lograr una entrevista, deben agredir a la otra persona. Deben aprender a respetar a la gente, especialmente al presidente de su república.
P. Probablemente nuestros políticos tampoco disfrutan cuando son atacados, pero respetan la libertad de prensa.
R. Respeto a la prensa, pero también respeto los derechos de los terceros. Ustedes no tienen el tipo de periodistas que tenemos nosotros. En segundo lugar, no todas las cosas están bien en este país. Si alguien te llama asesino, ladrón o mentiroso, lo debe comprobar. De otra forma, acaba en prisión. Yo sé que en Estados Unidos uno puede decir muchas cosas sin tener pruebas.
P. ¿Cómo es su relación con Estados Unidos y el presidente Bush?
R. No hemos tenido contacto significativo con esta administración.
P. ¿Hay algo que le gustaría que el pueblo estadounidense supiera de usted?
R. Tal vez convencerlo de que somos gente honesta, que estamos haciendo lo que cualquier persona haría en nuestro país, una nación que tiene grandes desigualdades.
(c) 2007 The Washington Post Writers Group
Fuente: Reporte Indigo.