Fuente: La Jornada de Zacatecas
Redacción
Narce Santibáñez Alejandre
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil se conmemoró el pasado 12 de junio en medio de las crecientes preocupaciones por el impacto de la crisis económica sobre el trabajo infantil, en particular sobre las niñas.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las y los menores de edad que laboran en el servicio doméstico constituyen uno de los grupos más vulnerables por sus condiciones, que usualmente involucran largas jornadas desempeñadas detrás de puertas cerradas, ocultas en la privacidad del hogar de otras personas, lo que dificulta los esfuerzos por brindarles protección contra abusos y explotación.
Se trata de una actividad cada vez más recurrente en todo el mundo y abarca al menos a 10 millones de niñas y niños, señala la OIT. En México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2005 existían un millón 630 mil 185 trabajadoras del hogar, uno de cada 10 menor de 18 años, de 14 a 17 años.
De acuerdo con La explotación laboral de niñas, niños y adolescentes en México, elaborado por Thais Desarrollo Social SC, en el país, de 1998 a 2004, entre 8 y 5 por ciento de la población de 12 a 17 años que efectivamente trabajó lo hizo en servicios domésticos en hogares de terceros.
A esas niñas se les niegan los derechos, definidos internacionalmente, a estudiar, jugar, a la salud y a estar a salvo del abuso y el acoso sexual; a visitar a su familia o ser visitadas por ella, reunirse con amigos, alojamiento digno y protección contra el maltrato físico y mental.
La investigación de Thais demuestra que ese tipo de trabajo ha tenido una tendencia decreciente sostenida a nivel nacional, sin embargo, cada entidad federativa tiene características particulares, como en la ciudad de México, donde el porcentaje es casi tres veces mayor, al ubicarse en 13.4 por ciento.
Eso se relaciona con las migraciones al área metropolitana, que significan para muchas niñas y adolescentes una salida a la pobreza que padecen en sus comunidades indígenas.
Quiero estudiar… no sé cómo En la ciudad de México, niñas y adolescentes trabajan de lunes a sábado en Las Lomas y El Pedregal, principalmente; son igrantes del estado de México, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Veracruz y aprovechan el domingo para visitar parques, como la Alameda Central.
Caminan juntas, en parejas o en grupos. Algunas se quedan en las orillas del parque para maquillarse, pues “a veces se consigue novio”, asegura Camila, de 16 años.
Otras sonríen con la mirada hacia el piso, mientras comparten un helado, el refresco y el antojito de la tarde. Lucen las mejores ropas, observan lo que venden los ambulantes y bailan hasta entrada la noche.
Pero desaparece la sonrisa cuando se les pregunta a qué se dedican, tímidamente contesta Lupita, de 19 años: “trabajo desde chica en casa, me va bien, se portan muy bien los señores, mando dinerito pa’ que se ayude mi ma’ que vive en Oaxaca”.
Camila quiere seguir estudiando la secundaria, se sonroja y evade la mirada, y dice con voz baja: “pero no sé todavía cómo”.
Otro sector en que se emplea a niñas y niños es el trabajo agrícola, donde, según la cifras, hay más varones, aunque las niñas realizan, además de ese trabajo en el campo, labores domésticas en su hogar y cuidado de sus hermanas y hermanos. (CIMAC)
El trabajo de niñas y niños representa, en el sector agrícola, el segundo lugar de empleados que realizan actividades económicas. En el año 2004, 22.3 por ciento de las y los menores de edad, de 12 a 17 años, que efectivamente trabajaron lo hicieron en ese sector, es decir, una de cada cuatro menores de edad.
Según los cálculos de la Encuesta Nacional de Empleo del INEGI, existe otro rasgo característico del trabajo infantil agrícola para la infancia de 12 a 17 años: el predominio de adolescentes hombres (80 por ciento) sobre adolescentes mujeres (20 por ciento), un patrón que se ha mantenido prácticamente sin cambio entre 1998 y 2004.
El Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (Pronjag) señala que más de 40 por ciento de la población trabajadora en dicho sector son mujeres y alrededor de 45 por ciento de ellas tiene entre 15 y 39 años, es decir, sumando niñas, adolescentes y madres jornaleras agrícolas.
De acuerdo con la publicación Jornaleros somos y en el camino andamos, se destaca de manera especial a las mujeres, en su mayoría esposas de los hombres jornaleros, quienes han tomado en sus manos la ejecución de las obras y la organización de las comunidades, además de la doble jornada, ya que ellas atienden a sus hijas e hijos. (CIMAC)