domingo, 4 de mayo de 2008
Simposio Petróleo y Seguridad Energética
El mercado mundial y la “reforma” petrolera
gershen@servidor.unam.mx
El mercado mundial y la “reforma” petrolera
Si vemos algo de la prensa internacional, resulta que lo que aquí se presenta como reforma energética, allá lo ven como una posible solución a la insuficiencia mundial de petróleo crudo y a sus precios más y más altos. En Estados Unidos en especial, al gobierno ya llegó el momento en que le preocupa cada vez más el aumento a los precios del petróleo.
Antes, este reiterado aumento no les preocupaba. Las compañías petroleras, con las que, como es sabido, tienen excelentes relaciones, han obtenido utilidades enormes, y esto no se ha frenado. Pero ahora hay otro elemento. Las encuestas en el vecino país llegaron a un nivel sin precedente: alrededor de 80 por ciento de los encuestados considera que la política vigente no es la adecuada. De por sí había ya una mayoría, del orden de 60 por ciento, y el motivo principal era la guerra de Irak. Ésta, obviamente sigue, pero con el ingrediente adicional del principio de la recesión o crisis, con el que estaría relacionado el tramo adicional de descontentos.
La recesión empieza a ser visible con la crisis de las propiedades inmuebles. Se ha extendido. Y el petróleo muy caro se ha reflejado también en gasolina más y más cara, y ésta en mayores costos de transporte, y éstos en mercancías más caras. Por eso el petróleo caro molesta al gobierno estadunidense, cuando están de por medio las elecciones presidenciales y legislativas del próximo noviembre.
En varias ocasiones ha habido declaraciones echando la culpa a la OPEP, exigiendo a los países de ese organismo que aumenten su producción, pero hasta el momento sin resultado. Y es que ese mismo gobierno, observan dirigentes de países del organismo petrolero, no ha tomado medidas locales para reducir el consumo de gasolina, o para bajar sus precios, ni ha dejado de comprar petróleo para la reserva estratégica, ni ha tomado otras medidas a su alcance.
Entre las causas del petróleo caro, se ha mencionado en esos medios internacionales la reducción, o estancamiento, de la producción de los principales países productores del hidrocarburo que no están en la OPEP. Desde su producción más alta en 2001, Noruega la ha visto bajar en 25 por ciento. En Gran Bretaña, la baja en la producción petrolera fue de 43 por ciento en ocho años. La producción en el principal yacimiento de Alaska bajó en 65 por ciento desde su mayor nivel hace unos 20 años. Y Rusia, principal productor y exportador fuera de la OPEP, aunque no está en el agotamiento de reservas, ha anunciado que no seguirá aumentando su producción de crudo. En la OPEP, aun con un aumento en la producción en Arabia Saudita en los próximos años, en el monto que ese país considera posible, no podría afrontar el aumento en la demanda y la reducción en la producción en la gran mayoría de los productores importantes.
En cuanto a la demanda, decían que con la crisis o recesión en Estados Unidos bajaría la demanda y, por lo tanto, los precios petroleros. Pero no ha sido así. Los principales aumentos en el consumo de petróleo se han dado en China, India y el llamado Medio Oriente. Se pronostica un aumento de 35 por ciento en la demanda mundial, porque el consumo del llamado tercer mundo sube más que lo que pueda pesar el estancamiento o incluso reducción en el gasto de los llamados países industrializados. Y los llamados países en desarrollo consumirían ya más petróleo que éstos.
No podemos dejar de señalar que el petróleo caro es producto, en mucho, de la guerra de Irak y de sus efectos acumulados.
Y, claro, llega el caso de México, que lo dejamos para el final para poderlo analizar con más detalle. Se sigue publicando en los medios citados que entre la producción en bajada (14 por ciento en el primer trimestre de 2008, frente al año 2004) y el aumento en la demanda de derivados del petróleo, sobre todo gasolina, cuyas importaciones se acercan a la mitad del consumo total, en unos cinco años ya México no será un exportador neto de petróleo. Se agrega que la inversión extranjera podría ayudar a México a explotar las aguas profundas, pero que es una propuesta muy impugnada porque en nuestro país se considera al petróleo como parte del patrimonio nacional.
En realidad, las aguas profundas no resuelven este problema, que es de hoy, y en el mejor de los casos se podría empezar a producir en las aguas profundas del Golfo en 10 años. Lo que parecen indicar esas señales del exterior es la intención en explotar, sobrexplotar las reservas reales, las que ya tenemos, para elevar de nuevo la producción y las exportaciones, y contribuir a que haya más petróleo y éste sea más barato. Lo de las aguas profundas es una cortina de humo, para luego decir que ahí van a estar las reservas para sustituir a las que se estarían acabando con la sobrexplotación.
Algunas trasnacionales privilegiadas obtendrían de ahí petróleo no sólo para exportar, sino para sus refinerías privadas, que también quiere imponer la “reforma”. Podrían transportar en sus ductos –que también se les permite instalar– el crudo a la refinería y los refinados a los depósitos de Pemex. Y estarían muy agradecidos con quienes hicieron eso posible.
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5 de mayo de 1818: nace Karl Marx
5 de mayo de 1818: nace Karl Marx
Karl Heinrich2 Marx nace el 5 de mayo de 18183 en Trier (Treveris, la capital del impero de Carlomagno, y fundada por los romanos de los cuales se guardan con predilección las antiguas ruinas de la ciudad antigua en 2000 años), en una casa de dos pisos con un patio interior todavía existente (y que se sitúa hoy en la “calle Karl Marx” de la indicada ciudad), propia de una familia de la pequeña burguesía prusiana. Su padre, Heinrich Marx, abogado de formación y burócrata del Estado luterano, de antigua familia judía (el abuelo de Marx fue el rabino de Trier, lo mismo que un hermano menor de su padre), era un ilustrado, que se casó con Henriette Pressburg (igualmente de una familia de rabinos holandeses por siglos). El 24 de agosto de 1824 se bautiza luterano, obligación que su padre (burócrata prusiano) debió realizar bajo presión. Su madre permaneció judía hasta su muerte.
El joven Marx estudió la preparatoria en el colegio Spee, en memoria de un famoso jesuita progresista y crítico político de comienzo del siglo XIX. En 1835 pasa su examen de bachillerato manifestando ya profundas convicciones éticas. En su “examen de alemán”, contra I. Kant, expresa que “la virtud no es el engendro de una dura doctrina de deberes”; por el contrario, la ética exige al ser humano ser feliz y “el ser humano más feliz es el que ha sabido hacer felices a los más”. Por ello, la ética enseña “que el ideal al que todos aspiran es el ofrecerse en sacrificio por la humanidad”. ¡Y tenía Marx sólo 17 años!
Estudió derecho en el momento todavía de gran brillo de Berlín, poco después de la muerte de Hegel. En 1841, en el mismo año en que Schelling criticó frontalmente a este gran filósofo (en presencia de más de 500 estudiantes, entre los que estaban Kierkegaard, Engels, Feuerbach, Savigny, y tantos otros), Marx presentaba su tesis doctoral, pero en filosofía (y no en derecho) en la Universidad de Jena. En ella habla del dios fenicio: “¿No ha reinado el antiguo Moloch?” Años después, en 1855, expresará todavía que “es sabido que los señores de Tiro y Cartago no aplacaban la cólera de los dioses sino sacrificándoles... niños pobres comprados para arrojarlos a los brazos ígneos de Moloch”. Cinco años antes, le escribía una carta a Engels comunicándole la muerte de su hijito Enrique Guido, muerto antes de un año de edad en su pobrísimo y frío departamento de dos habitaciones en Londres: “El pobre niño ha sido un sacrificio a la misère burguesa”.
Marx pasará en 1842 a la crítica política, todavía desde la religión, bajo la temática del fetichismo. Como el fundamento del Estado para Hegel era la religión luterana del emperador prusiano, había que comenzar con la crítica del fundamento (la religión) para criticar al Estado (la política). Se trata de la crítica de la cristiandad, como la denominará Kierkegaard. Es decir, el cristianismo se había confundido desde Constantino, en el siglo IV, con el imperio. Por ello Marx indicará (en el número 179 de la Gaceta de Colonia): “Ustedes quieren un Estado cristiano... Lean la obra de San Agustín De Civitate Dei y de los demás padres de la iglesia... y vuelvan y dígannos cuál es ese Estado cristiano”. La crítica política sabe que no puede haber, ni para los cristianos, un Estado cristiano.
En 1843 pasa de la crítica religiosa de la política a la economía política. En La cuestión judía se pregunta, como buen judío (porque siempre se autointerpretó como judío), pero siguiendo la tradición de los profetas que supieron criticar a su propio pueblo: “¿cuál es el culto mundano que el judío practica? La usura. ¿Cuál su dios mundano? El dinero” –es decir, Mamón, Moloch.
En su exilio en París, ahora sí y por primera vez, Marx se lanza al estudio de la economía política. Descubre que la fundamentación última de la acción política es material, si por “materia” se entiende el “contenido” de toda praxis cuya referencia es siempre la afirmación y reproducción de la vida humana.
Le tocará todavía huir a Bruselas; escribir la obra maestra de política y economía que clarifica la “línea” estratégica a los movimientos llamados “comunistas” dentro de los sindicatos y nacientes partidos políticos obreros de Europa. Lo de “partido” del “Manifiesto del partido comunista” no debe entenderse en el sentido actual. Se trata en cambio de las orientaciones práctico-estratégicas de las “corrientes” comunistas de esos sindicatos y partidos.
En 1849 se encuentra Marx definitivamente en Londres, habiendo sido expulsado ahora de Bruselas. Allí permanecerá, a excepción de cortos periodos en Alemania, hasta su muerte. Será tiempo de intenso trabajo intelectual en la mejor biblioteca económica de Europa, la del Museo Británico. Allí diariamente llenará más de 120 cuadernos de apuntes, escribirá cientos y cientos de cartas, cientos de artículos, algunos pocos libros y millares de hojas manuscritas que todavía no terminan de editarse. Sin embargo, todo ese gigantesco trabajo culminó en un tomo de una obra inconclusa y publicada en 1867: El capital. Fue, y sigue siendo, la crítica más articulada del sistema capitalista, donde se demuestra la imposibilidad de ese sistema en el largo plazo, por ser destructor de la vida en la naturaleza y de la humanidad. Ante los efectos negativos crecientes actuales, en gran parte irreversible del capitalismo en su fase neoliberal, su libro retorna, crece, vuelve a reconocérselo como una de las obras clásicas de la historia de la humanidad.
El mismo Marx manifestó el sentido ético de su obra cuando escribió: “Todo el tiempo que podía consagrar al trabajo debí reservarlo a mi obra, a la cual he sacrificado mi salud, mi alegría de vivir y mi familia –escribía el 30 de abril de 1867. Si fuéramos animales podríamos naturalmente dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad para ocuparnos de nuestro propio pellejo. Pero me hubiera considerado poco práctico de haber muerto sin al menos haber terminado el manuscrito de mi libro”.
Desde su juventud (“hacer felices a los más”) hasta su muerte (evitar “los sufrimientos de la humanidad”) Marx pensó lo mismo, es decir, que había que luchar para que los sistemas de injusticia fueran superados en un “Reino de la Libertad”, del pleno desarrollo de la capacidades creativas, aun estéticas, del ser humano. Al sufrimiento de los oprimidos había que negarlo y transformarlo, en un nuevo sistema, en felicidad.
1. Filósofo
2. Una pequeña anécdota. Mi bisabuelo, Johannes Kaspar Dussel, un ebanista emigrante socialista alemán en Buenos Aires en 1870, puso a su primer hijo el nombre de Carlos (Karl), y a su segundo hijo, mi abuelo, Enrique (Heinrich). Los primogénitos nos llamamos, después y por esta causa, “Enrique”, adoptando así el segundo nombre de Marx.
3. Desde el miércoles 7 de mayo a las 12 horas se comenzará un ciclo de conferencias de tres días en el auditorio Antonio Caso (junto a la Torre II de Humanidades) de la UNAM, consagrado a recordar este 120 aniversario (ver el programa de este ciclo en la portada de la página electrónica de la UNAM, www.unam.mx).
http://www.jornada.unam.mx/2008/05/04/index.php?section=opinion&article=015a1pol
Lo Ultimo que vieron antes de morir.
* Reporteros sin Fronteras homenajea en una campaña a los periodistas muertos en acto de servicio.
* Compuesto por varios spots, recoge imagenes reales de lo Ultimo que vieron las cámaras de algunos de ellos antes de morir.
* Solo en 2007, 87 periodistas fueron asesinados.
Imagenes agónicas y torcidas de caos y horror. Así son las escenas que recoge en su nueva campaña publicitaria la asociación Reporteros sin Fronteras , que pretende concienciar de la labor de los periodistas en zonas de riesgo.
Bajo el titulo Ultima imagen, el proyecto es un estremecedor testimonio compuesto por los últimos videos que fueron capturados por reporteros momentos antes de morir mientras estaban informando: desde la pelicula real de un Brad Will incapaz de dejar de grabar hasta su ultimo segundo de vida, hasta las balas que atravesaron el cuerpo de Ricardo Ortega, enviado especial de Antena 3 TV a Haiti, abatido en Puerto Principe en 2004.
La campaña se compone ademas de anuncios graficos que protagonizan los fotografos Juantxu Rodriguez y Jordi Pujol i Puente, muertos en actos de servicio en Panama (1989) y Sarajevo (1992).
Reporteros sin Fronteras recuerda, ademas, que otros 87 periodistas fueron asesinados durante 2007 en lo que pretende ser un homenaje a los reporteros que arriesgaron su vida con el fin de informar.
Los protagonistas
Estos son los nombres de los protagonistas de los videos, cuyas muertes, advierte la asociacion, siguen impunes.
* Bradley Wheyler, apodado Brad Will: Camarografo de la agencia de prensa Indymedia y natural de Illinois, murio en la noche del 27 de octubre de 2006 a consecuencia de un disparo en pleno pecho, cuando cubria una manifestacion de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que agrupa a 70.000 maestros y trabajadores sociales, en guerra abierta con el gobernador del Estado, Ulises Ruiz Ortiz. Su crimen sigue hoy impune.
* Juantxu Rodriguez Moreno. Nacio en Casillas de Coria (Caceres) en 1957. Empezo su carrera profesional como periodista grafico en el diario Hierro de Bilbao. Despues, colaboro con distintos medios españoles como La Vanguardia, Tribuna Vasca y El Pais, e internacionales como Newsweek, The New York Times, Liberátion. Murió abatido a tiros en Panama en diciembre de 1989, el mismo dia de la intervencion de las tropas norteamericanas. El asesinato quedo impune.
* Ricardo Ortega Fernandez. Nacio en Cuenca en 1966. Ocupo las corresponsalias de Antena 3 Television en Moscu, desde donde cubrio la guerra de Chechenia, la ocupacion sovietica de Afganistan y la posterior guerra civil; y la de Nueva York, donde se encontraba el fatidico 11 de septiembre de 2001. Murio de dos disparos en marzo de 2004, mientras cubria una manifestacion en Puerto Principe (Haiti). Su crimen sigue hoy impune y los recursos judiciales continuan en los tribunales en Haiti.
* Jordi Pujol i Puente. Fotografo nacido en Barcelona en 1967. Trabajaba como free lance para el diario Avui y estaba acabando la carrera de Ciencias de la Informacion en la Universidad Autonoma de Bellaterra. Fallecio en Sarajevo el 17 de mayo de 1992 por el impacto de una granada anonima contra su coche. Intentaba, en el momento de su muerte, de salir de la ciudad y alcanzar la zona de los cascos azules de la ONU. No hubo juicio ni denuncia.
Visita Resiste Acapulco o AMLO TV
Entrevista a Alejandro Encina por el Universal
http://video.google.es/videoplay?docid=917795730780087395&hl=es
Link al Video Original
Visita Resiste Acapulco o AMLO TV
Reforma petrolera: su primer tropiezo
José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx
■ Reforma petrolera: su primer tropiezo
La resistencia a la reforma petrolera, apoyada por gran parte de la población, ganó el primer round. No hay que cantar victoria, la pelea es a 15 asaltos o más. El balance es claro: la reforma no fue aprobada en el periodo ordinario y se obligó a sus promotores a una (para ellos indeseable) discusión pública que abarcará casi todo el receso. ¿Cómo pudieron lograr AMLO y sus aliados bloquear un propósito compartido por los controladores del PRI y del PAN?
Muy importante fue la huelga legislativa, que los medios volvieron espectacular para dañar el prestigio de sus promotores, pero el factor decisivo fue la movilización de los resistentes y su excelente organización. Hay decenas de miles de activistas organizados en brigadas, con mandos bien definidos, con gran articulación y con mística, capaces de escalar la resistencia hasta llegar a la desobediencia civil. Es un hecho insólito sin precedentes. Este factor no es accidental ni marginal, sino es la línea central de la defensa.
¿Qué hemos aprendido de este episodio? Calderón ha confiado en el control autoritario que ejerce sobre los medios. Estos han lanzado una ofensiva “demoledora” contra AMLO y contra el PRD. Pero no los han vencido; han subido un poco en su aceptación en lugar de caer. La concentración del domingo pasado fue la mayor de todas de este ciclo.
Calderón, Mouriño y el PAN se han puesto en manos de Beltrones, y éste ha demostrado que puede ser cómplice y victimario, pero no aliado confiable. Cualquier apoyo que brinde lo cobrará caro. Después de las elecciones de 2009 se dedicará a descuartizar a Calderón y al PAN.
AMLO ejerce un liderazgo sólido en esta causa estratégica. El PRD, inclusive la fracción de Nueva Izquierda, y el FAP lo han aceptado. Muchos priístas reconocen que este personaje está nucleando la defensa de Pemex.
La reforma puede abortar o convertirse en un proyecto inocuo, o incluso iniciar una reorganización sana de Pemex si AMLO y sus aliados logran dos cosas: primera, que la discusión sobre las iniciativas sea expuesta a la opinión pública a través de los medios. Atrapada en los recintos parlamentarios todo terminaría con un mayoriteo previsible. Segunda: que no pare la movilización y que alcance una estructura sólida, de gran disciplina y movilidad, que garantice un efecto disuasivo contra la iniciativa desnacionalizadora de Calderón.
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Mayo del 68, la memoria y el olvido
Kristin Ross
Le Monde Diplomatique
Traducido por Caty R.
«No conozco ningún episodio de la historia de Francia con semejante grado de sentimentalismo irracional» (Raymond Aron, 1968)
«Lo importante es que la acción haya existido cuando todo el mundo la creía imposible. Si ha pasado una vez, puede volver a ocurrir… » (Jean-Paul Sartre, 1968)
Extractos de la introducción del libro de Kristin Ross, Mai 68 et ses vies ultérieures, editado por Complexe y Le Monde Diplomatique. El libro acaba de ser publicado también en castellano en Acuarela & Machado con el título "Mayo del 68 y sus vidas posteriores. Ensayo contra la despolitización de la memoria", traducción de Tomás González Cobos (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66553)
El objetivo de esta obra no es aportar un ladrillo suplementario al inmenso edificio de las representaciones de mayo del 68. Se ocupa más de la Francia de los años 2000 que de la de 1968, se interesa más del eco que del ruido y la furia. Su objetivo es demostrar cómo el evento en sí mismo ha sido sobrepasado por sus representaciones sucesivas y cómo su estatuto de acontecimiento ha resistido los a intentos de aniquilación, a la amnesia social y a los asaltos combinados de los sociólogos y los ex líderes estudiantiles que, unos tras otros, quisieron interpretarlo o reclamar su monopolio.
Mi intención no es hacer inventario de los errores y logros de mayo del 68 ni exponer las «lecciones» que se podrían extraer. Utilizo la expresión «vidas posteriores» para indicar claramente que lo que denominamos actualmente «los acontecimientos de mayo del 68» no se puede considerar al margen de la memoria y el olvido colectivos que lo rodean. Lo que deseo reconstruir en este libro es el relato de las manifestaciones concretas de ese tándem memoria/olvido. Treinta años después, la gestión de la memoria de mayo del 68 -o dicho de otro modo, la forma en que los comentarios y las interpretaciones terminaron por despojar al acontecimiento de sus dimensiones políticas-, está en el mismo centro de su percepción histórica.
Como cualquier movimiento «desconcertante» o «acontecimiento oscuro» -la expresión es de Sylvain Lazarus-, mayo del 68 ha conocido diversas fortunas durante los últimos treinta años; sucesivamente ha sido enterrado, cribado, trivializado y también presentado como una monstruosidad. Paradójicamente es la ingente literatura que se ha publicado sobre el tema, y no su ocultación, lo que ha favorecido el olvido de los acontecimientos en Francia. Efectivamente, no se puede decir que mayo del 68 haya sufrido una falta de atención; la riada de memorias, celebraciones, negaciones, conmemoraciones televisadas, tratados filosóficos y análisis sociológicos que se le han consagrado lo demuestra. Esta asombrosa proliferación de comentarios comenzó en el mes de junio de 1968, o sea, apenas unos días después del final de los acontecimientos. Y desde entonces no se ha agotado nunca, aunque con flujos y reflujos bien reconocibles. Se elaboró un discurso, ciertamente, pero con el objetivo de liquidar (parafraseando una fórmula de la época), borrar o, en el mejor de los casos, enturbiar la historia de mayo del 68.
Aunque en realidad eso no es totalmente cierto. El periódico diario publicado por la novelista canadiense Mavis Gallant durante los meses de mayo y junio en París ofrece, gracias a la agudeza de sus observaciones, una imagen muy viva de la naturaleza del acontecimiento. La autora señala, por ejemplo, que la venta de libros en la capital aumentó un 40% durante esos dos meses. No es sorprendente. En una ciudad donde no funcionaba ninguna escuela, nadie podía enviar una carta, adquirir un periódico, enviar un telegrama, cobrar un cheque, tomar un autobús o un metro, circular en coche, encontrar cigarrillos, comprar azúcar, ver la televisión o escuchar la radio pública, donde no se recogían las basuras, ya no era posible tomar un tren para salir de la ciudad, escuchar un boletín meteorológico o pasar la noche en ciertas partes de la ciudad porque los gases lacrimógenos invadían los apartamentos hasta el quinto piso, en una ciudad así, la lectura podía ser un buen pasatiempo. Son este tipo de detalles los que permiten comprender qué ocurre en la vida cotidiana cuando nueve millones de personas (si tenemos en cuenta Francia entera), todos los sectores profesionales, públicos y privados en conjunto, desde los vendedores de grandes almacenes hasta los obreros de la construcción, simplemente dejan de trabajar.
Mayo del 68 fue el mayor movimiento de masas de la historia de Francia, la huelga más importante de la historia del movimiento obrero francés y la única insurrección «general» que han conocido los países occidentales superdesarrollados desde la Segunda Guerra Mundial. Se extendió más allá de los centros tradicionales de producción industrial para ganar a los trabajadores del sector terciario (servicios, comunicaciones, cultura), es decir, todo el ámbito de la reproducción social. Ningún sector profesional ni ninguna categoría laboral se libraron; no hubo región, ciudad o pueblo de Francia que escapase de la huelga general.
Ese momento fuera del tiempo que constituye precisamente la huelga general, lo mismo que el amplio campo de posibilidades que se abría entonces, en la vitalidad de la acción, realmente no encuentra su reflejo en los textos y documentos, ni en 1968 ni después.
El tribunal de la sociología
En mayo de 1968, una sucesión de paros laborales por todo el país siguió inmediatamente a las violentas manifestaciones organizadas por los estudiantes durante los primeros días del mes. Durante cinco a seis semanas, Francia estuvo totalmente paralizada. Entre las insurrecciones que se produjeron en el mundo durante los años sesenta -México, Estados Unidos, Alemania, Japón u otros lugares- Francia, y en menor medida Italia, son los únicos países en los que coincidieron el rechazo intelectual de la ideología dominante y la rebelión de los trabajadores. La rápida expansión de la huelga general, tanto en el plano geográfico como en el profesional, rebasó todos los marcos de análisis; se pusieron en huelga, en Francia, el triple de trabajadores que durante el Frente Popular en 1936, y además en un lapso de tiempo excepcionalmente corto.
La singular amplitud de este acontecimiento, que según se desarrollaba superó las expectativas y el control de sus protagonistas más vigilantes, constituye, en mi opinión, un factor importante en dos de las «confiscaciones» posteriores que describo en este libro: la versión biográfica (personalización) y la versión sociológica. Estas dos estrategias de desfiguración no tienen nada de inéditas. El olvido, como el recuerdo, procede de la interacción de distintas configuraciones narrativas que modelan la identidad de los protagonistas de una acción a la vez que delimitan sus contornos.
Reducir un movimiento masivo a las aventuras de algunos de sus supuestos líderes, portavoces o representantes (y especialmente de quienes renegaron de «sus errores del pasado»), constituye una vieja táctica de confiscación de eficacia probada. Así circunscrita, cualquier rebelión colectiva se desactiva y, en consecuencia, se reduce a la angustia existencial de destinos individuales. Así, se encuentra confinada en el círculo de un reducido número de «personalidades» a quienes los medios de comunicación ofrecen innumerables oportunidades para revisar o reinventar sus motivaciones originarias.
La sociología, por su parte, siempre se presenta como el tribunal ante el cual lo real, es decir el acontecimiento, debe comparecer para ser medido, categorizado y circunscrito. En el caso de mayo del 68 esta tendencia se acentuó todavía más. En efecto, los profesores franceses especialistas en historia contemporánea que pueblan, como todos y cada uno, la memoria colectiva de mayo del 68, hasta hace poco han mostrado una gran indiferencia frente al acontecimiento como tema de investigación, indiferencia que ellos mismos han señalado rápidamente. «¿Por qué los historiadores del presente -especie entonces realmente poco prolífica- cedieron voluntariamente el terreno a una sociología que peroraba a su antojo desde todas las tribunas?», se preguntaba Jean-Pierre Rioux en 1989. En la misma época otro historiador, Antoine Prost, señalaba la «pobreza» de la investigación en Francia desde 1972 y condenaba la «actitud mayoritariamente cautelosa» de los historiadores, que abandonaron gravemente el estudio y la valoración de la documentación ya disponible, un síntoma que calificó de negligencia intelectual (1). Puede ser, sin embargo, que frente a un acontecimiento tan ambiguo, la sociedad no sienta la necesidad de saber más.
Bien sea porque están más preocupados por Vichy, poco proclives, o incluso aturdidos ante la idea de afrontar las dificultades específicas que plantea una cultura militante, todavía reciente, que ha desembocado en una economía liberal, o reticentes a la idea de acabar con los fantasmas de su pasado, los historiadores han renunciado a sus responsabilidades y han abandonado este acontecimiento, más que cualquier otro, a todas las manipulaciones mediáticas y políticas. Esta abdicación creó un vacío interpretativo que otros, sociólogos o izquierdistas reformados, se apresuraron a colmar. Beneficiándose de una credibilidad creciente en los medios de comunicación, estos dos grupos de «autoridad» o «guardianes de la memoria» se adueñaron del discurso de mayo del 68 y desde mediados de los años setenta trabajaron en tándem para elaborar una historia oficial, un dogma evidente. El conjunto relativamente sistemático de palabras, expresiones, imágenes y relatos que prepararon el terreno de lo que se puede pensar con respecto a mayo del 68, deriva en gran parte de su trabajo. Y el grueso de esa producción, en la cronología que establezco, está entre 1978 y 1988, es decir entre el décimo y el vigésimo aniversarios de mayo del 68.
La historia oficial que se estableció, celebrada después públicamente por numerosos espectáculos conmemorativos producidos por los medios de comunicación de masas, y que ha llegado hasta nosotros, es la de un drama familiar o generacional totalmente desprovisto de violencia, de asperezas o de una dimensión política explícita, una transformación benigna de las costumbres y estilos de vida inherente a la modernización de Francia y al paso del orden burgués autoritario a una nueva burguesía moderna y económicamente liberal.
No contenta con proclamar que algunas de las ideas y prácticas más radicales de mayo del 68 se han recuperado y reciclado en beneficio del «mercado», la historia oficial afirma que la sociedad capitalista actual, muy lejos de simbolizar el descarrilamiento hoy oy o el fracaso de las aspiraciones del movimiento, representa, por el contrario, la realización de sus aspiraciones más profundas. Estableciendo una teleología del presente, borra el recuerdo de alternativas pasadas que buscaban o imaginaban resultados distintos de los que se produjeron realmente.
Según esta perspectiva, mayo del 68 se debería entender como la afirmación del statu quo, una revolución al servicio del consenso, una rebelión generacional de la juventud contra la rigidez estructural que bloqueaba la necesaria modernización cultural de Francia. Al insertar la ruptura en una lógica de dicho statu quo y reforzando la identidad de los mecanismos y grupos que permitían la reproducción de las estructuras sociales, la versión oficial del post 68 ha servido los intereses de los sociólogos, así como los de los militantes arrepentidos deseosos de exorcizar su pasado, aunque la autoridad reivindicada por cada uno de los dos grupos difiere radicalmente. Los ex líderes pretenden fundamentar el discurso en sus experiencias personales y se basan en esos datos para negar o deformar ciertos aspectos claves del acontecimiento. Los sociólogos, al contrario, recurren a estructuras y métodos abstractos, a medidas y cuantificaciones, y construyen tipologías sobre oposiciones binarias –todo está, obviamente, basado en una desconfianza visceral frente a las investigaciones sobre el terreno-. A pesar de sus pretensiones contrarias, los dos grupos trabajaron en conjunto para establecer los códigos «deshistorizados» y despolitizados que sirven para interpretar el mayo del 68 en nuestros días.
Desde esta perspectiva, me interesa menos hacer un revisionismo de la «historia oficial» -ya se trate de la gran rebelión de los jóvenes encolerizados contra las restricciones de sus padres o de su corolario, la aparición de una nueva categoría social denominada «juventud»-, que la forma en que esta particular versión de la historia se impuso poco a poco y en la que los dos métodos o tendencias opuestas, subjetiva y estructural, convergieron para formular, a largo plazo, las categorías («generación», por ejemplo) a efectos de despolitizarla.
La paradoja de la memoria de mayo del 68 puede enunciarse simplemente: ¿cómo un movimiento masivo que sobre todo pretendía impugnar la apropiación de la política por los expertos, es decir, cuestionar la idea de esferas competentes «naturales» (especialmente en el ámbito de la política), pudo reducirse, durante los años siguientes, a un simple «conocimiento» del 68, sobre el que una generación entera de especialistas o autoridades autoproclamadas pudo sentar su valoración? El movimiento barrió las categorías y las definiciones sociales, estableció alianzas y conjunciones imprevisibles entre sectores sociales y personas de origen heterogéneo que lucharon juntas para solucionar sus problemas colectivamente. ¿Cómo un movimiento semejante se pudo reclasificar en categorías «sociológicas» tan estrechas como «medio estudiantil» o «generación»?
En este libro, en primer lugar, quise concentrar la mayor parte de mis esfuerzos en la forma en que la historia oficial consiguió adquirir su autoridad. El resto es el modo en el que formulé el proyecto inicialmente: ¿cómo se ha conmemorado mayo del 68 en Francia diez, veinte, treinta años después del acontecimiento? Pero durante el trabajo un segundo objetivo, no menos importante, se impuso progresivamente: recordar, o más bien resucitar, un clima político del que no quedan más que rastros; en otras palabras, dar una «segunda vida» a mayo del 68 distinta, tanto del aspecto social de los sociólogos como del testimonio de los que pretendieron, a toro pasado, encarnar la memoria oficial del movimiento.
Si mi objetivo era revelar de qué manera se impuso la historia oficial progresivamente, para ello debía no sólo liberar los años post 68 de la tutela de sus antiguos protagonistas, los que formaron la «generación» de estrellas de los años ochenta, sino también de un conjunto de categorías sociales dominantes, como «jóvenes rebeldes», por ejemplo.
Capitalismo, imperialismo y gaullismo
De Rebelión
Los acontecimientos del 68 fueron, sobre todo, un rechazo masivo de miles, o incluso de millones de personas, a seguir concibiendo la sociedad de manera tradicional, es decir, como un conjunto de categorías delimitadas y separadas. Por lo tanto, me pareció que escribir la historia de ese rechazo, de su establecimiento en la memoria y de su olvido, exigía una forma distinta, otro tipo de relato que, como el propio movimiento, estaría al mismo tiempo más acá y más allá de la sociología, que se esforzaría por reanudar la crítica filosófica de los escritores y activistas que realizaron, durante la época del 68, un esfuerzo constante para comprender qué ofrecía la política posible y para pensar la acción histórica.
Mi elección, pues, recayó en los intelectuales y militantes para quienes mayo del 68 constituyó un momento clave, o incluso el acto fundador, de su trayectoria intelectual y política: los filósofos Jean-Paul Sartre, Alain Badiou, Jacques Rancière, Maurice Blanchot y Daniel Bensaid; el activista y editor francés François Maspero; y los militantes y escritores Martine Storti y Guy Hocquenghem. Después, en una segunda fase, me dirigí al lenguaje específico de la época y a las prácticas de protagonistas, generalmente anónimos, que formaban los comités de barrios y fábricas: obreros, estudiantes, campesinos y todos los demás que se unieron para cuestionar el sistema en su conjunto, no en función de sus propios intereses, sino en nombre de los intereses de toda la sociedad.
Mi investigación con respecto al lenguaje político del movimiento de mayo del 68 no se satisfizo con la inestimable compilación de documentos realizada por Alain Schnapp y Pierre Vidal-Naquet en 1969. Consideré que las películas documentales, las pequeñas publicaciones, los numerosos folletos fotocopiados, las revistas, a menudo efímeras, y también los comentarios escritos en directo, me resultaban más útiles que las interpretaciones -de Edgar Morin, Claude Lefort o Michel de Certeau, entre otros- tan admiradas después. Efectivamente, basta con dirigirse a los panfletos y octavillas recopilados por Schnapp y Vidal-Naquet para identificar claramente los objetivos ideológicos del movimiento de mayo del 68 en Francia, que se formularon, en realidad, contra tres cuestiones: capitalismo, imperialismo y gaullismo.
Entonces, ¿cómo hemos llegado, treinta años después, a este consenso en torno a mayo del 68, que ya sólo se percibe como una simpática «rebelión juvenil» con acentos poéticos, o como un cambio del estilo de vida? La respuesta se halla en las formas narrativas adoptadas por la historia oficial que, en general, cercan estrechamente el acontecimiento reduciéndolo entonces al mínimo. La primera de estas estrategias, la reducción temporal, interpreta literalmente la expresión «mayo del 68» como «lo que ocurrió durante el mes de mayo de 1968», reduciendo considerablemente, de esta forma, la cronología de los acontecimientos. Según esta óptica, «mayo del 68» habría empezado el 3 de mayo, cuando las fuerzas del orden enviadas a la Sorbona efectuaron las primeras detenciones de estudiantes, lo que desencadenó violentas manifestaciones populares en las calles del barrio Latino durante las semanas siguientes. Y terminaría el 30 de mayo cuando De Gaulle, esgrimiendo la amenaza de una intervención armada, anunció que no dimitiría de la presidencia y disolvió la Asamblea Nacional.
Por lo tanto, mayo del 68 se limita exclusivamente al mes de mayo, ni siquiera se extiende al de junio, durante el que, sin embargo, cerca de nueve millones de trabajadores de todos los ámbitos geográficos y sociales sin distinción, prosiguieron su huelga. Así, la mayor huelga general de la historia de Francia se encuentra relegada al último plano, igual que la génesis de la insurrección, cuyos brotes ya se podían encontrar al final de la guerra de Argelia, es decir a principios de los años sesenta. Ni la violenta represión del Estado que puso fin a los acontecimientos de mayo-junio, ni la violencia izquierdista que duró hasta principios de los años setenta se mencionan. Así se ocultan entre quince y veinte años del radicalismo político cuyos síntomas ya eran evidentes en la emergencia progresiva de una oposición, limitada pero significativa, a la guerra de Argelia y en la adhesión de numerosos franceses, a raíz de la enorme sacudida de las revoluciones anticoloniales, a un análisis «tercermundista» de la política global.
Dicho radicalismo político también fue obvio en las revueltas recurrentes, hacia mediados de los sesenta, de los obreros de las fábricas francesas, así como en la emergencia de un marxismo crítico, antiestalinista, reflejado en los innumerables periódicos que florecieron entre mediados de los años cincuenta y de los sesenta. En realidad, la coyuntura política francesa estaba dominada por un marxismo muy dinámico, tanto en el movimiento obrero como en la universidad -a través de las ideas de Althusser- y en los pequeños grupos maoístas, trotskistas y anarquistas, así como en la investigación como marco del pensamiento filosófico y humanista dominante desde la Segunda Guerra Mundial. Todo eso se desvanece, sin embargo, en favor de un relato en el que mayo del 68 brota repentinamente de la nada, de manera totalmente espontánea. Este olvido seguramente es el precio que hay que pagar para «salvar» el lindo mes de mayo en el que nació la «libertad de expresión».
Esta restricción de los acontecimientos exclusivamente al mes de mayo tiene repercusiones importantes. El encogimiento temporal no sólo establece, sino que además refuerza, la reducción geográfica del escenario de las actuaciones únicamente a la ciudad de París y, más específicamente todavía, al barrio Latino. Una vez más se echa una cortina sobre los trabajadores en huelga en los suburbios de la capital y en todo el país. Las pruebas de la solidaridad que se estableció entre obreros, estudiantes y agricultores en la provincia y en otros lugares se dejan en la sombra. Según algunas fuentes la provincia conoció, durante los meses de mayo y junio, manifestaciones más constantes y más violentas que París, pero la historia oficial no dice nada al respecto. Ni una palabra sobre lo que se vivió en las fábricas de Nantes, Caen y lejos de París, ni sobre la constelación de prácticas e ideas en cuanto a la igualdad que no pueden integrarse posteriormente en el actual paradigma liberal/libertario adoptado por numerosos ex protagonistas de mayo del 68. Como ejemplo significativo está el nacimiento, en la región del Larzac, de un nuevo movimiento campesino antiproductivista, a principios de los años setenta, que conocería una «vida posterior» en el radicalismo rural igualitario de la Confederación campesina con sus ataques contra McDonald y los productos modificados genéticamente (OGM), que no dejó ningún rastro en el discurso oficial de mayo del 68.
La historia oficial, para disimular su reducción narcisista de mayo del 68 exclusivamente a los límites del barrio Latino, intenta darle una cierta dimensión internacional. Haciéndolo oculta el único factor internacional en el que se puede afirmar con certeza el papel principal, en los acontecimientos franceses como en el resto -en las insurrecciones surgidas en Alemania, Japón, Estados Unidos, Italia y otros lugares-, de la crítica del imperialismo estadounidense y la guerra de Vietnam-. La importancia de Vietnam disminuyó considerablemente en las representaciones francesas de mayo del 68 hasta el punto, por ejemplo, de desaparecer completamente en las conmemoraciones televisadas de los años ochenta, únicamente en beneficio del asunto de la revolución sexual. Esta ocultación fue compensada con la creación de otra dimensión «internacional», la de toda una serie de rebeliones, a menudo informes y mal definidas, de jóvenes de los cuatro puntos cardinales del planeta, en nombre o a la búsqueda de la libertad y autonomía personales que Sarga July había definido como «la gran revolución cultural liberal/libertaria».
Después de reducir mayo del 68 a una búsqueda individualista y espiritual, los ex líderes estudiantiles y otros portavoces autorizados, en el momento de su vigésimo aniversario, ampliaron esta búsqueda a una generación global, a todo un sector de edad de todo el mundo, para el que la consigna de los años ochenta, «libertad», definitivamente (y de manera anacrónica) ha sustituido lo que considero que fue la aspiración profunda de los años sesenta: la igualdad.
El obrero y el militante anticolonialista
Esas reducciones elaboradas por la historia oficial permitieron a los estudiantes y al mundo universitario adquirir la exclusividad del papel de representantes de los acontecimientos de mayo del 68. No hay que sorprenderse. Las barricadas, la ocupación de la Sorbona y el teatro del Odéon, las pintadas, sobre todo poéticas, se han vuelto tan inevitables como las caras de tres o cuatro ex líderes estudiantiles a quienes vemos envejecer al compás de las conmemoraciones difundidas cada diez años por la televisión francesa.
Sin embargo, en los años sesenta, la politización masiva de la juventud de las clases medias francesas se desarrolló sobre un fondo de relaciones polémicas e identificaciones increíbles con dos figuras completamente ausentes de este cuadro: el obrero y el militante anticolonialista. Estas dos figuras, los «otros» de la modernidad política, son el hilo conducto de mi investigación, tanto en los «años de mayo», que extendí en este libro desde mediados de los años cincuenta a mediados de los setenta, como después. Entiendo el término «figura» en el sentido de protagonistas históricos y teóricos que reivindican sus derechos y se convierten en objetos de deseo político y en representantes ficticios y teóricos y, finalmente, en el sentido de participantes, de interlocutores en un diálogo frágil, efímero y fijado en un punto concreto de la historia.
El «tercermundismo» francés, de alguna manera, no era más que el reconocimiento, desde finales de los años cincuenta, del hecho de que los antiguos colonizados, gracias a las guerras de independencia, ya formaban una nueva figura del «demos», el pueblo, en el sentido político del término («los condenados de la tierra»). Por la universalización o la denuncia de un mal político que a su vez movilizaba, entre otros, a los estudiantes del mundo occidental, eclipsaba cualquier manifestación de la clase obrera europea. El tercermundismo de principios de los años sesenta se mantuvo hasta después de la guerra de Argelia, antes de beneficiar, a mediados de la misma década, el endurecimiento del compromiso estadounidense en Vietnam.
Es el maoísmo el que, según numerosos militantes de la izquierda francesa, certificó la transición al desviar la atención que hasta entonces se prestaba al campesino que luchaba contra la colonización, hacia el obrero de la metrópolis para reconocer, con los huelguistas de las factorías automovilísticas de Turín, que «Vietnam está en nuestras fábricas». Así, el obrero francés se convierte, literalmente, en la figura central de los movimientos sociales de mayo del 68. Aunque el maoísmo no fue el único responsable. En Francia, durante los años sesenta, el anticapitalismo se ejercía al mismo tiempo que antiimperialismo, y sus discursos se enredaban en una trama compleja. En esa época, el lema «¡todos en pie, compañeros, por la Bolivia socialista!» bastaba para movilizar a 3.000 trotskistas, cualquier noche de la semana, en la Mutualité de París.
La fuerza intelectual de mayo del 68 residía en la unión de la protesta intelectual con la lucha de los trabajadores. En otras palabras, la subjetividad política que surgió en mayo era de tipo relacional, construida en torno a un debate sobre la igualdad; una experiencia cotidiana de identificaciones, aspiraciones comunes, encuentros más o menos exitosos, reuniones, decepciones y desilusiones. La igualdad, tal como se experimentó masivamente en aquel momento -es decir, como una práctica inscrita en el presente y probada como tal, y no como un objetivo a conseguir- constituye un enorme reto para toda la representación futura. Ya se trate de la creación de modos de actuación dirigidos a poner fin a las formas tradicionales de representación y delegación políticas eliminando las divisiones entre líderes y militantes básicos, o de la instauración de prácticas sintomáticas del compromiso masivo no reservadas únicamente a los especialistas, sino objeto de preocupación de todos, tal experiencia no puede más que amenazar los escasos métodos de los que disponemos para describir la vida diaria y sus representaciones sociales.
El problema pasa a ser todavía más espinoso veinte años más tarde, durante los años ochenta, en un clima ideológico fomentado con el pretexto de una crítica del igualitarismo. El ataque ambiciona hacer de la igualdad un sinónimo de uniformidad, control o alineación, o también de adversario feroz de la libre competencia. Cuando la idea misma de unión entre contestación intelectual y lucha de los trabajadores viene a esfumarse o a caer en el olvido, apenas subsiste ya de mayo del 68 nada más que el preludio de una contracultura «emancipadora», una metafísica del deseo y la liberación, la repetición general de un mundo constituido por «máquinas que desean» e «individuos autónomos» irremediablemente arraigados en su experiencia subjetiva.
A partir de mediados de los años setenta, nuevas figuras toman el relevo del obrero y el militante anticolonialista y movilizan la atención de los medios de comunicación. La imagen abstracta de una «plebe» que encarnaba el desamparo y la impotencia, ha servido de modelo para diseñar la figura emblemática del sufrimiento, actualmente en el centro del discurso de los derechos humanos. Y la figura del «disidente» enfocó de nuevo la atención de los franceses en la Guerra Fría más que sobre la problemática Norte-Sur que dominó los años sesenta. La víctima humana pasa a ser el centro de las representaciones, los «condenados de la tierra» se convierten simplemente en los «condenados», privados de cualquier subjetividad política, incapaces de universalizar la culpa de sus sufrimientos, reducidos a una figura de pura alteridad: víctimas o bárbaros. Al menos en Francia, como demuestro en el capítulo «Diferentes ventanas, los mismos rostros», el nuevo discurso ético en torno a los derechos humanos, formulado principalmente por ex izquierdistas deseosos de poner distancia con su pasado militante y huir de las desilusiones de mayo del 68, desempeñó un papel principal en el olvido de mayo del 68.
La necesidad del rechazo
En otros términos se puede decir que la necesidad de rechazar mayo del 68, que comienza a manifestarse hacia 1976, implica un repliegue de la esfera política hacia la esfera ética, lo que deforma no sólo la ideología del movimiento, sino también lo esencial de su herencia. Los ex izquierdistas que reivindicaron la custodia estaban entonces especialmente bien situados para revisar el significado de los acontecimientos a la luz de su «transformación espiritual». Mientras que la cultura de 1968 se había opuesto radicalmente, a veces incluso con violencia, al discurso moralizante que prevalecería a partir de finales de los años setenta, aquí se encuentra redefinido, no por la política, sino por la moral personal.
Una nueva etapa se cruzaría con la llegada de lo que Guy Hocquenghem denomina el «moralismo belicista» de los Nuevos Filósofos. En la segunda mitad del libro, expongo cómo la necesidad de enterrar mayo del 68 fue servida por los discursos sobre el totalitarismo suministrados por dichos Nuevos Filósofos y por las dos figuras del nuevo régimen de representación a partir de las cuales el final de los años setenta va a distinguir el bien del mal, a saber, los derechos humanos y el par gulag/holocausto.
«Nadie murió en el 68». En realidad esta frase que se ha oído a menudo, es falsa. Se debe interpretar su recurrencia casi obsesiva como una voluntad de dar a la insurrección, al igual que a los militantes y al Estado, una dimensión inofensiva, casi de «niños buenos». ¿Se debe medir la importancia de un acontecimiento según sus muertos? Cuando se trata de un acontecimiento cultural, ciertamente no; y está claro que la historia oficial de finales de los ochenta clasificó a mayo del 68 con esta etiqueta ya que, desde un punto de vista político, no pasó absolutamente nada -sus efectos no fueron más que puramente culturales-, o al menos es lo que afirma la versión consensual que la historia fijó, autorizó, impuso, celebró y conmemoró en los libros y programas televisados de los que hablo en el capítulo «Diferentes ventanas, los mismos rostros».
Se empleaba comúnmente el adjetivo «cultural» para hacer referencia a las numerosas transformaciones que se operaron al mismo tiempo en el estilo de vida y en la vida cotidiana, y también para designar los nuevos comportamientos que aparecieron en los años setenta, por ejemplo la generalización del uso de pantalones por las mujeres o el tuteo. Sin embargo, ¿en qué medida se puede establecer una relación causa-efecto entre el acontecimiento en sí mismo y su presunto impacto cultural? Como señaló anteriormente Jean-Franklin Narot, todo lo que originó una apertura durante esos meses, así como todo lo que pasó más tarde, no era forzosamente imputable al movimiento. La mayoría de las convulsiones de la vida cotidiana que figuran con la etiqueta de «consecuencias culturales de mayo del 68» se produjeron de manera similar en todos los países occidentales sometidos a una aceleración de la modernización capitalista, tuvieran o no su mayo del 68 (2).
¿Y si una expresión tan vaga como «efectos culturales» fuera comparable a lo que se llama en los países anglosajones «contracultura»? Al contrario que en Estados Unidos o Gran Bretaña, que conocieron durante los años 60 y 70 la evolución contracultural, tan floreciente como imaginativa, especialmente en el ámbito musical, la Francia post 68 lo único que hizo fue importarla. En Gran Bretaña o Estados Unidos, como señaló Peter Dews, era totalmente concebible que el acceso a la cultura política se hiciera a hurtadillas a través de la contracultura; en Francia e Italia, en cambio, la «contracultura» de los años setenta, generalmente, no era más que los restos de una militancia política más radical que la que surgió en Estados Unidos (3).
Por supuesto los acontecimientos del 68, igual que la filosofía y las ciencias humanas en general, tienen una gran parte de responsabilidad en la llegada a Francia, durante los años setenta, de un período de innovación y creatividad sin precedentes. En los años que siguieron a 1968 parecía que no había límites a los proyectos y empresas de propagación de las ideas; nacieron numerosos diarios y fórmulas editoriales. Todos con la preocupación común de prolongar el acontecimiento u orientar la acción política en esa dirección. En el capítulo «Maneras y prácticas» ilustro este punto con varios ejemplos, especialmente de revistas que germinaron repentinamente en el campo de historiografía.
Esas revistas se inscriben en un marco más amplio, amplitud que podemos comprobar gracias al inventario elaborado por Françoise Proust, demasiado largo para citarlo aquí de manera exhaustiva. Entre algunos ejemplos de innovaciones editoriales, cita la creación de 10/18 (1968), Lattès (1968), Champ libre (1968), Points, Seuil (1970), Galilée (1971), Folio, Gallimard (1972), les Editions des Femmes (1974), Actes Sud (1978); y en el ámbito de las revistas culturales, la creación de Change (1968), L’Autre Scène (1969), Nouvelle revue de psychanalyse (1970), Actuel (1970), Tel Quel (1972), Afrique-Asie (1972), Actes de la recherche en sciences sociales (1975), Révoltes logiques (1975) y Hérodote (1976). Finalmente, en la prensa, hacen su aparición Hara-Kiri Hebdo (1969), L’Idiot international (1969), Tout (1970), Libération (1973) y Le Gai Pied (1979). Según Proust, la afirmación de un pensamiento innovador no puede dejar de suscitar una reacción. Por ello el período 1976-1978, que coincide con la llegada al escenario mediático de una nueva clase de intelectuales, los Nuevos Filósofos, señala el principio del fin de la efervescencia creativa de mayo de 68 (4).
La conjunción de los acontecimientos
Con este libro he querido oponerme a la corriente dominante desde los años ochenta que sólo concede a mayo del 68 dimensiones culturales, cuando no morales y espirituales. La posición que adopto es la contraria: mayo del 68 fue, desde mi punto de vista, sobre todo un acontecimiento político -empleo aquí «político» en un sentido muy diferente de la actual «política partidista»-
Mayo del 68 no tenía en sí nada de acontecimiento artístico. Por otra parte ha dejado muy pocas imágenes ya que, después de todo, la televisión francesa también estaba en huelga. En cambio proliferaron las caricaturas e ilustraciones políticas -firmadas por Willem, Siné, Cabu y otros-; también hay muchas fotos. Parece que sólo los medios artísticos más rudimentarios pudieron seguir el ritmo de los acontecimientos. Y eso demuestra de qué forma la política ejercía una irresistible fuerza de atracción sobre la cultura, hasta el punto de hacerla renunciar a cualquier autonomía. ¿Cómo se explica, si no, que de repente el arte considerase que debía no sólo seguir los acontecimientos de cerca, sino además fusionarse con ellos y convertirse en un todo con la actualidad del momento?
Mayo del 68 vuelve a confirmar la asimetría y la estanqueidad que parece dominar en Francia la relación entre cultura y política. En realidad, la falta de relación está en el mismo corazón del acontecimiento: el fracaso de las soluciones culturales para dar una respuesta, la creación y el desarrollo de formas políticas completamente opuestas a las formas culturales ya existentes o la exigencia de prácticas políticas frente a las prácticas culturales.
La experiencia que llevaron a cabo los estudiantes de Bellas Artes ilustra esta tendencia mejor que cualquier otra: durante mayo del 68, dichos estudiantes ocuparon su escuela, que rebautizaron como «Taller popular de las Bellas Artes», y se dedicaron a producir, a un ritmo infernal, los carteles de apoyo a la huelga que en aquellos momentos empapelaban los muros de París. El «mensaje», contundente y directo, de la mayoría de esos carteles era afirmar, a veces de manera perentoria, que la lucha continuaba: «Sigamos luchando», «la huelga continúa», «contraofensiva: sigue la huelga», «conductores de taxis: sigue la lucha», «Maine Montparnasse: la lucha continúa». La ambición de estos carteles no era «representar» lo que estaba pasando, sino propagar los acontecimientos fusionándose con ellos. Para eso había que ser rápidos. Los estudiantes no tardaron en comprenderlo y rápidamente abandonaron la litografía que, a razón de diez a quince impresiones por hora, era muy lenta para cubrir semejante movimiento masivo. La serigrafía, ligera y fácil de usar, permitió producir hasta 250 ejemplares por hora.
Pero si la utilización de un medio rápido y flexible hubiera hecho posible, gracias a los carteles, la fusión del arte y el acontecimiento, esto no era, sin embargo, el factor esencial. Treinta años después Gérard Fromanger, uno de los militantes activos del Taller popular, recuerda la forma en que se realizaron los carteles. El título de su ensayo, «L’art c’est ce qui rend la vie plus intéressante que l’art» (El arte es lo que hace que la vida sea más interesante que el arte, N. de T.), ya dice mucho sobre el abanico de posibilidades que se abre cuando el arte se niega a aislarse de la sociedad o cuando ambiciona participar más que representar: «¡Mayo del 68, fue eso! Los artistas ya no estaban en sus talleres, ya no trabajaban, ya no podían pintar porque la realidad era mucho más potente que todas sus invenciones. Naturalmente se convirtieron en militantes, yo el primero. Se creó el Taller popular de las Bellas Artes y hacíamos carteles. Todo el país estaba en huelga y nosotros no hemos trabajado tanto en nuestra vida. Era necesario» (6).
Pero hace poco el nuevo reparto político francés ha permitido mirar de otra manera a mayo del 68. Las huelgas masivas del invierno 1995 en Francia, seguidas algunos años después por los acontecimientos de Seattle, han contribuido ciertamente a la formación, en Francia como en otras partes, de una nueva coyuntura política y de sus capacidades de innovación. Otros dos cambios en el clima político e intelectual francés tuvieron una importancia capital para mi investigación. En los últimos años ha aparecido años una serie de relatos políticos alternativos consagrados a los últimos treinta años, mayoritariamente escritos por personas activas durante la época del 68, que quieren encontrar un pasado -ya se trate del suyo o del de los otros- que consideran que se ha deformado, o incluso tergiversado, durante los años de Giscard y Mitterrand. Paralelamente, por primera vez en Francia, jóvenes investigadores, la mayoría historiadores, comenzaron a interesarse seriamente por la guerra de Argelia y por mayo del 68. Los esfuerzos combinados de estos trabajos permiten abrir un nuevo capítulo en la historia de la memoria del 68. Gracias a ellos, mi trabajo ahora está menos solo.
(1) Jean-Pierre Rioux, «A propos des célébrations décennales du Mai français», en Vingtième siècle, n° 23 (junio-septiembre de 1989), p. 49-58; Antoine Prost, «Quoi de neuf sur le Mai français», in Le Mouvement social, n° 143 (abril-junio de 1988), p. 91-97.
(2) La adopción de los franceses y otros europeos de prácticas de consumo de inspiración estadounidense se extiende sobre un período más amplio de la posguerra. Estudié la versión francesa de este fenómeno en Aller plus vite, laver plus blanc. La culture française au tournant des années 1960, Paris, Flammarion. Los acontecimientos de mayo del 68 constituyen una interrupción, y no una aceleración, en el desarrollo de este proceso.
(3) Peter Dews, «The Nuevo Filosofía and Foucault», en Economy and Society, n° 8, 2 (mayo de 1979), p. 168.
(4) Françoise Proust, «Débattre ou résister», en Lignes, 32, octubre de 1998, p. 106-120. Para Proust, que es filósofo, el final definitivo de este período de abundancia intelectual utópica se produjo en 1980 con el primer número de la revista de Marcel Gauchet y Pierre Nora, Le Débat, que consagró varios números a apoyar la obra de Luc Ferry y Alain Renat, La Pensée 68 (en el capítulo «Le consensus et sa ruine»), que desempeñó un papel importante en la construcción de la «historia oficial» del 68. Según Proust, esta revista marcó la vuelta definitiva a un diálogo limitado a los «intelectuales y técnicos (léase expertos), a través del cual el intelectual interioriza la democracia: renuncia a los inútiles deseos de cambiar el mundo y asume que la democracia representativa, sus instituciones y sus normas, es el último horizonte de cualquier grupo político; por lo tanto su función es el debate constante con los responsables a quienes trata de ayudar a pensar racionalmente las realidades, los problemas y las crisis políticas y culturales que encuentra una democracia. Al editor de la revista Le Débat, Pierre Nora, le gustaba destacar la coincidencia de la aparición de esta nueva revista con la muerte de Sartre, como declaró en una entrevista en la que definió Le Débat como lo contrario de Temps modernes y su filosofía del compromiso».
(5) Gérard Fromanger, «L’art c’est ce qui rend la vie plus intéressante que l’art», en Libération, 14 de mayo de 1998, p. 43. Ver también Adrian Rifkin, «Introduction», Photogenic Painting, Sarah Wilson, Londres, Black Dog Press, 1999, p. 21-59.
Original en francés: http://www.monde-diplomatique.fr/2008/04/ROSS/15843
Kristin Ross es profesora de Literatura Comparada en la New York University. Estudió en la Universidad de California y obtuvo su doctorado de Literatura Francesa en Yale en 1981. Es autora de varios libros sobre la cultura política francesa, como Aller plus vite, laver plus blanc, Flammarion, 2006, sobre la modernización de Francia en los años 60. También ha traducido al inglés la obra de Jacques Rancière Le Maître ignorant (The Ignorant Schoolmaster), Stanford, 1990.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y la fuente.
Crisis de autoridad y hartazgo ciudadano
Crisis de autoridad y hartazgo ciudadano
En los últimos dos días se han producido diversos hechos violentos entre civiles y miembros de corporaciones policiacas en Michoacán, Oaxaca y Chiapas. En la primera de esas entidades, habitantes de la comunidad indígena de Tarícuaro, municipio de Nahuatzen, golpearon a dos elementos de la policía que intentaban contener protestas contra un funcionario de la alcaldía local, al que acusan de prepotencia y de quien pedían su cese. En Oaxaca, pobladores de Santa María Temaxcaltepec fueron detenidos por agentes preventivos tras una confrontación con miembros de organizaciones vinculadas con el partido gobernante en ese estado, el Revolucionario Institucional (PRI). En Rómulo Calzada, Chiapas, los pobladores desarmaron y, hasta la noche de ayer, mantenían “retenidos” a elementos de la policía estatal tras un enfrentamiento entre civiles y uniformados que cobró como saldo una persona muerta y varias heridas.
A primera vista, estos hechos pudieran parecer inconexos y poco significativos, pero no lo son. En efecto, este tipo de enfrentamientos –reproducidos, en los últimos años, en casi todo el país– responden a causas distintas y se originan en circunstancias disímiles; sin embargo, todos ellos tienen un denominador común: el hartazgo de la población ante la ineficacia y los abusos de las presuntas fuerzas del orden público, a su vez síntoma de la descomposición y el agotamiento que acusa el modelo de mando-obediencia sobre el cual está fincada la trama estatal.
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Rechaza la OEA cualquier intento de ruptura territorial en Bolivia
Rechaza la OEA cualquier intento de ruptura territorial en Bolivia
■ Llama a “evitar acciones que conduzcan al alejamiento del orden constitucional”
■ El gobierno federal envía unos 250 policías para evitar conflictos durante la consulta
Afp, Dpa, Reuters y Notimex
Washington, 3 de mayo. La Organización de Estados Americanos (OEA) rechazó hoy cualquier intento de ruptura a la integridad territorial de Bolivia, aunque se abstuvo de condenar el referendo autonómico a que convocaron las autoridades del departamento de Santa Cruz con el apoyo del Comité Cívico, dominado por terratenientes y empresarios que se oponen a la política de reformas sociales del presidente Evo Morales.
En la madrugada de este sábado, el Consejo Permanente de la OEA dio por terminada una reunión extraordinaria de siete horas con una resolución que hace un “vehemente llamado a todos los actores (políticos y sociales de Bolivia) para que sus acciones se enmarquen en el respeto al estado de derecho, excluyendo cualquier acción que pueda llevar a la ruptura de la paz y del orden constitucional”.
Antes de consensuar los términos del resolutivo, los embajadores ante la OEA se alinearon en dos bandos, que enfrentaron las posiciones de Estados Unidos, Canadá y países del Caribe, por un lado, y de México, Centro y Sudamérica, por otro.
El primer grupo buscaba que el dictamen destacara un llamado a la calma, mientras el segundo intentaba respaldar al gobierno del presidente Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia, quien desde 2006 ha impulsado un proyecto de reformas sociales, recuperación de la propiedad estatal sobre los hidrocarburos y refundación del Estado boliviano con una nueva Carta Magna, aprobada en diciembre pasado por una Asamblea Constituyente, mayoritariamente formada por miembros del Movimiento al Socialismo (MAS), elegidos año y medio antes.
Al final de las negociaciones, el Consejo Permanente expresó en el primer punto de la resolución su “solidaridad y respaldo al pueblo de Bolivia, al gobierno constitucional dirigido por el presidente Evo Morales, a la institucionalidad democrática y a las autoridades elegidas por el pueblo boliviano”.
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Señala Evo a EU como conspirador para dividir a Bolivia
Notimex
El Universal
Santa Cruz, Bolivia
Domingo 04 de mayo de 2008
10:48 El presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció que Estados Unidos está detrás del intento independentista del departamento de Santa Cruz, pues ahí operan los empresarios aliados suyos que buscan el "saqueo" y la "división" del país.
"Estados Unidos encabeza la conspiración", dijo el mandatario tras afirmar que ese país "es el gran defensor de la división de Bolivia, de actitudes anticonstitucionales, de esos grupos que no quieren la igualdad de nuestros pueblos, que quieren el saqueo de nuestro país".
En declaraciones a la cadena TeleSUR, Morales aseguró que desde Washington se alentó el estatuto autonómico de Santa Cruz y la convocatoria a la consulta de este domingo para preservar los privilegios de una oligarquía fiel a sus intereses.
Agregó que la derecha boliviana busca la autonomía departamental de facto cuando ya no cuenta con argumentos para convencer a la población y persiste en llevar adelante un referendo anti constitucional e ilegal.
El presidente reiteró que su gobierno garantiza las autonomías para los pueblos que siempre han sido "pisoteados en sus derechos" y que luchan para defenderlos.
Por ello advirtió que no aceptará que en Santa Cruz la autonomía sea implementada para beneficiar sólo "a las logias" y a los "grupos oligárquicos de ricos empresarios".
Desde Santa Cruz, donde TeleSUR lo entrevistó la noche del sábado, Morales acusó que "estos grupos eternamente han estado gobernando" y los últimos años del neoliberalismo lo único que hicieron es permitir saquear los recursos naturales y la subasta de las empresas nacionales incluido los servicios básicos".
"El problema es que no aceptan que un campesino indígena pueda ser presidente de la República", concluyó.
Las autoridades del oriental departamento de Santa Cruz realizan este domingo un referendo en el que se prevé sea aprobada su autonomía plena frente al gobierno de Morales, quien ha insistido en que la consulta carece de validez oficial.
dro/grg
El alza en alimentos cuesta a México 5 mil mdd: Banxico
El alza en alimentos cuesta a México 5 mil mdd: Banxico
■ La importación de 127 insumos agropecuarios sumó 12 mil 898 millones
Israel Rodríguez J.
El incremento sostenido en el precio de 127 alimentos e insumos agropecuarios que importa México, provocó que el año pasado aumentara en 5 mil millones de dólares el costo de la factura por la compra de estos productos, una cifra que supera la totalidad de los recursos excedentes por exportaciones de crudo captados en 2007, reveló el Banco de México.
El banco central señaló que entre abril de 2007 y marzo de 2008 la compra de estos 127 alimentos e insumos agropecuarios requirió un pago al exterior por 12 mil 898 millones de dólares, 4 mil 937 millones de dólares más que los requeridos para el mismo fin en 2005, el último año en que ese universo de productos mostró estabilidad de precios en los mercados internacionales. Así, al cierre de marzo de 2008 el valor de dicha canasta registró un incremento de 62 por ciento con relación a los 7 mil 961 millones de dólares pagados en 2005, indicó.
Banxico recordó que durante los pasados 35 años se han observado varios episodios de precios relativamente altos de alimentos. Sin embargo, lo que caracteriza la coyuntura actual es la significativa magnitud de los incrementos que han ocurrido simultáneamente en un amplio grupo de productos.
El valor de las importaciones de México de un conjunto de 127 insumos de origen agropecuarios y de diversos alimentos resultó, en el primer trimestre de 2008, de 3 mil 527 millones de dólares.
Este valor de importaciones se incrementó de manera significativa a partir de 2006, debido principalmente a las alzas de los valores unitarios o precios medios de esa canasta de productos.
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Reflexiones sobre el comportamiento de cuatro manifestaciones en la Ciudad de México
Pedro Echeverría V.
1. Aunque con mil broncas económicas para trasladarme de un lugar a otro, desde hace décadas he pensado que se deben observar directamente los hechos para poder opinar con mayor conocimiento. Y no es que piense que la única vía del conocimiento es el pragmatismo y el objetivismo, es decir, que no puede darse el conocimiento por vía de la razón y la reflexión; pero vivir de manera permanente los hechos te puede hacer más sensible y comprometido. ¿Cómo hablar de problemas guiado exclusivamente por lo que uno lee en periódicos o ve por la televisión sabiendo que ésta, sobre todo ésta, entrega imágenes y lee textos deformando la realidad de acuerdo a su conveniencia empresarial? La gran prensa, radio y TV comercial tienen el objetivo de tergiversar totalmente la información de acuerdo a su muy particular interés, y el gran público, sin la mínima capacidad para discernir o diferenciar, repite y repite la idea que le inyectan en la cabeza.
2. Los periódicos impresos, la radio y la televisión han informado, a su manera, de las cuatro marchas que se registraron en esta semana que concluye en la Ciudad de México. Informaron o silenciaron, como siempre lo han hecho, acerca de lo que a ellos, como empresas al servicio del capital, interesa. A la izquierda, por el contrario, le debe preocupar informar con la mayor veracidad posible, pero siempre pensando en el interés de los mismos trabajadores. Es importante ver los objetivos de las movilizaciones, la cantidad de los asistentes, el comportamiento de los contingentes, las pancartas y los gritos de protesta, la atención de los congregados hacia los discursos y la manera de retirarse. En los cuatro actos de la semana se pudo ver dos con baja participación, desinterés y retiro de los trabajadores después de “la lista de presencia” y dos manifestaciones con alrededor de 300 mil cada una que fueron muy intensas en combatividad, en demandas y muy dispuestas a continuar la lucha.
3. La marcha encabezada por López Obrador para dar continuidad a la batalla por la defensa del petróleo contra su privatización, fue realizada el domingo 27 recorriendo del Monumento de la Independencia, pasando por Reforma, Juárez, Madero, hasta llegar al Zócalo en un número de alrededor de 300 mil personas. El contingente era muy popular como clase económica y social y durante todo el recorrido mantas, carteles y consignas fueron contra la privatización del petróleo y el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. Un porcentaje muy alto de la gente caminaba indignada y parecía tener la convicción de que esta batalla y las siguientes las iba a ganar con su combativa participación. El mitin en la explanada del Zócalo (la tercera parte aún ocupado por edificio de una exposición) pero lleno hasta las calles cercanas, reflejó un alto nivel de conciencia alrededor de su dirigente AMLO y en todo momento hacía pensar que esta lucha sería definitivamente victoriosa. Antes de retirarse los contingentes buscaban ponerse de acuerdo para otras actividades.
4. Cuatro días después, el 1 de mayo, para conmemorar ese Día del Trabajo, hubo tres concentraciones: a) el mitin encabezado por el Congreso del Trabajo, con unos 50 mil trabajadores de diferentes sindicatos de la CTM, CROC y otras centrales sindicales de 8 a 10 de la mañana; b) la marcha de un kilómetro que se estacionó en la calle de Madero por casi una hora esperando las 10 de la mañana para entrar al Zócalo, impulsada por la CROM que reunió a unos 10 mil trabajadores y c) la de los sindicatos independientes encabezados por los electricistas del SME, empleados del IMSS, los de Tranviarios, los de la Cooperativa Pascual, los telefonistas, los mineros, las sexo servidoras, más otras agrupaciones, que reunió a unos 300 mil trabajadores y entró al Zócalo a las 12 horas. Como puede verse hubo un acuerdo para que los tres actos se hicieran en el Zócalo uno después de otro, por eso fue fácil recorrer y observar cada uno en toda su plenitud.
5. El mitin del Congreso del Trabajo (organismo del PRI) sólo fue un acto protocolario en el que unos ocho oradores, todos ellos “licenciados” (según fueron anunciados) leyeron discursos. Los asistentes jamás hicieron caso ni aplaudió a los oradores porque cada núcleo charlaba libremente de fútbol, del trabajo y de cosas cotidianas sin que notara, al parecer, que alguien estuviera pronunciando discurso. La parte de la explanada libre del Zócalo estaba más o menos llena, pero la preocupación de los obreros era encontrar a su delegado sindical para que anotara la asistencia y poder retirarse cuanto antes. Así, desde la primera hora se había retirado más de la mitad de los asistentes originales, de tal modo que cuando faltaba media hora para finalizar el acto no había más de dos mil en la explanada. Todas las mantas tenían textos muy formales, sin alguna exigencia o protesta que pudiera ofender al gobierno porque, según los del Congreso del Trabajo, no usaban métodos de confrontación.
6. Los de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), que citaron a sus sindicatos las 9 de la mañana, tuvieron que esperar enfilados, casi una hora, en la calle de Madero. Desde hace algunos años dejaron de marchar junto al Congreso del Trabajo por diferencias de poder frente a los de la CTM, no porque una organización sea más avanzada o más honesta que la otra. Nada de eso. Durante toda la espera y el recorrido de no más de un kilómetro hacia el Zócalo, en una grabación a la que nadie hacía caso, se relataba la historia de la organización mientras cada contingente muy bien uniformado, hacía burlas y juegos entre compañeros. Como en el caso de los miembros del llamado Congreso del Trabajo, los de la CROM son obreros del viejo “charrismo” sindical, controlado desde lo más alto de la pirámide sindical y patronal, sin el menor interés por el sindicalismo y la política. Así como en el anterior mitin, la asistencia fue obligatoria y con control de listas por parte de los delegados de cada sindicato.
7. En la marcha de los sindicatos conocidos como independientes, participaron unos 300 mil que caminaron durante horas cubriendo las avenidas paralelas Juárez e Hidalgo para llegar al Zócalo por las calles 5 de mayo y Madero. Tan sólo los contingentes del IMSS, por un lado, y los del SME por otro, cubrían casi un kilómetro de calles cada uno y la combatividad demostrada con los gritos de consignas y con las mantas, sobre todo entre los electricistas, fue muy destacado. Algunos sindicatos llevaron mantas y gritaron consignas de apoyo a López Obrador en su lucha contra la privatización del petróleo; otros más repudiaron las reformas que el gobierno de Calderón busca imponer en la ley del Trabajo para acabar con el contrato colectivo, las prestaciones y el derecho de huelga. Fueron miles de enormes mantas con consignas obreras y antigubernamentales y las consignas que salían de miles de gargantas le daban una gran combatividad a la marcha. El mitin estuvo igual de fuerte y la audiencia no paró en sus consignas.
8. La realidad es que parece difícil que el gobierno ilegítimo de Calderón, a pesar del fuerte apoyo empresarial y de los medios de información con que cuenta, pueda seguir buscando la privatización del petróleo. En el mes de abril los mexicanos fueron convenciéndose más de la necesidad de defender su patrimonio, sobre todo a raíz de la toma de la tribuna por los legisladores del FAP y la participación de miles de mujeres lópezobradoristas organizadas para su defensa. Las tres manifestaciones del Primero de Mayo, a pesar del bajo nivel sindical y político de las dos primeras de la mañana, demostraron una clase obrera organizada y muy joven que, según datos estadísticos, vive en condiciones de pobreza y desesperación por los miserables salarios que recibe. El trabajo sindical, político e ideológico entre ellos es urgente; sin embargo esos jóvenes pronto pueden darse cuanta de su situación y estallar en rebeldía. Así sea.
pedroe@cablered.net.mx
Alfonso Hitman en el Buzón Ciudadano
3 de Mayo de 2008. En el Círculo de Estudios Buzón Ciudadano, dio inicio una serie de debates sobre el petróleo, en esta ocasión y para abrir este ciclo, estuvo como invitado el Ing. Alfonso Hitman, quien es miembro del grupo de trabajadores y ex trabajadores de PEMEX, Constitución de 1917.
Hitman señaló los errores o más bien horrores que de manera alevosa los gobiernos neoliberales han cometido en PEMEX a efecto de justificar su privatización , como es el desgaste financiero derivado de una abusiva carga impositiva, la corrupción de los funcionarios y el rezago tecnológico que han provocado a nuestra industria petrolera y energética.
http://buzonciudadano.blogspot.com
Indígenas venezolanos marchan en apoyo a pueblo boliviano
Caracas, 3 may (PL) Representantes de unas 20 comunidades indígenas marcharon hoy en la ciudad de Puerto Ayacucho, en el Amazonas venezolano, en respaldo a la unidad territorial de Bolivia y el respeto a los pueblos originarios.
La manifestación contó con la presencia del embajador de
Al intervenir ante los manifestantes, Alvarado resaltó la trascendencia del gobierno del presidente Evo Morales para los pueblos autóctonos de América, por ser el primero nacido de entre los pobladores originarios del continente.
“Ese indígena llega a la presidencia para defender los intereses de las mayorías, de los discriminados durante siglos y, para eso necesita una nueva constitución política, igual como sucedió cuando el mandatario Hugo Chávez pretendía refundar a Venezuela”, dijo.
Comentó que la nueva Carta Magna está dirigida a recuperar los recursos naturales, las empresas estratégicas del Estado y, al hacerlo, toca intereses de la gran oligarquía que impide el avance del proceso de cambios.
“No nos están permitiendo que aprobemos esa nueva constitución y ponen obstáculos, como las autonomías, con la única finalidad de dividir al país, -agregó- y el día de mañana quieren llevar adelante una encuesta, ilegal e inconstitucional”.
Chávez expresa apoyo venezolano a presidente Evo Morales
Caracas, 3 may (PL) El presidente venezolano, Hugo Chávez, manifestó hoy el apoyo de su administración al mandatario boliviano, Evo Morales, frente a los intentos de dividir ese país con un proceso consultivo anticonstitucional.
Chávez envió un mensaje de solidaridad al pueblo y el gobierno del Altiplano y alertó sobre la amenaza del imperialismo en la región durante su discurso para inaugurar los Juegos Inter-Institutos Militares 2008 en el estado Guárico.
“Bolivia está enfrentando horas dramáticas, siendo estremecida por el plan imperial, el mismo que pusieron en práctica en Venezuela durante el golpe de Estado de
Pero por más fuerza que ponga el imperio y la oligarquía de ese país, estoy seguro de que así como el pueblo venezolano fue capaz de vencer el golpe fascista y la desestabilización, los bolivianos sabrán derrotar también ese plan, sostuvo.
El estadista reiteró a la oposición interna que dentro de
Nuestro papel estará al lado del pueblo, no de la oligarquía que tanto daño le hizo a nuestro país, a la libertad y la dignidad, expresó Chávez luego de recordar cómo en el pasado los gobiernos lanzaban a los militares a las calles a reprimir a la población.
Ecuador reitera respaldo a Evo Morales
Quito, 3 may (PL) El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reiteró hoy su absoluto respaldo al pueblo boliviano y su mandatario, Evo Morales, ante las pretensiones separatistas de la oligarquía de esa nación andina.
“Lo que está sucediendo en Bolivia es gravísimo, mañana se celebrará un referéndum para declarar la autonomía en el Departamento de Santa Cruz, referéndum absolutamente ilegal que rompe totalmente
En su cadena radial de este sábado, realizada desde la localidad Comité del Pueblo, en esta capital, alertó sobre la actuación de ciertas elites bastantes prepotente, con intereses separatistas.
Tras enviar un inmenso abrazo a su compañero y amigo Evo Morales, presidente de
"Estas son las elites como ciertas elites guayaquileñas (en el sureste de Ecuador)”, que buscan desestabilizar la región y ”Santa Cruz es la región más rica de Bolivia y sus elites nunca se han sentido parte de Bolivia”, aseveró.
El mandatario rememoró que Bolivia es el país con mayor población indígena de la región y la mayoría de los habitantes de Santa Cruz, muchos no son nativos, “son extranjeros, caucásicos”.
“Esa gente no se ha sentido parte de Bolivia, ha querido un estado aparte, aprovecharse ellos sólo de la riqueza de Santa Cruz y olvidarse de Bolivia, y estos son intentos separatistas absolutamente ilegales”, enfatizó.
Correa destacó que conversó con varios presidentes suramericanas y están de acuerdo en no aceptar esta clase de actuaciones.
No nos engañemos, ante esta corriente progresista que se extiende por toda América Latina, la estrategia ahora es desestabilizar los gobiernos y “crear Balcanes, Estados como cabeza de playa para seguir con el neoliberalismo, con políticas imperialistas”, recalcó.
El jefe de Estado aclaró lo mismo que se quiere hacer en el estado de Zulia, en Venezuela, y también en la provincia ecuatoriana de Guayas, donde se encuentra Guayaquil, con un alcalde socialcristiano, Jaime Nebot.
La diferencia con Bolivia es que aquí el presidente es guayaquileño y si mañana fueran las elecciones le ganamos dos a uno en Guayaquil.
“No va a permitir en este país los intentos separatistas, pero hay que estar atentos, pues este no es problema sólo de bolivianos y nadie va a reconocer ese referéndum ilegal”, señaló.
El dignatario insistió en que existe una acción coordinada, entre alcaldes de Guayaquil, Zulia y Santa Cruz y viejos representantes de la derecha separatista de la región, indicó.
Paraguay: El doble desafío de Lugo
México, D.F., 2 de mayo (apro).- Resulta difícil disociar el triunfo como presidente del exobispo católico, Fernando Lugo, de aquella hermosa película de 1986, La misión, que pese a algunas imprecisiones históricas daba buena cuenta de la labor no sólo evangelizadora, sino social, que la Compañía de Jesús llevó a cabo en Paraguay en los siglos XVII y XVIII.
En esa época, los jesuitas establecieron en tierras que hoy pertenecen no sólo a Paraguay sino también a Brasil y Argentina, “reducciones”, centros en los que además de la evangelización se fomentó la producción agrícola y manufacturera, así como el comercio, y que construidos sobre una base igualitaria llegaron a conformar hasta 32 entidades administrativas autónomas, con una población de cien mil indios guaraníes.
Esto no agradó a los poderes coloniales de España y Portugal, que mediante sus ejércitos locales hostigaron a estas misiones hasta lograr repartírselas, pese a la férrea defensa de los indígenas --particularmente en la batalla de Caibale de 1756, que es la que se recrea en la película--, y un decenio después, finalmente expulsar a los jesuitas de tierras sudamericanas.
Desde entonces, sin embargo, los movimientos de reivindicación social en tierras paraguayas se han visto constantemente respaldados por una parte de la Iglesia católica. Y hay que subrayar que es una, porque desde la Colonia hasta ahora, los clérigos que han optado por trabajar con los sectores más desposeídos de la población no sólo han tenido que enfrentar a los poderes seculares, sino casi siempre también a su propia jerarquía eclesiástica. Y el caso de Fernando Lugo no es la excepción.
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ACCION URGENTE: Negación de información por parte del estado mexicano a los familiares de los desaparecidos Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez
RED DE ALERTA TEMPRANA
2005-2015 “Década de lu
cha contra la impunidad"
AU- 020-2008 – DESAPARECIDOS EPR
ACCION URGENTE: Negación de información por parte del estado mexicano a los familiares de los desaparecidos Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez.
México DF a 02 de mayo de 2008
Lic. Felipe Calderón Hinojosa Lic. Juan Camilo Mouriño Terrazo
Secretario de Gobernación
Dr. Estuardo Mario Bermúdez Molina Lic. Eduardo Medina Mora
Unidad de Derechos Humanos SEGOB Procurador General de
Dip. Emilio Gamboa Patrón Sen. Santiago Creel Miranda
Presidente de
Política de
Santiago Cantón Louise Arbour
Secretario Ejecutivo de
El día lunes 28 de abril de 2008 Nadín REYES MALDONADO, hija de Edmundo REYES AMAYA, recibió vía telefónica una solicitud del Lic. Alejandro HERNANDEZ, agente del ministerio público de
Ante la petición el Lic. HERNANDEZ tuvo una respuesta negativa, sin embargo, se comprometió a solicitar una reunión para horas después con su superior, la encargada del área Unidad Especializada en Investigación de Secuestros (UEIS) Nicandra CASTRO ESCARPULLI, lo cual hasta el momento no ha sucedido. Por lo cual entendemos que no hay ninguna voluntad ni sensibilidad de tomar en cuenta dichas peticiones. Por lo que podemos pensar que el Estado está simulando una investigación de búsqueda y de responsabilidad, puesto que los únicos legitimados para imponerse de autos de dicha averiguación y tener la información exacta y fidedigna son los familiares, y que se pueden hacer acompañar de personas de confianza o abogado, en este caso
CONTEXTO
A raíz de la petición que hace el EPR al grupo de intelectuales para actuar como intermediarios en el diálogo para la presentación de dos desaparecidos, Edmundo REYES AMAYA y Gabriel Alberto CRUZ SANCHEZ, se iniciaron una serie de operativos y detenciones que supuestamente pretenden dar con los responsables de este hecho. Al mismo tiempo,
Es importante resaltar que todas las acciones que hemos emprendido han sido por las vías pertinentes y siempre con los procedimientos formales respectivos conforme a derecho y por lo tanto pedimos ser tratadas del mismo modo.
Por lo anterior solicitamos:
i. Que se investigue la presunta responsabilidad y se ejercite acción penal en contra de los principales responsables en este delito: Ulises Ruiz Ortiz y todos sus funcionarios involucrados por acción y omisión, así como también a los funcionarios del gobierno federal implicados que participaron y/o encubrieron estos hechos.
ii. Con base al artículo 8 de
iii. A los organismos internacionales de protección de los derechos humanos, con base en el marco de sus atribuciones, expresen su preocupación ante la gravedad de los hechos e insten al gobierno municipal, estatal y federal a que atienda las peticiones planteadas.
iv. De manera general, conformar sus acciones a lo dispuesto por
ATENTAMENTE
RED DE ALERTA TEMPRANA
Por las organizaciones,
Dr. Adrián Ramírez López, Presidente de
DIRECCIONES:
Mandar sus comunicaciones con titulo:
AU- 018-2008 – DESAPARECIDOS EPR
con copia a enlace.limeddh@gmail.com
Presidente FELIPE DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA
Residencia Oficial de los Pinos Casa Miguel Alemán
Col. San Miguel Chapultepec, C.P. 11850, México DF
Tel: +52 (55) 27891100
Fax: +52 (55) 52772376
felipe.calderon@presidencia.gob.mx
Lic. Juan Camilo Mouriño Terrazo
Secretario de Gobernación,
Bucareli 99, 1er. piso, Col. Juárez,
Delegación Cuauhtémoc, México D.F., C.P. 06600, México,
Fax: +52 (55) 5093 3414
frjramirez@segob.gob.mx
Dip. Emilio Gamboa Patrón
Av. Congreso de
Col. El Parque, Del. Venustiano Carranza, CP, 15969, Mexico, DF
Tel. conmutador y pedir fax 56 28 13 00
emilio.gamboa@congreso.gob.mx
Senador Santiago Creel Miranda
Torre Azul, Piso 20, Reforma 136
Col. Juárez, Del. Cuauhtémoc, México DF, 06600
Teléfono 53.45.30.00 Ext: 3042,3493, Fax 3527
screel@senado.gob.mx
Louise Arbour
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
tb-petitions@ohchr.org
Sr. Amerigo Incalcaterra
Representante en México de
Naciones Unidas para los Derechos Humanos
oacnudh@hchr.org.mx
Sr. Santiago Cantón
Secretario Ejecutivo de
Humanos
cidhoea@oas.org
Favor escribir también a las Representaciones Diplomáticas de México en sus respectivos países.
Con copia: enlace.limeddh@gmail.com