SAYDA CHIÑAS CÓRDOVA
Coatzacoalcos, Ver.- La investigación del asesinato del reportero Gregorio Jiménez de la Cruz ha revelado una serie de irregularidades en la forma en la que se desempeña la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE); levantones y desapariciones forzadas forman parte del procedimiento de averiguación de la Agencia Veracruzana de investigaciones (AVI).
En Las Choapas, lugar donde fue hallado el cuerpo del comunicador, al menos seis personas fueron “desaparecidas” en medio de los operativos y sus familiares exigen que si cometieron algún delito que se les juzgue pero que aparezcan vivos. La mayoría de las detenciones ocurrieron en el bulevar Antonio M. Quirasco entre las 11 y 12 horas, apenas unas horas después de haber encontrado los restos del reportero.
Población temerosa
El 11 de febrero de 2014, a las cinco horas, la tranquilidad del municipio de Las Choapas se vio alterada por la entrada de un convoy de hombres armados, quienes ejecutaron un dispositivo de seguridad secreto para dar con el paradero de Gregorio Jiménez de la Cruz, periodista secuestrado en Villa de Allende.
En la colonia J. Mario Rosado de Las Choapas, los elementos de la AVI realizaron un operativo rápido, en el que se detienen a los presuntos secuestradores del reportero y después hallan sus restos en una fosa, a unos metros de la casa de seguridad.
En él fueron detenidos José Luis Márquez Hernández, Santos González Santiago, Jesús Antonio Pérez Herrera, Juan Manuel Rodríguez Hernández y Gerardo Contreras Hernández; horas antes, había sido asegurada Teresa de Jesús Hernández Cruz, presunta autora intelectual del secuestro.
En las siguientes horas al hallazgo del cuerpo, entre 11 y 12 de febrero, la AVI realiza varios cateos en domicilios y detiene a varias personas, la mayoría de ellos en lugares públicos pero no fueron presentadas, lo que representa irregularidades en los procedimientos que realiza la Procuraduría.
Los habitantes de Las Choapas observaron cómo circulaba por la cabecera municipal un convoy de camionetas blancas sin identificación de la Procuraduría de Justicia, con hombres vestidos de negro y la cara tapada con pasamontañas.
Las armas largas que portaban eran sólo un indicio de que eran policías, pues las lucían para amedrentar a los transeúntes. De acuerdo con los datos que emitieron los ciudadanos entrevistados, las indagaciones se realizaron en las colonias J. Mario Rosado primera y segunda sección, Olmeca, Hucapalito y Centro. Uno de los ciudadanos entrevistados señaló: “la gente tiene miedo de salir de sus casas, nada más vienen los policías, levantan a diestra y siniestra a gente que no es culpable”.
Beatriz, la primera desaparecida
Beatriz Morales Hernández de 14 años de edad, salió de Las Choapas el 9 de febrero de su casa hacia Agua Dulce, para visitar a su tía. Y en el trayecto de 31 kilómetros entre los dos municipios, desapareció.
Carmen Hernández Ruíz, madre de la menor relató que se tardaba una hora en llegar al otro municipio y siempre se reportaba cuando estaba con su familiar. Ese 9 de febrero salio de su casa a las 10 horas y una hora después su teléfono ya estaba apagado y sus familiares no daban con ella.
De acuerdo con la información que la familia recabó, ese domingo en Agua Dulce se realizaron varios cateos para buscar al periodista Gregorio Jimenez y piensan que pudo haber sido detenida. “La buscamos por todos lados, recorrimos clínicas y hospitales, fui a Xalapa con los otros familiares y nos dicen que la van a buscar en los tutelares, pero luego no nos atienden ni nos contestan”, refiere Carmen Hernández.
Mireya Toto Gutiérrez, directora general de la Comisión Estatal para la Atención Integral a Víctimas del Delito, se comprometió a buscar entre los registros de las detenciones pero tampoco le han dado respuesta. “Nos dijeron que en Agua Dulce pasaron a hacer operativos ese día que ella viajó, yo sólo le pido a Dios que esté bien, ella es una niña y no hace nada; si alguien tiene que pagar que lo pague pero no se lleven a gente inocente”.
Luis Antonio, detenido en redada
A las 11 horas del martes 11 de febrero fue detenido “en una redada” Luis Antonio Méndez Jiménez, de 27 años de edad. El joven había sido voceador y capturista del periódico La Voz del Sureste y al cerrar el rotativo, se empleó como vendedor de pan.
De acuerdo con los testigos, el joven circulaba a bordo de su motocicleta muy cerca del Colegio de Bachilleres de ese municipio, ubicado en la avenida Antonio M. Quirasco S/N de la colonia Olmeca. Fue detenido, esposado y su motocicleta decomisada.
Camerino Méndez Ramírez, padre del joven, refiere que en sus investigaciones confirmó que ese día el operativo era comandando por Enoc Gilberto Maldonado Caraza, designado fiscal especial para la investigación del periodista. Desde de que fueron avisados de la detención del joven, acudieron a todas las agencias del Ministerio Público de Coatzacoalcos, las comandancias de la AVI y el Mando Único, pero nadie les confirmó sobre el paradero del joven.
Vecinos y amigos les entregaron fotografías donde las camionetas blancas, identificadas con personal de la AVI, llevaban la motocicleta de su hijo, pero nunca fue puesto a disposición de un juez: “ya les enseñamos las fotos a las autoridades donde se ven las camionetas blancas, una de ellas va custodiando el taxi número 64 y la otra lleva en la batea la moto de mi hijo, pero insisten que no lo tienen”.
Juan Carlos, interceptado en “el campito”
Casi a la misma hora de la detención de Luis Antonio Méndez Jiménez, en un mismo operativo ejecutado por el convoy de camionetas fue retenido Juan Carlos García Rodríguez de 26 años. La detención se realizó cerca del hospital de Petróleos Mexicanos (Pemex), ubicado la avenida Antonio M. Quirasco, de la colonia Portada Norte.
Juan Carlos iba a reunirse con varios amigos y su novia, cerca de un parque que en Las Choapas se conoce como “el campito”; amigos de su padre, Juan García Ramos, observaron el operativo y la detención pero lo informaron un día después.
El joven desaparecido trabajaba en una cocteleria y hacia algunas “chambitas” en talleres mecánicos; desde los 19 años vivía solo. “Yo vi pasar a las camionetas por mi casa, iban hombres encapuchados, en camionetas sin placas y logotipos pero no me imagine que hubieran detenido a mi hijo porque ese chamaco no se metía en problemas, para nosotros es un niño”, relató el padre del joven. Desde el 11 de febrero Juan Carlos García Rodríguez no aparece, las autoridades del estado sólo han dicho que van a investigar.
Ana Luisa, capturada en el parque Diana Laura Riojas
Ana Luisa Morales Gómez, de 15 años de edad, salió de su hogar para reunirse con sus amigos en el parque “Diana Laura Riojas”, ubicado en el bulevar Antonio M. Quirasco, de la colonia Tancochapa.
A las 10 horas, su mamá María Concepción Gómez Hernández, se despidió de ella y le pidió que no se tardará mucho. Media hora después un familiar la ubica en el parque y a las 11:30 pierden comunicación con ella por vía celular.
Entre los propios vecinos la localizan y le cuentan que cinco camionetas blancas, identificadas con presunto personal de la PGJ la habían detenido junto con otros jóvenes, en ese parque. Por medio de llamadas telefónicas de jóvenes que no quieren decir su nombre por temor, ha logrado información de lo que pasó ese día.
“La agarran el día 11 de febrero y desde ese día no hay pista de ella, hasta ahorita hemos ido a todos lados a preguntar pero no nos dan razón, ella esta chiquita de edad pero parece una muchacha más grande; me hablan sus amigos y nos dicen que ellos vieron cuando la levantaron pero no podemos dar con ella”, señaló María Concepción Gómez. La joven había terminado la primaria y no pudo continuar sus estudios por falta de dinero; por las noches se dedicaba a vender hot-dogs en el parque central del municipio.
Voceador levantado en el mercado
Gilberto Hernández Ramos, de 45 años de edad fue detenido por el convoy de camionetas cuando realizaba la compra en el mercado Hidalgo, en la colonia centro, a unos pasos del palacio municipal.
Se dedicaba a ser voceador de periódico pero una hernia en la ingle lo estaba afectando; ese 11 de febrero se quedó en casa y le dijo a su esposa, María Natividad Ramos Ríos, que compraría la comida mientras ellas acudía a su cita médica en Coatzacoalcos.
Su esposa habló con él a las 9 horas para confirmarle que había llegado con bien a Coatzacoalcos, pero a las 11 horas, cuando intentó volver a tener comunicación con él, su teléfono estaba apagado. Al ser un voceador muy conocido, los vendedores del mercado lo identificaron como uno de los detenidos en el operativo que se realizó ahí, pero tampoco ha sido presentado ante un juez y en las dependencias estatales no aparece como detenido.
“Los detuvieron el día que encontraron al periodista, se lo llevaron personas encapuchas y que portaban armas, la gente vio cuando lo detuvieron pero cuando fuimos a Xalapa primero nos dijeron que iban a investigar, luego que estaba en el Cereso pero al final sólo comentaron que fue una equivocación”. Las autoridades del estado confirmaron que el vendedor de periódicos había sido ingresado al Centro de Rehabilitación Duport Ostión, pero el mismo día reculó.
Andrés, detenido en su hogar
El 12 de febrero de 2014, a las tres horas, los agentes de la AVI rompieron con un mazo la puerta de la vivienda de Andrés Leyva Ordoñez de 26 años de edad, ubicado en la calle Benito Juárez de la colonia J. Mario Rosado. Julia Ordoñez Gómez, madre del joven desaparecido narra que los policías, los cuales no se identifiquen y les exigen que entreguen las armas y los celulares y ellos contestaron que no tenían nada.
Después le exigen a Andrés Leyva que se acueste en el piso, lo esposan, lo sacan de su domicilio y lo suben a una camioneta negra y calles más abajo realizan otros cateos. Detienen a otra persona pero aun no logran ubicar el nombre. “Lo sacaron de su casa, lo único que quiero saber es si lo tienen en el penal, si tiene delito que lo purgue, pero verlo, saber que está vivo porque no está dentro de los detenidos del operativo; nadie nos ha dado razón de él”, comenta entre sollozos la madre del joven.
Los vecinos de la colonia le informa a la familia que durante todo el día y la madrugada, elementos de la AVI realizaron varios cateos en casas, ejecutando el mismo procedimiento de allanar por la fuerza las casas.
Andrés Leyva Ordoñez trabajaba en un taller de hojalatería en Agua Dulce; todos los días viajaba hacia ese municipio y regresaba a su hogar a las 18 horas. En su tiempo libre se dedicaba a animar fiestas como DJ con un precario equipo de sonido. Sus familiares han recorrido todas las cárceles de la zona sur y han llegado incluso hasta “una casa de seguridad de la AVI, en Jáltipan” y han “soltado dinero” pero en ningún lado les han informado de su familiar.
Se reúnen con autoridades del estado
Los familiares de cinco de los seis desaparecidos sostuvieron una reunión en el palacio de gobierno con Marlon Ramírez, subsecretario de Gobierno; Mireya Toto Gutiérrez, directora general de la Comisión Estatal para la Atención Integral a Víctimas del Delito; y Rosario Zamora González, directora de Investigación Ministerial de la PGJ.
Ahí les expusieron que la Procuraduría de Justicia no había detenido a sus familiares pero se comprometieron a iniciar una investigación en los penales, para confirmar que no estuvieran en alguna cárcel. Sólo en el caso de Gilberto Hernández Ramos, se les informó que estaba en el Cereso Duport Ostión, pero después corrigieron y señalaron que el dato había sido erróneo.
Las autoridades del estado han descartado que un operativo, como el que ellos describen, se haya realizado en Las Choapas, aunque los familiares de las personas desaparecidas refieren que al menos existen otros cinco casos más, parecidos al de ellos. En algunos de los casos, los familiares tienen temor de denunciar, ya que fueron amenazados de muerte.