martes, 15 de septiembre de 2009

Mujeres que forjaron patria, relegadas por la historia: Leticia López Guarneros


Fuente: La Jornada de Veracruz

Orizaba, Ver.- Su sobresaliente papel en la lucha de Independencia ni siquiera es citado en gran parte de la historia, escrita por hombres. Muy poco se conoce de mujeres como Luisa Martínez o Altagracia Mercado, combatientes de 1810, y que también, con su vida construyeron la soberanía de la nación.

La participación de las mujeres en la Independencia de México no sólo se redujo a la paciente espera del retorno de sus esposos que luchaban en los campos de batalla. No, la actividad femenil en 1810, entre otras, fue la de mantener en pie a sus familias, sus comunidades y soportar el embate y acoso de los españoles al saberse parejas de insurrectos.

Para la titular del Instituto Municipal de la Mujer en Ciudad Mendoza, Leticia López Guarneros, la presencia de la mujer en la historia de la construcción de México “no ha dejado huella en la historia del país, a pesar del papel importante que desempeñaron en el momento histórico, la lucha de la mujer en la Independencia desde entonces hasta ahora, se encuentra minimizada. Sin la participación de la mujer, el triunfo de la Independencia no hubiera sido posible”, resumió.

Pero la desvalorización de la actividad femenina tiene diversas causas: “la influencia de la Iglesia católica; los roles tradicionales femeninos, un sistema político altamente excluyente y una cultura política autoritaria y machista.” Según analiza el licenciado Luis Miguel López Mena, vocero del Inmujer: “El crecimiento de la población femenina mexicana ha sido notable desde 1810 a la fecha, pero las mujeres siguen enfrentándose a la discriminación por motivos de género, raza, edad, condición socioeconómica e incluso, estado civil. Esto a pesar de diversos logros alcanzados por las mujeres a lo largo de la historia, como el derecho de igualdad ante la ley; el acceso a la salud y a la educación, así como el derecho a la no violencia y a la no discriminación establecido en diversos instrumentos internacionales ratificados por México”.

Ahora bien, de acuerdo con una investigación digital, hay nombres de mujeres que no son citados por los libros oficiales de historia, pero que de acuerdo a la bibliografía presentada, fueron factores decisivos en la lucha iniciada por el cura Hidalgo en 1810. Por ejemplo, la página http://www.selecciones.com detalla las actividades de dos mujeres que permanecen en el anonimato oficial o, al menos, no aparecen en los datos históricos más comunes:

“Altagracia Mercado, Heroína de Huichapan, en el estado de Hidalgo, de su propio dinero armó un pequeño ejército en cuanto se enteró de la lucha por la libertad. Se puso a la cabeza y dio la pelea a los realistas. Desgraciadamente en un encuentro desafortunado perdió el combate y cuando se fijó, sólo quedaba ella en pie. Sin demostrar temor, al contrario, con la valentía que la caracterizaba, siguió peleando hasta que la capturó el enemigo. Su valor causó mucha admiración a los jefes españoles y como la costumbre era no tomar prisioneros sino fusilarlos, ordenó el coronel que los comandaba que la dejaran en libertad diciendo: Mujeres como ella no deben morir”.

No es el único caso: “María Soto la Marina, quien con valentía ayudó a las tropas del general Francisco Javier Mina. Las huestes de los realistas se enfrentaron con los insurgentes cerca del río del mismo nombre que la heroína, pero no contó el general Mina con un enemigo quizá más poderoso (la sed), pues los españoles estratégicamente se habían apoderado del río; no podían romper el cerco para llegar hasta el agua. Al darse cuenta la valiente mujer, saliendo de la retaguardia tomó dos cántaros y sin importar las balas enemigas comenzó a traer agua para que tomaran los soldados insurgentes. Una y otra vez atravesó las líneas enemigas sin importar su seguridad, hasta que todos pudieron calmar su sed sin que sufriera ningún daño.”

Recuerda la presidenta del Inmujer: “Año con año se recuerda a los héroes de la independencia, mujeres son pocas las que destacan, la mayoría permanece en el anonimato. Es el caso de Luisa Martínez, esposa de un Guerrillero apodado El Jaranero. Estuvo junto a su marido peleando, hasta que en Michoacán perdieron la batalla y, junto con los hombres, fue hecha prisionera. En el cementerio del pueblo los fusilaron. Cuando le tocó su turno gritó con todas sus fuerzas: ¡Como mexicana tengo el derecho de defender a mi patria!. Acto seguido, se desplomó abatida por las balas”.

Otras más: “El sistema patriarcal que hemos vivido en México ha sido férreo y de mano dura, sobre todo con la mujer. Aunque hay que reconocer que poco a poco va cambiando, pero en la época de la Independencia, hubo una que otra mujer decidida, irreverente y muy rebelde, entre éstas se encuentra María Ignacia Rodríguez, apodada La Güera Rodríguez. A pesar de ser una mujer golpeada salvajemente por su primer marido, logró el divorcio y se pudo casar dos veces más. De esos matrimonios le quedaron siete hijos. Era muy bella y de lengua rápida e ingeniosa, fue famosa en toda la capital. Aprovechando que entraba en los salones más elegantes, mandaba noticias o las estrategias que iba a realizar el ejército realista. Mujer decidida partidaria de la Independencia. Tuvo muchos amoríos con importantes personajes de su época entre estos con Alejandro Von Humboldt, con Simón Bolívar y con Agustín de Iturbide, a éste último lo impulsó para que consumara la independencia. La Güera Rodríguez fue una de las mujeres que influyó en hechos históricos de México y que su papel no ha sido revalorado en su justa dimensión” (tomado de http://lasamotracia.com/laguera.htm).

Doña Gertrudis Bocanegra, según cita la página http://www.centenarios.unam.mx, fue una mujer que participó también en la guerra de Independencia. Hija de padre español y madre tarasca. Nació en Pátzcuaro. Se casó con un realista de apellido Lazo de la Vega quien por amor a ella abandonó las armas. Después del grito de don Miguel Hidalgo, en Dolores, su marido y su hijo se unieron a la insurgencia con las fuerzas de Manuel Muñiz. Al apoderarse de Pátzcuaro, Muñiz acrecentó su tropa y atacó Valladolid; desgraciadamente en ese ataque murió su esposo y su hijo. Entonces ella se dedicó en cuerpo y alma a la causa de la Independencia.

Sirviendo de espía, mandaba mensajes a los insurgentes que eran muy importantes. Después de un tiempo finalmente decide unirse al regimiento en donde estaba su yerno de apellido Gaona; él la mandó a Pátzcuaro para ver la posibilidad de un ataque. Descubierta por el enemigo, fue encarcelada junto con sus hijas, sentenciada a muerte y fusilada el 10 de octubre de 1817.

“Algunas son célebres, otras no tanto, pero todas lucharon por un mismo deseo: ver a su patria libre. Todas sufrieron el flagelo de la guerra y muchas de ellas fueron fusiladas sin tener un juicio justo. Nombres hay muchos: Mariana Anaya, Petra Arellano, Francisca Torres, Antonia Ochoa, María Dolores Basurto y su hija Margarita, Carmen Camacho, María de Jesús Iturbide, María Antonia García, Gertrudis Jiménez, María Andrea La Campanera, Juana Villaseñor, Josefa Sixtos, Antonia Piña, y muchas más que ofrendaron su vida por la patria. Ellas, son apenas algunas de las tantas mujeres que participaron en la lucha independentista y que a casi 200 años de su inicio, no son citadas como parte de la historia oficial”, refirió López Guarneros.

En contra parte, mujeres cuyos nombres incluso son utilizados en escuelas, edificios, asociaciones, entre otros, y que participaron ampliamente en la lucha de Independencia, pasan a segundo término en las ceremonias oficiales donde se recuerda, primero a los hombres que encabezaron esa lucha armada.

Por ejemplo: Leona Vicario Fernández, hija de padres criollos, nació en Toluca. Quedó huérfana de padre siendo muy niña y a los 17 años de madre. Por disposición de ésta quedó como tutor su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Su vida hasta cierto punto fue novelesca y llena de aventuras. Por herencia era muy rica y cuando llegó a vivir a la ciudad de México con su tío, fue educada con exquisito gusto. En el despacho de su tutor conoció a Andrés Quintana Roo. Ambos sentían simpatía por la insurgencia y se hicieron novios. Desde ese momento arriesgándose, mandaba medicinas y mensajes de su propio dinero. Uno de los hombres que le servía de correo fue aprehendido (llamado Mariano Salazar). Después de torturarlo dijo quién era la que mandaba pertrechos a las filas enemigas, al saber Leona que habían sido descubiertos se desplazaron hasta San Antonio Huixquilucan. Su tío, preocupado y como era hombre de respeto y alcurnia, logró que el virrey le concediera un indulto. Cuando regresó a la capital fue encerrada en el colegio de Belén aun cuando se le había prometido que no la arrestarían, sin embargo, fue llevada a juicio, en el que demostró valor y dignidad ejemplar. A pesar de todas las amenazas no delató a los jefes de la insurgencia.

Quizá una de las mujeres más audaces de la época de independencia haya sido Josefa Ortiz Girón. A edad temprana quedó huérfana. Su hermana mayor la llevó de Morelia a la ciudad de México y la internó en el Colegio de las Vizcaínas. Según Fulgencio Vargas afirmaba: “Los años que estuvo recluida en ese internado le templaron el carácter. Le dieron una educación inmejorable y la prepararon para el futuro”.

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