miércoles, 8 de julio de 2009

Zacatecas se expresó


Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Jorge Lapuente

Aun cuando los resultados de las elecciones del pasado domingo no son todavía oficializados, hay suficiente diferencia entre los ganadores y quienes los siguen como para asegurar que los triunfos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Zacatecas son irreversibles.

Bien hacen algunos candidatos perdedores, que ante lo contundente de su derrota, la reconocen; acaso protesten, pero finalmente la admiten, a sabiendas de que sería inútil y hasta deleznable intentar obstruir el proceso político o buscar revanchas mediante impugnaciones ante los tribunales. Cada quien cosechó los votos merecidos, según sus capacidades, propuestas y estrategias.

Debe reconocerse que el contexto social y económico, nacional y local, ejercieron fuerte y decisiva influencia en el electorado. Estas elecciones, por la situación en que se dieron, prácticamente se convirtieron en un referéndum para los gobiernos federal y estatales no sólo en Zacatecas, sino en el país. No es gratuita la fuerte derrota propinada al Partido Acción Nacional (pan).

Los errores del presidente Felipe Calderón, el derramamiento de sangre en todo el territorio nacional en la guerra al narcotráfico, la creciente inseguridad que golpea por igual en todos los estratos sociales, el desastre económico producido por sucesivos gobiernos priístas y panistas neoliberales, fueron facturas cobradas por el pueblo en las urnas.

Vistas las elecciones como un referéndum, éste fue de claro rechazo al calderonismo. No obstante, el cambio que se avizora en el Congreso de la Unión, con lo favorable que deber ser, es aún insuficiente y tiene afiladas aristas. Las urnas convertidas en instrumento de consulta también indican que lamentablemente en algunos estados se optó por el retorno al pasado, es decir, el pasado priísta.

Hubo un manifiesto hartazgo hacia el derechismo del PAN, pero bajo el desconcierto los votos derivaron al neoderechismo priísta. La izquierda –maltrecha y no bien representada por el PRD– no fue, y qué lástima, preferida. Más vale viejo por conocido que bueno por conocer habrá sido la conseja que pesó al momento de decidir. Así fue en el ámbito nacional. En el local, por fortuna, hay matices alentadores.

En las urnas los zacatecanos expresaron un absoluto rechazo a las sucias tácticas del monrealismo, a las ilegalidades de candidatos como Alfredo Femat, quien inventó alianzas trinitarias, prohijó fundaciones de sospechoso origen y propició campañas negras que fueron rechazadas por los zacatecanos.

El triunfo de los cuatro candidatos perredistas no deja lugar a dudas: Zacatecas está con el PRD y satisfecho con el trabajo del gobierno estatal. Superada la contienda, ahora con el rumbo claro, los nuevos legisladores zacatecanos deben asumir cabalmente la tarea que les impuso el voto popular.

Cada uno, en coordinación con los diputados locales y el gobierno estatal, deberá convertirse en apoyo real de de las gestiones que la gobernadora Amalia García realiza ante la Federación. Eso se espera de ellos, porque es lo que dictaron las urnas.

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