Calderón chamaqueó al PRI
J. Enrique Olivera Arce
“Gracias al PRI, Calderón pudo tomar posesión, dicen senadores”. Así tituló la mayoría de los medios nacionales a la nota con la que se diera cuenta de las declaraciones de los senadores priístas Carlos Lozano de la Torre y Jesús Murillo Karam, en respuesta a las provocaciones del presidente del PAN Germán Martínez.
Las declaraciones de los destacados priístas pudieran tener varias lecturas, lo mismo al interior del PRI, en el PAN ó en el Movimiento Nacional de Resistencia Pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Lo relevante es que con ellas no se necesita ser profundo conocedor de la política nacional o acucioso analista para sacar en conclusión que la cúpula priísta, encabezada por Manlio Fabio Beltrones, negoció el resultado de una elección presidencial que la mayoría del pueblo de México atribuyera como triunfo de Andrés Manuel López Obrador y no de Felipe calderón Hinojosa. El PRI relegado a tercera fuerza política tras la elección del 2006, se sacrificó así en pro de “la estabilidad del país”, a decir de los senadores priístas.
Tampoco se necesita ser chucha cuerera para concluir que con tales declaraciones, Calderón Hinojosa por conducto de Germán Martínez, obtuvo lo que quería en el despliegue de su estrategia de “guerra sucia”. Si para Manlio Fabio, algunos mexicanos todavía consideran a Calderón como “presidente espurio”, para el país entero el PRI es corresponsable de un conflicto poselectoral que aún no culmina, tras los cuestionados resultados de la elección presidencial del 2006. Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata, con ello, los momios se emparejan frente a la elección intermedia para el relevo de los integrantes de la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
De aquí para adelante, “haiga como haiga sido”, para el pueblo de México tanto el PRI como el PAN van de la mano en el mismo barco, siendo corresponsables tanto de la ausencia de legitimidad de Calderón Hinojosa como de los descalabros de un gobierno ineficaz que no logra imprimir rumbo cierto a la Nación.
El que se enoja pierde; haga lo que haga, diga lo que diga, el PRI deberá pagar en las urnas las consecuencias de las inoportunas declaraciones de Murillo Karam y Lozano de la Torre. Al mismo tiempo que tendrá que apechugar la certeza de un movimiento social de resistencia pacífica, que en ningún momento ha dudado de que escamotearan al pueblo de México con un grosero fraude, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del 2006.
Lo que no se logra entender es que con tantos años de marqués, el PRI no sepa mover el abanico. Calderón Hinojosa “chamaqueó” al tricolor con la misma estrategia con la que Vicente Fox en el 2000, le expulsara de Los Pinos. Si acaso el llamado “voto útil” pudiera orientarse a favor del PRI para castigar al (des) gobierno panista en la próxima elección de diputados federales, los que lo promueven o quienes están convencidos de que esta sería la mejor opción electoral, tendrán que pensarlo dos veces: PRI y PAN, por donde se les vea, son simplemente el PRIAN, pese a que hoy día circunstancial y pragmáticamente estos se enfrenten a bacinicazos.
Después de todo, y “haiga como haiga sido”, queda demostrado que el chaparrito pelón de lentes, no es tan tonto como se cree. Su estrategia respaldada por la asesoría española, le augura buenos resultados en julio próximo, si el pueblo de México lo permite.
Pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
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J. Enrique Olivera Arce
“Gracias al PRI, Calderón pudo tomar posesión, dicen senadores”. Así tituló la mayoría de los medios nacionales a la nota con la que se diera cuenta de las declaraciones de los senadores priístas Carlos Lozano de la Torre y Jesús Murillo Karam, en respuesta a las provocaciones del presidente del PAN Germán Martínez.
Las declaraciones de los destacados priístas pudieran tener varias lecturas, lo mismo al interior del PRI, en el PAN ó en el Movimiento Nacional de Resistencia Pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Lo relevante es que con ellas no se necesita ser profundo conocedor de la política nacional o acucioso analista para sacar en conclusión que la cúpula priísta, encabezada por Manlio Fabio Beltrones, negoció el resultado de una elección presidencial que la mayoría del pueblo de México atribuyera como triunfo de Andrés Manuel López Obrador y no de Felipe calderón Hinojosa. El PRI relegado a tercera fuerza política tras la elección del 2006, se sacrificó así en pro de “la estabilidad del país”, a decir de los senadores priístas.
Tampoco se necesita ser chucha cuerera para concluir que con tales declaraciones, Calderón Hinojosa por conducto de Germán Martínez, obtuvo lo que quería en el despliegue de su estrategia de “guerra sucia”. Si para Manlio Fabio, algunos mexicanos todavía consideran a Calderón como “presidente espurio”, para el país entero el PRI es corresponsable de un conflicto poselectoral que aún no culmina, tras los cuestionados resultados de la elección presidencial del 2006. Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata, con ello, los momios se emparejan frente a la elección intermedia para el relevo de los integrantes de la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
De aquí para adelante, “haiga como haiga sido”, para el pueblo de México tanto el PRI como el PAN van de la mano en el mismo barco, siendo corresponsables tanto de la ausencia de legitimidad de Calderón Hinojosa como de los descalabros de un gobierno ineficaz que no logra imprimir rumbo cierto a la Nación.
El que se enoja pierde; haga lo que haga, diga lo que diga, el PRI deberá pagar en las urnas las consecuencias de las inoportunas declaraciones de Murillo Karam y Lozano de la Torre. Al mismo tiempo que tendrá que apechugar la certeza de un movimiento social de resistencia pacífica, que en ningún momento ha dudado de que escamotearan al pueblo de México con un grosero fraude, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del 2006.
Lo que no se logra entender es que con tantos años de marqués, el PRI no sepa mover el abanico. Calderón Hinojosa “chamaqueó” al tricolor con la misma estrategia con la que Vicente Fox en el 2000, le expulsara de Los Pinos. Si acaso el llamado “voto útil” pudiera orientarse a favor del PRI para castigar al (des) gobierno panista en la próxima elección de diputados federales, los que lo promueven o quienes están convencidos de que esta sería la mejor opción electoral, tendrán que pensarlo dos veces: PRI y PAN, por donde se les vea, son simplemente el PRIAN, pese a que hoy día circunstancial y pragmáticamente estos se enfrenten a bacinicazos.
Después de todo, y “haiga como haiga sido”, queda demostrado que el chaparrito pelón de lentes, no es tan tonto como se cree. Su estrategia respaldada por la asesoría española, le augura buenos resultados en julio próximo, si el pueblo de México lo permite.
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