viernes, 25 de septiembre de 2009

Las y los jornaleros de Guerrero trabajan en campos tóxicos de Sinaloa

Por Yunuhen Rangel Medina en CIMAC noticias.

México, DF, 25 de sep. 09 (CIMAC).- Sequía, crisis alimenticia, falta de empleo y pobreza extrema obligan a las mujeres y los hombres de Guerrero a migrar de sus comunidades al lado de sus familias para trabajar a los campos tóxicos de Sinaloa, como se muestra en “Migrar o morir”, documental realizado por Tlachinollan, Centro de derechos humanos de la montaña.

Estas dificultades derivadas del abandono en que se encuentran algunas comunidades en el estado de Guerrero, como las de la montaña, quedan de manifiesto en la cinta “que examina la vida empobrecida de la población jornalera agrícola del pueblo de Ayotzinapa, Guerrero”, que debe emigrar a Sinaloa para ir a trabajar a “Buen año”, una agroindustria donde cosechan verduras chinas exóticas para exportarlas a Estados Unidos y Canadá.

“Hay que salir a trabajar, aquí no hay nada, no hay dinero, esta todo seco” dice Diego Vázquez, joven de 32 años habitante de la localidad guerrerense donde la pobreza es extrema por lo que él, como muchos más de sus coterráneos, ven obligadas a realizar un viaje de hasta 45 horas para llegar al campo agrícola sinaloense, donde se centran las historias que ejemplifican la situación.

En este lugar, las y los jornaleros y sus familias cosechan 33 tipos de hojas que son consumidas por chinos y vietnamitas e importadas a Estados Unidos y Canadá, trabajo por el que ganan aproximadamente 120 pesos por una jornada de 10 u 11 horas.

A este trabajo que, por temporadas, dura de 4 a 6 meses, acuden cerca de 800 jornaleras y jornaleros con sus familias, el 80 por ciento es de Guerrero y el 20 de Oaxaca. El 20 por ciento de quienes trabajan en la cosecha en nuestro país, se afirma en el video, son niñas y niños.

El documental recuerda el caso de David Salgado, un niño de 8 años de edad que en 2007 perdió la vida en uno de estos campos; cuando fueron las y los periodistas a preguntar sobre el hecho, los patrones escondieron a las niñas y niños jornaleros.

Esta migración masiva deriva muchas veces en la pérdida de memoria histórica y del conocimiento y cultura de las comunidades, señala Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinoallan, para no hablar de las pérdidas en materia de salud.

Estos enormes campos son fumigados constantemente con productos tóxicos que, explica por su parte Patricia Díaz, del proyecto “Huicholes y plaguicidas”, son sustancias sumamente peligrosas que alcanzan hasta 80 kilómetros de distancia a partir del punto desde donde se aplican.

En “Buen Año” estos plaguicidas son aplicados de forma aérea, lo que resulta aun más peligroso. “Las personas, incluyendo las y los niños presentan enfermedades que no relacionan con estos productos químicos, por que no lo saben”, denuncia Díaz.

“Estos trabajos no solucionan la pobreza en las comunidades de Guerrero sino que las eternizan”, refiere Abel Barrera, director de Tlachinollan, centro al que el pasado 23 de septiembre la oficina en Washington para asuntos latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) le otorgara el premio 2009 por su constancia en la defensa de los derechos humanos de las comunidades indígenas, en especial las de la zona montañosa de Guerrero.

El documental “Migrar o morir”, realizado en colaboración con Chiapas media Proyect y el Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se exhibirá el próximo 30 de septiembre en el cine Lido, en la Condesa.

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