Niños nacen muertos
Fuente: La Jornada de Guerrero
CORRESPONSALIA
TAXCO, 11 DE MARZO. Además de la violencia, las precarias condiciones en las que viven los indígenas nahuas de Tlamacazapa han llevado a la población femenina a sufrir la muerte de sus hijos en el vientre o al nacer.
De acuerdo con reportes de la asociación Caminamos juntos para la salud y el desarrollo, hoy denominada Yotlakat Non Siwatl, 199 mujeres de la comunidad, entrevistadas en una encuesta que duró de 2002 a 2003, revelaron que en los últimos 47 años se presentaron 78 decesos antes de nacer, de los cuales 15 fueron por anencefalia, es decir, a los bebés les faltaban partes importantes del cerebro, el cráneo y el cuero cabelludo.
El estudio menciona que 19 infantes fallecieron a los 9 meses, 22 en la etapa prematura, de 6 a 8 meses y 22 en las primeras semanas del embarazo.
En cuanto a la tasa de natalidad, en los últimos 55 años se tuvieron 730 nacimientos en Tlamacazapa; reportaron que en 2002 hubo 58 alumbramientos; del 50 al 54 se cuantifican uno por año, lo mismo ocurre en 1956 y 1960, mientras que en 1962 no hubo nacimientos vivos, pese a que se tiene un reporte de ese año que hubo ocho mujeres embarazadas.
Para la organización Yotlakat Non Siwatl el estudio sirvió además para verificar que la población corre peligro constante por el medio ambiente tóxico en el que vive, por la presencia de arsénico y plomo en el agua, que son factores para la anencefalia.
Otros problemas son las bacterias y metales pesados, la defecación al aire, la convivencia con animales, casas sobrepobladas, invasión de comida chatarra, lo que ha causado desnutrición crónica y que a su vez lleva a complicaciones de nacimiento, infertilidad, enfermedades gastrointestinales, alta mortalidad perinatal, abortos y embarazos a temprana edad.
También hay arsénico, mercurio, cadmio, aluminio y plomo en las ollas de barro barnizadas y en los tintes químicos que usan para teñir la palma que trabajan.
Para Yotlakat Non Siwatl, el que muchas familias vivan en extrema pobreza y estén desnutridas y deshidratadas las hace más vulnerables a los efectos tóxicos de los metales.
Se menciona que la toxicidad pone en riesgo a los tejedores, que se alimentan básicamente de tortillas con poca proteína, verduras y fruta.
Fuente: La Jornada de Guerrero
CORRESPONSALIA
TAXCO, 11 DE MARZO. Además de la violencia, las precarias condiciones en las que viven los indígenas nahuas de Tlamacazapa han llevado a la población femenina a sufrir la muerte de sus hijos en el vientre o al nacer.
De acuerdo con reportes de la asociación Caminamos juntos para la salud y el desarrollo, hoy denominada Yotlakat Non Siwatl, 199 mujeres de la comunidad, entrevistadas en una encuesta que duró de 2002 a 2003, revelaron que en los últimos 47 años se presentaron 78 decesos antes de nacer, de los cuales 15 fueron por anencefalia, es decir, a los bebés les faltaban partes importantes del cerebro, el cráneo y el cuero cabelludo.
El estudio menciona que 19 infantes fallecieron a los 9 meses, 22 en la etapa prematura, de 6 a 8 meses y 22 en las primeras semanas del embarazo.
En cuanto a la tasa de natalidad, en los últimos 55 años se tuvieron 730 nacimientos en Tlamacazapa; reportaron que en 2002 hubo 58 alumbramientos; del 50 al 54 se cuantifican uno por año, lo mismo ocurre en 1956 y 1960, mientras que en 1962 no hubo nacimientos vivos, pese a que se tiene un reporte de ese año que hubo ocho mujeres embarazadas.
Para la organización Yotlakat Non Siwatl el estudio sirvió además para verificar que la población corre peligro constante por el medio ambiente tóxico en el que vive, por la presencia de arsénico y plomo en el agua, que son factores para la anencefalia.
Otros problemas son las bacterias y metales pesados, la defecación al aire, la convivencia con animales, casas sobrepobladas, invasión de comida chatarra, lo que ha causado desnutrición crónica y que a su vez lleva a complicaciones de nacimiento, infertilidad, enfermedades gastrointestinales, alta mortalidad perinatal, abortos y embarazos a temprana edad.
También hay arsénico, mercurio, cadmio, aluminio y plomo en las ollas de barro barnizadas y en los tintes químicos que usan para teñir la palma que trabajan.
Para Yotlakat Non Siwatl, el que muchas familias vivan en extrema pobreza y estén desnutridas y deshidratadas las hace más vulnerables a los efectos tóxicos de los metales.
Se menciona que la toxicidad pone en riesgo a los tejedores, que se alimentan básicamente de tortillas con poca proteína, verduras y fruta.
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