Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
22 de mayo de 2008
Shakira y la soberanía nacional
Yo propongo que Shakira nos rescate a todos los mexicanos. Que a golpe de cadera nos saque del trance vergonzoso en que nos ha metido la mal llamada Iniciativa Mérida. Que debiera llamarse Plan México, porque no es sino una copia mal corregida y mal aumentada del Plan Colombia, que ha permitido la injerencia de Estados Unidos hasta la cocina del gobierno del antimexicanista Álvaro Uribe.
Y es que, la verdad, a mí sí me da mucha vergüenza el papelón que andamos haciendo en Washington. Limosneando una ayuda que, según yo, no pedimos sino que nos ofrecieron muy intencionadamente como resultado de aquel encuentro lamentable Bush-Calderón en marzo de 2007 en la capital yucateca.
Ya desde entonces algo olía mal. Porque ya se sabe que ellos nunca dan algo a cambio de nada. Por pura generosidad. Que no tienen amigos sino intereses. Que si usaran huaraches no darían paso sin ellos. En fin, que los primeros beneficiados por la dichosa iniciativa son precisamente los estadounidenses, como un instrumento más de dominación apalancado con el TLC, la ASPAN y otros artilugios para la toma de decisiones sobre toda América del Norte desde la Casa Blanca. Una forzada sociedad entre Estados Unidos, Canadá y México, donde somos los vecinos pobres y molestos pero absolutamente necesarios para resguardar su frontera sur desde nuestra frontera sur. Efectivamente, el patio trasero.
Así que con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico armaron un mamotreto sin pies ni cabeza y que nadie conoce bien a bien; por lo pronto aquí en el sumiso y rebasado Senado de la República, donde se supone están los responsables de la política exterior mexicana, no se ha dicho ni pío sobre este embate brutal. Una diplomacia que en los viejos tiempos enarbolaba la no intervención y que ahora la propicia recargada en el farol de la calle. Porque es un abierto acto de injerencismo y no otra cosa el propósito de la Iniciativa Mérida.
Una farsa tramposa de pe a pa. Unas cuentas de vidrio que justificarán un intervensionismo a ultranza. Es en esos términos que el Congreso estadounidense acaba de aprobar un presupuesto rebajado de 500 a 400 millones de dólares para apoyar al gobierno mexicano en su “ejemplar” batalla contra el crimen organizado: recursos que, en primer lugar, no llegarán nunca acá, porque —además de la desconfianza— resulta que se quedarán en las alforjas de las grandes empresas estadounidenses productoras de armas, equipos de comunicación y espionaje electrónico; así que mediante una inversión virtual y con un monto de carcajada la CIA, el FBI y otras simpáticas agencias tendrán todo el derecho de meter sus narices hasta donde quieran en todas las operaciones de nuestro Ejército, Marina, Fuerza Aérea y policía. Un negocio redondo.
Con el añadido de un humillante silencio de nuestra parte mientras nos enteramos de que allá nos hacen pinole discutiendo condiciones que en otras circunstancias serían inaceptables. Como si de verdad estuviéramos en la miseria y con la mano extendida esperando una limosna. Aquí mismo se han reseñado las valiosas gestiones del señor embajador Tony Garza, quien tuvo un centenar de entrevistas con sus paisanos congresistas para cabildear la ayuda que finalmente nos chiquitearon.
Y es en medio de este lance vergonzante que hace su aparición Shakira. Entre los grandes magnates de aquí y de allá: bella, exultante y feliz dando a conocer que reunió 200 millones de dólares para sus buenas y nobles causas por los niños. O sea la mitad de lo que ha llevado más de un año de “grandes esfuerzos” de los gobiernos de México y Estados Unidos: reuniones cumbre, viajes, negociaciones, gastos y lobbing incluidos.
Así que, atendiendo a lo que me dijo hace no mucho el gran Gabo de que era uno de los seres humanos más luminosos que había conocido en su vida y a lo que ella misma ha expresado sobre lo mucho que le debe a México, yo sí le pediría este gran favor: que se ponga a chambear un par de semanas para juntarnos 400 millones de dólares que se destinarán a la noble causa de preservar la soberanía nacional de este país que tanto la quiere y la querrá todavía más.
Después de todo, yo prefiero deberle el favor a Shakira que a Bush. ¿Usted no?
ddn_rocha@hotmail.com
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