RENÉ SÁNCHEZ GALINDO
Los subsidios son recursos públicos destinados por ministerio de ley o del presupuesto para el desarrollo de determinada actividad o para programas de desarrollo social. Se trata de un instrumento del gobierno para equilibrar el desarrollo social.
En materia de vivienda, la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) del actual régimen, es la encargada de administrar y proporcionar los subsidios que anualmente se aprueban para el acceso de quienes menos tienen a viviendas dignas y decorosas como marca la Constitución.
El subsidio que se otorga a través de la Conavi tiene como destino cubrir el enganche o pago inicial de los créditos a la vivienda, vía sociedades financieras o Sofoles, Sofomes y otros entes.
Algunas Sofoles o Sofomes son Patrimonio, Su Casita, Crédito y Casa, GMAC (General Motors), ING Hipotecaria, GE Money, entre otras.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) publica trimestralmente los estados financieros y estados de resultados de la Sofoles. De ellos se advierte que durante 2009 en promedio los gastos de administración son iguales o mayores al margen financiero.
En otras palabras, las ganancias de estos minibancos conocidos como Sofoles se destinan a los gastos de administración. Es decir, se mal gasta. Esto no sería un problema si no existiera el subsidio público.
Por tanto, el subsidio termina en los elevados y desproporcionados gastos de administración de las Sofoles y no cumple con su objeto de atender a la población más necesitada, ¿o no es así?
Los defensores del neoliberalismo señalan que los subsidios deben focalizarse, es decir, dirigirse a quienes menos tienen, pero en este caso el subsidio está dirigido a quienes más tienen.
La realidad nos indica que tanta argumentación neoliberal del PRI–AN para focalizar o dirigir los recursos públicos hacia la gente en situación de pobreza, al final siempre termina convirtiéndose en negocio de unos cuantos privilegiados.
Fuente: La Jornada de Oriente
Difusión: Soberanía Popular
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