J. Enrique Olivera Arce
De verdades a verdades
En una de tantas disertaciones, conferencias magistrales diría yo, con las que enriquece a su audiencia en torno a una mesa de café, el maestro Rafael Junquera Maldonado expresó, palabras más, palabras menos: No hay que confundir la verdad axiológica con la verdad mediática. En un país en el que la cultura política en la gran mayoría de la población es asignatura pendiente, el individuo tiende a ignorar la primera, en tanto que la mediática, que le es impuesta, define su comprensión del mundo que le rodea y determina tanto su íntima escala de valores e inclinación ideológica, como su participación política en la vida pública.
Lo anterior viene a cuento, porque en efecto, en el caso concreto de Veracruz, para no ir muy lejos, la verdad mediática oscurece toda posibilidad real para la población de adentrarse en el conocimiento de la realidad real. El bombardeo mediático es atroz, palabra e imágenes virtualmente preconstruidas, se encargan cotidianamente de hacernos vivir en la ilusión de una entidad federativa, en la que el hambre, objetiva y subjetiva, y la sed de justicia, no tienen cabida frente a lo bonancible y apacible de una isla de la fantasía que es ajena al desastre nacional; antes al contrario, gracias a lo extraordinario de un gobernante sin parangón en la vida política nacional -como recién lo pusiera de manifiesto un desvergonzado ex presidente de la República-, bajo su manto protector Veracruz crece, se desarrolla y ofrece a los gobernados casi el paraíso.
En este escenario mediático, es notable el como se pondera un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 18% En Veracruz. Imponiéndose la verdad mediática sobre la verdad axiológica, en tanto se oculta el origen, desglose sectorial y regional e impacto social de tan sorprendente fenómeno; sin mayor explicación de cómo cuantitativa y cualitativamente tal crecimiento económico contribuye a elevar el nivel de bienestar en el conjunto de la sociedad veracruzana.
Si nos fuera dado observar el vaso medio vacío y no el vaso medio lleno, posiblemente reconociéramos que la verdad, siempre relativa, no se corresponde con la realidad virtual. Bastaría con sólo medir la relación entre el salario devengado por las mayorías, cuando se tiene empleo, y el costo de la llamada “canasta básica”, artificiosamente diseñada desde las esferas del poder, para comprobar que tanto el vaso como nuestros bolsillos, está más vacío de lo que esperáramos. Tal comprobación de un más que obvio desequilibrio entre la capacidad real de compra y el costo de los mínimos necesarios para subsistir, en sociedades como los Estados Unidos está considerado fiscalmente como quiebra técnica de la economía doméstica de los ciudadanos.
La gran mayoría de la población ni conoce de tales términos idiomáticos ni distingue por tanto, diferencia entre verdad axiológica y verdad mediática. De ello se vale la clase política que administra el poder real del país y, en su caso, específicamente de Veracruz, nuestra realidad más próxima. Ejemplo de ello, las llamadas encuestas políticas, que siempre responden a los intereses de quienes las pagan; las empresas encuestadoras no son hermanas de la caridad para desempeñarse gratuitamente. Con ellas, lo mismo se manipula dando atole con el dedo, que se inclina la intención del voto ciudadano, actuando de manera subrepticia sobre la mente de la gente para que esta asimile la verdad mediática que al poder conviene.
A finales de la semana pasada, aprovechando “el impacto” social y político de la visita del desvergonzado ex presidente Salinas –presuntamente favorable al PRI-, se difundió en los medios de comunicación de masas, impresos y electrónicos, uno de estos muestreos o encuesta, en la que con palabras, cifras e imágenes presuntamente resultantes de un trabajo metodológico técnicamente impecable, se le da a conocer a la población una verdad mediática “incuestionable”, sobre el notable crecimiento de los niveles de simpatía y aceptación alcanzados a la fecha por Javier Duarte de Ochoa, impuesto por el gobernador Herrera Beltrán como aspirante a la candidatura del PRI (fidelidad) para contender por la titularidad del Poder Ejecutivo estatal..
La realidad, terca como siempre, nos dice otra cosa. El joven delfín no crece ni mejora su posición frente a la de sus al mismo tiempo correligionarios que adversarios políticos, con igual aspiración. Sin embargo, la verdad mediática se impone en el grueso de la población e incluso en algunos sesudos analistas, que ya dan por hecho que el hoy diputado federal por el distrito con cabecera en Córdoba, ya es, a estas alturas y gracias a los resultados de una encuesta sacada del sobrero de algún mago, el elegido llamado a ser candidato oficial del primer priísta de la entidad.
Este último ejemplo, entre muchos, explica de manera muy objetiva, la importancia del papel que juegan encuestadoras y medios, generosamente pagados con recursos públicos, en la artificiosa vida política y social de la isla de la fantasía a la que con tanto amor y mimo, se refiriera uno de los más repudiados ex presidentes de la República. Quizá algún día aprendamos a diferenciar la verdad axiológica de la mediática.
pulsocritico@gmail.com
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