sábado, 10 de octubre de 2009

Autoridades municipales y ministeriales también marginan a mujeres indígenas


Fuente: La Jornada de Veracruz

Ciudad Mendoza, Ver.- La mujer indígena no sólo deben soportar las agresiones físicas y sicológicas de parte de su pareja, ahora el maltrato y la marginación viene de los mismos alcaldes e incluso de instituciones dedicadas a la impartición de justicia, “las mujeres en la sierra son mal vistas no sólo por sus parejas, sino que ahora las mismas autoridades las marginas y rechazan”.

La discriminación de la que son objeto las mujeres en los pueblos indígenas y su marginación del desarrollo urbano son las causas de la creciente violencia contra ellas, pero incluso, las agresiones físicas no son denunciados por razones culturales y de temor.

De acuerdo con datos del Instituto de la Mujer (Inmujer) en este municipio, mensualmente se denuncian 15 agresiones físicas en la zona urbana, “pero en la zona rural no se estila la denuncia y muchas veces su principal causa de origen es la condición actual del estatus de la mujer en las sociedades indígenas y se expresa en problemas de orden estructural, histórico y social.

Para Leticia López Guarneros, titular del Inmujer, en este municipio la atención a las mujeres en los pueblos indígenas es una prioridad; “pero es necesario aclarar que las condiciones geográficas de los municipios rurales se suma a las dificultades para atender los casos de agresiones, así como su posible denuncia de los problemas que aquejan a las mujeres y no permiten el acceso a una mejor calidad de vida”.

Por otro lado, esta serie de inequidades entre la población indígena hace que las mujeres sean vistas como objetos, en la mayoría de los casos, pero por ello se ha iniciado la implementación de acciones de respeto a los derechos de las mujeres, sin embargo reconoce que hay temor a la denuncia de los mismos hechos, “tan sólo lo vemos en las estadísticas, tenemos 15 casos registrados de agresiones físicas contra mujeres sólo en la zona urbana, pero ni uno sólo en la zona rural. Muchas de las mujeres no han valorado que el silencio de las agresiones puede ser una vida que se pierde al no ser denunciada la agresión”.

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