Francisco Velasco Zapata en APIAVirtual.
“Yo por eso les digo que mejor no lean“. Vicente Fox, ex Presidente de México.
México se encuentra en el extremo de una crisis económica sobre todo porque el gobierno se mantiene en la paraplejía. ¿Qué esperarán sus principales representantes para darse cuenta de que no podemos mantenernos en la actual y lamentable caída del producto nacional? Los ciudadanos no vemos, ni por asomo, ninguna medida eficaz que permita visualizar que el riesgo de inestabilidad social se está desvaneciendo. Todo lo contrario, parece que les place la idea de una revuelta social o de tanto miedo están pasmados. Mientras, a todos los contribuyentes nos piden -exigen- por medio de iniciativas nonatas, de discursos huecos, chafas y sin mínimos razonamientos, que sigamos pagando imposiciones fiscales para que los gobernantes sigan viviendo como “monarcas”.
¿Pensarán que no sabemos, no leemos, o no estamos enterados de las lujosas casas de descanso, eufemísticamente denominadas de gobierno, donde viven con lujos escandalosos a costa del pueblo? ¿Acaso pensarán que no sabemos lo que cuesta su manutención en gasto ordinario y de personal, y su mantenimiento correctivo y preventivo? ¿Cuánto cuestan las decoraciones periódicas que se presupuestan año con año? ¿Lo que implica que haya casas con altos costos presupuestales donde los más íntimos de sus círculos familiares o amistosos acuden y festejan con estruendosos tumultos sus inconfesables bacanales personales?
Yo desconozco a persona alguna que haya desmentido a la valiente periodista Anabel Hernández, quien en su minucioso y muy documentado libro “Fin de fiesta en Los Pinos” hizo un recuento preciso de las reuniones en las que familiares de la “ex pareja presidencial” hicieron de las suyas con espacios y recursos que aparentemente surgieron del presupuesto público y de los cuales no hemos sabido que alguien haya sido amonestado, o se le haya imputado responsabilidad, ni siquiera administrativa, mucho menos penal.
Por el bien del país es urgente que esos bienes inmuebles dejen de existir como parte del menaje de casa de privilegiados gobernantes y se transformen en museos que generen recursos fiscales. Un museo puede ser, además de un necesario espacio para la cultura y el arte, una eficiente fuente para la generación de recursos fiscales obtenidos de los visitantes extranjeros. Las residencias a las que me refiero deberían transformarse -las que tengan vocación para ello- en centros de rehabilitación para adictos; algunas de ellas podrían ser vendidas y con los recursos obtenidos se podrían realizar, construir, pequeños hospitales o escuelas de “negocios” que formen generaciones de jóvenes mejor capacitados para enfrentar las contingencias del desempleo. Podrían ser, incluso, guarderías del IMSS, claro, mejor planeadas que la ABC de Sonora.
El poder legislativo tiene la palabra, el ejecutivo la oportunidad de demostrar que tiene voluntad de decir y hacer. Los representantes del gobierno no deberían olvidar nunca, nunca, nunca, que la defensa de la independencia y de la soberanía de nuestro país es mandato explícito en la Constitución para todos ellos y que la independencia lograda en el siglo XIX no debería se motivo, ni pretexto, para dilapidar recursos en festejos, al contrario, debería ser fuente de inspiración para emular a Hidalgo, a Morelos, a Guerrero y muchos más de su tipo. Esta fracasada generación de malos gobernantes no debería pasar desapercibido, jamás, que nuestra “Constitución Federal” consigna que el Estado es el principal responsable en la conducción del desarrollo nacional para fortalecer la soberanía nacional, no para menguarla, mucho menos para atentar contra ella y, sobre todo, que ellos deberían acatar ese mandato. A los ciudadanos nos piden austeridad, pero ellos -los gobernantes- ni la intentan. Por eso la pregunta ¿Puede haber austeridad cuando los responsables de la conducción del gobierno viven como monarcas? ¿Sabrán que para poder recaudar más se requiere hacer crecer la economía y los recursos de quienes tenemos que pagar impuestos, sino de dónde? ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo. Presidente de Parlamento Ciudadano A. C.
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