Julio Boltvinik en su columna Economía Moral
En la entrega del 4 de septiembre, analicé la evolución de la pobreza en el DF y a nivel nacional entre 2004 y 2008, aplicando tanto el método foxista de medición de la pobreza que sigue utilizando (indebidamente) el Coneval como el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), que desarrollé a principios de los años noventa y que he venido aplicando (al igual que Araceli Damián) desde entonces. Concluí que de las tres dimensiones que conforman el MMIP, sólo la evolución de los ingresos es la que explicaría el alza de la pobreza integrada (las otras dos dimensiones, necesidades básicas insatisfechas, NBI, y tiempo disponible, permanecieron sin cambios). Dos preguntas quedaron en el aire: si la baja en los ingresos de la población del DF es real y por qué no bajó la pobreza de NBI en el DF como ocurrió a nivel nacional. Advertí, con datos, que la muestra en el DF está sesgada y que eso puede explicar, al menos en parte, la baja en el ingreso y, por ello, el aumento de la pobreza de ingresos en el DF. Hoy analizo la evolución de los ingresos por fuentes y deciles (décimas partes de la población ordenadas según su ingreso), tanto en el DF como a nivel nacional.
En la gráfica se aprecia que entre 2004 y 2008 creció el ingreso corriente total (YCT) de todos los deciles a nivel nacional, mientras en el DF esto habría ocurrido sólo en la mitad de ellos. Aún más: se aprecia que a todos los deciles nacionales les habría ido mejor que a los del DF, lo que se refleja en que la curva nacional está siempre por arriba de la del DF. Los deciles; sin embargo, son posiciones relativas y cada decil del DF se ubica a niveles más altos de ingresos que su correspondiente nacional. En el cuadro se han ordenado los deciles tanto del DF como nacionales según su YCT mensual por persona en 2004. Como se aprecia, el decil I del DF tenía un YCT promedio cercano al del decil III nacional; mientras el decil II tenía un ingreso intermedio entre los deciles IV y V nacionales, por ejemplo. Por tanto, la baja de 111 pesos mensuales del ingreso por persona en el decil I del DF (véase gráfica) debería compararse con el alza de 30 pesos del ingreso del decil III nacional, y así sucesivamente. Las conclusiones no sólo no se alteran sino que se fortalecen al hacerse más agudos los contrastes. Por ejemplo, el decil V del DF, parecía haber experimentado poco más de la mitad del incremento de su contraparte nacional (61 contra 118; véase gráfica), pero ahora sabemos (por el cuadro) que su ingreso está entre los de los deciles VII y VIII nacionales, y por ello aparece experimentando entre la tercera y la quinta parte del incremento correspondiente nacional (al compararse con incrementos de 193 o 310 pesos).
¿Cómo se explican, según la propia ENIGH, estas fuertes diferencias en la evolución del ingreso entre el DF y el país, aparte del sesgo de la muestra ya comentado? Para acercarse a una respuesta, conviene analizar la evolución de las fuentes de ingreso en ambos niveles.
Entre 2004 y 2008, como se aprecia en la gráfica, el ingreso mensual por persona en el DF cayó (según las ENIGH) en (-) 134 pesos, mientras a nivel nacional aumentó en (+) 225 pesos. En el DF habrían caído tanto el ingreso monetario (-131 pesos) como no monetario (-3 pesos) por persona, en contraste con el país, donde habrían aumentado ambos (+179 y +46 pesos). Aumentaron tres de los cuatro rubros agregados que componen el ingreso monetario a nivel nacional: salarios (+79), negocios (+52) y transferencias (+54) y sólo bajó la renta de la propiedad (-7). En agudo contraste, en el DF sólo habrían aumentado los salarios (+145, como se aprecia, mucho más que a nivel nacional), mientras caían estrepitosamente los ingresos por negocios (-226), sustancialmente la renta de la propiedad (-30) y moderadamente las transferencias (-17). Como se aprecia, más de 100 por ciento de la caída en el ingreso se explica por la caída de los ingresos derivados de negocios, que constituye uno de los rubros, después de renta de la propiedad, que las ENIGH captan muy mal y que, por ello, tiene baja confiabilidad.
En general, las ENIGH subestiman fuertemente los ingresos de los hogares, de ahí que sea aconsejable ajustar los datos de ingresos de los hogares de las encuestas a los que proveen las cuentas institucionales (hogares) del sistema de cuentas nacionales (como lo hace la Cepal). En el año 2000, mientras la subestimación del ingreso total de los hogares fue del 51.2 por ciento (es decir que el ingreso de la ENIGH debe ser multiplicado por 2.05, su coeficiente de ajuste, para obtener el de cuentas nacionales), los ingresos que derivan de negocios, el coeficiente de ajuste fue de 4.4 en el año 2000. Es decir, la ENIGH 2000 captó sólo 22.5 por ciento del total de cuentas nacionales, y en el caso de renta de la propiedad (intereses y alquileres de tierras y terrenos) sólo 8 por ciento (el factor de ajuste es 12.3). Mucho más confiable resulta el dato de los ingresos derivados del trabajo, que "sólo" subestiman el dato de cuentas nacionales en 25 por ciento y que deben ser ajustados con un factor de 1.3.
Con otra lógica totalmente distinta (la de las técnicas estadísticas), el INEGI estima el intervalo de confianza de cada fuente de ingresos. En la estimación realizada para 2004 (el INEGI sorprendentemente no ha publicado la de 2008), el intervalo de confianza de salarios (con una confiabilidad de 90 por ciento) es de más/menos 3.4 por ciento, es decir que al valor promedio de salarios por hogar le sumamos y restamos 3.4 por ciento del mismo y podemos afirmar (al 90 por ciento de probabilidades de acertar) que en ese intervalo se encuentra el valor real de los salarios promedio de los hogares, pero el de renta empresarial (o negocios propios) es del doble: más/menos 6.2 por ciento, y el de renta de la propiedad de más/menos 26.1 por ciento. No hay estimaciones similares para el DF.
En el DF, entonces, la única fuente de ingresos altamente confiable aumentó casi al doble que nivel nacional, mientras decrecieron las que explican casi 200 por ciento de la caída del YCT. Podemos concluir que la supuesta caída del ingreso 2004-2008 en el DF, y por tanto el aumento de la pobreza, están por demostrarse.
jbolt@colmex.mx
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