Tierras muertas y enfermedades, huellas de IMMSA en el poblado de Santa Rosa

Exigen pobladores indemnización por daños ecológicos y físicos

Fuente: La Jornada de Guerrero

CORRESPONSALIA

TAXCO, 19 DE JULIO. Habitantes de la comunidad de Santa Rosa, en este municipio, están decididos a exigir a la Industrial Minera México (IMMSA) que reponga el daño ocasionado desde hace más de 50 años por la contaminación de los jales que convirtió en tierra infértil a más de 300 hectáreas, con lo que murieron unas 100 huertas frutales, además de la presencia de las enfermedades generadas por la exposición de metales pesados en el agua y ambiente.

En la comunidad de Santa Rosa, junto a otras cinco que pertenecen a la zona de la cañada, desde hace más de 50 años, sus habitantes han padecido enfermedades por la presencia de metales pesados y la exposición de jales minerales en el medio ambiente.

Esto, también ha ocasionado la erosión de sus tierras, la muerte de animales por consumir agua del río Cacalotenango, que está contaminado, así como el medio ambiente.

El comisariado ejidal, Enrique Díaz Gómez, dijo que ante este problema, se analiza presentar una propuesta al resto de la comunidades afectadas para exigir a IMMSA resarcir el daño. Explicó que se tiene el documento de un convenio firmado en 1965, cuando la empresa Zarco Mexicana tenía la concesión de la explotación de mineral, para que en temporada de estiaje y por la contaminación del río, la minera abasteciera de agua a los pueblos de Santa Rosa, Dolores y El Ejido. “Esto, porque en aquella época, la compañía tomó dos mantos acuíferos, que corresponden a la Cañada y para resolver el problema, su obligación fue de dotar de agua a los poblados”, indicó.

Señaló que este documento ampara el uso del agua que utiliza la minera, comprometiéndose a que se abastezca del liquido a los habitantes, “sea quién quien sea, la empresa en turno, tiene que entregar el agua”.

Díaz Gómez recordó que cuando fue comisario en 1988, fue la única vez que se hizo entrega del líquido, gracias a un paro que hicieron en la entrada de la mina de la Concha “y a duras penas nos bombearon cuatro pulgadas”.