Compañeroas:
El día de hoy recibí a las 12:40 de la tarde, una llamada a mi oficina de un “número privado” de alguien que se identificó como “Horacio (de apellido inaudible)” y dijo ser el segundo responsable “de la plaza” (sic) quien además de saber mi nombre completo, aseguró “tenerme bien identificado” y “conocer todos mis movimientos”. Además de amenazarme con insultos, me solicitó una cantidad de dinero que nunca alcanzó a especificar “para dejarme mover tranquilo a mi y a mi gente”. Ante mi negativa de acceder a pagar ninguna cantidad por carecer de recursos (lo cual todo mundo que me conoce sabe que es cierto), me paso la llamada en dos ocasiones con quien dijo ser el Jefe (sic), quien cada vez incrementaba más los insultos y las amenazas y me exigía que “les cumpliera” si no quería “lamentarlo”. Después de más de 10 minutos de insistencia y amenazas, la conversación concluyó con la sentencia de que si no quería “juntar dinero para entregarles, juntara dinero para el entierro que viene pronto”.
Estoy consciente de que este tipo de llamadas, desgraciadamente son comunes en éstos tiempos y que pude ser objeto de un intento más de soborno, de los tantos de que es objeto actualmente la inerme ciudadanía. Sin embargo me resultan preocupantes las referencias que estas personas hicieron acerca de “mis movimientos” y la “sugerencia” de que si les entregaba dinero “me dejarían mover tranquilo”. Para nadie es desconocido de que a raíz de nuestro compañero Jorge Gabriel Cerón Silva desapareció el pasado 14 de marzo del 2007, la asociación que presido, el Taller de Desarrollo Comunitario, ha tenido que incursionar en la denuncia y exigencia de su presentación con vida y que desde entonces participamos en el Comité de Familiares y Amigos de Secuestrados, Desaparecidos y Asesinados en Guerrero y que hemos incursionado en la difícil tarea de la defensa de los derechos humanos, lo que nos ha hecho más solidarios y comprometidos en la lucha contra la impunidad. También ha sido pública nuestra denuncia sobre la indiferencia, pasividad y silencio cómplice de las autoridades, desde el Gobernador, el Procurador y demás instancias estatales y federales.
Este incidente viene a agregarse a una serie de amenazas y “mensajes” que anteriormente me han llegado por distintos medios y que por su carácter anónimo, no habíamos visto necesario denunciar públicamente.
Reitero mi compromiso de mantener la lucha, que junto con mis compañeros del TADECO, he venido realizando por impulsar un desarrollo comunitario autogestivo y democrático en Guerrero y por lograr que la conquista de los derechos humanos nos encamine hacia una nueva sociedad con pan, trabajo, justicia y libertad, además de la necesaria lucha contra la impunidad, la libertad, la justicia y los derechos ciudadanos.
Nuevamente hago responsable a las autoridades estatales y federales de mi seguridad física y moral, así como de todos mis compañeros del Taller de Desarrollo Comunitario, del Comité de Familiares y Amigos de Secuestrados, Desaparecidos y Asesinados en Guerrero y de mis seres queridos”.
Atentamente:
Fco. Javier Monroy Hernández
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