miércoles, 11 de mayo de 2011

Desobedecer a los opresores


FERNANDO ACOSTA RIVEROS

Grandes y sabias enseñanzas ha dejado a la población mexicana y a los pueblos amigos de México en todo el mundo la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad convocada por Javier Sicilia, poeta y patriota promotor de la cultura y la fraternidad. La protesta pacífica que salió desde Cuernavaca en el histórico, heroico y sufrido estado de Morelos hasta llegar a la también fraterna y solidaria Ciudad de México, se multiplicó en diferentes ciudades, municipios y poblados de la patria de Ricardo Flores Magón.

Varios minutos de silencio, de protesta y de reflexión. Silencio por todos los que han muerto en esta estúpida guerra llamada también “combate al narcotráfico y a la delincuencia organizada”. Silencio, protesta y reflexión por los huérfanos, las viudas, madres y padres que perdieron hijos; sobrinos y sobrinas que no tendrán más el cariño de sus tías o tíos; abuelitas y abuelitos que han llorado a sus nietos, también amigos y buenos vecinos que se extrañan en Aguascalientes, Baja California, Colima, Campeche, Chihuahua, Durango, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Zacatecas, en todos los estados de México, el país añorado por poetas de nuestra América como Gonzalo Rojas, de Chile; Porfirio Barba Jacob, de Colombia, y José Martí, de Cuba.

Esta guerra inútil que ha hecho más millonario al imperio estadunidense y más infelices a varios sectores de la población mexicana fue impuesta por un gobierno usurpador que ha violado la Constitución mexicana y los derechos humanos todos los días, semanas y meses transcurridos desde el 2 de diciembre de 2006 cuando el espurio Felipe Calderón Hinojosa tomó la decisión de legitimarse, una vez más, por la fuerza.

Javier Sicilia, autor dee_SNbSTríptico del desierto, hizo un llamado a la desobediencia civil, a no pagar impuestos, a rodear la Cámara de Diputados y el Senado para exigir, a quienes supuestamente “representan a la ciudadanía”, que respeten las instituciones y cumplan con su deber. El poeta y analista, colaborador ene_SNbSLa Jornadae_SNbSye_SNbSProceso,e_SNbSrecordó que existe todavía un gramo de bondad en delincuentes, militares, policías y políticos para “que entiendan que no queremos que el país siga como va”.

Mensaje contundente y humanista que puede interpretarse como un exhorto a desobedecer a los opresores. Las mexicanas y los mexicanos honrados no pueden permitir que su país sea pisoteado por quienes comandan mafias destructoras y egoístas. Vale más un soldado o policía que es separado del Ejército o de una corporación porque se niega a torturar o disparar contra inocentes que un ser humano que por aceptar y obedecer las órdenes de un sistema opresor se convierte en asesino y criminal.

Los dirigentes, militantes y simpatizantes de partidos políticos, deben vigilar con atención para que en sus colectividades no se infiltren mafiosos que nunca merecerán el calificativo de políticos porque quizás ni han leído en un diccionario lo que significa la palabra política. Hay que defender y valorar la política como una ciencia, una disciplina y una actividad que promueva la justicia y la dignidad. Ejemplos de dignidad y justicia han entregado a México y el mundo varios patriotas como los zapatistas.

“No se trata de quién es de izquierda, de centro o de derecha. No se trata de si son mejores los panistas, o los priístas o los perredistas o como se llame cada quien, o si todos son iguales de malos. No se trata de quién es zapatista o no lo es. No se trata de estar con el crimen organizado o con el crimen desorganizado de este gobierno. No. De lo que se trata es de que para poder ser lo que cada quien escoge ser, para poder creer o no creer, para elegir una creencia ideológica, política o religiosa, para poder discutir, acordar o desacordar, son necesarias la paz, la libertad y la justicia”, expresó el comandante Davide_SNbSen nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) durante su discurso pronunciado en una plaza de San Cristóbal de las Casas. Chiapas, el pasado sábado 7 de mayo en apoyo a la marcha reflexiva y de protesta convocada por Javier Sicilia.

Los alumnos y profesores de escuelas públicas y privadas en todo México pueden regalarse a sí mismos unas horas en sus aulas para reflexionar sobre tres palabras: Dignidad, Justicia y Paz. Hacer un alto en la rutina cotidiana y pensar en las posibilidades de mejorarse y ayudar a mejorar el país desde cada trinchera: aula, fábrica, oficina o taller. La indiferencia amenaza con reproducir oprimidos verdugos. Quien oprime empieza por oprimirse a sí mismo al querer exterminar esos gramos de bondad de los que habló Javier Sicilia.

Desobedecer a los opresores de las diferentes mafias organizadas o desorganizadas. Educar para la amistad, la convivencia, la fraternidad, la justicia, la solidaridad, es una de las grandes y sabias lecciones que ha otorgado a México la Marcha por la Paz, con Justicia y Dignidad.

Fuente: La Jornada de Jalisco

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