viernes, 2 de octubre de 2009

ONG's Evidencian violaciones a los derechos humanos laborales de las y los jornaleros agrícolas en Sinaloa



Difusión Cencos México D.F., 1 de octubre de 2009
Boletín de prensa
ProDESC, Ambulante, Tlachinollan

En Sinaloa los trabajadores agrícolas son contratados por temporadas de 4 a 6 meses, durante ese periodo padecen de transgresiones a los derechos humanos como: jornadas laborales de ocho a 12 horas diarias con un pago de $65.00, viviendas de cartón, falta de seguridad social y libertad sindical, trabajo infantil, manejo de plaguicidas que ocasionan intoxicaciones e incluso la muerte.

El Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, AC (ProDESC), Promedios de Comunicación Comunitaria y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan a través de la investigación “Los Derechos Humanos Laborales violados en los campos agrícolas de Sinaloa y el documental Migrar o Morir: jornaleros agrícolas en los campos tóxicos de Sinaloa, evidencian los quebrantamientos a los derechos humanos laborales que viven las jornaleras y los jornaleros agrícolas en los campos de Sinaloa:

Los trabajadores agrícolas laboran por temporadas de 4 a 6 meses, durante este periodo se encargan de recolectar, fumigar y empacar tomate, pepino, chile, calabaza y berenjena por $65.00 diarios en jornadas que van de ocho a doce horas en promedio; son obligados a trabajar los días festivos y domingos, sin recibir el pago correspondiente conforme marca la ley laboral y; son contratados mediante un enganchador o contratista donde no figura ningún contrato escrito, todo se hace de manera verbal, lo que ocasiona que los patrones evadan la responsabilidad de otorgarles prestaciones sociales.

La mayoría de las y los jornaleros viven en galeras construidas con lámina galvanizada o de cartón, con divisiones en cuartos que generalmente miden 3 X 4 metros., donde habita una familia constituida por un promedio de seis integrantes; la mayoría de los cuartos no tienen piso de cemento ni ventilación y duermen en el piso; el servicio sanitario está conformado por letrinas y regaderas de uso colectivo, muchas veces construidas con plásticos de desperdicio, madera podrida o cartón unido con tachuelas.

Los jornaleros agrícolas carecen de programas de atención a la salud, puesto que la mayor parte no están afiliados al IMSS y cuando lo están reiteradamente se presenta la negativa de los patrones o encargados de otorgar los pases de atención médica para el Seguro Social. Durante la temporada a veces son atendidas por las brigadas del IMSS que se desplazan a los campamentos una vez al mes. La falta de atención médica ocasiona que muchas veces las enfermedades curables (fiebre, diarrea, etc.) tengan consecuencias fatales e incluso provocar la muerte, sobre todo entre los niños.

La exposición a plaguicidas es otro de los grandes riesgos a los que se enfrentan los trabajadores migrantes, debido que, a pesar de las leyes y normas que existen sobre los plaguicidas químicos, la aplicación y manejo de éstos en las empresas agrícolas, transgrede los derechos de los trabajadores y los de sus familias, ya que no se les permite contar con un empleo que cuente con las condiciones de seguridad e higiene que respete la dignidad como ser humano.

En las jornaleras agrícolas una de los principales quebrantamientos a los derechos humanos laborales es cuando las mujeres se encuentran embarazadas, debido a las extenuantes jornadas en los campos de trabajo, pueden sufrir complicaciones, especialmente aquellas que se encuentran en el segundo y tercer trimestre de gestación. Asimismo, después del parto, la mayoría de las jornaleras en pocos días se reintegran al trabajo, bajo las condiciones deficientes en las que se encuentran, el desgaste físico es muy alto. También, al no contar con servicio de guardería , los bebés son llevados en la espalda durante toda jornada del día.

El Sindicato Nacional de Trabajadores del Campo, Similares y Conexos (CTM) mantiene el control sindical sobre los jornaleros agrícolas a través de la titularidad de los Contratos Colectivos. No obstante, que su actividad no tiene relevancia en la defensa de sus derechos laborales, se les descuenta $2.00 o $3.00 pesos como cuota sindical cada semana.

En este contexto, Ambulante se une al esfuerzo de Tlachinollan y ProDESC para coadyuvar a visualizar la violación a los Derechos Humanos Laborales evidenciados en la investigación y el video. Éste último no sólo es un instrumento de difusión sino es una herramienta para la denuncia y la generación de conciencia acerca de los diferentes abusos que padecen los jornaleros agrícolas en México.

México D.F., a 30 de septiembre de 2009

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