jueves, 11 de junio de 2009

Hacia 2010


Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Jaime Enríquez Félix

Las temperaturas en la ciudad han aumentado. Aunque por las mañanas soplan vientos frescos –que nos recuerdan ligeramente el invierno– durante el día el clima alcanza calores que resultan sofocantes. De igual forma, las campañas electorales han hecho también ascender las temperaturas políticas.

Los llamados partidos grandes –Partido Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD)– monopolizan las promociones televisivas, los encuentros periodísticos, las bardas, los espectaculares, como queriendo presumir los presupuestos electorales de que disponen, y desde luego, los dominios políticos en la nación.

Un PAN con el Poder Ejecutivo Federal y programas muy concretos para el apoyo a los que menos tienen, que fundamentalmente son los votantes que deciden. Un PRI que deja manosear los comicios federales o estatales con su predominio de gobernadores en el país.

Así, los 129 mil millones de pesos que recibe como presupuesto el gobierno del estado de México, con Enrique Peña Nieto al mando, por ejemplo, influyeron electoralmente en estados como Guerrero e Hidalgo, entre los “casi” vecinos, pero la “Fuerza Mexiquense 2000” no se detiene en esas fronteras, por el contrario, aún patalea y envía los denarios a otras entidades de la República.

El PRD, por su parte, gobierna Zacatecas, lo que no debiera ser una ventaja, pero lo es. De forma que sus candidatos se placearon muchos meses antes, y hoy, en la disputa por las diputaciones federales, de alguna manera se benefician con los niveles de exposición pública que han mantenido durante largo tiempo ya.

Los partidos pequeños contribuyen a atomizar el voto. Si en otros tiempos los tres tercios entre “los tres grandes” les obligaban precisamente a reclutar más de 30 por ciento de los sufragios para obtener el triunfo, hoy el panorama es distinto.

Basta con que uno alcance entre 20 y 22 por ciento de los votos y que los otros dos se disputen entre 27 y 30 por ciento para tener su futuro asegurado, dejando lo demás para repartir rebanadas de 5 por ciento o menos del cremoso pastel a los pequeños.

Eso sólo favorece a los partidos grandes, pues los libera de la necesidad imperativa de crecer o hacer trabajos más propositivos e intensos. Esa nueva composición política ayuda, cuando mucho, a defender el registro nacional de los pequeños.

Sin embargo, la verdadera contienda en la entidad se cocina para el año 2010, donde se disputará la gubernatura del estado. La joya de la Corona. El año que vivimos sólo se emplea para calentar el ring y para que los sparrings se preparen a dar la gran batalla.

Muchos precandidatos hay en todos los partidos, no obstante, candidatos todavía en ninguno. La ingenuidad republicana de los hoy diputados independientes quiso provocar un ambiente prelectoral en la entidad para adelantar de alguna forma la contienda del año venidero.

Lo único que logró fue su migración desde un partido que les había otorgado su capital y patrimonio político y los lanzó a un incómodo limbo, desde donde han tenido que ponerse a tocar la puerta de las Siete Casas, pidiendo “por piedad” una plurinominal para el jefe de la tribu, quien creía tener derecho de sangre como el que otorga el poder del rey a sus descendientes.

El resultado es conocido por toda la población: ningún partido aflojó candidatura alguna. Hubo fintas en el PAN, otras en expresiones y corrientes del PRD, y finalmente, la puerta que se ha abierto es sólo la del PRI, pero para darles cabida como militantes, no como candidatos.

El delegado general del PRI en el estado ha sido enfático: “¡que no se equivoque nadie! No hay, ni habrá futurismo ni desplazamiento de cuadros priístas. Es esencial aclarar categóricamente que cualquier ciudadano tiene el derecho constitucional de afiliarse al partido político que desee”.

“Para aspirar a una candidatura debe reunir los requisitos y antigüedad de militancia que señalan sus documentos básicos. Es una aspiración legítima y un derecho de los cuadros militantes. Por lo tanto, se aplaza unos días la incorporación al PRI de los diputados independientes para que las solicitudes respectivas de afiliación tomen el curso del trámite estatutario”.

La respuesta ha sido contundente: afiliación, sí, pero candidaturas nunca. Adentro hay pesos pesados, y el PRI no tiene ni precandidatos ni candidatos todavía. El PRD de alguna forma ha dibujado un perfil de aspirantes a la gubernatura: dos senadores y dos diputados federales están dentro de esa conformación.

Pero en un partido con las características de éste no dudamos que la lista pueda alargarse hasta llegar a los 20 contendientes dispuestos a luchar “hasta el último aliento”. Y si la diversificación es una cualidad, de igual manera es un defecto que volverá a meter en convulsiones al sol azteca, como si de un epiléptico se tratara.

Habrá que esperar otra elección ruidosa. Sin embargo, sus mecanismos son naturales: cualquiera que aspire se puede registrar, y también cualquiera puede ganar, como ha ocurrido en muchas elecciones anteriores. El PAN perfiló originalmente un candidato joven, alcalde de la ciudad, con “buen look”, sin embargo, su propia clase política lo ha carcomido.

La participación del dueño de un periódico local y nacional mete ruido a la elección en ese instituto político y, desde luego, el senador de la República con perfil perredista y arraigos populares será el otro detonante. El verdadero banderazo de salida a la contienda por la gubernatura se dará en los tiempos “políticamente correctos”: cuando se instale el próximo Congreso federal y en cuanto tenga lugar el quinto Informe de la gobernadora.

Entonces sí, ¡que Dios nos agarre persignados!, porque la guerra santa y de exterminio se iniciará en cada partido y se reflejará desde luego en el quehacer cotidiano en Zacatecas. Los presupuestos de todos los partidos se almacenan en los silos, como si se tratara de granos de maíz o de frijol para una hambruna futura.

Hace 10 años las elecciones se hacían con ideas, principios y saliva; hoy son denarios que suenan a oro cuando tintinean el uno con el otro.

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