Fuente: La Jornada de Oriente (Puebla)
JAVIER PUGA Y AMÉRICA FARÍAS
Hace una década Tehuacán era una ciudad modelo en donde no existía desempleo; ahora, en 2009, este municipio y su región padecen la contaminación que dejó la industria maquilera de exportación, misma que se sigue incrementando por la actividad de las granjas porcícolas y avícolas.
Los jóvenes que llegan a laborar a esas granjas, así como a la industria de la confección y de lavandería que aún persiste envejecen rápidamente y no tienen mayor posibilidad de crecimiento y desarrollo profesional, según señaló el sacerdote católico del municipio de San Gabriel Chilac Anastasio Hidalgo, mejor conocido en la región como el padre “Tacho”, cuya labor altruista y de defensa de los derechos humanos es ampliamente reconocida en todo el valle de Tehuacán y otras entidades del país.
Para el párroco, estos males ambientales y sociales tienen un mismo origen: las promesas de los partidos políticos de generar empleos, aunque para cumplir hayan tenido que recurrir a capitales especulativos que desaparecieron en cuanto encontraron mejores condiciones para enriquecer a sus dueños en otros países.
Consideró que tal vez fue un experimento, pero Tehuacán se convirtió en un municipio maquilero que atrajo a población de las inmediaciones, de la capital del estado y hasta de Veracruz debido a las ganancias inmediatas que proporcionaban los nuevos empleos.
“Había trabajo, pero eran a base de capitales golondrinos: acumularon (riqueza) y se fueron. Sabemos que la inversión maquilera estará donde tenga las mejores facilidades, en donde no tenga problemas de obreros, de sindicatos, donde se le faciliten los terrenos y el agua. ¿Tendríamos que agradecer a las autoridades, a los propios maquileros que hayan traído estas fábricas? Definitivamente no”, cuestionó Hidalgo.
Las tierras de lugares como San Diego Chalma ahora son azules por la cantidad de sustancias químicas que lleva el dren de Valsequillo, que es azulado, y así se siembran hortalizas. Los obreros que trabajan en la maquila padecen problemas de salud, particularmente en las vías respiratorias.
“Esto perjudica en especial a los jóvenes, porque envejecen rápidamente en las maquilas; tienen trabajo, pero no uno a futuro; además, hubo un crecimiento de población desmedido: a finales de la década pasada había unas 100 colonias en Tehuacán, hoy es posible que existan unas 50 de las que ni su nombre sabemos, pero ahí están”, agregó.
En cierto momento, la industria maquilera no pudo concentrarse toda en ese municipio, por lo que empezó a expandirse a otros aledaños, como Ajalpan y Chilac. A principios de la actual década, Chilac sólo contaba con 16 maquiladoras, de las cuales todas se fueron a menos.
“Algunos de nosotros nos pusimos a exigir y demandar: no estábamos en contra de las maquilas, siempre y cuando pagaran un salario justo, no el mínimo para morirse, sino para sobrevivir. Que paguen el salario suficiente para atender las necesidades y a la familia”, afirmó el padre Tacho.
Hace una década, al igual que en los actuales tiempos de campañas electorales, los políticos de ese entonces hicieron miles de promesas, pero cuando ofrecieron trabajo sólo tenían en mente la instalación de una fábrica maquilera, que por muy grandes que fueran no podían absorber más allá de 300 obreros.
“Una vez abierta la fábrica, los políticos se desentendieron de los problemas y las consecuencias de ese tipo de industria, cuando afirmaron que habían cumplido su promesa de campaña”, indicó.
Virus “raros”
Aseguró que en el poblado de San Antonio, cerca de Chilac, sí existen cuadros similares al de la tuberculosis, particularmente en jóvenes que estuvieron laborando en las fábricas de ropa.
“Me llama la atención que gente enferma que viene a verme tendrá 40 años y parece más vieja. Me responden que es porque llevan cuatro, cinco o más años trabajando en la maquila”, afirmó el sacerdote, quien también practica la medicina homeopática.
Lo mismo ocurre con enfermedades de la piel, ya que le ha tocado atender varios casos, junto con los de alergias y una serie de “virus raros”, que ni los médicos alópatas han podido determinar cuál es su origen.
La gente se enferma, pero no sabe de qué, y en los hospitales les aseguran a sus pacientes que les detectaron un virus, pero los médicos de la ciudad de Puebla desconocen el origen y las consecuencias que puede provocar ese microorganismo a la salud; lo que sí es que a la gente queda paralizada y muy enferma, pero todos estuvieron trabajando en las maquilas o en las granjas porcinas y avícolas, sostuvo Anastacio Hidalgo.
“No existen plantas tratadoras de agua ni para las negras ni para las azules. Nosotros que sepamos que en la región alguien está tratando el agua no es así. En Chilac todas las descargas son atrás del templo parroquial y lo mismo: ¡se dan unas cosechas enormes!”, afirmó.
–¿Y las casas de salud? Cómo ha visto la atención médica en los lugares que recorre?
–Pues ahí están los edificios, pero los servicios no.
Defensa del agua y la tierra
Entrevistado por La Jornada de Oriente en su parroquia de San Gabriel Chilac, sostuvo que lo que nunca se previó ni se tomó en cuenta es que la atracción de inversiones a Tehuacán y la región fue bajo el esquema capitalista de globalización, en donde todo es privatizado, hasta el agua.
En ese sentido, el padre Tacho informó que para que la población conozca más a fondo sus derechos y el beneficio de proteger sus recursos naturales él, junto con decenas de activitas que están integrados en las redes Cualli Nemilistli y Migrante Puebla–Tlaxcala, está trabajando desde hace dos décadas en un espacio llamado “Enlace de Agentes de Pastoral Indígena”, que tiene como objetivo la difusión de información respecto a la defensa de la tierra y el agua.
Este trabajo, subrayó se hace dentro de la iglesia católica, pero no en al nivel de las jerarquías eclesiásticas, sino con la base, directamente con los creyentes.
“Tenemos trabajos de pequeña comunidad, de parroquias, diócesis, región y nacional. Ya hablamos de la madre tierra. El año pasado tocamos el tema del sagrado maíz; platicamos sobre el rechazo a los transgénicos, del apoyo al maíz nativo, de hacer más conciencia del cuidado de la tierra porque somos hombres y mujeres que no entenderíamos nuestra existencia sin el maíz. Fue todo una de reflexión. Este año vamos a tratar el tema del agua”, indicó.
En la Mixteca oaxaqueña y poblana existe poca disponibilidad de agua, y esto está hasta en los nombres de los pueblos: San Juan Atzingo, junta auxiliar de Chilac significa en náhuatl “donde hay poca agua”. En Chilac el agua es control y manejo económico, dijo. En ese sentido, la autoridad no pone un distingo entre el agua que es para consumo y la que está destinada para el uso industrial: quien más consume debe pagar más, indicó.
Dijo que no ha observado daños en la salud en las personas que habitan en el valle de Tehuacán y la Sierra Negra, y que hayan trabajado en la maquila o en las granjas pecuarias, o por contaminación de los mantos freáticos. Lo que sí es que existe mucha estigmatización hacia algunos poblados, como San Diego Chalma, pues la gente evita comprar verduras y hortalizas a los campesinos de este lugar debido a que siembran con aguas azuladas de químicos de la maquila.
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