Fuente: La Jornada de Zacatecas
Redacción
Armín Tovar
Ah, cuánta casualidad! Inicia el mes de junio y un diario nacional destaca en primera plana que, según sus propias mediciones, el presidente Calderón alcanzó su máximo nivel de aprobación ciudadana con 69 por ciento, justo cuando ya se sienten en la población los efectos severos de la crisis económica. ¡Toda una hazaña!
El gobierno federal y su partido, Acción Nacional (PAN), ejecutando una estrategia electoral basada en pedir a los ciudadanos que los voten “para ayudar al Presidente en su lucha por la seguridad y en contra del crimen organizado”.
Para que eso funcione, la imagen del Presidente es fortalecida al aprovechar los golpes mediáticos recientes por las detenciones de jefes de algunas bandas delictivas y de funcionarios públicos presuntamente vinculados con el crimen.
Casualmente esa estrategia empezó a consolidarse a partir de la increíble fuga de los 53 reos del penal de Cieneguillas. Demasiado fácil para ser real, todos en armoniosa y supuesta “complicidad”: director, custodios, reos y comando rescatista. Nada discordante. Hasta se dejaron filmar para después reclamar el récord de tiempo en fuga para contingente numeroso.
¿Por qué si los mandos del penal estaban implicados en un operativo tan minuciosamente planeado iban a “olvidar” que había cámaras y después iban a dejar ahí los videos que delatan una “fuga” digna del teatro de la calle? ¡No tiene sentido!
¿Todos de acuerdo?, ¿o acaso los custodios recibieron órdenes inesperadas de mandos reales? Se necesitó mucho más que una brillantísima y secretísima conspiración de carceleros y encarcelados para que ese hecho fuera posible. Los siempre disponibles simplistas del periodismo apuntaron de inmediato el dedo acusador en contra del gobierno del estado. “¡Desgobierno!”. “¡Complicidad!”.
Y uno se pregunta, ¿qué ganaba el gobierno estatal con ese golpe?, ¿suicidio político en plena contienda electoral? ¡Es absurdo! Dicen los que saben que cuando no aparece el culpable hay que buscar primero entre los directamente beneficiados por el delito.
Pero no sólo la salida de los reos del penal se antoja increíble, sino también la, hasta hoy, misteriosa desaparición del comando, sus rescatados y los vehículos. ¿Se los tragó la tierra? Oportunidad suficiente ya habrán tenido para desaparecer rastros y dispersarse sin contratiempos por diferentes partes del país.
Se necesitó mucho más que tirar en el camino las torretas y los logotipos falsos para que eso fuera posible. Es demasiado poder de movilidad nacional y de contención policiaca como para adjudicárselo al gobierno del estado.
No secaba aún la tinta de los comentarios sobre tales hechos cuando, por pura casualidad y coincidencia temporal, el diario nacional en cuestión puso en primera plana la posible vinculación de la familia Monreal con el narcotráfico, por haberse encontrado ¡en enero! mariguana en bodega de su propiedad.
Información tardía e interesada, pero con ella la confrontación política local entre el equipo de la gobernadora Amalia García y la familia Monreal adquirió, gracias a una rápida e irreflexiva interpretación, una extraña dimensión nacional.
Si unos habrían hecho la maldad (no demostrada) de ayudar a, o por lo menos aprovecharse de la fuga del penal para hacer quedar mal al gobierno estatal, los otros habrían respondido “filtrando” la nota acusatoria (hecho tampoco demostrado ni reivindicado) para probar los vínculos monrealistas con el narco y su posible complicidad con los recientes hechos.
La participación directa de los principales protagonistas en un público y ríspido debate nacional, con acusaciones mutuas, abonó a las interpretaciones en ese sentido. Pero una nueva casualidad cambió el rumbo de los hechos.
El mismísimo diario nacional mencionado “logró” obtener copia de los videos del penal que muestran la fuga de los reos, y orgulloso, los cedió a las televisoras para su profusa difusión, sin ocultar su origen. Todos lo vimos.
¿Qué razón tendría el gobierno del estado para filtrar los videos que divulgan una salida absurda e increíble de reos de su penal, justo en el momento de realizar de sus propias investigaciones y el deslinde de responsabilidades? ¡Ninguna! Tampoco tiene sentido. Entonces, ¿quién mas tuvo acceso a los videos y el interés de mostrarlos a nivel nacional?
Hay, por tanto, evidencias de un tercer auto-invitado y posible promotor de esa historia y creo que por eso mismo la gobernadora del estado, Amalia García, se retiró de inmediato de esa polémica pública, para dejar que las investigaciones de uno y otro caso sigan su curso, y me parece también que eso explica la aparentemente sorpresiva declaración del senador Monreal donde propone acabar con el pleito y darle vuelta a la página.
Los únicos que intencionalmente no lo quieren ver y aún atizan el fuego de las provocaciones son las plumas y voces irresponsables al servicio del PAN y sus candidatos, a quienes el conflicto ajeno les queda a modo, así como los obtusos resentidos metidos al periodismo mercenario que simplemente cobran bien por expresarse mal.
Desde esa óptica general, los hechos inmediatos posteriores de Michoacán encajan. Otra casualidad: el gobierno federal y su partido decidieron jugar la carta de aporrear al rival más débil para ganar puntos y popularizar al Presidente, y para ello, con golpes publicitarios, han puesto en entredicho nacional a dos de los gobiernos estatales más emblemáticos del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Michoacán ha padecido gravemente los efectos de la violencia criminal. No hay duda. Incluso razones habrá para sospechar de alguno de los funcionarios detenidos. Tal vez, pero para cuando los arraigos y las indagatorias culminen, para cuando se vea quién sí y quién no, las elecciones habrán pasado. Y hay quien se atreve a decir que no hay en ello un cálculo político.
Aturdido y enredado en sus propias contradicciones el rival más débil, el PAN-gobierno se apresta ahora a enfrentar al que considera su mayor enemigo a vencer para obtener la mayoría parlamentaria que tanto anhela para la gobernanza de la segunda mitad del sexenio. Retó bravucona y provocadoramente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para debatir, pero ellos solitos.
Huele a emboscada, pero en principio el PRI se enganchó en lo que podría ser un hecho que dislocaría aún más la credibilidad de un sistema plural y multipartidista que no termina por consolidarse. Habrá que ver qué les tienen preparado a los priístas para los días previos al inviable debate.
Sucede a veces que al analizar hechos consumados se tiende a encontrar racionalidad, lógica, estrategia y hasta complot en acontecimientos circunstanciales e inconexos entre sí. Mera casualidad de coincidencias.
Sin embargo, cuando las casualidades se encadenan desde una misma causalidad, por iguales conductos y con el mismo fin, como es el caso, estamos más allá de los caprichos del azar, a menos que se crea en la perversidad de las casualidades.
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