lunes, 13 de octubre de 2008
Obama, menos malo que McCain
J. JESúS ESQUIVEL
Washington, 13 de octubre (apro)- La debacle financiera y la crisis económica que afecta a Estados Unidos y a la economía mundial, le ha permitido a Barack Obama el candidato presidencial demócrata, posicionarse como el favorito para ganar las elecciones presidenciales del 4 de noviembre; no porque tenga un programa de reestructuración macroeconómico infalible; sino porque John McCain, su contrincante republicano no puede ni sabe como deslindarse de las políticas del presidente George W. Bush, responsables de la recesión.
El segundo debate de los tres a realizarse entre McCain y Obama, antes de los comicios de noviembre, fue una gran oportunidad para los dos aspirantes a la presidencia de presentar sus propuestas de solución a la crisis económica y financiera; pero ninguno de los dos fue capaz de aprovecharla porque en realidad no saben cual puede ser el curso que tome la economía frente a la enorme volatilidad y amenaza del mercado bursátil de Wall Street.
De acuerdo a las encuestas de opinión llevadas a cabo después del debate, Obama fue el ganador absoluto de la contienda; el 56 por ciento de los electores lo considero así mientras el 40 por ciento opino lo contrario.
Este resultado surgió de la llamada "encuesta de encuestas" que hace la cadena de televisión CNN en base a una decena de sondeos de los medios de comunicación.
Los electores estadunidenses que están totalmente desilusionados y molestos por la ineficacia de Bush para solventar una crisis que él mismo propicio con la instrumentación de políticas fiscales, sociales, económicas y financieras que solo favorecieron al sector empresarial, financiero y a los ricos, asumen a McCain como un hombre honesto y con mucha experiencia para abordar los temas de seguridad nacional.
El problema que tienen los electores con el candidato presidencial republicano es que no lo conciben como un hombre con la capacidad para formular una política económica independiente de su partido ni de las modalidades implantadas por la presidencia de Bush. Sus propuestas de solución a la crisis se sustentan en el principio fundamental de la doctrina republicana y de la Casa Blanca: reducción de impuestos a todos los sectores de la población del país.
Obama tampoco ofrece una formula mágica, tanto este candidato como McCain apoyan el paquete de rescate financiero por 700 mil millones de dólares para sacar del atolladero a Wall Street, y diseñado para comprar acciones hipotecarias en bancarrota y de alto nivel de riesgo, para la nacionalización parcial de la banca privada. El electorado no esta de acuerdo con el paquete.
Ambos aspirantes a la presidencia proponen una reestructuración fiscal con recortes a los gastos gubernamentales y buscar estrategias para reducir y eventualmente eliminar la independencia de Estados Unidos de las importaciones de petróleo. El elevado costo de los energéticos ahogo al bolsillo de los estadunidenses contribuyendo en un 17 por ciento a la pérdida de ingresos de cada familia, de acuerdo al análisis del Departamento de Comercio.
La ventaja de Obama sobre McCain frente a la crisis y la debacle financiera, se ubica en su propuesta tributaria que ganó muchas simpatías entre los electores durante el segundo debate.
Obama asegura que si el gana la presidencia de Estados Unidos su gobierno instrumentará un recorte de impuestos para los contribuyentes con ingresos anuales menores a los 250 mil dólares.
Para los estándares socioeconómicos de los Estados Unidos, un ingreso menor a los 250 mil dólares corresponde a la clase media, el sector de la población más trastocado por la crisis financiera e hipotecaria.
El mensaje de Obama con este proyecto fue muy sencillo: "Yo si entiendo los problemas económicos que están enfrentando, yo soy uno de ustedes".
En Estados Unidos se considera que solo el 5 por ciento de la población pertenece a la clase privilegiada; los ricos y los grandes empresarios.
Conforme se profundiza la crisis económica y financiera, los electores estadunidenses, incluidos los de la clase media conservadora, tradicionalmente seguidores incondicionales del Partido Republicano, perciben a Obama como un político con una plataforma de gobierno más enfocada al sector social que al financiero.
El derrumbe de Wall Street que puso en entredicho la viabilidad de la doctrina del capitalismo estadunidense -hasta antes de la crisis era imposible siquiera pensar en la nacionalización de la banca estadunidense-, manifestó la ineficacia de McCain para poder deslindarse de las tácticas conservadoras republicanas y de Bush; hecho que hasta el momento coloca a Obama como la esperanza de un país que cuando salga de la crisis financiera y económica; se dará cuenta que se quedo sin autoridad moral y credibilidad para continuar imponiendo la doctrina del libre mercado y del dominio del capital privado como epicentros para la preservación de la democracia y los derechos humanos en el mundo.
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