viernes, 10 de octubre de 2008

Islandia, en bancarrota

La crisis es grave y va a ser prolongada, advierte el FMI■ Estamos al borde de una recesión mundial, afirma
■ No se debe permitir que la debacle financiera se vuelva problema humano: BM


Roberto González Amador (Enviado)



El famoso “reloj” que actualiza en tiempo real la deuda nacional de Estados Unidos ya no tiene suficientes dígitos para mostrar el pasivo de la mayor economía mundial, que supera los 10 billones de dólares, informó hoy la cadena CNN. Ubicado a gran altura cerca de Times Square, tiene 13 dígitos, uno menos de los necesarios para exhibir la astronómica deuda asumida durante la presidencia de George W. Bush. Además del monto total de la deuda, también muestra en su parte inferior el dinero que debe cada estadunidense, dividiendo el total por la población del país
Foto: Ap


Washington, DC, 9 de octubre.

“Estamos al borde de una recesión mundial”. Así resumió hoy Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la situación después de varias semanas de turbulencia financiera. “La crisis es grave y va a ser prolongada”, advirtió. También dijo que ya hay una lección que se debe aprender de lo ocurrido el último año. “La peor situación sería hacer las cosas como antes las hacíamos” afirmó.

La emergencia no es sólo financiera, apuntó Robert B. Zoellick, presidente del Banco Mundial (BM). “Debemos ir más allá del rescate financiero y pasar al rescate humanitario”, planteó. Dijo que 44 millones más de personas sufrirán desnutrición este año por la combinación de altos precios de alimentos y de la energía, más la caída del crecimiento por la crisis en los sistemas financieros de países avanzados.

“Para los pobres, ese aumento en la desnutrición significa una pérdida de potencial que no se recupera; no debemos permitir que la crisis financiera se vuelva una crisis humana”, añadió Zoellick.

A esta ciudad comenzaron a llegar los ministros de hacienda y gobernadores de bancos centrales de 185 países que asisten a la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial. El ambiente es de vértigo, porque cada actualización de las noticias deja ver que la crisis financiera con epicentro en Estados Unidos es mayor y de más graves consecuencias de lo que se había previsto. Este viernes y sábado habrá una reunión de los responsables de finanzas del Grupo de los 7 (G-7) países más avanzados, para tratar de articular una respuesta coordinada a la crisis.

“La crisis es hoy de todo el mundo y tiene repercusiones en todo el mundo”, apuntó Strauss Kahn en una conferencia de prensa, al tiempo que planteó la necesidad de acciones coordinadas para enfrentar la situación de urgencia. “No hay soluciones domésticas para una crisis como esta”, aseguró. En el plazo inmediato, abundó, lo más importante es “restablecer la confianza” de los participantes en los mercados financieros y fortalecer el capital de las instituciones.

Hasta ahora, sólo en Estados Unidos las pérdidas de capital suman 1.4 billones (millones de millones) de dólares, una riqueza superior al tamaño de la economía mexicana.

Así como hay un “calentamiento global” por el cambio del clima, el jefe del FMI habló hoy de un “calentamiento financiero global” que ha ido a más desde finales del año pasado a la fecha. Si el primero está elevando la temperatura del planeta, el segundo va a modificar la relación de fuerzas del poder económico.

“Claro, obviamente”, respondió Strauss Kahn cuando fue interrogado sobre si la actual crisis, que afecta en primera instancia el crecimiento de las economías avanzadas, va a cambiar el equilibrio económico del mundo.

“El último año el crecimiento de las economías emergentes representó dos tercios del crecimiento mundial”, apuntó. “Si tenemos razón en nuestras previsiones, en 2009 el crecimiento de las economías avanzadas será de cero o negativo. Entonces el avance vendrá de los países en desarrollo. ¿Significa eso un cambio de poder? Con el tiempo la diferencia de tasas de crecimiento tendrá consecuencias sobre la ponderación relativa de algunos países”, abundó.

Islandia, en bancarrota

Este jueves, Islandia, uno de los países con mayor nivel de bienestar en el norte de Europa, se declaró en bancarrota. Es la primera vez que una cosa así ocurre. Se sabía de quiebras de personas, de empresas, de bancos, pero nunca de un país completo. Ocurrió que el gobierno decidió garantizar la totalidad de depósitos bancarios para atraer capitales.

Los depósitos sumaban varias veces el PIB de la nación y los tres mayores bancos anunciaron hoy que no pueden devolverlos, afectados por la turbulencia financiera mundial.

Es la más reciente noticia después de que el viernes pasado fuera aprobado el paquete de 700 mil millones de dólares (60 por ciento del PIB de México) para apoyar con fondos públicos al sistema financiero estadunidense. Pero los mercados financieros han seguido a la baja. El de Nueva York, el mayor del mundo, ha perdido un tercio de su valor en 12 meses. El miércoles pasado, el gobierno británico anunció un apoyo de 118 mil millones de dólares para que siete de los mayores bancos de ese país, incluido el HSBC, pudieran mantener un nivel de capitalización adecuado. A cambio, las instituciones entregarán al Tesoro inglés una parte de sus acciones. Una nacionalización, así haya sido parcial.

Y hoy se da la confirmación de que la administración del presidente estadunidense, George W Bush, un paladín del libre mercado, tiene entre sus opciones la de tomar en propiedad los bancos rescatados con los 700 mil millones de dólares. Otra nacionalización.

En su comparecencia de hoy ante la prensa, Strauss Kahn puso nombre a lo que está pasando. Está en duda, dijo, la legitimidad de la “arquitectura financiera mundial”. Es decir, del entramado que gobernó las finanzas del mundo durante las últimas dos décadas, del modelo de apertura y liberalización financiera.

Lo dijo así: “Tenemos que derivar lecciones sobre la estructura de la arquitectura financiera mundial, que obviamente no logró adaptarse a los mercados financieros mundializados. Es cuestión de la legitimidad de esta arquitectura y también de la eficacia de la misma. La legitimidad quiere decir que todos los países deben participar en la solución porque todos están participando en los problemas”.

La peor salida, apuntó Strauss Kahn, sería que después de la crisis “se hagan las cosas como siempre las hacíamos”. Añadió: “no vamos a salir de la crisis si no cambiamos; si se hacen las mismas cosas, se obtienen los mismos resultados”.

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