Pedro Echeverría V.
1. Es realmente indignante que en España, país muy admirado por millones de personas en América, se observe un gran desprecio y se desate una cruel represión contra el país vasco, en especial contra la organización independista ETA (que lleva más de un cuarto de siglo luchando por la liberación de ese país del dominio español), y que el partido antes legal electoral, Herri Batasuna, haya sido ilegalizado y perseguido por no querer subordinarse a las disposiciones neofranquistas de las leyes expresamente hechas para prohibirlo. Da la impresión que el sector más conservador y reaccionario del pueblo español (el que llora al dictador Francisco Franco) apoya al PSOE y al PP, al gobierno represor y al poderoso juez Baltasar Garzón que usa todas sus mañas de leguleyo para perseguir y encarcelar a luchadores sociales de izquierda. Cuando este abogaducho juzgó al asesino Pinochet el mundo aplaudió, aunque no sabía que días después Pinochet lograría su libertad.
2. Las manifestaciones en Madrid y Barcelona para repudiar la invasión y la guerra de Irak (guerra criminal impulsada por Bush, Blair y Aznar) fueron enormes y muy combativas aquel 20 de marzo de 2003 y en los días siguientes. Quizá todos los manifestantes pensábamos que el gobierno del PP de Aznar se caería por el enorme descontento del pueblo español; seguramente también el candidato del PSOE Rodríguez Zapatero sintió que ganaría fácilmente la Presidencia. Pero no transcurrieron muchos meses de aquella brutal invasión yanqui, apoyada por el gobierno neofranquista de Aznar, cuando por la prensa comenzamos a enterarnos de que su partido (PP) llevaba la delantera en las encuestas electorales sobre el PSOE. Muchísima gente nos preguntábamos: ¿Qué pasa en España? ¿Son los encuestadores los que manipulan las cifras o la mayoría de los electores españoles son francamente conservadores, de derecha o neofranquistas?
3. El PSOE iba a ser derrotado cuando los de Al Qaeda bombearon trenes en Madrid aquel 11 de marzo de 2004. El PP (por su odio a ETA maniobró y la culpó de las bombas) por eso perdió las elecciones y ganó el PSOE tres días después. La realidad es que el conservadurismo español no me ha quedado claro. Muchos en América, al admirar los gigantescos avances materiales e ideológicos en Europa, pensaron que su historia y el desarrollo de su tecnología se reflejaba inevitablemente en concepciones filosóficas y políticas más avanzadas y modernas, que harían del continente europeo el espacio más democrático y igualitario del mundo. El problema, sin embargo, es que muchas veces se olvida que los países de la vieja Europa han mantenido durante siglos regímenes aristocráticos feudales y capitalistas que han bloqueado mucho el desarrollo ideológico de sus pueblos. Además de la enorme riqueza material y social que ha rodeado a las clases dirigentes.
4. PSOE y PP, si tuvieron algunas diferencias en 1975, cuando el dictador falleció, eran realmente mínimas. El primero navegó siempre con la bandera de socialista y de izquierda y mucha gente le creyó; por el contrario el Partido Popular fue presentado siempre como “franquista” y de extrema derecha y los electores, igual, creyeron. Sin embargo, después del gobierno de Felipe González (1982/96) ya no se encontraba diferencia alguna. El PSOE no solo no actuó como socialista sino que además de abiertamente represor se puso al servicio del capital internacional. Repitió lo que han hecho otros partidos “socialistas” y “comunistas” en los gobiernos de Italia, Francia, Alemania, etcétera. Hoy Zapatero se comporta como Aznar obedeciendo las presiones de Mariano Rajoy, líder del PP. La pregunta es: ¿Actúan los líderes del PSOE y PP por cuenta propia o responden a la ideología conservadora de la mayoría de los electores?
5. Madrid en 1937, durante la defensa de la República contra los generales dirigidos por Francisco Franco, se defendió con gallardía y rechazó la invasión. Lo mismo se podría decir de otras ciudades y regiones que, siguiendo al gobierno izquierdista de la República, rechazaron con gran valentía a los restauradores del orden monárquico. Sin embargo, después de más de tres años (1936/39) de grandes batallas entre obreros, campesinos, sectores populares, por la República, las tropas del ejército encabezado por Franco (con el abierto apoyo de los ejércitos de Mussolini y Hitler) lograron derrotar y descabezar el gobierno de la República Española, que apenas pudo gobernar con paz, democracia y libertad durante cinco años. Se restauró la monarquía y Franco inició una dictadura que habría de durar unos 36 años. El gobierno de Lázaro Cárdenas rompió relaciones con ese gobierno dictatorial y México abrió sus puertas para recibir a miles de refugiados españoles.
6. Los gobiernos de Alemania nazi y de la Italia fascista, de Hitler y Mussolini, respectivamente, junto al gobierno español del general Franco, formaron un trío de gobiernos asesinos. Sin embargo, durante la Segunda Guerra (1939/45) esos gobiernos gozaron en sus respectivos países del apoyo de los capitalistas más poderosos de cada nación, así como del alto clero católico. La derrota y desaparición de los líderes de los dos primeros países ayudó a Italia y a Alemania a cambios importantes dentro el sistema capitalista y al desarrollo de una conciencia republicana más profunda. Esa situación no se dio en España porque la dictadura franquista, que no fue barrida por los países aliados, garantizó el fortalecimiento de la monarquía hereditaria y de toda la clase aristocrática antirrepublicana. Por eso el PP, heredero directo del franquismo, y el PSOE, sedicente “socialista”, tienen que gobernar al servicio del neofranquismo.
7. El llamado “socialismo” del gobierno de Zapatero y del rey español, Juan Carlos, es el mismo neoliberalismo económico y político de los gobiernos de EEUU y del Reino Unido, pero también de los otros países capitalistas que conforman el llamado Grupo de los 7 o de los 15. Las diferencias entre ellos son de poder mundial o de chovinismo de gran nación. En sus países practican la democracia burguesa formal (esencialmente electoral) en la que los distintos grupos empresariales y financieros se alternan el poder. Pero como en España, se persigue a las verdaderas oposiciones que se proponen cambios de raíz en la estructura económica y política. Esa parece ser la causa por la que los gobiernos españoles del PSOE y el PP, por medio de su juecesito Garzón, han desatado una gran persecución, con el calificativo de terroristas contra los miembros de la ETA y del partido electoral Batasuna.
pedroe@cablered.net.mx
El centrismo político del PRI le ha permitido dominar ocho décadas
Pedro Echeverría V.
1. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está a punto de cumplir ochenta años de vida y dominación política en México. Aunque haya perdido la Presidencia de la República hace más de siete años, no ha dejado de ser el partido con más estados gobernados (18 PRI, 8 PAN y 6 PRD), con más presidencias municipales, regidores, segundo lugar en Senadores y tercer lugar entre diputados. El PRI cogobernó con el panista Fox y está gobernando con el panista Calderón. Se vislumbra que en las elecciones intermedias de 2009 y en las presidenciales de 2012 (si presenta un candidato adecuado) pueda recuperar la Presidencia. El PRI, por lo menos en los últimos 25 años del siglo pasado, fue sinónimo de corrupción institucionalizada y por ello (por hartazgo) fue electo Fox. ¿Por qué en el sexenio pasado y en el actual el PRI reconfirma electoralmente su poder (incluso se recupera) si fue símbolo de corrupción?
2. El hoy llamado PRI fue el único partido que heredó el gobierno y la fuerza de la revolución mexicana. Nació buscando combatir “los extremos”, es decir, al mismo tiempo que integró en su seno a caudillos, caciques, terratenientes y ricos, combatió a todos aquellos que con cualquier pretexto o demanda (sin reconocer la institución y el nuevo poder) se lanzaban a retar al gobierno o al nuevo partido. El PRI, producto de una revolución social burguesa, aunque declaró muchas veces que representaba a los campesinos, obreros y sectores populares que lucharon en la Revolución, y además los afilió, nunca dijo ser partido de una clase, sino de todas las clases, de aquellas que se disciplinaran a su autoridad. Así se unió a él la clase poderosa que carecía de educación política y que no veía los intereses de la clase rica en conjunto mirando solamente por sus intereses individuales. Los gobiernos del PRI educaron a terratenientes y empresarios.
3. El PRI, al monopolizar para sí la herencia de la Revolución de 1910/17 y al asumir una posición centrista que le permitía inclinarse algunas veces a la izquierda y otras a la derecha, diciendo muchas veces estar al servicio de los trabajadores y los pobres y, por otro lado, defendiendo los intereses del capital, las inversiones nacionales y extranjeras, apareció como el único partido que podría gobernar México. Esa posición centrista (inclinada mucho más a la derecha) impidió durante más de 50 años que crecieran otros partidos de diferente signo. La políticas de los gobiernos priístas, aunque muchas veces usó la represión brutal, nunca fueron esencialmente represivas, sino mediatizadotas y corruptoras. Varios cientos de altos personajes de la izquierda y la derecha (a través de las décadas) fueron absorbidos por el PRI y el gobierno e integrados al carro del poder. El “centrismo derechista” ha sido esencial al PRI para derrotar a “los extremos”.
4. En los años sesenta, cuando aún se transitaba por el llamado “milagro mexicano” , que le permitió a México vivir alto crecimiento (de poco más del seis por ciento en promedio), politólogos afamados del mundo, como Duverger, se preguntaban sorprendidos sobre las rápidas transformaciones económicas del país a pesar de una prolongada dictadura del PRI. Este partido que nació con otro nombre en 1929 (PNR), que se conoció a partir de 1938 como PRM y que desde 1946 se convirtió en PRI, vino gobernando desde su nacimiento casi como partido único. El PAN (el partido del clero y la derecha) que fue fundado en 1939, sólo comenzó a tener presencia 45 años después, a mediados de los ochenta, y la izquierda electoral sólo apareció después de su legalización en la reforma política de 1977. El PRI siempre dominó, además de la Presidencia, el 95 por ciento de los legisladores y de los presidentes municipales. ¿Cómo explicarlo?
5. El PRI se presentó siempre como un partido de clases, abierto a todos, sean empresarios, trabajadores, ricos o pobres. Fue siempre un partido pragmático sin principios ni ética. Por el contrario, los izquierdistas leales y consecuentes han sido siempre representantes de una clase social: la explotada y oprimida. Alrededor o junto a esa clase social construyen sus programas y estrategias de lucha. Lo mismo ha sucedido con la derecha del PAN, pues este partido, al ser fundado por empresarios, hacendados y clero, se comprometió con una solo clase social, la que integran los empresarios que explotan el trabajo humano, los dueños de grandes haciendas y el alto clero, aliado a las clases dominantes, para mantener al pueblo en condiciones de enajenación. A pesar de que muchos dirigentes de izquierda y de derecha se dejaron absorber por el PRI, los núcleos duros de ambas alas han sido fácilmente manipulados por el centrista PRI.
6. Lo que sucede hoy, tanto en el poder Ejecutivo como en el poder Legislativo, en cámara de senadores y en el congreso de diputados es más que evidente. El “centrista PRI”, jugando al “árbitro” y mirando desde lo alto, ve confrontarse al PAN y al PRD buscando que se desgasten para luego intervenir en apoyo de alguno, generalmente del PAN. Aunque en las decisiones fundamentales el PRI y el PAN se alían, en las menos importantes el PRI vota junto al PRD. Esa posición de “árbitro” del PRI sólo es posible por su “centrismo”; además que el PRI, en todas las negociaciones, su posición oscilante y sin principios, le permite llevar siempre el mayor peso. Por eso el PRD, aunque se esfuerce en demostrar que ganó una batalla legislativa, siempre pierde la guerra. Y las permanentes felicitaciones del presidente ilegítimo Calderón a la unidad de los legisladores, que incluso logran unanimidad, es una prueba de quién gana.
7. El centrismo del PRI caminó más a la derecha desde que se implantó en 1982 el neoliberalismo. En 1988 el presidente Salinas y la dirección del PAN (encabezada entonces por Álvarez, Cevallos y Castillo) negociaron el reconocimiento de Salinas a cambio del impulso al PAN y su fortalecimiento. Fue tan evidente y descarado el cambio del PRI hacia la derecha, que Salinas estuvo más cerca del PAN que del PRI. Éste continuó con su centrismo derechista permitiéndole estrechar alianzas con Fox y cogobernar con él desde 2003. Los golpes más duros de esa abierta alianza los asestaron contra la gran lucha de masas de más de siete meses en Oaxaca, que fue casi destruída con una gran represión, encarcelamientos y asesinatos, y el gran fraude en la elección presidencial contra López Obrador. El PRI y el PAN han firmado fuertes compromisos contra el pueblo, pero muchos dirigentes del PRD, por no verla, siguen colaborando.
pedroe@cablered.net.mx
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