De Ernesto Eslava, en su columna El menos común de los sentidos. Tomado de La.Ch.com
Miles de mexicanos se quedaron sin empleo -formal e informal-, pocos ofrecen plazas, universitarios egresan y salen en busca de oportunidades, se venden más barato que quienes ya trabajaban en algunos espacios. Con sus ahorros, algunos emprendieron negocios como abarrotes o puestos de comida, a final de cuentas caemos en la informalidad, esto ha provocado que el gobierno recaude menos impuestos, es obvio que quienes contribuíamos bajo el concepto de trabajo ya somos menos, los empresarios que efectuaban sus pagos también son menos, hay empresas que han tenido que cerrar.
El alza en los impuestos no es nada nuevo, la regla en México siempre ha sido la misma, la pereza en nuestros políticos en estudiar un poco sobre contabilidad y administración de empresas los hace ignorar o desconocer los mecanismos recaudatorios que mejor han funcionado en el mundo. En cuanto a alimentos, el agravar impuestos a productos con cierto nivel de calorías es una propuesta nada innovadora, que la he venido escuchando desde 1994, al igual que lo referente al tabaco, bebidas alcohólicas, incluso a las sodas, pero poco se ha hecho en ese tema.
Todos debemos de amarrarnos el cinturón, estamos de acuerdo, pero esto debe estar sujeto a resultados y no a ocurrencias. Los sueldos de todos los funcionarios son altos y hay quienes no han terminado una carrera universitaria o quienes sí lo hicieron pero al estar en "el partido", nunca han ejercido y son pocos los especialistas en algún tema y trabajan para el gobierno en el área que les compete, de ahí la carencia de resultados.
Lo mismo ha ocurrido con los burócratas, barrenderos con años de experiencia moviendo la escoba ganando más que algunos profesionistas, es difícil pensar que la política tenga un espíritu de servicio a la sociedad cuando vemos que nuestro salario mínimo sube 2 pesos anualmente y los trabajadores del estado no aceptan 8. Aquí es cuándo empiezo a pensar que los que están mal somos los que no somos burocracia, por dejarnos.
A su vez, los burócratas reciben compensación o bonos por todo, incluso aguinaldos por arriba de lo que marca la ley, trabajan menos de lo que marca la ley y entraron al gobierno con el espíritu de servir. Lo mismo pasa con los políticos, en las campañas critican lo malo del contrincante y aplauden lo bueno de ellos. Como oposición muy duros, hace 3 años en Tijuana se criticaban las fiestas del alcalde y que el mismo ayuntamiento organizaba, ahora es el PRI y la burocracia quienes cuestionan las fiestas privadas de los gobernantes, del costo de la seguridad privada de los funcionarios de primer nivel, del pago de su telefonía y alimentos entre otros insumos. De todas las quejas nada se hará, ya que los mismos diputados no quieren aplicar tabuladores científicos que marquen mediante ecuaciones matemáticas el monto a percibir de los trabajadores en el gobierno.
La UABC ha entregado 2 tabuladores para controlar salarios de funcionarios de primer nivel en el estado, nada se ha hecho. Nadie toca a la burocracia tampoco, no despiden ni evalúan el labor de quienes están detrás de las ventanillas "atendiendo" a la ciudadanía, o de las bonachonas enfermeras del Hospital General, ISSSTECALI, ISSSTE, IMSS o que decir de la alta cultura de los maestros del SNTE y su virus AHLNL sin olvidar a los múltiples asesores de los políticos, que aún ignoro como en lugar de contratar a maestros de la UABC expertos en diferentes áreas del conocimiento y que pueden dar opiniones colegiadas, nuestras autoridades se atreven a contratar a personas que no tienen experiencia en el campo laboral.
La prueba fiel de que los políticos ganan demasiado bien, es la reciente compra del alcalde de Tijuana quien ya conduce un Porche por las vialidades de San Diego, un lujo que no circula por las calles de este lado de la frontera, de hecho no hay vialidades por donde el primer edil pueda transitar en la ciudad que gobierna con su nuevo automóvil adquirido con lo que gana de nuestros impuestos.
Me queda claro, que urge una reforma legal que sea aprobada a la brevedad para recortar el gasto corriente del gobierno ya que es el rubro en donde más se invierten los impuestos, esta decisión bajo un esquema de recorte de personal y eliminación de plazas, disminución de sueldos mayor al 10% y suspensión indefinida si no es que definitiva de gastos como de telefonía, alimentos y bonos por puntualidad ya que es obligación de los trabajadores llegar temprano, se debe sancionar a quien llega tarde y no premiar a quien acude a buena hora para prepararse un café. De ahí, partir y calcular la cantidad que se debe recaudar para los programas sociales. A primera vista esto se vislumbra sencillo, es cuestión de decisión y valentía ante el costo político que podría acarrear estos movimientos, el reto será entonces no dejarnos, lo difícil será defendernos ante quienes elegimos para defendernos, legalmente estamos perdidos, el 2% de los impuestos seguro será aprobado y estará en nosotros generar opciones para presionar al gobierno cambiar de estrategia recaudatoria. Por lo menos eso me dice mi sentido común que arriba de un porche del alcalde de Tijuana suele ser el menos común de los sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario