jueves, 8 de octubre de 2009

Cristales rotos



Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Carlos Fazio

En lo que a primera vista surge como un fenómeno novedoso, una serie de atentados con explosivos de bajo poder ha puesto en alerta a las autoridades mexicanas, que por ahora se limitan a definirlos como “vandalismo sistemático”.

Los blancos de las explosiones de protesta han sido inmuebles que los autores consideran emblemáticos de un capitalismo injusto: instituciones bancarias, una lujosa tienda de ropas en un barrio residencial del Distrito Federal, una agencia automotriz y un laboratorio internacional de medicamentos que experimenta con animales.

Los ataques, que parecen provenir de grupos anarquistas decididos a manifestar su descontento por la situación actual del país, hasta ahora sólo han dejado cristales rotos y algunos daños materiales. La mayor parte de los atentados (siete hasta ahora desde el 1 de septiembre), ha tenido lugar en la ciudad de México, pero también se registraron en Guanajuato, Nayarit y Jalisco.

En primera instancia la policía atribuye los hechos a jóvenes radicales con educación media superior, ligados a grupos de “globalifóbicos” y ambientalistas; presuntamente estudiantes de preparatoria o vocacional que protestan por las formas autoritarias y jerarquizadas de la sociedad actual, que limitan la libertad del ser humano.

Actos sin antecedentes

Todos los atentados fueron perpetrados con explosivos de baja intensidad de fabricación casera (petardos, cohetones y cilindros de gas butano utilizados en plomería), lo que parecería indicar que esos grupos no tendrían una gran infraestructura. El fenómeno no tiene antecedentes en la historia reciente del país.

En todos los casos los autores de los ataques han evitado causar muertos y heridos, por lo que no se puede catalogar como terrorismo. Algunas pintas dejadas tras los bombazos exhiben la letra A dentro de un círculo, símbolo inequívoco del anarquismo, una ideología que históricamente ha pugnado por la supresión del Estado y la propiedad privada.

Incluso en algunos comunicados distribuidos por Internet los presuntos autores piden que no se les vincule con la guerrilla, sobre todo con Tendencia Democrática Revolucionaria, el grupo armado que se adjudicó los bombazos de finales de 2006 en la ciudad de México.

Algunos grupos que reivindicaron los actuales atentados llevan el nombre de anarquistas mexicanos famosos, como ocurre con las Células Autónomas de Revolución Inmediata Pradexis G. Guerrero.

Fueron bautizadas así en honor de un luchador social opuesto a la dictadura de Porfirio Díaz, vinculado a los hermanos Flores Magón, muerto durante una de las primeras acciones armadas de la Revolución Mexicana (1910-1917).

Singulares protestas

El movimiento anarquista fue objeto de la dura represión policial contra los altermundistas (término acuñado en sustitución del peyorativo mote de globalifóbicos utilizado por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo) en Guadalajara, Jalisco, en 2004.

Sin embargo, ahora comienzan a manifestarse a través de petardazos y vidrieras rotas, actos que por sí mismos les sirven de propaganda. Una de las células que reivindicó un atentado con tres cilindros de gas butano contra una sucursal bancaria en Milpa Alta, Distrito Federal, lleva por singular nombre Alianza Subversiva por la Liberación de la Tierra, Animal y Humana.

A su vez, el ataque contra una tienda de ropa en el exclusivo barrio de Polanco fue reivindicado por el Frente de Liberación Animal, que parece responder a un llamamiento anarquista internacional en contra de las peleteras que propician el sacrificio de animales en todo el mundo.

En el caso del artefacto explosivo que no estalló, en la entrada del laboratorio Novartis en Guadalajara dejaron un mensaje: “Novartis, deja de torturar animales”. Hechos similares se han registrado en Grecia, Italia, España y Chile, donde incluso han alcanzado mayores niveles de violencia. Hasta ahora en México el discurso parece ser que hablen los petardos y los cristales rotos. (PL)

* Articulista de la prensa mexicana y colaborador de Prensa Latina

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