lunes, 22 de junio de 2009

Trazando Aleida: otra vez la censura de la historia



Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Nancy Betán Santana

“Me pregunto a veces, ¿cómo comenzó todo?... La historia mía...”. La interrogación de Aleida se deja oír entre los sonidos desprendidos del mar que habita a sus espaldas. Junto a Quirina, su verdadera abuela, relata a través de la cámara de Christiane Burkhard su búsqueda incansable en el documental Trazando Aleida.

El filme narra una búsqueda que jamás debió haberse emprendido, porque la desaparición de la madre, el padre y el hermano de Aleida nunca debió haber sucedido. Sin embargo, la guerra sucia, durante la cual desaparecieron más de mil civiles hace más de 30 años en nuestro país, aún cobra su factura.

En julio de 1975, los estudiantes Roberto Antonio Gallangos Cruz y Carmen Vargas Pérez fueron detenidos por sus actividades políticas. Su casa fue baleada y tomada por la policía. Desde ese momento, ellos y sus hijos Aleida y Lucio Antonio se convirtieron en desaparecidos. Durante 26 años nadie supo nada de ellos.

Sin embargo, gracias a la insistencia de Quirina Cruz, abuela paterna de los niños desaparecidos, Aleida pudo dar cuenta de su verdadera identidad en 2001 al leer un reportaje en la revista Día Siete, donde Quirina mostraba fotografías suyas y de sus padres. De esa manera, abuela y nieta se reconocieron, después de 27 años.

Aleida fue rescatada cuando contaba con tan sólo dos años por Carlos Gorostiola, integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre y amigo de sus padres, quien fue asesinado poco tiempo después. Entonces, el hermano de Carlos adoptó a Aleida y la registró con el nombre de Luz Elba Gorostiola Toriz.

Desde el momento en que tomó conocimiento de su historia, Aleida comenzó a buscar a su hermano. A lo largo de su investigación recabó datos suficientes: supo que Lucio había sido dado en adopción y registrado con el nombre de Juan Carlos Hernández Valadez, e incluso tuvo contacto con la familia adoptiva de su hermano, quienes se mostraron renuentes a facilitar el rencuentro.


Trazando Aleida refleja la desesperación, el dolor y la confusión que envolvieron a Aleida a lo largo de todo ese proceso, que la hace viajar hasta Washington para poder ver a Lucio y explicarle lo que ella hace poco había terminado de aceptar.

Este es un fragmento de la carta que Aleida hizo circular por Internet durante esos días en la Red Solidaria por los Derechos Humanos junto a imágenes de sus padres y de ella en la actualidad:

“No vengo a quitarte nada, no quiero que renuncies a nada. Te traigo las respuestas que pude conseguir, y mi amor de hermana. (CIMAC)

Te ofrezco la parte de tu vida que no conoces, y mi propia vida, para caminarla juntos...”.

“Ha pasado el tiempo y he sentido que se me cierran algunas puertas; mientras, se abre una enorme cantidad de interrogantes: ¿cómo estás?, ¿dónde estas?, ¿por qué me han negado la oportunidad de conocerte?”.

“No quiero robar nada a nadie, mucho menos a ti. Quiero ofrecerte la oportunidad que yo misma tuve, de conocer nuestra historia. Cuando lo supe, nada acabó en mí, al contrario, se abrió una nueva dimensión a través de la cual pude superar muchas dudas, encontrar respuestas, en cierto modo ‘completarme’. Sólo quiero conocerte”.

“Quiero experimentar nuevamente el sentir mi corazón esponjarse y platicarte todo, absolutamente todo sobre mí, sobre nuestros padres y nuestra familia, que conozcas todo el camino recorrido para saber de ti. Quiero que me cuentes todo sobre ti. Que por fin nuestras vidas que corren en paralelo puedan rencontrarse”.

Finalmente, en diciembre de 2004, Aleida se rencontró con su hermano, quien aceptó también compartir su sentir en Trazando Aleida. Consternado por la revolución de emociones, Lucio se niega a ser llamado por su nombre real e intenta convivir con su hermana.

La lente de Burkhard posee el mérito de retratar el primer caso de menores de edad desaparecidos durante la guerra sucia que se rencuentran, pero también el mérito de plasmar fielmente uno de los múltiples estragos que hacen sobre los seres humanos la violencia ejercida por el Estado.

A un mes de su estreno nacional, Trazando Aleida, como sucede con casi todos los largometrajes mexicanos, ha salido totalmente de las carteleras del Distrito Federal, y quienes deseen verla tendrán que esperar hasta que sea puesta a la renta o a la venta.

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