sábado, 13 de junio de 2009

elementos para entender mejor el problema en la amazonia peruana


NOTA DE LA CEDHU: amigos y amigas, como un aporte para entender mejor el problema suscitado en la amazonía peruana, les reenviamos este artículo de un amigo peruano. Esperamos sea de su interés; caso contrario, reciban nuestra disculpa por enviárselo.

Saludos cordiales,
CEDHU


Jaén 9 de junio del 2009


Queridas amigas y amigos: comparto con ustedes algunos datos y reflexiones sobre la tragedia vivida en Bagua en días pasados.

Los aguarunas tienen una mentalidad totalmente distinta de la nuestra. Por eso no es lo mismo enfrentar un paro en la costa que en la selva. Son descendientes de los jíbaros que han sido una de las culturas más agresivas de la Amazonía. Tienen apenas 80 años de contacto con nuestra cultura occidental. Hasta hace 50 años reducían las cabezas de sus enemigos. Son muy amistosos y agradecidos cuando se les trata bien. Pero pueden llegar a ser muy violentos cuando se sienten amenazados. En su cosmovisión el bosque, los ríos y los animales son morada de los espíritus. Por ello atentar contra el medio ambiente es atentar contra su religión. Ver talados los bosques o contaminados los ríos es como si nosotros viéramos destruida la catedral para edificar un centro comercial o algo así. Y han tenido muy malas experiencias con empresas que trabajan en su territorio. Nosotros con nuestra mentalidad cristiana sabemos que hay que perdonar y la venganza es mala. Pero para ellos la venganza es una exigencia. Si no se vengan no acaban de derrotar al espíritu del enemigo y serían considerados como cobardes. El Apu es la autoridad indiscutible de la comunidad. Se le obedece y se le sigue porque se supone que tiene una gran sabiduría ancestral y además está en mayor contacto con las divinidades. (Pizango no es Apu).

La selva y sus culturas son un enigma para la mayoría de los peruanos de las otras regiones, no solo el Gobierno y los Congresistas. Ha habido pues una total falta de comunicación, y no sólo ahora. Los decretos cuestionados ponen en peligro el sistema de vida de los nativos. Entre ellos hay algunos profesionales y muchos maestros. No se les puede acusar genéricamente de ignorancia. No entienden como nosotros el “ser manipulados” porque las decisiones las toman en comunidad y son refrendadas por la autoridad del Apu.

Estas ideas quizás nos ayudan a entender un poco más el conflicto. El día de los hechos estuvieron presentes nuestro obispo Santiago García de la Rasilla y los párrocos de Jaén y Bagua. Conocen a los aguarunas e intentaron llegar a ellos. La policía les retuvo por varias horas. También estaban en la zona médicos y enfermeras del Vicariato así como los periodistas de radio Marañón (nuestra emisora). No se sabe quién comenzó a disparar. Los aguarunas tenían algunas armas modernas porque varios soldados nativos del vecino Cuartel El Milagro, se fugaron con sus armas para unirse a sus hermanos. Nuestra gente del Vicariato vio por lo menos 25 cadáveres de aguarunas y varios de policías. No se sabe cuantos nativos han muerto porque han desaparecido los cadáveres. Se calcula que unos 40. Si el jueves 4 el Congreso hubiera tratado el tema de los decretos leyes, tal vez se hubiera evitado el enfrentamiento. Esa dilación fue la gota que rebalsó el vaso.

Después del enfrentamiento murieron más aguarunas, cazados como animales. Se sabe ciertamente de 14 casos. Algunos de ellos cruzaron a nado el Marañón (bastante ancho) y se refugiaron en la parroquia de Bellavista. Otros lo hicieron en las capillas de las dos Baguas. Al día siguiente fue la matanza de los policías indefensos. Ese hecho nos llena de horror y de ninguna manera se puede justificar pero hay que entenderlo a la luz del espíritu de venganza propio de la cultura aguaruna.

La gente de estos lugares ha sido muy solidaria con los nativos proporcionando refugio, medicinas y víveres. Incluso mototaxistas con riesgo de su vida llevaban heridos a los hospitales. Hasta ahora quedan casi cien heridos. Hoy el P. Rector del seminario con nuestro camión ha viajado con unos 40 nativos para regresarlos a sus comunidades. Iban con un fiscal y un representante de la defensoría del pueblo.

Con estos tristes acontecimientos todos hemos perdido, y la brecha de desconfianza de los nativos amazónicos hacia el Estado Peruano se ha hecho enorme. El primer paso para rehacer la convivencia debe ser acercarse y dialogar, en sus comunidades, con ellos. Dios quiera que aprendamos la dura lección y en el futuro se eviten estos enfrentamientos.

Un abrazo para todos,
Fernando

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