lunes, 4 de mayo de 2009

La influenza desenmascaró las carencias del sistema nacional de salud: organizaciones



Fuente: La Jornada de Michocán

Las condiciones actuales se asemejan a las existentes en 1918, señalan investigadores

ANTONIO AGUILERA ESPINOSA

La ola expansiva de muertes que dejó en su primera manifestación el brote del nuevo virus de influenza A/H1N1 en México de-senmascaró, entre otras cosas, las carencias del sistema nacional de salud, y de paso, le dio el tiro de gracia al ineficaz programa de salud y de tendencia electoral creado por los gobiernos panistas denominado Seguro Popular.

El país cuenta con una infraestructura limitada de salud, inequitativa, cara, cortoplacista, de lenta reacción y centralista, “que lo asemeja a las condiciones que favorecieron la pandemia de influenza de 1918, que dejó 50 millones de muertes”, concluyeron organizaciones civiles, académicos y ciudadanos durante el foro efectuado en Internet “Los derechos de las personas a un mejor sistema de salud”, realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública.

La advertencia desoída

Desde el 2006, el INSP publicó el artículo “¿La próxima pandemia?” de la especialista en epidemias Laurie Garrett, el cual fue publicado originalmente en Foreign Affairs en Español, octubre-diciembre 2005.

El artículo en cuestión, señalaba “desde hace tiempo, los científicos han pronosticado la aparición de un virus de influenza capaz de infectar a 40% de la población humana y matar a un número inimaginable de personas. En fecha reciente (el artículo es del 2005), una nueva cepa, la influenza aviar H5N1, ha mostrado todos los signos de ser esa enfermedad. Hasta ahora se ha visto confinada a ciertas especies de aves, pero es posible que eso esté cambiando”.

El pronóstico hecho por los investigadores advertía que “el caos que tal enfermedad podría desencadenar, se compara comúnmente con la devastación de la influenza española de 1918-1919, que mató a 50 millones de personas en 18 meses. Pero la influenza aviar es mucho más peligrosa. Mata 100% de los pollos domésticos que infecta, y también es letal en humanos: al 1 de mayo (del 2005, citando siempre del original), se sabía que 109 personas la habían contraído y 54 perecieron”.

La misma publicación otorga un cuadro revelador “desde su aparición en el sur de China, en 1997, el virus ha mutado; se ha vuelto más vigoroso y letal, y acaba con mayor variedad de especies. Según el informe sobre influenza, emitido en marzo de 2005 por el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos de América (EUA), la actual epidemia de influenza aviar H5N1 en Asia, no tiene precedentes en escala, expansión y pérdidas económicas causadas”.

En su momento, la advertencia fue echa al gobierno federal panista, pero nunca la quisieron escuchar, “en suma, puede que el destino esté al acecho. Si el virus, que evoluciona sin pausa, se vuelve capaz de transmitirse de humano a humano, desarrolla un poder de contagio característico de las influenzas humanas y mantiene su extraordinaria virulencia, la humanidad bien podría enfrentar una pandemia distinta a cualquiera que haya presenciado o podría no ocurrir nada. Los científicos no pueden predecir con certeza qué hará esta influenza H5N1. La evolución no funciona con un calendario que pueda conocerse, y la influenza es uno de los patógenos más desordenados y propensos a la mutación que existen en el almacén de la naturaleza.

En la óptica de Laurie Garrett, el objetivo inicial era Estados Unidos, pero pegó un poco más al sur, en un país sin infraestructura de salud, con carencias y pobreza: México. Su pronóstico era: “este nivel de daño ni se aproxima a la catástrofe que EUA sufriría en una pandemia severa de influenza. Los CDC predicen que una “epidemia de mediano nivel” podría matar hasta 207 mil estadounidenses, hospitalizar a 734 mil y enfermar a la tercera parte de la población del país. Los costos médicos directos llegarían a 166 mil millones de dólares, sin considerar los de vacunación. Una influenza aviar H5N1 que fuera transmisible de humano a humano podría ser incluso más devastadora: asumiendo una tasa de mortalidad de 20% y 80 millones de enfermos, Estados Unidos podría prever 16 millones de muertes y costos económicos inimaginables. Este resultado extremo es el peor escenario; parte de la base de que no se pueda producir una vacuna efectiva con rapidez suficiente para significar una diferencia, y de un virus que permanezca inmune a algunos fármacos contra la influenza. En cambio, la cifra de 207 mil es una suposición claramente conservadora”.

La propia especialista daba las causas: “En un mundo en el que la mayor parte de la riqueza se concentra en menos de una docena de naciones, que representan una clara minoría en la población total, la capacidad de responder a las amenazas globales es, expresada en términos corteses, severamente dispareja. La mayoría de los gobiernos mundiales no sólo carecen de fondos suficientes para responder a una superinfluenza; tampoco cuentan con infraestructura sanitaria para atender las cargas de la enfermedad, los disturbios sociales y el pánico. La comunidad internacional se volvería a EUA, Canadá, Japón y Europa en busca de respuestas, vacunas, curas, dinero y esperanza. Las respuestas de tales gobiernos, y la medida en que fuera radical la diferencia entre tasas de mortalidad a lo largo de las líneas mundiales de pobreza, tendrían resonancia durante muchos años posteriores”.

Nuestra ¿salud?

El seguro social mexicano está presente en este país desde 1943. Pero dentro de sus características no incorporaba la cobertura universal, sino que se limitaba a las personas asalariadas en empresas privadas o instituciones públicas, los trabajadores autónomos o los desempleados no estaban incluidos. El resultado de este sistema sanitario es que en el año 2000 la mitad de las familias mexicanas, la mayoría de ellas pobres, no tenían protección social frente a los costes sanitarios que se generasen si caían enfermos.

El Seguro Popular trató de hacer frente a dichas deficiencias, por lo que en enero de 2004 se implantó el Seguro Popular con el propósito de lograr a lo largo de siete años que el sistema protegiera a unas 12 millones de familias, lo que viene a suponer unos 50 millones de personas. El objetivo no termina ahí sino que se pretendía conseguir una cobertura universal para 2010. Pero no resultó así.

Con el Seguro Popular el sistema sanitario empobrecía a los más pobres ya que eran ellos los que tenían que pagar de su propio bolsillo los gastos derivados de su enfermedad. En sólo un trimestre, según mostró un análisis, un millón y medio de hogares cayeron por debajo del umbral de pobreza debido a una “catástrofe económica”, es decir, por tener que afrontar un gasto médico.

Además, con el brote de la influenza –advertida al menos desde hace cuatro años- exhibió la pobreza –esa sí- presupuestal que tenían las dos presidencias del PAN con respecto al sector salud, de investigación y experimentación: el tiempo que se tardó en identificar el tipo de gripe pudo ser determinante en los fallecimientos. “El virus no es necesariamente muy violento ya que, una vez se ha comenzado a tratar adecuadamente, el número de muertes ha ido disminuyendo”, apuntan los expertos del INSP.

Carencias sanitarias

Cuando el virus afecta a personas con las defensas bajas, en condiciones precarias, con una mala alimentación o en un sistema sanitario deficiente, se puede producir una sobreinfección bacteriana que provoque complicaciones graves, incluida la muerte del que la padece.

Las carencias sanitarias en varias zonas del país explican la mayor gravedad de la gripe. Por eso, las personas más desfavorecidas, sin seguro y sin posibilidad de pagar la atención médica, continúan claramente expuestas. No es la primera vez que se cuestiona el sistema sanitario de México.

“Ya ha pasado con otras gripes, incluida la común. Cuando el virus afecta a personas con las defensas bajas, en condiciones precarias, con una mala alimentación o en un sistema sanitario deficiente, se puede producir una sobreinfección bacteriana que provoque complicaciones graves, incluida la muerte del que la padece”, explica Teresa Brugal, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología, la cual ha sido citada por varios medios nacionales.

Brugal ha señalado que deben ser los expertos “quienes nos digan qué es lo que está pasando en México. Si realmente es la gripe porcina la causa de la muerte o si (los que han fallecido) son pacientes con otras enfermedades de base, con sistemas inmunitarios deficientes”.

Conscientes de la emergencia sanitaria que supone el brote, hace unos días la OMS decidió mandar refuerzos al país. Hasta ahora, los estados de México, Hidalgo, Tlaxcala, Chihuahua y San Luis Potosí, junto con el Distrito Federal, reúnen la mayoría de los casos. Se han identificado unas mil 600 infecciones en humanos y, de ellos, unos 400 permanecen ingresados.

Además de las pautas a seguir para limitar los nuevos contagios -no besarse, no automedicarse, lavarse frecuentemente las manos-, el Servicio de Urgencias del Estado está repartiendo mascarillas a la población. Una herramienta, los ‘cubrebocas’, que algunos están aprovechando para revender y obtener dinero con ello.

También parece que algunas personas están haciendo negocio con la inmunización contra la gripe. Distintos medios mexicanos denuncian que en la sanidad privada se ha disparado el precio de las vacunas, de los 160 pesos originales hasta los mil 200 pesos, en hospitales privados.

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