lunes, 4 de mayo de 2009
Granjas Carroll, ¿culpable?
Una revisión de la literatura científica, realizada por El Poder del Consumidor, es reveladora. Se confirma que existía toda la evidencia para considerar que el virus aviar se podía recombinar en el cerdo, se sabía que las personas en contacto con cerdos son especialmente susceptibles a tener influenza porcina y se sabía que había que vacunar a los trabajadores de las granjas contra la influenza porcina. Sin embargo, ni la empresa Smithfield Foods, la mayor del mundo en producción de carne de cerdo, ni el gobierno mexicano tomaron medidas para monitorear las granjas industriales en nuestro país.
"El asunto de que la influenza porcina se podía recombinar y tener potencial pandémico se sabía desde 1988; además, desde 1994 se hablaba de que la influenza aviar se podría recombinar con la influenza porcina y convertirse en pandemia. Un estudio de 2006 sobre trabajadores porcícolas en EUA alerta del riesgo de que estos trabajadores tengan gripe porcina y recomienda que estén contemplados en estrategias de vacunación específicas", comentó Guiomar Melgar, asesora en alimentos de El Poder del Consumidor.
La investigación "Bases Moleculares para la Generación en Cerdos de Virus de Influenza A con Potencial Pandémico", publicada en el Journal of Virology de 1998, advirtió que "las observaciones biológicas y genéticas sugieren que los cerdos pueden servir como receptáculos de mezcla para la generación de influenza A, similar con aquellos responsables de las pandemias de 1957 y 1968".
Otro artículo publicado en Clinical Infectious Diseases (2007) advierte sobre la amenaza de las granjas factorías de cerdos y concluye: "La exposición ocupacional a los cerdos incrementa en alta medida el riesgo de los trabajadores a la infección por influenza porcina. Los trabajadores de las granjas deben ser incluidos en estrategias de inmunización".
Los estudios científicos alertaron que el virus de la influenza aviar podría entrar en los cerdos y que los trabajadores podrían ser infectados por la influenza porcina, todo el escenario de lo que ahora ocurre y que la empresa Smithfield Foods, al parecer, evitó enfrentar con las consecuencias que ahora conocemos.
El manual de buenas prácticas de manejo de granjas porcinas (www.cmp.org) no hace mención al problema sanitario de la influenza. Todo indica que no existe una norma oficial mexicana (NOM) para regular las medidas de seguridad en las granjas. Están regulados el transporte, la matanza y el rastro, pero no el manejo en las granjas.
Smithfield Foods ha sido denunciada en diversas ocasiones en los Estados Unidos, así como en las comunidades aledañas a una de sus mayores plantas del mundo, en la región de Perote, Veracruz, donde se levantó un movimiento de protesta contra la contaminación que la planta está generando. El movimiento no sólo no fue atendido sino además reprimido. Ni la Profepa, ni la Sagarpa, ni la Secretaría de Salud, actuaron a favor de la población.
Las autoridades sanitarias han reconocido que la epidemia que surgió en marzo y que el primer caso registrado de influenza porcina en México fue de un niño de la comunidad de La Gloria, coincidentemente a pocos kilómetros de Granjas Carroll.
La hipótesis de que el origen de la epidemia pudo darse en esas granjas no es aventurada. El propio director general de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, como señala Miguel Ángel Granados Chapa, se aventuró a dar una "explicación de por qué habría surgido en La Gloria el virus que tanto estremece a los mexicanos. Dijo que la zona es expulsora de migrantes que vuelven a su lugar de origen en Semana Santa, y que en ese mismo lapso hubo quienes vacacionaron en la comarca y que unos y otros podrían haber llevado consigo el virus".
"Nos preocupa que la OMS haya rebautizado lo que se llamó internacionalmente como ‘influenza porcina’, para nombrarla ‘Influenza Humana’. Interpretamos esta acción de la OMS como medida de protección a esta industria en vez de lo que debería hacer ese organismo: criticar las formas de producción de carne, huevo y leche, en las cuales está el origen de estas epidemias", señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
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