martes, 14 de abril de 2009

Zirahuén: se agudiza el conflicto por el agua


Fuente: La Jornada de Michoacán

Mientras se sigue avanzando en la carretera diseñada a circundar el Lago de Zirahuén, iniciada sin previo aviso a los comuneros, dueños de esas tierras, continúa la extracción de sus aguas con bombas visibles que se ostentan en la superficie del lago, además de otras no visibles que desde una profundidad subacuática contribuyen a bajar su nivel.

Los pescadores y comuneros de Zirahuén fueron a Conagua a reportar este alarmante hecho. Pero, como suele ocurrir, corrieron con poca suerte. En primer lugar, no lograron ser recibidos por uno de los responsables de más alto rango de dicha institución, Pedro Aguilar, quien seguramente tenía cosas más importantes que atender. Quedó en manos de subalternos, quienes por no tener en sus manos la posibilidad de solución alguna, sólo tomó notas y prometió hacerlas llegar al funcionario correspondiente.

En otra ocasión, si acaso lograron entrevistarse con Aguilar, el resultado no fue muy diferente, lo cual no sorprende si se analiza la falta de compromiso que mostró Conagua a lo largo de las 10 ó más entrevistas que tuvieron lugar en Zirahuén y en el Palacio de Gobierno en Morelia, entre comuneros y autoridades de alto nivel, desde finales del año pasado. Dicha institución, a la que más concernía el problema, sólo asistió a dos.

Ante esta situación, siguió creciendo la desesperación de los pescadores dado que al bajar el nivel del lago disminuye también la cantidad de peces, fuente de su vida. Al grado de que hoy día amenazan con destruir las bombas extractoras de agua que están a simple vista. Para que el lector pueda darse cuenta de las dimensiones que están en juego, he aquí los siguientes datos: se trata de 18 bombas de cuatro, seis y ocho pulgadas de diámetro cada una, lo cual arroja un total de 3 millones de metros cúbicos, o sea, 3 mil millones de litros al año.

La pregunta obligada es: ¿a quiénes favorecen las bombas y las pipas que están extrayendo el agua? ¿Quién las ha instalado y con autorización de qué institución?

La respuesta es de muchos conocida: beneficia a los aguacateros, a los industriales y empresarios como Guillermo Arreola. Este último, además de conocido terrateniente y prestanombres, ha sabido actuar con astucia, apadrinando a hijos de ejidatarios locales y regalándoles lanchas de fibra de vidrio para ganárselos.

¿Qué instituciones las han autorizado? Oficialmente resulta que ninguna! No hay una sola bomba que esté autorizada. El 1 de abril llegó un biólogo del gobierno del Estado, J. Mercado, para hacer un recorrido y verificar que efectivamente está bajando el nivel del lago. Ante este hecho, él y el señor Cendejas cerraron simbólicamente una bomba así como la del Embarcadero. Las otras 16 siguen su curso para el riego de aguacates y para las industrias locales, especialmente las de Santa Clara, con la impunidad y connivencia que caracteriza a todos los niveles de gobierno en México.

Por otro lado, los dueños de las grandes extensiones de bosque que han sido borradas del paisaje del paradisíaco Lago Azul para favorecer el cultivo de aguacate, al conocer el conflicto que se está provocando, no han encontrado mejor solución que la de armar a su gente. Por su parte, habitantes de Zirahuén han actuado en consecuencia.

La autoridad, correspondiente en este caso al Municipio, también se prepara para cualquier eventualidad, con lo cual se anuncia un posible y próximo panorama de enfrentamiento. Esto no aparecía como parte del guión previsto en el proyecto inicial de la carretera con fines turísticos. Son las “sorpresas” que pueden ocurrir cuando no se obra correcta y responsablemente. Si a esto le añadimos las órdenes de aprehensión contra Marcos Paz y Bulmaro Cuiriz, autoridades comunales de Zirahuén, la situación se dramatiza aún más.

Otro dato comparativo que vuelve el cuadro más dramático: los expertos nos informan que hace 10 años el lago de Zirahuén contenía mil 200 hectáreas de agua. Hoy, alberga sólo 913, lo cual indica que si no hay la voluntad de actuar enérgicamente para salvarlo pronto cantaremos un réquiem por él, al igual que por el de Pátzcuaro que está en vías de extinción.

Urge, pues, un plan de ordenamiento ambiental que incluya reforestación, terrazas de absorción para el control de azolve, drenaje natural de la cuenca, el estudio de larvas, insectos, polinización y otros vectores de enfermedades. Es en este sentido que han dirigido su labor los comuneros durante los últimos 10 años. Lo grave es que si no hay apoyo, las consecuencias serán para todo un ecosistema del cual formamos parte.

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