Fuente: La Jornada de Guerrero
Ayutla, 16 de marzo. Bajo el sol calcinante familiares y amigos de los dirigentes de la Organización para el Futuro de los Pueblos Mixtecos (OFPM) Raúl Lucas y Manuel Ponce, llevaron hasta el panteón de El Ranchito los cantos y rezos por la justicia, para que el alma de los indígenas llegue a Dios.
Ante la tumba de Lucas, indígenas me’phaa y na savi, al igual que defensores de los derechos humanos, refrendaron el compromiso de seguir luchando por tener un país con justicia y respeto hacia los pueblos originarios, a pesar de las amenazas que se siguen recibiendo.
Desde este domingo amigos y familiares iniciaron el ritual con el que dan fin al novenario con el levantamiento de la cruz. Durante todo la noche del domingo y hasta el lunes se rezó y se cantó por el alma de Raúl.
En el mismo lugar donde fue velado el cuerpo, Cotzalzin –El Ranchito–, colocaron una ofrenda en la que tendieron sobre un petate la cruz, que posteriormente llevarían al panteón. Atrás de la ofrenda estaban colocadas varias cruces de palma con flores, mismas que representaban a los familiares difuntos, en especial los abuelos de Raúl, que según el ritual mixteco, son quienes lo ayudarán a cruzar el camino hasta Dios.
Las velas son para iluminar la ruta que tiene que recorrer el alma hasta llegar a su destino.
En la ofrenda se colocaron alimentos, sobre todo chilate –característico de la región– y caldo de pollo, porque según el ritual, no puede ofrecerse ningún animal que tenga cuernos, ya que representan al diablo y al infierno.
Una vez en el cementerio –en cuya entrada se lee “Bienvenidos al paraíso”–, el aire que por momentos soplaba fuerte mezclaba los olores de las flores de cempasúchil con el intenso olor a copal, mientras las mujeres adornaban con flores y agua bendita la tumba donde desde hace 22 días yace uno de los dirigentes na savi.
De fondo se escuchan los rezos de los cantores –señores que se dedican a mantener la tradición mixteca– quienes en latín y en español rezaban para que el alma de Raúl Lucas llegue a Dios.
Los cantores eran acompañados por la música de viento; los ejecutantes hacían retumbar los tambores con la marcha fúnebre, que se entremezclaba con los llantos y sollozos de familiares y amigos del dirigente. Atrás quedó la creencia de que los hombres no lloran, pues aún está latente la rabia, impotencia y tristeza que dejó el asesinato de Raúl Lucas y Manuel Ponce.
Los rayos del sol eran tan sofocantes que algunos aprovecharon para beber cerveza y continuar en el ritual, mientras que otros se refugiaban en alguna sombra que daban los pocos árboles.
Al finalizar los rezos y cantos, el regidor Andrés Catarino Caballero, a nombre de su compañera, la regidora Guadalupe Castro Morales –viuda de Raúl Lucas– agradeció a los presentes el apoyo y las muestras de solidaridad que dieron a los deudos de Raúl y Manuel.
El presidente del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, dijo que los rezos fueron por la justicia para que Raúl y Manuel “caminen hacia ese cielo de la justicia”, y que en el tierra los defensores de los derechos indígenas sigan exigiendo la justicia para sus pueblos y no quede muerta la esperanza por la que lucharon los dirigentes na savi.
Barrera Hernández recordó que tienen el apoyo de organizaciones nacionales, de Estados Unidos, Canadá y Europa, que están pendientes de que el gobierno investigue el crimen contra los dirigentes y sobre todo, que no cometa atropellos contra el proyecto de lucha y organización de los pueblos me’phaa y na savi.
Aseguró que a pesar de las amenazas y peligros que se siguen viviendo luego de la muerte de los dirigentes, van a reorganizarse, “vamos a seguir muy firmes, muy celosos y fieles a lo que ellos soñaron, a pesar de los peligros y amenazas, vamos a vencer esos obstáculos, esas espinas, no los vamos a defraudar”.
Barrera Hernández se refirió a la marcha que hicieron diputados locales del PRD, a quienes les pidió que esa solidaridad no sea “esporádica” sino que realmente compromiso por la justicia.
Andrés Morales Hernández, primo de Raúl Lucas, exigió que se detenga la discriminación a los pueblos, y confió en que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos haga algo por los indígenas, ya que, reprochó, las autoridades y leyes de Guerrero son corruptas y nada confiables.
“Pidámosle a Dios que el grupo de Derechos Humanos haga algo por nosotros los mixtecos y tlapanecos, ya basta de que nos sigan pisoteando, esperamos que nos ayuden a hacer justicia y que se encarguen de investigar, porque ya no confiamos en estas leyes y autoridades tan corruptas”.
Finalmente pidió no bajar la frente, al contrario, los llamó a seguir adelante por la sangre na savi y me’phaa, “nuestra raza es la que se ha puesto al frente de la lucha para liberar al pueblo, entonces que la lucha de Raúl y Manuel no sea en vano, que no queden enterradas las esperanzas, los desos de progreso e igualdad”.
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