jueves, 12 de febrero de 2009

ACCION URGENTE: Lesiones, robo y abuso de autoridad por parte de policías municipales de Naucalpan, Estado de México

AU- 005- 2009- TRATOS CRUELES INHUMANOS Y DEGRANDATES, LESIONES, ROBO Y ABUSO DE AUTORIDAD – EDOMEX

ACCION URGENTE: Lesiones, robo y abuso de autoridad por parte de policías municipales de Naucalpan, Estado de México, hacia Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ

México DF a 10 de febrero de 2009

Lic. Felipe Calderón Hinojosa
Presidente de la República

Lic. Fernando Francisco Gómez-Mont Urueta
Secretario de Gobernación

Mtro. Enrique Peña Nieto
Gobernador del Estado de México

Lic. Alberto Bazbaz Sacal
Procurador General de Justicia, Edomex

Ing. José Luis Duran Reveles
Presidente municipal constitucional de Naucalpan de Juárez

Capitán Hiram Castillo Toledo
Director de Seguridad Publica de Naucalpan de Juárez

Lic. Astolfo Vicencio Tovar
Coordinador municipal de derechos humanos, Naucalpan

Lic. Jaime Almazán Delgado
Comisionado de los derechos humanos del Estado de México

Dr. José Luis Soberanes Fernández
Presidente de la CNDH

Lic. Mauricio E. Montes de Oca Durán
Unidad para la promoción y defensa de los humanos SEGOB

Santiago Cantón
Secretario Ejecutivo de la CIDH

Navanethem Pillay
Alta Comisionado de la ONU

La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos A.C. (Limeddh), la Fundación Diego Lucero A.C., el Comité de Derechos Humanos de las Huastecas y Sierra Oriental (CODHSSO), la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Victimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM-FEDEFAM), el Centro de Derechos Humanos Coordinadora 28 de Mayo A.C., la Asociación de Derechos Humanos del Estado de México (ADHEM), la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos y la Equidad de Género (ASDDHEG), la Red Universitaria de Monitores de Derechos Humanos (RUMODH), la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), con domicilio para recibir comunicaciones en 1era Cda Calle Tehuiztitla No 44, Col. Los Reyes, Del. Coyoacán, C.P. 04330 México D. F., con número telefónico y Fax: 56108790, denuncias.limeddh@gmail.com, solicita su intervención urgente ante los tratos crueles, inhumanos y degradantes, lesiones, robo y el abuso de autoridad por parte de policías municipales de Naucalpan, Estado de México hacia Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ

HECHOS

El viernes 6 de febrero del 2009, alrededor de las 00:00 horas, Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ fueron abordados por una camioneta tipo Pickup en las aceras externas del paradero de la Terminal “Cuatro Caminos” de la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (“Metro Toreo”), a cien metros de la Base de Autobuses “U”. La camioneta era de color blanco con el delantero de color negro o azul oscuro adscrita a la Dirección de Seguridad Pública del H. Aytto. De Naucalpán de Juárez, pertenecientes a la Policía Municipal Preventiva de dicho municipio, y equipada con una celda blanca en la parte trasera del vehículo, así como con una estructura tubular negra de la que se sujetaban los agentes a bordo.

De la camioneta descendieron tres agentes vestidos con pantalones tipo “cargo” de color oscuro, botas de agujeta abrochadas por encima del pantalón, chamarras negras (uno de ellos, de estatura un tanto baja, complexión media, tez clara y cabello corto, llevaba una sudadera), y gorras negras o de color muy oscuras, de tipo beisbolista. Con lujo de violencia y exhibiendo desde el primer momento una actitud prepotente y un lenguaje soez, uno de ellos se apresuró a subir a uno de los jóvenes en la parte trasera de la camioneta sin introducirlo en la celda. Al tratar de entablar un diálogo y solicitar condiciones mínimas de respeto, los dos jóvenes restantes fueron agredidos verbalmente, acusándolos falsamente de estar ingiriendo bebidas alcohólicas.

Después se acercaron otros dos vehículos (con las mismas características e igualmente tripulado por agentes uniformados a la manera de los ya descritos). Cabe señalar que los vehículos nunca encendieron ni sirena ni torretas, y que los oficiales en ningún momento se identificaron.

Los policías municipales, entre 7 u 8, agredieron a los jóvenes verbal y físicamente por medio de golpes con el puño y patadas en tórax, rostro y genitales. En repetidas ocasiones también utilizaron gas lacrimógeno directamente en el rostro de los agredidos.

Después de golpearlos, los agentes subieron a los jóvenes a uno de los vehículos y los bajaron en diferentes lugares. A uno de ellos lo despojaron de sus zapatos y calcetines. Además de golpearlos, los policías los despojaron de diferentes pertenencias, entre ellas: un teléfono Sony Ericsson Walkman, modelo W380, color negro; una tarjeta del banco; un videojuego PlayStation portátil; un celular Nokia modelo 6110; una cámara digital Panasonic modelo DCM-LS80 con número de serie WR8DA001851 y 900.00 pesos moneda nacional en efectivo.

INFORMACIÓN ADICIONAL

Extractos de testimonios:

Roberto David TORRES HERNÁNDEZ:

“La revisión médica señala que tengo múltiples contusiones esparcidas por el cuerpo, así como una rasgadura de dermis de alrededor de 15 centímetros, situada en la esquina superior derecha del rostro y una marcada inflamación en la misma zona producto de los golpes. Por otra parte, tengo múltiples heridas menores ocultas en el cráneo alrededor del costado derecho de la cabeza y un hematoma menor tras la oreja izquierda. La oreja izquierda, a su vez, presenta acumulación interna de sangre molida. Presento molestias varias en distintos puntos de la caja torácica y alrededor del cuello, producto de los golpes, así como una marcada inflamación del testículo derecho, lo que me dificulta el caminar.

Finalmente, presento una ligera desviación de las cervicales, lo que me obliga a usar collarín por un período de por lo menos 10 días.”

Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL:

“De las patadas recibidas tengo un dolor muy fuerte en la cadera y espalda baja, dos después de lo sucedido aún me dificulta el movimiento de extremidad inferior derecha”.

CONTEXTO

Este es el segundo caso en 4 meses en el que elementos de corporaciones policiales del Estado de México se ven involucrados en graves violaciones a los derechos humanos. Cabe recordar que el pasado 21 de enero de 2009, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos A.C. emitió la acción urgente AU- 003- 2009- ENAH- EDOMEX sobre el caso de Luis Eduardo CISNEROS ZARATE quien dos semanas después de denunciar un ataque similar al que sufrieron Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ - por parte también de policías del Estado de México - fue reportado por su familia como desaparecido. El cuerpo de Luis Eduardo se encontró en el Servicio Médico Forense de Valle de Chalco el día 23 de enero del 2009.

Manifestamos nuestra preocupación ante los hechos ya que actos como estos incrementan el clima de inseguridad que impera en el país y provoca que cada vez más ciudadanos decidan no denunciar los delitos de los cuales son víctimas, así como también promueven el abuso de autoridad ya que los funcionarios públicos lejos de ser castigados ni siquiera son investigados.

El caso de Luis Eduardo y el de Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ, ponen en evidencia la corrupción, el abuso de autoridad, y la ineficacia de las corporaciones policiales del Estado de México.

Por lo anterior solicitamos:

i. Que se investiguen los tratos crueles, inhumanos y degradantes, lesiones, el robo y el abuso de autoridad por parte de policías.

ii. Que se garantice la integridad física y psicológica así como las garantías de seguridad jurídica e igualdad ante la ley de Alejandro ORNELAS, Israel HERNÁNDEZ ESQUIVEL y Roberto David TORRES HERNÁNDEZ; así como la de sus familias.

iii. Con base al artículo 8 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que en el ámbito de su competencia y atribuciones se actué para que se investiguen los hechos previamente descritos, y nos informe sobre las acciones que el gobierno decida llevar a cabo para resolver la situación, solicitando que los resultados de dicha investigación se hagan públicos y que los responsables de esos hechos comparezcan ante la justicia.

iv. A los organismos internacionales de protección de los derechos humanos, con base en el marco de sus atribuciones, expresen su preocupación ante la gravedad de los hechos e insten al gobierno municipal, estatal y federal a que atienda las peticiones planteadas.

v. De manera general, conformar sus acciones a lo dispuesto por la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Pactos y Convenciones Internacionales sobre Derechos Humanos y referentes a la protección de los Defensores de Derechos Humanos ratificados por México.

ATENTAMENTE

Por las organizaciones,

Dr. Adrián Ramírez López, Presidente de la Limeddh

Laura Lorena Ramírez Bravo, Responsable Estado de México de la Limeddh

DIRECCIONES:

Mandar sus comunicaciones con titulo:

AU- 005- 2009- TRATOS CRUELES INHUMANOS Y DEGRANDATES, LESIONES, ROBO Y ABUSO DE AUTORIDAD – EDOMEX con copia a denuncias.limeddh@gmail.com

Presidente FELIPE DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA
Residencia Oficial de los Pinos Casa Miguel Alemán
Col. San Miguel Chapultepec, C.P. 11850, México DF
Tel: +52 (55) 27891100 / Fax: +52 (55) 52772376
felipe.calderon@presidencia.gob.mx

Lic. Fernando Francisco Gómez-Mont Urueta
Secretario de Gobernación,
Bucareli 99, 1er. piso, Col. Juárez,
Delegación Cuauhtémoc, México D.F., C.P. 06600, México,
Fax: +52 (55) 5093 3414
secretario@segob.gob.mx

Lic. Mauricio E. Montes de Oca Durán
Unidad para la promoción y defensa de los derechos humanos SEGOB
mmontesdeoca@segob.gob.mx

Lic. Enrique Peña Nieto
Gobernador Constitucional del Estado de México
Lerdo Poniente 300, primer piso, puerta 216, Palacio del Poder Ejecutivo. Colonia Centro,
C.O. 50000, Toluca. Teléfonos: 2760050
gob@gem.gob.mx

Lic. Alberto Bazbaz Sacal
Procurador General de Justicia del Estado de México
Avenida Morelos Oriente 1300, sexto piso, Centro Estatal de Justicia, Colonia San
Sebastian, C.P. 50090, Toluca / Teléfonos: 2261600 / 2261616
gemcpgj@mail.edomex.gob.mx

Ing. José Luis Duran Reveles
Presidente municipal constitucional de Naucalpan de Juárez
Avenida Juárez numero 39, palacio municipal, fraccionamiento el mirador, C.P. 53000
Naucalpan de Juárez /Teléfonos: 53718300 / 53718400 ext. 1273
jduran@naucalpan.gob.mx

Capitan Hiram Castillo Toledo
Director de Seguridad Publica de Naucalpan de Juárez
Avenida Juárez numero 39, palacio municipal, fraccionamiento el mirador, C.P. 53000
Naucalpan de Juárez, Teléfonos: 53718300 /53718400 ext. 1863

Lic. Astolfo Vicencio Tovar
Coordinador municipal de derechos humanos, Naucalpan.
Avenida Juárez numero 39, palacio municipal, fraccionamiento el mirador, C.P. 53000
Naucalpan de Juárez, Teléfonos: 53604391

Lic. Jaime Almazán Delgado
Comisionado de los derechos humanos del Estado de México
Avenida Dr. Nicolás San Juan No. 113, Colonia Ex Rancho
Cuauhtémoc, C.P. 50010, Toluca, México 01 722 236 05 60
codhem@netspace.com.mx

Dr. José Luis Soberanes Fernández
Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
correo@cndh.org.mx

Navanethem Pillay
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
tb-petitions@ohchr.org

Sr. Santiago Cantón
Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos
cidhoea@oas.org

Favor escribir también a las Representaciones Diplomáticas de México en sus respectivos países. Con copia: denuncias.limeddh@gmail.com
Testimonio de Roberto David Torres

Tultitlán, México a 08 de febrero del 2009.

El pasado viernes 6 de diciembre, alrededor de la media noche, un grupo de tres compañeros (Alejandro Ornelas, Israel Hernández Esquivel y yo; Roberto David Torres Hernández) caminábamos por las aceras externas del Paradero de la Terminal “Cuatro Caminos” de la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (“Metro Toreo”), a escasos cien metros de la Base de Autobuses “U”, de la que parte (en horario habitual) la Ruta 06, cuando fuimos abordados por una Camioneta tipo Pickup de color blanco con el frente en Negro (o azul oscuro; el ineficiente alumbrado público, y el hecho de que la camioneta se haya aproximado sin encender las torretas dificulta el precisarlo), adscrita a la Dirección de Seguridad Pública del H. Aytto. De Naucalpán de Juárez, y equipada con una especie de celda blanca en la parte trasera del vehículo, así como con una estructura tubular negra de la que se sujetaban los agentes a bordo. La camioneta poseía, además, pintada sobre la portezuela del lado derecho, el logotipo del cuerpo policial (una estrella de cinco picos con un escudo e la parte interna)

Bajo el pretexto de haber sorprendido a uno de mis compañeros orinando en la vía pública, de la camioneta descendieron tres agentes vestidos con pantalones tipo cargo de color oscuro, botas de agujeta abrochadas por encima del pantalón, chamarras negras (uno de ellos, de estatura un tanto baja, complexión media, tez clara y cabello corto, llevaba una sudadera), y gorras negras o muy oscuras, de tipo beisbolista. Con lujo de violencia y exhibiendo desde el primer momento una actitud prepotente y un lenguaje soez, uno de ellos se apresuró a subir a mi compañero en la parte trasera de la camioneta sin introducirlo en la celda. Al tratar de entablar un dialogo y solicitar condiciones mínimas de respeto para nuestro compañero, Israel y yo fuimos agredidos verbalmente, así mismo, se nos acusó de estar ingiriendo bebidas alcohólicas en la vía pública, cosa del todo falsa. Mientras discutíamos, uno de los oficiales “trepó” a mi otro compañero y al primero lo introdujeron en la celda.

Aproximadamente 5 minutos (quizá un poco menos) de la llegada de la primer camioneta, un segundo vehículo (con las mismas características e igualmente tripulado por agentes uniformados a la manera de los ya descritos) se estacionó detrás de nosotros. Cabe señalar que (al igual que el primero y que el tercero que llegó a penas uno o dos minutos después), este vehículo nunca encendió ni sirena ni torretas, y que los oficiales presentes en ningún momento hicieron el menor esfuerzo por identificarse. En cuanto llegó el segundo vehículo, el oficial con la sudadera descrito más arriba nos advirtió que ya “había valido madre” pues ya eran más oficiales. Acto seguido, mientras mis compañeros eran ingresados a la pequeña celda de la camioneta (ignoro si con uso de violencia o no), y mientras yo trataba de llegar a un acuerdo con el oficial a mi derecha (un poco más alto que su compañero de 1.70, quizá 1.75 metros; moreno, de complexión ligeramente robusta, con el cabello corto y con un tenue bigote apenas dibujado), un oficial llegado en el segundo vehículo se acerco a mi espalda y, sin darme tiempo de voltear a verle el rostro, me tomo por el hombro izquierdo y me jaló haciéndome girar hasta quedar de frente a él. Sin darme tiempo de reaccionar o al menos tomar conciencia de lo que ocurría, este oficial (del que puedo recordar era igualmente de complexión ligeramente robusta) me levantó colocándome una mano en los genitales y me arrojó a la camioneta (sin introducirme a la celda). Indignado, traté de incorporarme pero este mismo oficial me dio una patada con la suela de su bota en el área genital, mientras su compañero (el de estatura más baja y que estaba ahora a mi derecha sobre la camioneta) me amedrentaba “no se pongan pendejos”. En cuanto recibí la patada, abrí mucho los ojos por reflejo del dolor y uno de los oficiales aprovechó para rociar sobre mi rostro gas lacrimógeno. Lo último que alcancé a decir fue “oye, no; aguanta” mientras medio veía como el agresor (el que me pateó) se escondía tras la estructura tubular. La tercera camioneta llegó mientras yo estaba en la camioneta pero sin entrar en la celda, justo antes de que me patearan en los genitales; ignoro si de esta camioneta descendieron más oficiales, pero lo que alcancé a entrever es que, ya para el momento de su llegada, el número
de oficiales sería entre 7 u 8.

Una vez adentro de la celda y tras reponerme del ardor provocado por el gas lacrimógeno pude ver que el interior de la celda era totalmente blanco; tenía dispuestas una especie de banquitas forjadas (una de cada costado) igualmente blancas, y la puerta por la que nos ingresaron era una especie de reja blanca con orificios por los que los agentes nos reprochaban el imponer resistencia. Ahí adentro estaban mis dos compañeros, quines me dijeron que me calmara. A tientas primero, con los ojos llorosos después, saqué de mi cartera el dinero que traía y lo escondí junto a mi teléfono celular en una bolsa interna de mi mochila. Debieron pasar alrededor diez minutos mientras la camioneta nos trasladaba sin que los oficiales nos informaran de nuestro destino ni nos dejaran ver por la puerta para identificar la ruta seguida. Ignoro si durante este trayecto las otras dos camionetas siguieron a la que nos trasladaba. Al cabo de este período, la camioneta se detuvo y se abrió la puerta. Al ser yo el más cercano a la puerta, un oficial me indicó que descendiera (“a ver, tú güero”). La puerta de la celda era muy baja, razón por la cual hube de salir con la cabeza gacha y mirando el suelo. Un oficial – ignoro cual de ellos- me sostuvo por la nuca para impedirme que levantara la cabeza y me condujeron hasta una pared de cemento marcada con diversos grafitis. Fue hasta ese momento, al ver la pared, que supe que no nos habían llevado al Ministerio Público ni a ningún separo. Empujándome y golpeándome en las piernas los agentes me indicaron que me pusiera de frente a la pared en posición de revisión y no me moviera. No estoy seguro del número de oficiales presentes en ese momento, lo que sí puedo asegurar es que me tenían totalmente rodeado y que al menos un par se había quedado vigilando a mis compañeros (que seguían en la celda), por lo que calculo que debieron de ser no menos de 6.

Procedieron a revisarme de la manera habitual mientras un par de ellos me amedrentaba con golpearme si no cooperaba. El agente que me revisó me preguntó si no traía drogas y al contestarle “no, carnal”, uno de ellos, el de estatura baja, al que pude reconocer por su voz (aguda, molesta, muy delgada y matizada con un marcado acento popular); me reclamó “carnal; pues qué; somos perros o qué?” y en ese momento recibí varios golpes en el tórax. Posteriormente, y tras comprobar que no portaba nada de valor en los bolsillos del pantalón ni de la chamarra, trataron de abrir mi mochila, a lo que me rehusé a sabiendas de que tenía ahí mis pertenencias de valor. Al no dejar de resistirme, el oficial de estatura baja (al que desde este momento citaré como el chaparro) me rodeó el cuello con un brazo haciendo palanca con el otro (aplicando lo que llaman “la llave china”), induciéndome una asfixia parcial y tratando de derribarme al suelo con su peso mientras repetía “es que se ponen pendejos”. Mientras forcejeaba con este elemento los demás (al menos un par de ellos) comenzaron a golpearme en el cuerpo y al menos uno me golpeó con el puño cerrado en el rostro. Cuando logré zafarme de la asfixia procedieron a derribarme a base de golpes y patadas y apenas estuve en el suelo volvieron a rociarme gas lacrimógeno sobre el rostro. En ese momento trataron nuevamente de abrir mi mochila mientras me preguntaban qué escondía. Yo les dije que no escondía nada pero que prefería que me llevaran al Ministerio Público y ahí permitiría se me revisara todo. Como no dejé de resistirme, uno de ellos me ordenó me tirará boca abajo y al ver que no obedecía su orden me pateó los brazos (sobre los que sostenía mi peso y el de un oficial que me golpeaba la cabeza y me ordenaba no ponerme “pendejo”) con lo que caí estrepitosamente sobre mi costado derecho. Uno de los oficiales azotó mi cabeza contra la acera mientras otro ponía lo que creo era su rodilla (o la planta de la bota) contra mi sien izquierda inmovilizando mi cabeza. Los demás me pateaba el cuerpo y, en un momento que abrí los ojos, volvieron a rociarme gas. Rendido, accedí a abrir yo mismo mi mochila. Lo último que alcancé a ver en esta ocasión fue que abrían la bolsa interna y esculcaban mis cosas. Al encontrar múltiples apuntes, fotocopias y libros, alguno de ellos preguntó (en tono de sorna) si era estudiante a lo que respondí que no, que era sociólogo, sólo por el placer de pensar que no tendrían ni idea de lo que ello significaba.

Ya para este momento sentía muy adolorida la cabeza y me ardía un golpe sobre el rostro. Volvieron a ordenarme que me colocara boca abajo y al resistirme me golpearon repetidamente (creo que con los puños) en la cabeza toda. En ese momento abrí los ojos y perdí totalmente visibilidad a consecuencia del gas. Finalmente, volvieron a rociar sobre mis ojos cerrados y a patear por última vez mi cabeza. Se alejaron sin hacer ruido y no escuché ni siquiera el arranque del motor. Me quedé con las piernas extendidas sobre el suelo y medio cuerpo recargado en los brazos. Grité llamando a mis compañeros y al comprobar que no estaban cerca pensé lo peor. A tientas recogí varios cuadernos, credenciales, copias y mi cartera vacía; con la bufanda que dejaron tirada a un costado mío traté de retirarme el gas de los ojos. Después de 5 o 10 minutos pude abrir los ojos; reconocí la pared sobre la que me revisaron, supe que estaba sobre una acera y que me habían golpeado aprovechando el hecho de que varios camiones tipo turistas estacionados en fila nos cubrían totalmente. Cuando abrí los ojos noté que varias de mis pertenencias habían sido regadas en un radio de alrededor de tres metros y los recogí. Así mismo, noté que, de entre mis pertenencias, me habían despojado de un teléfono Sony Ericsson Walkman, modelo W380, color negro, así como la cantidad de $800.00 (ochocientos pesos 00/100 m.n.) en efectivo

Me incorporé con un marcado ardor en la cara y una ligera dificultad para caminar tanto por el dolor en la espalda como por el del testículo derecho. Al cabo de unos diez minutos, uno de mis compañeros llegó y decidimos buscar al otro. No lo encontramos y, de hecho, no supimos nada de él sino hasta 22 o 23 horas después. A llegar a casa de una amiga descubrimos que le habían llamado usando mi teléfono (yo tenía su numero guardado en mi lista de contactos), razón por la cual suspendimos inmediatamente la línea.

La revisión médica señala que tengo múltiples contusiones esparcidas por el cuerpo, así como una rasgadura de dermis de alrededor de 15 centímetros, situada en la esquina superior derecha del rostro y una marcada inflamación en la misma zona producto de los golpes. Por otra parte, tengo múltiples heridas menores ocultas en el cráneo alrededor del costado derecho de la cabeza y un hematoma menor tras la oreja izquierda. La oreja izquierda, a su vez, presenta acumulación interna de sangre molida. Presento molestias varias en distintos puntos de la caja torácica y alrededor del cuello, producto de los golpes, así como una marcada inflamación del testículo derecho, lo que me dificulta el caminar. Finalmente, presento una ligera desviación de las cervicales, lo que me obliga a usar collarín por un período de, por lo menos, 10 días.

ATENTAMENTE: ROBERTO DAVID TORRES HERNÁNDEZ.
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Testimonio de Israel Hernández Esquivel

Estado de México a 8 de febrero del 2009

El día viernes 6 de febrero del 2009 al rededor de la media noche, afuera del metro toreo; 2 compañeros y yo fuimos violentados por unos policías que vestían pantalón tipo cargo gris, botas, chamarras y gorras negras, los cuales nos abordaron en una camioneta tipo pickup blanca con una línea negra gruesa, misma que tenía una cabina especial tipo celda.

Con el pretexto de haber sorprendido a un compañero orinando en la vía pública y amedrentándonos intentaron subirlo a la camioneta mediante empujones, llegó otra camioneta igual a la previamente descrita la cual tampoco prendió su torreta ni la sirena, bajaron más policías los cuales a través de golpes nos metieron a la cabina a los 3, esta cabina por dentro era pequeña con bancas a ambos costados y pintada de blanco

Una vez que nos tuvieron dentro se arrancaron y y tras detenerse bajaron a un compañero, quedando celda otro amigo y yo escuchando los golpes que recibía nuestra amistad y nos amenazaban sobre lo que nos esperaba a nosotros.

Tras estos actos volvieron a arrancarse y se detuvieron unos minutos después, me sacaron de la cabina y me pusieron contra la camioneta con los brazos y la cabeza sobre la puerta de la caja de la pickup y los pies en el suelo, me arrebataron la mochila, y me sacaron la cartera mientras me cateaban, me mantuvieron en esta posición sometido del cabello.

Algunos policías esculcaban mi mochila, otro me agarraba del cabello, uno más me cateaba, alguno de ellos me hacía preguntas personales y me amenazaban para que no opusiera resistencia, tras revisarme varias veces me obligaron a girar la cabeza hacia ellos y fui rociado con gas mostaza cayendo al suelo en posición de 4 puntos dejando la espalda al descubierto, posición que los policías aprovecharon para patearme en la cadera con los tacones de sus botas.

Tras la golpiza se subieron en la camioneta y arrancaron, cuando pude abrir los ojos encontré mis objetos personales tirados cerca de mí, los recogí noté que me habían sido robados: $100, tarjeta del banco, un videojuego PSP, un celular Nokia modelo 6110, una cámara digital Panasonic modelo DCM-LS80 con número de serie WR8DA001851.

Tras levantarme solo pude ubicar unas torres muy grandes que sostienen los cables de la luz y terreno árido.

De las patadas recibidas tengo un dolor muy fuerte en la cadera y espalda baja, aún a 2 días de lo sucedido, me dificulta el movimiento de extremidad inferior derecha.

Atte: Israel Hernández Esquivel

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