miércoles, 14 de enero de 2009

Con la amenaza de una expropiación, obligan a labriegos a vender predios en Azumiatla


JAVIER PUGA MARTÍNEZ

En San Andrés Azumiatla, junta auxiliar del sur del municipio de Puebla, los campesinos han vendido sus predios a especuladores inmobiliarios a precios ínfimos, debido a que éstos les infunde miedo a los ejidatarios y comuneros con el argumento de que es mejor que vendan su tierra o de lo contrario será expropiada por el gobierno del estado y no recibirán ni un peso; la justificación, el plan de rescate de la presa de Valsequillo.

Lo anterior se desprende de la información obtenida durante el trabajo de campo realizado con los habitantes de dicha demarcación, la cual fue integrada al Programa de Desarrollo Urbano Sustentable del municipio de Puebla, documento que elaboró la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) para la pasada administración municipal y que fue entregado en el año 2007, el cual sirvió de base para la integración del actual Plan de Desarrollo Municipal 2008–2011.

Ahí se señala que los ejidatarios reciben presiones constantes de los especuladores para que les vendan sus tierras, ofreciéndoles 9 pesos por metro cuadrado si es que el predio se encuentra en un cerro, y 16 pesos por metro cuadrado si es que el predio está sobre un terreno plano.

De acuerdo con el documento municipal, del cual este diario posee una copia, a pesar de la expansión de la mancha urbana de la capital de Puebla, los habitantes de Azumiatla siguen padeciendo marginación, pues la junta auxiliar no cuenta con la infraestructura de servicios públicos básicos para atender a la población.

Ahí se estima que son 2 mil hectáreas de tierra las que se pretenden expropiar como parte del plan de rescate de Valsequillo, situación que están aprovechando los especuladores. El gobierno del estado impulsa ese plan como uno de sus mayores proyectos de gobierno, y ya tuvo autorización del gobierno federal para llevarlo a cabo.

La información agrega que, además de los problemas de expansión del crecimiento urbano, en Azumiatla se realiza tala de madera en las pocas zonas boscosas que restan, en su mayor parte para autoconsumo.

En la demarcación no existen áreas de recreación suficientes, y las que existen están descuidadas y con basura; ocurren constantemente accidentes carreteros donde niños y adolescentes estudiantes son atropellados. Hay más de 50 familias habitando en zonas de riesgo de ríos y barrancas; torres de alta tensión pasan por debajo de zonas habitacionales.

Solamente el 30 por ciento de la población cuenta con drenaje; el resto de las aguas sanitarias se descarga en las barrancas aledañas; Azumiatla constantemente padece inundaciones debido a las fuertes bajadas de agua durante la época de lluvia. El 90 por ciento de la basura es quemada en las calles o en el patio de su casa; el resto es recogido por un camión recolector.

Existen problemas de vandalismo, abigeato y grafiteros; las mujeres tienen que salir a trabajar a la ciudad de Puebla vendiendo tortillas hechas a mano, o memelas y quesadillas en puestos callejeros. Los cultivos son dañados por el clima seco y por las heladas, haciendo poco redituable el campo. Sólo tres grupos de ejidatarios han sido beneficiados con siembra de jitomate en invernaderos.

Los servicios médicos son escasos, y concluyendo la secundaria el 50 por ciento de los jóvenes migra a Estados Unidos.

Vegetación y áreas verdes, a la mitad

De acuerdo con el Programa Municipal de Desarrollo Urbano Sustentable de Puebla, Azumiatla tiene una superficie de 4 mil 808 hectáreas, lo que representa el 8 por ciento de la capital del estado; tenía 12 poblaciones rurales con un total de 9 mil 560 habitantes en el año 2005.

Del total del territorio de la junta auxiliar, 387 hectáreas están destinadas al sector primario, es decir, a la agricultura, ganadería, silvicultura y acuacultura; unas hectáreas son de amortiguamiento contra la mancha urbana, y mil 320 están consideradas como Área Natural Protegida.

Otras 2 mil 258 hectáreas están catalogadas como un subpolígono de densidad selectiva; es decir, una contención de la mancha urbana consolidada por su propio crecimiento y que tiene una traza urbana definida.

Sin embargo, en el estudio realizado por la UAP se demostró que en 19 años la vegetación y las áreas verdes de Azumiatla, incluidas las zonas de cultivo y cuerpos de agua, se han reducido a la mitad, mientras que la urbanización se ha triplicado en extensión de terreno.

En 1976, San Andrés Azumiatla tenía mil 617 hectáreas en las que se producía agricultura de temporal; 17 hectáreas inundaban de lirio acuático la presa de Valsequillo; 855 hectáreas eran de bosque de encino, de las cuales 88 tenían disturbio bajo –es decir, algún grado de daño menor.

La junta auxiliar tenía nueve hectáreas de cuerpos de agua y mil 498 hectáreas eran de pastizal; unas 225 hectáreas eran de selva baja caducifolia, y 50 hectáreas de esa selva presentaban también algún grado de disturbio. La zona urbana de Azumiatla tenía 54 hectáreas.

En 2005, la agricultura de temporal se redujo a 771 hectáreas; el lirio acuático se elevó a 22.6 hectáreas; la erosión en pastizales inducidos se disparó a 2 mil 192 hectáreas; aparecieron bancos de extracción de materiales pétreos –como La Quebradora–; desapareció la mitad del bosque de encino, el cual tiene ahora 475 hectáreas, de las cuales 425 tienen disturbio bajo.

Los cuerpos de agua de la junta auxiliar se redujeron a 4.6 hectáreas; se ubicaron 41 hectáreas de encinar arbustivo; el nomadismo agrícola se amplió por 56 hectáreas; la selva baja caducifolia se redujo al 50 por ciento, para quedarse en 112 hectáreas, de las cuales 70 presentan un grado de disturbio muy alto. La zona urbana tiene ahora 157 hectáreas.

El informe concluye que entre las actividades humanas y naturales que han cambiado la transformación del suelo en Azumiatla se encuentran la creación de un campo de golf, que pasó a formar parte de la mancha urbana; la deforestación; el deterioro del suelo agrícola, tanto por erosión como por crecimiento de la zona urbana y crecimiento de zonas de extracción de material. Invasión de lirio acuático por contaminación y la transición de cuerpos de agua a zonas urbanas.

Fuente: La Jornada de Oriente.

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