miércoles, 3 de septiembre de 2008

Petróleo: la fuerza de la razón

Fuente: CNEE-sur.net
(29/08/08)

• Ojalá muchos mexicanos puedan leer los documentos que el Frente Amplio Progresista presentó el 25 de agosto ante la Comisión Permanente del Congreso. ¡Son un orgullo ciudadano! Así como las iniciativas de reforma petrolera de Calderón y del PRI resultan gatos mal revolcados a los que se ve la cola intencionada —los negocios, la privatización, el desdén a México—, la nueva iniciativa está fundada en argumentos, razones, reflexiones irrefutables y en una visión grande del país.

La presentación está escrita además en un estilo libre de los anglicismos que abundan en las otras versiones (parecen dictados o copiados del inglés), y de la rigidez de su estilo notarial, con un castellano que, a pesar de los inevitables tecnicismos, no deja de transmitir la cepa nacional-popular y de alta cultura que encuentra su momento más alto en los Sentimientos de la nación.


Naturalmente, hay porciones del texto en que se pasa a revisión crítica la entrega humillada que caracteriza las iniciativas de Calderón y del PRI, pero no se queda allí, sino que encuentra la contrapartida positiva: ante la vergüenza de no encontrar otra salida que la privatizadora, la iniciativa del FAP demuestra que los recursos generados por Pemex, eso sí, administrados con honradez y sin las confiscaciones de que han sido objeto durante décadas, bastan para rehacer con vigor a la principal industria nacional.


Dos virtudes sobresalientes: la iniciativa no sólo alude a Pemex sino a una “política energética del Estado mexicano”. Una política energética que está llamada a convertir a Pemex en una palanca del crecimiento general de la economía, incluido su papel como auxiliar de la hacienda pública, más en estos momentos de altos precios del petróleo, suficientes también para realizar las necesarias inversiones en Pemex.


“El objetivo es convertir a México en una nación con capacidad económica propia dentro de la economía global, bajo un paradigma social, ambiental y laboral sustentable, que considere a las futuras generaciones y el desarrollo de capacidades científicas, tecnológicas, empresariales y comerciales, primordialmente de las empresas e instituciones nacionales… La soberanía y seguridad energética implican que el país desarrolle un programa energético de largo plazo que incluya todas las fuentes de energía y la eficiencia energética y que reconozca a la energía como un medio para alcanzar mejores niveles de vida para la población”.


Aspecto imprescindible de la iniciativa es el apoyo a la investigación y a la formación de técnicos y científicos: para ello es imprescindible el fortalecimiento del Instituto Mexicano del Petróleo, “con apoyo económico suficiente para realizar un programa agresivo de ciencia y tecnología, vistas las necesidades de Pemex y de la imperiosa transición energética… naturalmente incluyendo a los institutos nacionales y centros de investigación de las instituciones públicas de educación superior”.


La iniciativa petrolera del FAP está colmada de aciertos como los señalados. Baste este botón de muestra para que sepamos que se trata, ahora sí, de una iniciativa plenamente satisfactoria para la nación.

Escritor y analista político


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