Laura Itzel Castillo
23 de abril de 2008
Las mujeres mexicanas irrumpieron en el ámbito público durante
Un año después, Hermila Galindo, secretaria de Venustiano Carranza, llevó una propuesta en ese sentido al Congreso Constituyente, pero fue rechazada. Los legisladores estimaron que, como las actividades femeninas estaban sujetas al hogar y a la familia, todavía no habían desarrollado su conciencia política. Sin embargo, este mismo argumento fue desechado cuando se discutió limitar el derecho al voto de los hombres analfabetas, ya que ello “contravenía los ideales que dieron origen al movimiento armado”.
A pesar de la discriminación, en la década de los 20 se consolidó el movimiento organizado de mujeres en demanda del sufragio. Hubo reformas en Chiapas, Yucatán, San Luis Potosí, Guanajuato y Puebla. No sólo se reconoció el derecho a votar sino también a ser votadas. Esta segunda aspiración resultó efímera y difícil, pues en la mayoría de los casos no se validaron los registros y mucho menos los triunfos femeninos a ningún cargo de elección popular.
En 1935 se creó el Frente Único Pro Derechos de
El presidente Lázaro Cárdenas, haciendo eco de este movimiento, envió al Congreso una iniciativa para reformar el artículo 34 de
La lucha sería todavía larga. Primero por el sufragio y luego por la igualdad jurídica. La primera se resolvió 18 años después, y la segunda 39 años más tarde. Y es que después del voto, decían los oscurantistas, las mujeres querrán acceder al poder. El asunto puede resumirse con una cita del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “El hombre tiene miedo a la mujer sin miedo”. Y sigo con el tema en mi próxima colaboración.
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/71048.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario