miércoles, 27 de noviembre de 2013

El derecho a la legítima autodefensa


JOSÉ GIL OLMOS

Uno de los controles de la autodefensa en Tancítaro, Michoacán.
Foto: Eduardo Miranda

MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando el Estado fracasa en una de sus principales funciones que le dieron origen –la de garantizar la seguridad a la población–, la autodefensa es un legítimo derecho de cualquier ciudadano, de cualquier comunidad, de cualquier población. Sobre todo cuando se trata de la defensa a la vida.

La violencia, los muertos y desaparecidos, los desplazados y heridos, el avance del crimen organizado sigue en el gobierno de Enrique Peña Nieto como lo fue con Felipe Calderón. Nada ha cambiado aunque la estrategia de comunicación política del peñismo se pare de pestañas para hacernos creer que la paz está de vuelta. Son los nuevos sofistas que una mentira la quieren transformar en verdad a través de la retórica de las imágenes repetidas hasta la saciedad.

Pero esta afirmación de que la paz y la justicia están de regreso resulta falsa si nos atrevemos a mirar detrás de las pantallas de televisión y vemos cómo siguen apareciendo las fosas clandestinas, los secuestros, las extorsiones, la corrupción y la violencia teñida de rojo. Todo esto a pesar de que la agenda informativa impuesta sea la de las reformas energética, educativa, hacendaria y el llamado pacto por México.

En Michoacán los grupos de autodefensa ciudadana siguen creciendo no obstante la orden del gobierno de Fausto Vallejo de impedirlo. Apenas el martes en Tepalcatepec, Buena Vista Tomatlán, Tancítaro, Aguililla y La Ruana liberaron las poblaciones de El Zapote, El Corrijo y Rancho Grande, así como Acahuato, perteneciente al municipio de Apatzingán.

Estos grupos que empezaron a surgir en tierra caliente a partir del 24 de febrero han tomado la justicia —no la ley—en sus manos para hacer lo que el Estado mexicano a través del Ejército y la policía no han querido hacer, enfrentar al crimen organizado y quitarles el territorio que controlaban a través del terror y las armas. Hoy ya se extendieron a la costa y meseta purépecha en una estrategia que le llama “liberación” del territorio dominio del crimen organizado.

Conforme avanzan los grupos de autodefensa ciudadana las desacreditaciones también se han registrado tildándolos de ser avanzada de alguna banda criminal o incluso de integrar una corriente separatista que pretende independizarse de Michoacán.

A pesar de esta campaña y de los bloqueos que ya tienen por parte del Ejército y la Policía Federal, las autodefensas ciudadanas siguen organizándose en cada una de las comunidades, pueblos y municipios donde el crimen organizado sentó sus reales desde hace 12 años cobrando impuestos, secuestrando y controlando la producción y la comercialización de los productos agropecuarios, ganaderos y hasta mineros.

Esto ocurre en Michoacán y no se descarta que pueda repetirse en otros estados donde l situación es similar. La autodefensa es una acción legítima de la población frente a la necesidad de protegerse y de garantizarse a sí misma el derecho a la vida.

Twitter: @GilOlmos

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