miércoles, 25 de septiembre de 2013

Con gas lacrimógeno desalojan a cañeros; reporte de varios heridos


CELIA DÍAZ GARCÍA

LOS CAÑEROS INCONFORMES HABÍAN ADVERTIDO DE LA MEDIDA, LUEGO DE LES NEGARAN UN SUBSIDIO EMERGENTE PARA RESCATAR AL GREMIO ¦ FOTO JUAN JOSÉ ENRÍQUEZ

Amatlán de los Reyes, Ver.- Después de 20 horas de bloqueo carretero, al menos 250 elementos del grupo antimotines de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) y Policía Federal Preventiva (PFP) desalojaron a al menos un centenar de cañeros que mantenían obstruída la autopista Córdoba-Veracruz y las vías alternas.

Desde la mañana de este lunes, cientos de cañeros iniciaron su bloqueo carretero ya advertido al ser ignorado por el gobierno federal, así como por no creer en la palabra de sus líderes, por lo que a decisión propia se apostaron sobre todas las vías carreteras, bloqueando camino estatal, federal, autopista y vías alternas, dejando así colapsada a la zona sur-sureste del país, y a cientos de automóvilistas varados.

Sin dar tregua como hace unos días, en esta ocasión los inconformes sí amanecieron en su lucha contra la Federación para que mediante la liberación de un subsidio emergente los pudiera sacar de esta crisis que los tiene “muertos de hambre” como muchas veces expresaron, incluso cuando tuvieron conocimiento de que podrían ser desalojados por granaderos, decían “nos da igual morir aquí, si ya estamos muertos en vida”.

Desde la mañana de ayer, cuando se cumplía un día de la toma carretera, corría el rumor que los cañeros serían desalojados por granderos al medio día, cosa que no sucedió y el ambiente se notaba aparentemente tranquilo, pues el día transcurría como el anterior; la desesperación de los automovilistas por un lado; por otro, los manifestantes sin desistir de su lucha.

Llega Julio Cerecedo no resuelve nada y se va

Alrededor de las 16 horas otro rumor se desprendía, arribaría personal de gobierno del estado para sostener un diálogo con los manifestantes. Mientras tanto, por aire se notaba un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública, que sobrevoló al menos cuatro veces la zona, dejándose ver francotiradores a lo lejos. Pocos minutos después, hubo otro helicóptero pero del gobierno del estado, que sobrevoló sólo una ocasión y siguió su camino.

Resguardado por elementos de elementos de la Policía Estatal llegó a la zona el director de Política Regional, Julio Cerecedo, quien acompañado de otros funcionarios sólo descendió de una unidad de seguridad para encontrarse con su subordinado Eligio Vázquez, con quien se reunió al parecer para conocer la situación. Mientras intercambiaban palabras, elementos de la Policía Estatal los resguardaban, a él y otros funcionarios que ahí se encontraban.

En este intento de dialogar, hicieron llamar a un manifestante, mientras el resto se colocaban alrededor para escuchar la propuesta del funcionario, la única petición de este grupo era que Julio Cerecedo no se dirigiera a una persona sola, pues no había líderes, por eso le pedían que tomara el altavoz de una patrulla e iniciara comunicación con ellos.

Sin embargo, el funcionario Julio Cerecedo ignoró la petición, por lo que los cañeros optaron por no escucharlo, así como él no lo hizo, en respuesta, los manifestantes optaron por volver a sus lugares para continuar con el plantón al ver la obstinación del funcionario. A cambio, éste no hizo más por reanudar el diálogo y optó por subirse a una patrulla para emprender la retirada.

Entonces, al ver que se desistió fácilmente al diálogo, se encendieron los ánimos entre los cañeros pues no había solución por parte del gobierno. Desde ese momento y hasta que caía la noche, los rumores de que serían desalojados a la fuerza, era mas grande, e incluso entre los cañeros era un tema ya conocido por lo que se encontraban preparados.

Ante el rumor, los manifestantes se replegaban hacia la gasolinera para resguardarse de la lluvia, y al lado contrario, los medios de comunicación hacían lo mismo hacía la zona serrana, incluso debajo de las cajas de los tráilers también las personas buscaban refugio.

“Nos da igual que nos quiten, estamos preparados...”

Cuando la lluvia se dispersó por un momento se buscaba otro lugar mas seguro por si la lluvia volvía, fue entonces cuando un cañero de la tercera edad nos llamó y nos dijo, “no se vayan, se va a poner bueno. Los reporteros quédense para que vean todo”.

Ante estas frases la pregunta obligada fue ¿saben que vienen los granaderos? Y respondieron: “sí, pero nos da igual. —¿Señores para que se quedan, mejor váyanse, no se arriesguen?— contestaron: “señorita, ya qué. Nos da igual si de por sí estamos muertos en vida. Pero estamos preparados, no se crea, les vamos a dar lucha”, decían convencidos.

Mientras tanto, se veían patrullas circular de Córdoba hacia la zona sur, a ésas daban paso los cañeros y mostraban respeto, sin embargo, fueron las mismas unidades que minutos después serían sus represoras, pues el rumor extraoficial era que los gupos antimotines se concentraban en Cuitláhuac.

Así transcurrió una de las primeras movilizaciones que se veían mas fuertes, y todo parecía volver a la normalidad, sin embargo, las corporaciones de seguridad esperaron a que cayera la noche.

Desalojo exprés a cañeros por la noche

Entre mas se perdía la visibilidad, el riesgo era mas latente, fue a las 20 horas cuando inexplicablemente los propios cañeros movieron las vallas para dejar el paso a un autobús ADO.

Entonces en cuestión de cuatro minutos mas, todo cambió radicalmente, a lo lejos comenzaron a escucharse las sirenas de las patrullas, mientras los camiones tocaban su claxón, quizá avisando a los cañeros que ya venían por ellos, los grupos antimotines básicamente rodearon a los cañeros, pues llegaron por la autopista, unos cuantos en sentido contrario, provenientes de Cuitláhuac, otros más por la parte de arriba, también en sentido contrario como si vinieran de México. Así los demás se repartieron hacia la carretera federal.

Al escucharlos, los cañeros salieron de la gasolinera de donde se resguardaban para hacer frente a los elementos de seguridad, sacando de nuevo sus morunas, y aun cuando hubo un intento de enfrentamiento, éste no se presentó al ser atacados con gas lacrimogéno.

Esto dio tiempo a los elementos de seguridad de replegar a los manifestantes, correteándolos hacia la carretera federal en donde los rodearon; mientras esto sucedía, camionetas de la Policía Federal, comenzaron a derribar las vallas que se habían colocado para impedir el paso de vehículos, así arrastrándolos lograron liberar los caminos lo que restableció las vías de comunicación alrededor de las 8:15 de la noche.

Una vez que parecía volver la calma, un grupo de campesinos de no mas de 10 personas intentaban dialogar con el comandante de la Policía Federal para hacerles entender que sólo buscaban justicia, que se mueren de hambre, que el gobierno no los escucha. Suplicantes, los cañeros reconocían que los automovilistas varados eran también personas trabajadoras pero “lamentablemente tenían que hacerse escuchar”, otros les decían “nos trataron como animales”.

Fue así como dieron fin a 20 horas de bloqueo, mientras los automovilistas retomaron su camino y patrullas continuaban llegando a lugar de los hechos en donde, a decir de las autoridades oficiales, “no hubo heridos, detenidos ni unidades aseguradas”.

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