martes, 4 de junio de 2013

Preocupación ante la desaceleracion económica en el país


Por: Arturo Huerta González

En su reporte mensual Pulso Económico, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) planteó que es “necesario reanimar el mercado interno ante el debilitamiento económico”, y para ello propone que sea “a través de la inversión en infraestructura y el aprovechamiento de las compras gubernamentales”. Señala que ello debe lograrse “sin comprometer la estabilidad macroeconómica ni el manejo ordenado de las finanzas públicas”. Entonces cabe preguntarles, ¿cómo se expandirán la inversión pública y las compras gubernamentales? Siguen sin entender que si el mercado interno esta contraído ha sido justo por la llamada estabilidad macroeconómica, que descansa en la disciplina fiscal y en la apreciación de la moneda que abarata el dólar y los productos importados, lo que disminuye nuestra competitividad y lleva a que las importaciones desplacen la producción nacional, y tengamos menos industria, y menos crecimiento. Si quieren “encender el motor interno de la economía”, tendrían que dejar de preocuparse de la “disciplina en el manejo de las finanzas”, que es la causa de que no haya gasto público suficiente en infraestructura y para dinamizar el mercado interno. El problema es la falta de crecimiento, ocasionado por el hecho de que no hay aumento de gasto, de demanda. La disciplina fiscal ha llevado a la economía a depender de factores externos (exportaciones, entrada de capitales), lo que nos ha colocado en un contexto de alta vulnerabilidad y de bajo crecimiento. Para tener dinámica propia, la política fiscal debe expandir el gasto a favor de los productores nacionales, para lo cual hay que replantear los Tratados de Libre Comercio (TLC), cosa que no dicen. La Concamin no se atreve a cuestionar los TLC, que tanto daño le han ocasionado a su sector. Solo se pronuncian por “la aplicación íntegra de las reservas pactadas en los distintos tratados en favor de los productores nacionales y exigir contenidos nacionales de carácter obligatorio en determinados proyectos”. Esta ha sido su tónica por años, y nada han conseguido, evidenciando que ni para eso tienen fuerza.

La Concamin propone que se adelante “la ejecución de los proyectos de obra pública e inversión en infraestructura previstos para la segunda mitad del año, y se eviten los subejercicios en la aplicación del gasto público”. Ellos asumen “que disponemos de un estrecho margen de maniobra, (por lo que) es preciso actuar con eficacia y oportunidad, desechando la tentación de acudir a una política expansiva de gasto público que ponga en riesgo el blindaje de la economía”. Si reconocen de que no hay margen, y defienden el blindaje de la disciplina fiscal, ¿cómo quieren que se expanda el mercado interno? Éste requiere gasto público deficitario a favor del sector productivo, lo que les da pavor reconocer. Aunque se evitaran los subejercicios presupuestales no se resuelven los problemas que por años ha venido enfrentando la planta productiva del país, ya que se trabaja con disciplina fiscal, lo que implica no expansión del gasto más allá de sus ingresos, por lo que seguirá la contracción del mercado interno, la baja tasa de crecimiento de la economía y del empleo formal.

Por su parte el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), señala que la economía podría crecer arriba de 5 por ciento si se impulsan las reformas estructurales, canción que el gobernador del Banco Central desde hace tiempo viene repitiendo. En su reporte Análisis económico ejecutivo nos dicen que “además de mantener la fortaleza macroeconómica, la inversión es el principal medio para lograr que la economía crezca a tasas elevadas y de manera sostenida y, con ello, mejorar las condiciones de vida de la población y reducir los niveles de pobreza”, para lo cual nos dicen son importantes las reformas estructurales. Asimismo, señalan que para que la economía rompa con inercias, como el hecho de que se depende de factores externos (en especial de la dinámica de EUA, y el mercado petrolero), se deben aprobar las reformas estructurales. Añaden que la reforma laboral, por sí sola, no va a propiciar aumento del empleo formal, sino que se requiere de mayor flujo de inversiones, y para ello las reformas estructurales. Para el CEESP son las reformas estructurales la panacea para impulsar el crecimiento, para disminuir nuestra dependencia del petróleo y de la economía de EUA, como para incrementar el empleo, y resolver la pobreza, y asegurar la fortaleza macroeconómica. Ello implica un reconocimiento implícito de que el modelo económico predominante no ha configurado condiciones internas, productivas y financieras, para cumplir con tales objetivos, por lo que se requiere de seguir vendiendo al país para que venga inversión y así cumplir con los objetivos antes señalados. Siguen sin reconocer que en este proceso hemos estado en las últimas décadas, y ese proceso de privatización y extranjerización de la economía no nos ha llevado al mayor crecimiento, ni al mayor empleo, ni a la mayor fortaleza macroeconómica, ni mucho menos a mejorar los niveles de vida de la población. Los que ganan con estas políticas son los dueños del dinero, para los cuales responden los que toman decisiones.

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