lunes, 17 de junio de 2013

Excarcelación de paramilitares, nuevo riesgo de violencia en Acteal: Las Abejas



• Es una injusticia que nos hace perder la confianza en la SCJN; existe una campaña en defensa de a quienes presentan como "desterrados", dicen

Para las Abejas de Acteal, la liberación de prácticamente todos los paramilitares presos por la masacre de Acteal (quedarían seis cuya excarcelación se espera pronto), representa no sólo una injusticia suficiente para perder la confianza en la Suprema Corte de Justicia de la Navión (SCJN), y la conformación de que los autores intelectuales, entre quienes mencionan al ex presidente Ernesto Zedillo y al actual secretario de Educación Pública, Emilio Chuayfet, quedarán impunes. Representa, ante todo, un nuevo riesgo de violencia en sus comunidades.

La organización indígena hace mención a la campaña de blanqueamiento de estos paramilitares emprendida por medios de comunicación evangélicos internacionales, mientras en CNN México se les presentó recientemente como “víctimas” y “desterrados”.

No son ninguna de las dos cosas, pues a pesar de las promesas de los gobiernos federal y estatal, ya están de vuelta en sus comunidades, y actuando. La Abejas reportan que en CNN México, “los paramilitares liberados dicen que no pueden ver a sus familias porque no pueden regresar a Chenalhó. Les decimos que eso no es verdad. La mayoría ya están aquí, construyendo casas, sembrando milpas como los de Colonia Miguel Utrilla Los Chorros, Acteal Alto, Yibeljoj, Pechiquil, La Esperanza, C’anolal; como si lo que hicieron en 1997 no haya sido grave”.

Añaden que “todavía hay gente mal informada de la causa verdadera de la masacre de Acteal” y citan dos páginas electrónicas de evangélicos italianos (Evagelici Net) y franceses (Portes Ouvertes), “que dicen que los que estuvieron presos por la masacre son inocentes”, y que “sólo por ser evangélicos” y por “seguir a Jesús” fueron encarcelados. Piden “la liberación de estos cristianos”.

Por lo demás, señalan Las Abejas, “los malos gobiernos de Enrique Peña Nieto y Manuel Velasco y los autores intelectuales de la masacre quisieran no escuchar el resonar de nuestra memoria, pero es nuestro deber no olvidar. ¿Quién puede quedarse callado ante tanta burla y mentiras? ¿Quiénes pueden aceptar una impunidad como la que han sembrado los ministros de la suprema corte de ‘injusticia’?”.

Sólo quedan por liberar seis paramilitares, “aunque para tapar su vergüenza, decidieron no liberarlos todavía; o puede que a escondidas, como hicieron con uno de los ‘comandantes’ de los paramilitares, Roberto Méndez Gutiérrez, de Los Chorros, uno de los asesinos confesos de Acteal que ahora muy tranquilo pasea y emborrachándose en Los Chorros y Yibeljoj”.

Aclaran que los paramilitares en 1997 se conformaron por los partidos políticos Revolucionario Institucional (PRI) y Frente Cardenista”, que pertenecían “a diferentes religiones -presbiteriana, pentecostés, bautista, católica-; si los evangélicos estuvieron en la cárcel fue por su participación en la masacre de Acteal, no los acusamos por ser evangélicos”. Les consta, dicen , a “algunos pastores evangélicos de Chenalhó y de otras partes del mundo, y les avergüenza que sus hermanos hayan tomado el camino oscuro para matar a sus propios hermanos”, porque “se hicieron paramilitares para participar en la guerra de contrainsurgencia diseñada por el Estado Mexicano”.

Antes de la masacre, “en un templo presbiteriano de Acteal Alto guardaban las armas y rezaban los paramilitares para que no fallaran ni un tiro contra Las Abejas y las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)”. En Pechiquil, “en una cocina comunitaria de los presbiterianos guardaban las armas y balas”. Y el “mero” 22 de diciembre de 1997 “nuestros compañeros de Tsajaluk’um, que estuvieron secuestrados por los paramilitares, los vieron salir rumbo a Acteal para participar en la masacre”.

Las Abejas admiten que en su organización la mayoría son católicos, pero hay algunas familias presbiterianas. “Nuestros hermanos no fueron masacrados por su profesión religiosa católica, sino por pertenecer a una organización pacifista que lucha por la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios y contra el sistema capitalista neoliberal, y también por apoyar las demandas del EZLN por la libre determinación y la autonomía”. Recuerdan que su organización ha optado siempre, desde 1992, “por la lucha no violenta”. Ahora que salió de la cárcel el ex alcalde de Chenalhó Jacinto Arias Cruz, dijo a CNN México: “A ellos (los sobrevivientes) les gustó asociarse con las personas que no les gusta vivir en paz. Antes de eso todos vivíamos tranquilos”. Ahora, las Abejas le “recuerdan” a Arias Cruz, “quien anda diciendo que fue ‘encarcelado injustamente’”, que eso mismo dijo antes de la masacre, cuando hubo intentos de diálogo para detener la violencia. “Arias nunca aceptó que su gente estaba robando pertenencias, quemando casas de zapatistas y Abejas”.

Existen “muchos” elementos que confirman que Arias Cruz “tuvo responsabilidad en la paramilitarización del municipio y la masacre de Acteal”. Meses antes del 22 de diciembre de 1997, una comisión de paz de Las Abejas fue a Chenalhó para pedir al entonces presidente “que detuviera a su gente y la violencia”, y este reviró con un “los provocadores son ustedes”.

Añaden otro dato: días antes de la masacre, “en uno de los diálogos fallidos en Las Limas, llega muy asustado Miguel Pérez Jiménez -un compañero que el 22 de diciembre fue masacrado con su esposa y tres hijos-, pidiendo auxilio que los paramilitares le estaban quemando su casa”. Las Abejas propusieron una comisión para verificar el incidente (“y era cierto”). Arias no quiso ir “porque sabía que era su gente, y así se cortó el diálogo”.

Las Abejas y los sobrevivientes de Acteal concluyen: “no nos vamos a detener hasta llevar a juicio y condenar a Zedillo, Chuayffet y a toda su banda de criminales”.

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