René Sánchez Galindo
La ciudadanía está harta de las y los diputados, sean federales o locales, sean de un color u otro. Pero no sólo la molestia es contra los legisladores, sino contra el sistema político en su totalidad.
La gasolina sube, la canasta de productos básicos y de primera necesidad está por las nubes, los empleos se pierden, las universidades públicas cierran, los servicios de salud y de educación son muy deficientes, la corrupción y la impunidad reinan.
Cuando nada funciona y sólo se ve discutir a 628 personas en el ámbito federal y muchísimos más en el local, el resultado es el enojo en contra de los poderes legislativos del país.
Por su parte, los medios de comunicación, en general, prefieren hacer público los despilfarros del Congreso que los de la administración pública, sea federal, estatal o municipal.
Por ejemplo, hay cerca de mil nuevos empleos públicos de funcionarios que superan el sueldo de los legisladores en 300 por ciento, en remuneraciones, viáticos y gastos de representación.
Lo que realmente afecta a la población es el grupo de 30 familias en el poder, que utilizan a los partidos políticos, como el PRIAN, para saquear al país.
El saqueo es principalmente, aunque no exclusivamente, vía el presupuesto federal que ejercen el gobierno espurio y en menor medida los gobiernos locales.
Por ello la propuesta democratizadora debe enfocarse a eliminar los cotos de poder y no a los diputados plurinominales que no son electos directamente.
Al comunicador Pedro Ferriz de Con y al diputado federal Francisco Ramírez Acuña, promotores de la iniciativa para eliminar los cargos plurinominales, les pregunto: ¿por qué no establecer que los plurinominales en vez de ser designados por los partidos, sean seleccionados por aquellos que hayan quedado en segundo lugar en los comicios?
Así respetamos la pluralidad y evitamos, en cierta forma, el control unilateral de las cúpulas de partido.
Fuente: La Jornada de Guerrero
Difusión: soberanía popular
No hay comentarios:
Publicar un comentario