martes, 13 de octubre de 2009

El sabadazo deja a 44 mil trabajadores sin empleo


Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Sara Lovera

El 10 de mayo de 1986, el entonces presidente Miguel de la Madrid, con su “mano amiga”, que poco antes había ofrecido a los obreros mexicanos, de un plumazo dejó sin empleo a 10 mil obreros de la Fundidora de Monterrey; la medida impactó la sobrevivencia de 50 mil personas en la Sultana del Norte.

La madrugada del 9 de mayo las puertas de la Maestranza en Monterrey fueron cerradas de modo que no pudieran ingresar al nuevo turno los obreros. Se dieron contra la pared, no lo creían, eran militantes de la sección 67 del Sindicato Minero Metalúrgico, una de las más combativas.

Aunque lo de la Maestranza fue un tremendo golpe a la inteligencia que todavía me hace temblar, no es comparable con lo del sabadazo del 10 de octubre, en el que sin ambages se usa la fuerza pública para segar 95 años de historia laboral, la fuerza pública utilizada contra quienes se oponen a Felipe Calderón, bayonetas y violencia institucional para quienes levanten la cabeza.

El impacto en Nuevo León fue tremendo. Un año después las liquidaciones se hicieron agua. Un digno obrero se convirtió en el dueño de un depósito de cervezas, por ejemplo. Unas 50 mil personas perdieron su medio de subsistencia. Nadie me lo contó, vi la desesperación dentro de las casas, documenté los suicidios y también el alcoholismo y la desgracia.

¿Qué no aprenderemos? El golpe, el asalto, el albazo contra los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro –que nacionalizó Adolfo López Mateos en 1963– se ha cobrado en octubre 2009 el último bastión del sindicalismo de la Revolución Mexicana.

Nadie puede negar los vicios, las dificultades, los desniveles en productividad, ¿pero era sólo responsabilidad de los dueños de la materia de trabajo? o simplemente se trata de que tengamos en Los Pinos a un vengador al estilo de la Alemania Fascista, que persiguió su propia estirpe, su filosofía y su arte, su puntal en el mundo, el de la civilización.

¡Y claro, faltaba más!, ahí estaban en la pantalla los testaferros, los televisos que el miércoles sesudamente se adhirieron al asalto en que se ordenó la extinción de la empresa, convalidando los hechos que nos devuelven imágenes de terror: los comandos de la Policía Federal, que arrancó de sus lugares de trabajo a quién sabe cuántos trabajadores y trabajadoras. Y se habla de algunas acciones violentas.

¡Al fin había que castigar a los trabajadores de esa manera, enviándonos un mensaje perverso! El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) cuyos militantes –obreros y empleadas de todas clases– están en su último respiro.

El SME cometió el grave pecado de encabezar en 1913 la primera y única huelga general en México, cuyos líderes fueron apresados por Venustiano Carranza, esos de ayer y de hoy, a quienes se les formó un juicio de guerra y se les amenazó con fusilarlos.

Sin duda, es el poder, la fuerza del Estado que no dialoga, porque en su infinita incapacidad no tiene más que un general sin uniforme en la casa presidencial, un alfil parecido a Fouché con el nombre de Genaro García Luna.

Asimismo, tiene una base social: los medios de comunicación, donde concursan las periodistas como Denisse Marker, quien explicó muy bien el miércoles anterior que la Compañía de Luz era inoperante y costaba al erario 30 mil millones de pesos.

Fue asalto –igual que en Honduras– porque se hizo sin aviso, igualito que a Samuel Zelaya lo sacaron de su cama. Sabadazo, dice un editorial de un diario “al mejor estilo del priísmo”.

Se trata, en síntesis, de un Presidente bajo sospecha que se declaró presidente del empleo, que dejará sin éste a 44 mil trabajadores, algo así como 220 mil personas sin sustento, en acciones bajo la sombra de un sábado por la noche, cuando la población descansa, en fin de semana, cuando no se puede instalar de inmediato el Congreso y donde había un acuerdo.

¿De verdad quiere ser presidenta de la República Beatriz Paredes, la flamante dirigenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI)? Una más en la cadena de complicidad, o Manlio Fabio Beltrones, el hombre tras el trono.

La muerte anunciada del SME la encabezó Carlos Salinas de Gortari, quien una noche de discusión salarial les dijo que terminaría con ellos, allá por 1987, cuando el sindicato hizo una huelga calificada de administrativa y que no suspendió ni un segundo el fluido eléctrico.

Ahora ¿temían la violencia tras arrebatarles la famosa toma de nota? El SME, sin representación legal, alegará en el proceso que sigue. Ese fue un asunto preparado por el porro Javier Lozano Alarcón, a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Eso es ya una provocación, un golpe de mano, calificaron los dirigentes del SME. ¿Qué sigue?, ¿quién? y ¿en qué otro sindicato se cerrará la puerta? Los señores del poder son como el Zar de Rusia, en 1905, o como Salinas de Gortari: ni ven ni oyen. Se les puede aparecer un espanto.

El decreto que extingue a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro establece que todos los trabajadores serán liquidados de acuerdo con la ley. Dicen que están seguras las pensiones de los jubilados, eso dicen ¿quién les cree? Es apenas el comienzo de una gran desgracia a la que habría que oponer ciudadanía y participación. ¿Quién dice yo?

saralovera@yahoo.com.mx

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