martes, 27 de octubre de 2009

Despertar


Fuente: La Jornada de Oriente (Tlaxcala)
Difusión Soberanía Popular

RAFAEL RESÉNDIZ

Sólo quejas, lamentos e impotencia se oye de parte de los ciudadanos luego de que los legisladores federales aprobaron elmamotreto de paquete fiscal para 2010, y después del bochornoso espectáculo que protagonizaron los diputados locales al avalar la reforma a la norma interna de la UAT.

Muchas voces se alzaron en el pasado proceso electoral para advertir que era tiempo de poner un alto a la clase política y arrebatarles la democracia que tienen secuestrada, pero no hicieron caso.

Dejaron pasar de largo la oportunidad para iniciar el cambio ciudadano; de tomar en sus manos el destino de este país y evitar que otros marquen el rumbo. Prefirieron votar y regresar a su zona de confort creyendo que con eso bastaba.

El déspota, el tirano, la partidocracia seguirán enseñoreándose en tanto los ciudadanos no entiendan que para que las cosas cambien en este estado, en este país, primero deben hacerlo ellos. Pues es ahí donde radica la esencia, el motor que habrá de motivar las reformas que tanta falta hacen en este país.

Para qué quejarse y lamentarse del alza impositiva o de una reforma universitaria a modo, si con su voto avalaron el actuar de partidos, gobernantes y legisladores. Se dejaron seducir por el canto de las sirenas creyendo que “ahora sí las cosas van a cambiar”, ¡sí cómo no!

Pero, pasa uno, seis meses, uno, tres y seis años y las cosas siguen, si no peor, tampoco son mejores. Ya en el poder, los políticos se han dedicado a hacer y deshacer a su antojo, viendo por su propio beneficio, olvidando todas las promesas que hicieron.

¡Basta de quejas y lamentos!, nada se gana con ello, es mejor que se exija a los políticos que dejen las pistas del circo y hagan su trabajo; despertar y dejar de lado una actitud pasiva, soñando que la vida se las van a resolver unos payasos.

Los ciudadanos tienen que entender de una vez por todas que la clase política no va a resolver nada, que están en lo suyo, que en los inconformes está el destino de este estado y de este país.

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