Desencuentro en el Anpri
Eduardo Ibarra Aguirre
Vivir para creerlo. Un político con más de tres décadas de hechura, formado en el régimen del “partido prácticamente único”, colaborador de primera línea de los tres últimos mandatarios de la República provenientes, de manera formal, de las filas del Revolucionario Institucional, advirtió: “Si no lo estamos (en el fascismo) en este momento, parece que rápidamente nos estamos acercando”.
La respuesta de Manlio Fabio Beltrones Rivera corresponde a la siguiente pregunta de Jenaro Villamil Rodríguez: “--Usted ha mencionado con frecuencia que se ha sustituido al estado de derecho por un Estado de derecha, pero, no estamos más cerca del fascismo?”. La respuesta fue la transcrita en el párrafo anterior y el presidente de la Junta de Coordinación Política y dirigente de la bancada del tricolor en el Senado, abundó: “A muchos nos preocupa que los instrumentos de excepción que el Congreso le ha dado a este gobierno, como son la intervención telefónica, la de los cateos y el arraigo, estén siendo utilizados de manera incorrecta, facciosa” (Proceso 1702, 14-VI-09).
Una candidez aparente asoma en la denuncia de uno de los otrora jóvenes colaboradores más aventajados de Fernando Gutiérrez Barrios, hombre temido y temible por sus cálculos fríos y decisiones autoritarias. Y ante la pregunta obligada de si no fueron ingenuos, se refugió en “Fue una decisión de buena fe”.
Si algún político conoce los costos y las ventajas de una alianza duradera con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa es, justamente, el exgobernador de Sonora, quien ahora reconoce que el presidente electo “nos habló de la posibilidad de un cogobierno que podría iniciarse con la presencia de algunos priístas en ciertas secretarías”.
El condicionamiento que hizo Mariano Palacios Alcocer para que se estableciera una nueva forma de gobierno en la Constitución, no permitió que se materializara el ofrecimiento, pero tampoco alejó a los tres priístas, incluido Emilio Gamboa Patrón, para jugar un papel clave en la toma de posesión, aunque fuera por la puerta de banderas, con el Estado Mayor Presidencial y los francotiradores que coparon el recinto de San Lázaro.
Este invaluable servicio no resolvió el problema de origen, el de la ilegitimidad, que el ex subsecretario de Gobernación redujo a la “presunción que mantenían algunos adversarios políticos de Felipe Calderón: que por lo difícil de su acceso a la Presidencia de la República había tenido que sacar al Ejército a las calles para realizar una serie de operativos que le construyeran la imagen de presidente valiente y le quitara la de presidente ilegítimo que le había puesto Andrés Manuel López Obrador”.
Poco entiende el senador de la política que se construye en las calles y entre multitudes. De la “especulación que algunos hicieron” pasa a valorar que “han sido los mismos componentes del Estado mexicano” los que han “iniciado la denuncia de estas acciones en contra del narcotráfico y la corrupción política”.
Y suscribió el sonorense lo que en boca del tabasqueño es “una presunción”. El grupo gobernante y su partido “se acuartelaron” en la Guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado “para tender una cortina de humo sobre el fracaso económico de este gobierno” que “lo tendremos que pagar con el mayor desempleo que haya vivido México”.
Con tales reflejos, el respetado como temido senador que aún es “factor bisagra” del Anpri --el sistema de pactos y alianzas que permiten a Calderón Hinojosa despachar en Los Pinos--, resulta dable esperar que Beltrones Rivera se revele sorprendido de un engranaje que coadyuvó a construir, y que lo haga ubicado en la antesala de la sucesión presidencial.
Acuse de recibo
De un comentario de Rafael Luviano Delgado entresaco lo siguiente: “Sobre lo que despliegas en la parte final de tu brillante Utopía (15-VI-09) dedicada a la pandemia, de la que realmente no sale bien librado el gobierno plenamente ineficiente de Felipe Calderón (aunque con esta enfermedad intentó posicionarse, a la par de otros grotescos personajes), creo que la crisis por la que pasa Forum y este afán patrimonialista para manejar los presupuestos publicitarios, abarca no sólo al gobierno del desempleo, sino también al que se dice de izquierda, pero no muestra nada por representarla. Tú sabes bien que se hicieron las gestiones ante Óscar Argüelles y su gente. Sin embargo, tanto los de derecha como los otros, están en el mismo tenor. Utilizando estos recursos a discreción, con un gran desparpajo. No hay diferencias. Por eso no podemos erigirnos en defensores, ni siquiera con el pensamiento, de este inútil gobierno, plagado también de retórica y una gran estulticia. La señora que maneja las pautas, de nombre Georgina Martínez Pérez es la encargada de la publicidad y trata a los que osan acercarse a ella como si fuera capataz, cuestionándolos como ministerio público. Con esta tarea de amedrentamiento y no recibiendo a muchos de los representantes de los medios, intenta hacer una depuración de sus perfiles publicitarios.”
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