Es un grupo narcoparamilitar, asegura; ya se aplica un castigo a esa estructura
Fuente: La Jornada de Guerrero
Insiste en que el gobernador protege al cacique Rogaciano Alba; es su amigo, acusan
MARLEN CASTRO (
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CHILPANCINGO, 19 DE JUNIO. Los asesinatos de Raúl Lucas y Manuel Ponce, dirigentes de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco (OFPM), en la Costa Chica, abrieron un segundo frente de combate al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), afirmó el grupo armado mediante un comunicado en el que acusa del doble asesinato “a narcoparamilitares de los llamados Pelones, en acuerdo con el comandante militar de la plaza de Cruz Grande”.
El comunicado, a propósito de las incursiones militares en Puerto Las Ollas y Las Palancas, en la sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, fue enviado al Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema) y está disponible en esa página electrónica.
El Comité Estatal de Guerrero del ERPI destaca en el comunicado que los gritos de “¡Viva Rogaciano!” de miembros del Ejército mexicano cuando irrumpieron en las comunidades demuestra cómo están coludidos el poder político y las fuerzas gubernamentales con el conocido cacique regional Rogaciano Alba, de quien, insisten, “es amigo del gobernador Zeferino Torreblanca”.
Luego de un recuento sobre los abusos de los militares en las comunidades, el ERPI sostiene que esas irrupciones son inútiles porque las columnas guerrilleras tienen por norma no esconderse en las comunidades para no arriesgar a la población.
Agregó: “se mantiene una movilidad guerrillera y una táctica precisa para romper los cercos de la contrainsurgencia federal y para golpearlos en movimientos, a pesar de sus asesores estadunidenses”.
Por eso, agrega, es que cuando los militares quisieron encontrar a la guerrilla después de golpear a personas indefensas “fueron contenidos y burlados por las fuerzas erpistas”.
En el comunicado, el grupo armado reitera que causaron tres muertos y un herido “en el último de los tres combates librados contra los agresores” y que, en cambio, ellos no han tenido bajas guerrilleras, ni de milicianos.
Aseguran que en las comunidades serranas de la Costa Grande y la Tierra Caliente, los hombres para preservar la vida se retiran al monte y ahí subsisten cuando las fuerzas represivas se acercan; de lo contrario, les espera la violencia, la cárcel, las ejecuciones extrajudiciales, el secuestro.
Por otro lado, la dirigencia del movimiento insurgente asegura que Lucas y Ponce fueron “asesinados por narcoparamilitares de los llamados Pelones de acuerdo con el comandante militar de la plaza de Cruz Grande” y que ese suceso abrió “un segundo frente de combate de nuestra organización contra el narcoestado mexicano y sus instrumentos asesinos que aplican la guerra sucia y descarnada”.
El ERPI asegura que “ya se está aplicando castigo a toda esa estructura paramilitar pues no son sólo los asesinos materiales e intelectuales los objetivos a castigar”.
Sobre el gobernador, el ERPI lo describe “como un comerciante favorable al lavado de dinero, que protege a caciques como Rogaciano Alba y encubre la existencia de sus grupos paramilitares, negocia con algunos de los grupos de narcos y de otros se hace el desentendido”.
Personajes como Armando Chavarría, líder de los diputados del PRD y Félix Salgado, tampoco son bien vistos, pues el grupo guerrillero los considera “un brote de la pus y los tumores que infestan con abuso, violencia y expoliación al estado de Guerrero”.
Critica que “criminales figueroístas como Héctor Vicario se avienten la puntada de hablar de diálogo y fustiga a Torreblanca por insensible”.
Al líder de los diputados del PRI, el grupo armado le recuerda que tiene cuentas pendientes con el pueblo, igual que su patrón Rubén Figueroa y les recuerda que fueron ellos los que hicieron de poder político a Rogaciano Alba, “por lo tanto, son también cómplices de ello y ya les agregamos ese cargo a sus culpas a usted y a su patrón”.
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