domingo, 3 de mayo de 2009

¿Patrones solidarios ante la contingencia sanitaria?

Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Sandra Torres Pastrana

MEXICO, DF. Día del niño, Jacqueline de 7 años y Sofía de 12, están solas en casa. El patrón de su mamá, Andrea, dueño de varias tiendas de ropa en el centro de esta ciudad, no ha tenido “sensibilidad” –como pidieron las autoridades mexicanas– para que ella y las demás trabajadoras salieran temprano o no asistieran al trabajo, aunque muchas sean madres.

Por eso las niñas se quedan solas en su casa desde la semana pasada, ya que las autoridades tomaron la medida que suspender las clases en todos los centros educativos, dice Andrea (quien prefiere omitir su apellido).

No puede ser de otra manera, afirma, pues su familia vive en Oaxaca, su esposo trabaja fuera de casa, lo mismo que ella y no tienen quién cuide a las niñas.

Andrea se queja: “aunque las autoridades dijeron que los patrones tuvieran sensibilidad con las madres y embarazadas, la situación que vivimos, por lo menos mis compañeras que también tienen hijos y yo, es muy distinta”.

El pasado 26 de abril el secretario de Trabajo y Previsión Social (STPS), Javier Lozano, hizo un llamado para que los patrones tuvieran sensibilidad en lo que respecta a faltas y retardos para con lo trabajadores que tienen hijas e hijos, ya que por disposiciones federales se suspendió su asistencia a guarderías, escuelas, universidades o institutos.

Además, el titular de la Secretaría del Trabajo pidió a las y los trabajadores no llevar a sus hijos a los centros de trabajo, destacando la importancia de evitar el contacto físico y un posible contagio, por lo cual, señaló, es preferible que el padre o madre de familia no asista a trabajar.

Fue contundente al pedir a las los trabajadores actuar de manera responsable, sin excesos ni abusos, y puntualizó que el empleado deberá avisar a sus empleadores o patrones de esta circunstancia tan pronto le sea posible.

La ley y el secretario del Trabajo

Más aún, afirmó que la petición para los empleadores se hacía “de conformidad con los artículos 166 y 167 de la Ley Federal del Trabajo”, la cual indica que las mujeres trabajadoras en periodo de gestación o de lactancia deben ser excusadas de prestar sus servicios en empresas o establecimientos en donde se encuentren altamente expuestas, sin que sufra perjuicio su salario, prestaciones y derechos.

Dice la Ley Federal del Trabajo “las trabajadoras tienen el derecho de que su trabajo no se utilice en labores insalubres o peligrosas, como aquellas que, por la naturaleza del trabajo, por condiciones físicas, químicas o biológicas del medio en que se presta, puedan influir en la vida, el desarrollo y la salud física y mental de la mujer en estado de gestación o del producto”.

Además, el artículo Sexto del Decreto por el que se ordenan diversas acciones en materia de salubridad general, para prevenir, controlar y combatir la existencia y transmisión del virus de influenza estacional epidémica”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de abril de 2009, conmina a los patrones a brindar los apoyos y facilidades que establecen las disposiciones jurídicas en materia de salubridad general.

Advirtió el secretario que si los patrones no cumplen cabalmente estas disposiciones legales, se harán acreedores a las sanciones correspondientes previstas en la Ley Federal del Trabajo.

Y señaló que las trabajadoras y trabajadores disponían del teléfono 01 800 911 78 77 de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, al cual se podrá llamar sin costo desde cualquier punto del país entre las 8:00 y las 20:00 horas, para cualquier información, queja o denuncia sobre estas disposiciones sobre trabajadoras embarazadas, madres en periodo de lactancia y, en general, de todos los trabajadores del país.


El empleo, en peligro

Pero para Andrea y sus compañeras –al igual que para miles o incluso millones de trabajadoras del país– esto no aplica, y prefieren no pedir permisos a su patrón. Recuerda Andrea que el viernes pasado una compañera, que es madre soltera, faltó al trabajo y le llamó al “señor” para decirle que no tenía con quien dejar a su hijo de 3 años y que había escuchado lo que habían dicho en las noticias sobre las trabajadoras. El “señor” que la emplea le contestó que “no era su problema y que si no iba a trabajar le descontaba el día”.

“Si nos descuentan un día nos afecta económicamente, porque realmente no ganamos mucho, y por ahora nadie quiere quedarse sin trabajo”, destaca Andrea.

Afirma que a medida que han pasado los días, muchas de sus compañeras han tenido problemas distintos, se les complica la vida porque tienen que llevar a sus hijas o hijos a casas de familiares, o simplemente no tienen donde dejarlos, y concluye “sensibilidad de nuestro patrón no la tenemos”.

En el mismo caso se encuentra, Leticia quien trabaja en una tienda 7 Eleven, es madre soltera y tiene un hijo de 8 años. Su hermana le cuida al niño después de que sale de la escuela, pero después de que se dio la alerta de la influenza humana, su cuñado mandó a su familia a Jalapa, por lo que Leticia tiene ahora que pedir ayuda a una vecina para dejar al niño.

Para Leticia no es fácil dejar a su hijo con la vecina: “mi niño está asustado y solo le puedo llamar una o dos veces al día, no puede traerlo al trabajo y mucho menos me puedo quedar sin trabajo”.

No es fácil para las mamás, reflexiona Leticia. Si antes de la influenza siempre andamos a las carreras por el trabajo, ahora peor porque tenemos la preocupación de cómo están, que no salgan a la calle, que se laven las manos, y que usen el tapabocas. (CIMAC)

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