martes, 3 de febrero de 2009
Tres sinvergüenzas
áLVARO DELGADO
MÉXICO, DF, 2 de febrero (apro).- Aunque el habitual comportamiento de Vicente Fox le da condición de charlatán y engañabobos, sin soslayar evidencias de corrupción, mal se haría en tomar a chacota su más reciente confesión sobre su sexenio y que explica por qué incumplió su promesa, una de tantas, de reformar la Constitución para enjuiciar políticamente a los presidentes de la República.
Reunido con alcaldes del Partido Acción Nacional (PAN), en Querétaro, Fox sumó otra de sus memorables declaraciones sobre su desastrosa gestión gubernamental y su intervención en las elecciones del 2006 al confesar que delegó la Presidencia de la República durante los seis años y recomendó a los ediles hacer lo mismo.
"Ustedes, estos seis meses, tienen que andar en la calle, no en el escritorio, no en la oficina. Ahí encárguenle a alguien la oficina. Yo encargué por seis años la oficina ahí en Los Pinos a alguien. Muy poco tiempo estuve ahí", dijo Fox, quien aconsejó a los alcaldes panistas involucrarse en las campañas electorales.
"Por favor, no tengan miedo de pasárselas (las encuestas) al abanderado del PAN. Con tres días que salgan, y me parecen pocos, a la semana, que salgan a la calle a estar con la gente, van a escuchar qué es lo que tenemos que darle a esos ciudadanos para que nos brinden su confianza."
Con tal proclama, Fox reconoce que incurrió en por lo menos tres conductas graves, una de ellas claramente ilegal:
La primera tiene que ver con la delegación de su deber constitucional de presidente de la República, que es unipersonal e intransferible, y que él mismo se encargó de dividir en dos el cargo cuando afirmó que, junto con Marta Sahagún, formaba la "pareja presidencial". Ahora ratifica que a ella "encargó" no la custodia física del inmueble de Los Pinos, sino la conducción misma del gobierno federal.
Aunque, claro, cuando la señora se avocaba a los grandes negocios y los de sus muchachos, los hermanos Bribiesca Sahagún, el todopoderoso del gobierno federal era Ramón Muñoz Gutiérrez, jefe de la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental, el que dotaba de opio a Fox mientras colocaba a todo un ejército de fanáticos de El Yunque en toda la estructura gubernamental.
La segunda falta derivada de esa declaración es la conducta facciosa que desplegó desde el proceso que derivó en el desafuero de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del Distrito Federal para inhabilitarlo como candidato presidencial y que, por la presión social, se debió desistir, aunque en las elecciones del 2006, como él mismo reconoció en 2007, se desquitó.
Y ese desquite tiene que ver con su decisiva participación en el campo electoral durante todo el proceso del 2006, obviamente después que dejó encargado el gobierno. "Muy poco tiempo estuve ahí", dijo a los alcaldes, a quienes los alentó a incurrir en delito.
En efecto, cuando recomienda a los alcaldes no sólo delegar su cargo y responsabilidades para hacer proselitismo aun en días y horario laboral, sino inclusive en hacer encuestas financiadas con recursos públicos --jamás dijo que debían ser pagadas de su bolsillo-- para entregárselas a los candidatos del PAN, Fox es promotor de la ilegalidad, algo que ya expresamente había recomendado a los diputados locales, en octubre, recurrir a las rendijas legales.
"Hay otras ideas geniales como es partirle el queso a López Obrador", dijo Fox en esa reunión celebrada en Monterrey, en su carácter –no hay que olvidarlo-- de miembro del Comité de Estrategia del CEN del PAN, nombramiento que le extendió Germán Martínez, presidente de ese partido, como parte de un plan para "guanajuatizar" todo México.
La confesión de Fox ante los alcaldes del PAN no debe ser vista, entonces, como una ocurrencia, sino una expresión deliberada que forma parte de la estrategia para activar en todo el país la simbiosis partido-gobierno, como el uso de los programas gubernamentales con fines proselitistas que ya ha sido convalidada por el Instituto Federal Electoral (IFE).
Fox dice lo que Felipe Calderón y el propio Germán Martínez sólo murmuran, pero en lo que están perfectamente de acuerdo.
Apuntes
Se trata, en efecto, de una burla: Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, los artífices del mayor saqueo impune en la historia de México, el Fobaproa, se regodean con chistoretes y departen, frívolos, en Davos, Suiza. Ya era de sobra conocido el descomunal costo del rescate bancario derivado del colapso financiero de 1994, pero Zedillo, a quien nadie le puede negar conocimiento del caso en tanto que fue su principal operador, ha dicho que es equivalente al 20% del producto interno bruto. La cifra actual es de alrededor de 800 mil millones de pesos, y que cada año --como este 2009-- se deben destinar aproximadamente 50 mil millones de pesos sólo para el pago de intereses… ¿Es mucho o es poco? Compare: los partidos políticos recibirán este año, para campañas y gastos ordinarios, 3 mil 600 millones de pesos. Es una cantidad 15 veces mayor a lo que se gastará en este proceso electoral. En este saqueo hay responsables: Zedillo, que era presidente de la República, y Calderón como presidente del PAN, pero también Fox, quien inclusive apareció en spots hablando de las bondades del rescate bancario, del cual fue también favorecido. Es decir, el Fobaproa vive...
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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